Hace unos años salió en las noticias que murió un japonés a los 90 años, ¿Qué tenía de especial este señor? Era un soldado que en el año 45 cuando terminó la Guerra, el siguió escondido en la selva, luchando contra el enemigo americano durante 27 años más. Cuando le dijeron que la guerra había terminado no les creyó, siguió vestido con el uniforme luchando hasta que finalmente le mostraron que ahora América era un amigo y aliado.
¿Qué tiene de gracioso, de extraño? Llegó el futuro y se empecinó en seguir viviendo en el pasado.
Esta historia la podemos comparar con el pueblo de Israel hace 300 años, cuando se fundó el movimiento jasídico. El primer Rebe del Jasidut, moreinu haBaal Shem Tov, empezó a conducir a nuestro pueblo de una manera nueva. Llegó una nueva luz al mundo, y por lo tanto un nuevo camino, mejorado y modernizado. El Baal Shem Tov enseñó que el judaísmo no es solo conducta sino esencia. Quien nació judío es judío en esencia, y no importa cómo se comporte, su esencia no cambia, es el hijo del rey de reyes de reyes, y por eso el trabajo debe ser con una tremenda alegría, por el mérito que recibimos de estar cerca del Creador del mundo y quien lo maneja.
No en todos lados este mensaje fue recibido con bendición, algunos pensaron que había que seguir sirviendo a Hashem como antes, confiando principalmente en la recompensa y castigo. Recompensa que funciona como estímulo para hacer los preceptos y el castigo como barrera evitar que la persona llegue a hacer una trasgresión.
También el continuador del Baal Shem Tov, el Admur Hazakén autor del Tania, quien fundó el Jasidut Jabad, y levantó la bandera de usar el intelecto no solo la fe, enseñó los fundamentos de la Torá utilizando el entendimiento y la comprensión, no solo dejar el intelecto de lado y dejar lugar a la fe, sino tomar el intelecto e introducir en él la fe.
Algunos se opusieron a esto, “no es una tarea apta para todos, es solo para los grandes tzadikim”, no es para la gente simple. Los fundamentos de la Torá son demasiado espirituales y no se pueden entender de verdad. Lo principal es leerlo, así pensaban hasta entonces.
Pero en cada generación hubo cosas que se agregaron en el servicio a Hashem y no todos gustaron de esta modernización y el adelanto en el tiempo.
Esto se puede comparar con el mundo de la tecnología. Hace algunos años el celular pelefon era algo milagroso. Tener pelefon era algo innecesario, y solo los elegidos se compraron un aparato celular. Con el tiempo los celulares se modernizaron y se transformó en un patrimonio popular. Y si alguien tiene un celular de un modelo antiguo, que hasta hace poco se consideraba lo máximo en adelanto, le dicen que no está actualizado, llegó el momento de avanzar.
¿Cuál es el adelanto más espiritual de último modelo, y más adelantado que hay hoy? El servicio a Hashem a través de la “iejidá”, la esencia del alma.
¿Qué significa esto? Hagamos un poco de orden las fuerzas del alma. Hay 5 niveles del alma, como dice el midrash: “con cinco nombres fue llamada: Nefesh, ruaj, Neshamá, jaiá Iejidá”.
El nivel de Nefesh se expresa principalmente en el comportamiento de la persona. Ruaj es el nivel que se relaciona con las midot, los atributos o emociones del corazón, donde el acento está en el amor y el temor que se relacionan con las sefirot de jesed y guevurá. Neshamá es el nivel intelectual, el JaBaD del alma, las sefirot de jojmá biná y Daat, poniendo acento en biná, entendimiento, nuestro lenguaje, análisis intelectual.
Jaiá es el nivel que está por encima del intelecto, por encima de todo motivo y comprensión. Es el poder de la voluntad, ratzón, es una fuerza poderosa por encima de las demás cojot hanefesh, y puede dominar al resto de las fuerzas del alma. Como dicen los sabios, no hay nada que se oponga a la voluntad”.
¿Qué hay por encima de Jaiá? ¿ Qué puede haber más elevado que ella? Porque ella ya es llamada makif, abarcadora, más elevada que el resto de los poderes. Por encima de Jaiá está “Iejidá”. Iejidá no es una fuerza más por encima de las demás, iejidá es la esencia y el ser del alma, atzmut y mahut. Para nada en la misma escala que el resto de las fuerzas, porque es ese lugar que es uno completamente con Hakadosh Baruj Hu. En la visión de la iejidá no hay nadie más que Él literalmente, no hay nada más que Hashem. Por eso en el nivel de Iejidá, el judío no quiere estar separado de la Divinidad, y no puede estar separado de la Divinidad, y puede dar su vida por esto.
