A lo largo de nuestro debate, hemos llegado a la conclusión de que si dejamos sin tratamiento la ansiedad, puede y ciertamente dará lugar a consecuencias negativas en la salud mental de la persona, mientras que una terapia apropiada puede llevar a un nivel de salud mental superior al que se podría lograr de otra manera.
De este modo, indiréctamente, la ansiedad (y aún la existencia del mal dentro del subconsciente) puede ser una ventaja para el desarrollo mental y espiritual de una persona. La ansiedad no es algo negativo en si mismo; sólo que cuando se la deja supurar sin tratamiento, se manifiesta como una visión negativa en la psiquis de la persona.
Ahora pongamos nuestra atención en una forma de ansiedad que no solamente no es negativa, sino que es realmente una contribución positiva para el bienestar general de la persona, sirviendo como fuente de motivación para acciones virtuosas.
Comencemos observando lo que nuestros sabios aseguran: “Di-s revela los secretos de la Tora sólo a una persona ansiosa”. La ansiedad es entonces un requerimiento para el estudio y el entendimiento de la Torá, lo que significa que hay cierto valor redimible en la ansiedad que hace que la persona que sufre de ella logre entender y relacionar aspectos de la Torá que alguien que no la padece no puede vincular o entender.
La Torá es un vasto cuerpo de conocimientos, tanto en cuanto a la cantidad de información que abarca como al tipo de conocimientos que comprende. Aparte del texto mismo, el conocimiento mas básico que nos brinda la Torá, es un sistema apropiado segun el cual la persona debería conducir su vida para realizar la voluntad de Di-s. Este es el aspecto legal de la Torá, el cual incluye las leyes en si mismas, sus derivaciones y contenido, y la metodología para obtener nuevas leyes. En vista que las mismas leyes y reglas de conducta para cumplir la voluntad de Di-s se aplican a todos, este cuerpo de conocimientos es también llamado el aspecto revelado de la Torá. El deber de conocer y entender la ley otorga igualdad en todo y no depende de ningún logro moral anterior o cualidades especiales. Simplemente estipula que todos deben saber como conducir su vida de acuerdo con la voluntad de Di-s, por lo tanto todos deben estudiar el aspecto revelado de la Torá.
El éxito en el estudio de este aspecto de la Torá depende exclusívamente de la cantidad y calidad del esfuerzo y dedicación que la persona aplica en ésto. Cualquiera que se dedica apropiadamente a este cometido puede dar por hecho su cumplimiento.
No obstante, el nivel interior de la Torá no trata con prototipos habituales de comportamiento, sino con la vida emocional del individuo y la dinámica de su relación personal con Di-s. Puesto que la personalidad de cada uno es diferente, este aspecto de la Torá es mucho mas subjetivo y relativo que el aspecto revelado. Por lo tanto es conocido como su aspecto oculto, dado que sus enseñanzas se encargan del aspecto personal de la vida del individuo, el cual está generalmente oculto al resto de la gente.
Esfuerzo y dedicación no son suficientes para asegurar el éxito en este estudio, se requiere de ansiedad por parte del estudiante.Esta es la razón por la cual los secretos de la Torá iluminan los problemas existenciales del hombre y del mundo en general; ellos constituyen una respuesta comprensiva a los problemas mas esenciales de la vida y el universo. Ahora, si no hay preguntas no hay necesidad de respuestas. Así, sólo alguien que es importunado por las incongruencias de la vida, cuyo corazón grita por una solución a todas las cuestiones aparentemente insolubles de la vida actual, puede esperar vincularse con este aspecto de la Torá. Si una persona no se preocupa de modo alguno por cuestiones tales como por que he sido creado y porque existe la maldad o el sufrimiento en el mundo, la dimensión interior de la Tora no le dira nada. De esta manera, el sufrimiento de algun tipo de ansiedad revela un alto nivel de sensibilidad, sentimiento y compasión. Una persona que no sufre de ansiedad no es sensible a la patología que hay en su vida, por lo que es indiferente a los interrogantes que se encuentran en los secretos la Torá.