¿Quién sirve a Di-s mejor que el Baal Shem Tov?
Una vez, le fue revelado al santo Baal Shem Tov desde el cielo que hay un judío en el mundo que sirve a Dios mejor que él.
¡Maravilla de maravillas!! Hay alguien que sirve a Dios mejor que él.
Así que tenía muchas ganas de conocerlo. Preguntó quién es y dónde está, y ellos se lo dijeron. Entonces viajó hacia él, y encontró allí un judío absolutamente simple, que no estudia Torá y no reza. No hace nada, solo una vez al día tiene la costumbre, de una vez al día subir a una montaña cercana cerca de su casa; sube hasta la cumbre de la montaña y se arroja al abismo.
De acuerdo con las leyes de la naturaleza debería haberse roto en pedazos como el chivo expiatorio en Iom Kipur que se rompía por completo en añicos; y en forma maravillosa, milagrosamente este judío sale de esto de una pieza, y regresa. Y así hace todos los días. Pero además de eso, nada, no estudia ni reza.
De este judío del cielo le dijeron al Baal Shem Tov que sirve a Dios mejor que tú.
Entonces le preguntó:
– “¿Qué estás haciendo? ¿Qué es esto?”
– Entonces él le dijo:
– Cuando subo a la montaña, ¿Por qué subo? Quiero entregarme a Dios con toda mi alma y todas mis fuerzas. Quiero entregarme a Dios y no sé cómo hacerlo, así que subo a la montaña y grito “Tamé Tamé”, ¡Impuro! ¡Impuro! y luego salto, me tiro al abismo.”
El Baal Shem Tov escucha que hay algo muy grande aquí. Pero no le gustó el hecho de que estaba gritando “impuro”.
– “¿Por qué dices esa palabra?” “¿Tal vez deberías decir algo diferente?”
– “Esa es la única palabra que sé en hebreo”, respondió el judío simple. “Simplemente no conozco ninguna otra palabra en hebreo, excepto “impuro”.
– “Te enseñaré otra palabra”, dijo el Baal Shem Tov; “Hay otra palabra: ‘tahor’ (puro)”.
Entonces comenzó a enseñarle la palabra, repetidamente. No lo podía captar, ese era el nivel de su coeficiente intelectual. No pudo conseguirlo. Está escrito que repitió la palabra con él no 10 veces; no 100 veces y no 101, repitió la palabra ‘tahor’ con él 1000 veces; hasta después de 1000 veces le pareció que había retenido la palabra ‘tahor’
El Baal Shem Tov estaba feliz y entendió que había un judío que servía a Dios mejor que él. Entonces se fue a su casa. Camino a casa había un río.
¿Qué hace el Baal Shem Tov cuando tiene que cruzar un río? Él toma su gartel (cinturón de tela) lo pone sobre el agua y con simple fe, sin invocar ninguno de los nombres de Dios él cruza el río.
Cuando llega al otro lado del río, ve al judío simple que ya está allí
– “¿Cómo has llegado aquí?” le preguntó.
– Él dijo: “También tengo un gartel, un cinturón, puse el cinturón en el agua y crucé el río “.
-“¿Qué deseas?”, el Baal Shem Tov le preguntó.
– “Olvidé la palabra que me enseñaste”, respondió.
– “Vine trás de ti para que me enseñes de nuevo la palabra”.
– “¿Cómo cruzaste el río?” el Baal Shem Tov preguntó
-“Puse mi cinturón en el agua, y grité ‘tamei tamei, (impuro, impuro) la única palabra que sé
y crucé el río”.
El final de la historia es que el Baal Shem Tov le dijo:
-“Si así es como cruzaste el río aparentemente es suficiente para ti esa palabra, y no necesitas una palabra diferente “.
Hasta aquí la historia.