Era durante la oración de la mañana en el beit midrash del Baal Shem Tov. El Baal Shem Tov se paró frente al arca y oró fervientemente rodeado por todos sus discípulos. De repente, el Baal Shem Tov se detuvo en medio de la oración y salió de la sinagoga hacia la calle. Sus estudiantes fueron detrás siguiendo sus movimientos.
De repente vieron que Baal Shem Tov se dirigió a un gentil vendedor de madera y le compró todo el contenido de la madera que llevaba en su carro. El hombre llevó las maderas hasta el beit midrash. Y el Baal Shem Tov ordenó pagar al gentil por las maderas. Y darle aguardiente por haber traído las maderas hasta el lugar. El gentil dijo:
– “Bendito sea el Dios de los judíos que tiene un pueblo tan santo como este”.Porque si le hubiera comprado otro gentil, ciertamente no le habría dado nada por el transporte.
Los estudiantes le preguntaron al Baal Shem Tov por qué se detuvo en medio de su oración para comprar maderas. El Baal Shem Tov respondió:
Durante mis oraciones vi un gran decreto sobre el pueblo de Israel que viven en las aldeas, por engañar a los gentiles en sus cuentas. Tuve que callar la boca de los acusadores. Pero cuando el gentil elogió grandemente a los judíos y a Di-s, los argumentos de los acusadores fueron silenciados.