En uno de los viajes Rabi Israel Baal Shem Tov llegó a un pequeño pueblo en la víspera de los Días Temibles. Cuando se unió a la recitación del pedido de perdón, las Selijot, con toda la congregación, vio que el jazán – el cantor – cantaba y bailaba durante el recitado.
Al finalizar el Baal Shem Tov se le acercó y le preguntó
- ¿Cómo es que estás tan feliz, mientras pides perdón por sus pecados?
El jazán respondió al Baal Shem Tov:
- Si un gran rey le pidiera a un hombre común cuidar a su hijo el principito, el hombre se llenaría de una gran alegría por el mérito que estaba recibiendo. Aunque este trabajo a veces implica hacer tareas sucias como lavar y limpiar al príncipe. En el momento de las selijot, yo me ocupo de la limpieza de la suciedad y los pecados. Si cada judío es un hijo del Santo, bendito sea Él entonces estoy limpiando al hijo del rey.
¡Con semejante mérito, la alegría brota espontáneamente!