En ese lugar no nos afecta ninguna influencia exterior, ni la opinión popular, ni los éxitos y fracasos que tenemos en la vida. Porque tenemos algo más potente, estamos unificados con el Creador.
Nuevamente: quien sirve a Hashem solo con el Nefesh, se concentra principalmente en las buenas acciones. Quien trabaja principalmente con el Ruaj, se concentra en especial en los sentimiento y emociones de amor y temor, en la plegaria, en el lado algo más espiritual. Quien sirve a Hashem con la “Neshamá”, acentúa más su lado mental, el estudio de la Torá, la meditación. ¿Qué pasa con Jaiá? El servicio desde el nivel de Jaiá es el servicio de mesirut Nefesh, entregar la vida, consagrar la vida al servicio de Dios por encima de la lógica y el entendimiento, pero todavía aquí hay algo de ieshut, ego, “yo quiero dar la vida al servicio a Hashem”, todavía hay aní.
Si se quiere liberarse también de esto hay que pasar al servicio desde el nivel de iejidá, es un servicio de un nivel completamente diferente. Así como el nivel de iejidá está por encima del resto de los poderes del alma, también su servicio a Hashem, está por encima incluso de la entrega de la vida de Jaiá. Iejidá es el lugar donde el judío se une completamente con Hashem, y su vida privada está unida completamente con la Divinidad, no queda nada del “ani”, el yo. Por eso estoy dispuesto a entregar la vida hasta el final, por encima de todo cálculo.
No queda el ani, pero se revela el “Ani” verdadero, el “aní” Divino.
Y este es el asunto central que habrá en los días del Mashíaj, que el nivel de Iejidá se revelará en todos nosotros, y en cada detalle de la naturaleza se revelará su esencia verdadera, se revelará su ser verdadero.
Hoy en día el mundo oculta, porque “olam” viene de la palabra “heelem”, ocultamiento. La naturaleza oculta la Divinidad, y por eso no se revela la verdadera existencia y finalidad de las criaturas. Y por eso tenemos los problemas de odio, envidia y competencia. El cuerpo oculta el alma, la persona siente su ego en vez de la verdad Divina de que “no hay nada más que Él”. Pero en los días del Mashíaj, cuando el Mashíaj se revele, revelará en cada uno ese nivel y en un instante toda la realidad cambia. Cada uno cambia en un instante su mirada de la realidad, de repente entiendo qué es importante y qué no, qué es lo importante y qué es secundario, cuál es la finalidad de la creación y su tarea en el mundo.
La iejidá es la esencia del alma, es una con Hashem todo el tiempo, y ve claramente que todo el mundo es solo ocultamiento y todas las dificultades son solo pruebas. Es cierto, hay dificultades, pero no son contrarias al plan de Hashem, lo contrario, son parte de su programa Divino y tienen la finalidad de elevarnos. Cuando la persona revela su Iejidá, en un instante despabila sus ojos, y comienza a ver que todos los asuntos del mundo no solo no lo molestan para cumplir su misión, sino al contrario, no vienen a derribarlo, vienen a levantarlo, y ve cómo lo ayudan.
Iejidá es el nivel de Mashíaj que hay en cada uno de nosotros, y el Mashíaj es el nivel de Iejidá general, que revela en nosotros nuestro poder de mesirut Nefesh, nuestra esencia, lo que somos en verdad.
El Mashíaj es el que despierta el nivel de iejidá del alma en nosotros, y revela en nosotros las fuerzas ocultas del alma, y revela en nosotros la iejidá, y así nos da la fuerza para sobreponernos a todas las dificultades de la vida diaria, cada uno en su misión en la vida. Y en el momento en que se revela, en un instante revela la iejidá de todos los judíos del mundo, y todos comienzan a vivir de acuerdo al deseo y la voluntad de la iejidá. Y no solo esto, también despierta la iejidá del mundo, de manera que también en el mundo se sienta la voluntad de Hashem, y automáticamente veremos que todos los asuntos del mundo son parte de la voluntad del Creador. “Todo lo que creó HaKadosh Baruj Hu no lo creó sino en Su honor.
La lucha con el alma animal es un enfrentamiento diario, podemos ser arrastrados por ella, pero también podemos encaminarla, dirigirla. Cuando cada uno de nosotros revela la chispa que tiene dentro suyo, recuerda que tiene dentro ese lugar de iejidá, de la esencia del alma, que toda su existencia es la conexión con el Creador, puede enfrentar la batalla desde un lugar completamente diferente. Puede lifkoaj et haeinaim, despabilar los ojos y hace un cambio en la manera que observamos el mundo. Nos ponernos los anteojos de la Iejidá. Y cuando cambia la mirada, también muy rápido comienza a cambiar la manera de actuar.