La segunda fase de la terapia es ignorar la ansiedad, como lo sugiere la segunda interpretación del verbo en el versículo de Proverbios: “Si va a haber ansiedad en el corazón de un hombre, déjenlo que la aplaste y la transforme en alegría con una buena palabra”. Esto es mucho más fácil de realizar una vez que la inmensidad del problema, según la percepción de la persona, ha sido reducida con la primera fase de la terapia descripta en el artículo anterior.
Para ignorar una preocupación hay que reemplazarla con un buen pensamiento. Posiblemente no seremos capaces de detener el pensamiento, pero sí estamos en libertad de elegir en qué pensamos. En vez de concentrarnos en lo que nos preocupa de un tema en particular, podemos concentrarnos en algún aspecto de él que nos haga sentir seguros y alegres. Esta es la intención subyacente en la segunda parte del versículo antes citado: “… y la transforme en alegría con una buena palabra. Por eso la Torá nos dice: “He puesto ante ti vida y muerte, bendición y maldición, ¡Elige la vida! Deuteronomio 30:19.
Vemos que hay en cada situación algo positivo y algo negativo, ¡Elige ver lo positivo! El poder del pensamiento positivo para traer el bien y el negativo para lo contrario fue documentado una y otra vez. No hay razón para no utilizar esta potente herramienta para mejorar la calidad de nuestra vida en general, y nuestro bienestar mental en particular.
Por su propia naturaleza, la mente tenderá a llenarse de pensamientos negativos que provienen de su subconsciente no rectificado, por lo tanto es necesario ocupar concientemente la mente con pensamientos completamente positivos. La fuente mas segura y potente de tales pensamientos y actitudes es la Torá misma, como esta escrito en Salmos 19:9: “Los preceptos de Di-s son eternos, regocijando el corazón
La imagen utilizada en la Tora para describir esta técnica es tomada de la historia de Iosef y sus hermanos. Cuando delato a sus hermanos, ellos lo arrojaron a un pozo mientras debatían como deshacerse de él. La Tora describe a este pozo como “vacio”, no había agua en él. (Génesis 37:23). La Torá oral explica la aparente redundancia en esta descripción: “por cierto que no había agua, pero estaba lleno de víboras y serpientes. Sin embargo Di-s no permitió que las serpientes atacaran a Iosef por de su rectitud.
El agua es entendida frecuentemente en el léxico alegórico de la Torá como un símbolo del flujo vitalizante y refrescante de la propia sabiduría de la Torá. El pozo, en esta alegoría representa la mente humana, que es idealizada como el recipiente para contener el agua de la Torá; las víboras y serpientes representan los pensamientos negativos y destructivos que predominan en ausencia de los pensamientos positivos y orientados por la Torá; Iosef simboliza la habilidad de la mente de transformar los malos pensamientos en positivos. Su entrada al pozo neutraliza el poder de las fuerzas negativas que lo llenan.Todos tienen su Iosef interior, la habilidad profunda de alterar la perspectiva de los problemas y verlos bajo una luz optimista. Si una persona es capaz de sacar de adentro esta habilidad y utilizarla, mucho mejor. Si no, deberá requerir la inspiración que reoriente su perspectiva de aquellos que sí la tienen.