El libro de Job es virtualmente un manual de psicología donde se describe en detalle el proceso del psicoanálisis.
Job sufre de una ansiedad psicológica, un dolor existencial que no puede sobrellevar. Cuando se lo enfrenta a él, en primera instancia se comporta como un doliente desconsolado que ni siquiera puede expresar su sufrimiento. Incluso luego de estar postrado por un período prolongado, permanece silencioso en presencia de tres amigos que vinieron para visitarlo y reconfortarlo, y siendo incapaz de deshacerse de su dolor comienza a hablar maldiciendo el día en que nació. Se sucede un fructífero diálogo entre él y sus amigos acerca de sus opresiones y quejas contra Di-s. Luego de esto aparece una nueva figura, Elihu ben Berajel, quien habla con inquietud honesta y no comprometida, y finalmente Di-s mismo se le dirige a Job y lo reprende. Job se recupera psicológica y físicamente y vuelve a su estado anterior de salud y bienestar.
A pesar de que Job no blasfemó contra Di-s, de todas maneras no aceptó su sufrimiento como algo justificado, por consiguiente no lo recibió con amor y sumisión ante Di-s. Sus tres amigos trataron de administrarle una terapia, cada uno utilizando una técnica psicológica diferente para convencerlo, sin éxito, de que sus sufrimientos tenían una causa. Fue después de todo esto que el joven Elihu, que se mantuvo silencioso durante el diálogo precedente en consideración a sus mayores, le ofreció su sensitivo pero convincente reproche.
Elihu prologó sus observaciones diciendo: “Pensaba que la vejez puede hablar y el paso de los años pueden impartir sabiduría”. Pero cuando vió que ellos no podían contestar a ninguna de las quejas de Job, se desilucionó de los mayores y concluyó que “más bien es el espiritu del hombre y el alma de Di-s (dentro de él) quien le da entendimiento” (Job 32: 7-8). La fuente de la respuesta verdadera a Job está en la inspiración Divina, que puede reposar en una persona joven tan fácilmente como en un anciano. Sólo con la ayuda y la inspiración de Di-s un consejero o terapista puede penetrar las profundidades del subconciente de una persona y así ayudarlo a resolver sus problemas psicólogicos.
Elihu, que comienza el proceso de la verdadera curación, juega el rol del profeta Elihau, el que preanuncia la redención mesiánica verdadera y definitiva.
Mashiaj es el psicólogo consumado que sabe desenredar las complejas pesadillas del amargo exilio, revelando su núcleo interno de bondad. Mashiaj sabe como liberar a cada uno y permitirle articular sus ansiedades sanamente, él recogerá todos los fragmentos dispersos de cada alma destrozada y los traerá de regreso al punto inmaculado que hay en lo más íntimo de sus corazones, que fue siempre fiel a Di-s y Su Torá.Como el Baal Shem Tov, puede hacer recordar al hombre su identidad olvidada, y de esa manera resolver el dilema de su malestar psicólogico. Esta es la dimensión psicológica de la tarea del Mashiaj, reunir a los dispersos de Israel de vuelta en Zion, porque Zion (que significa literalmente punto, marca) simboliza en cabalá el punto más íntimo del corazón. El exilio de los judíos de su tierra natal es una metáfora de la conciencia dispersa de una persona que ha perdido contacto con su ser interior.