Uno de los más grandes discípulos del Baal Shem Tov fue el rabino Mijal Mazlotshov, un gran hombre justo y un gran talmid jajam.
Una vez llegaron al Baal Shem Tov judíos de una ciudad importante, y le suplicaron que enviara al rabino Mijal para que fuera el rabino de la ciudad. El Baal Shem Tov se volvió hacia el rabino Mijal y le dijo que debería aceptar este puesto. Rabi Mijal se negó.El Baal Shem Tov trató de convencerlo más y más, pero el Rebe dice y el jasid se niega.
El debate se ‘calentó’ tanto que el Baal Shem Tov le dijo:
- Si no me escuchas, ¡No tendrás parte ni en este mundo ni en el mundo venidero!
Y rabi Mijal siguió en lo suyo:
- Me temo que, no puedo aceptar nada que siento que no es correcto para mí.
Entonces el Baal Shem Tov sonrió y dijo con una cara radiante y feliz:
- Gracias a Dios que tengo tal estudiante. Sabes, todo lo que dije fue para probarte, y he aquí pasaste la prueba.