Jánuca y la Batalla contra la Sabiduría Helenista
El 25 de Kislev comenzamos a celebrar la festividad de Jánuca, una de las fiestas más queridas por el pueblo judío, aunque no todos conocen su profundo significado interior.
Todos sabemos que Jánuca señala el triunfo del pueblo de Israel sobre los griegos y en particular el milagro que sucedió en el templo sagrado: después que los griegos impurificaron todo el aceite para el encendido de las luces de la menorah, el candelabro de oro de siete brazos, se encontró una pequeña vasija de aceite que de forma milagrosa alcanzó para alumbrar durante ocho días, el tiempo requerido para producir aceite nuevo.
¿Pero cuál es el significado profundo de la guerra con Grecia y del milagro de la vasija de aceite y de qué manera está conectada con nuestra vida diaria tantos años mas tarde?
El Milagro de la Vasija de Aceite
Si ahondamos en los acontecimientos que ocurrieron en aquellos días, comprobaremos que la lucha entre los judíos y los griegos era más que nada espiritual; ‘una guerra cultural’ entre dos concepciones del mundo. En especial, la lucha giraba alrededor de dos formas de pensar, el pensamiento de la Torah frente a la filosofía griega.
También se comprende de esta manera el milagro de la vasija. El aceite es un símbolo claro de la sabiduría y la contaminación de los aceites del Beit Hamikdash, el Templo Sagrado de Ierushalaim, a manos de los griegos, demuestra la forma en que la cultura helenista despreciaba el original pensamiento judío y trataba de producir una escisión entre el intelecto y la fe.
La pequeña vasija representa, entonces, la esencia del pensamiento judío puro protegida de la influencia del pensamiento griego. Aparentemente se trata de una mentalidad aislada y sin contenido pero al abrirla se rebela que tiene el poder de explicar el infinito.
Rectificar el Pensamiento Occidental
El significado del milagro de Janucah es entonces la recordación de la sabiduría judía perdida que teóricamente se enterró debajo del santuario del pensamiento occidental.
¿Pero entonces qué hay tan negativo en el pensamiento occidental, a tal punto que le dedicamos una fiesta a la guerra en su contra?
En efecto la ciencia dio frutos sumamente importantes, desde la ampliación del conocimiento del ser humano hasta el desarrollo de la tecnología para la prolongación de la vida.
Pero no sólo por esto se define su carácter; en el pensamiento científico hay también efectos colaterales muy negativos, y alrededor de ellos gira esta lucha.
El daño principal que provoca el racionalismo científico es el debilitamiento de los aspectos espirituales del hombre, que por naturaleza no son racionales. La parte irracional del ser humano se divide en dos: una más baja o inferior relacionada con los instintos animales del hombre, otra más elevada y que abarca los aspectos superiores y más sublimes del intelecto, las verdades de la mente que están למעלה מטעם ודעת , lemalah mitaam vadaat, “por encima del entendimiento y la lógica”, en las palabras de la cabalah.
Causas y Consecuencias – Motivos y Propósitos
El pensamiento racional le permite al hombre elevarse por encima de sus bajos instintos, pero si se convierte en lo fundamental actúa encubriendo su lado espiritual.
Así, por ejemplo, la ciencia puede explicar perfectamente las leyes según se rige el universo, pero no brinda ninguna explicación respecto al significado de las cosas. Revela las causas y sus consecuencias, pero no sus motivos y propósitos. Cuando lo principal de la educación, del conocimiento que adquirimos, es de este tipo, nos acostumbramos a observar el mundo como una especie de maquinaria aleatoria, causando que nuestra capacidad para realizar preguntas espirituales se vaya denigrando.
El resultado de esto es una sociedad de personas con una mente muy desarrollada, pero con una desconexión interior entre su inteligencia y su alma.
La raíz del problema no está en la ciencia en si misma, que no está para proveernos de un entendimiento espiritual, sino en la dimensión que se le da en el marco cultural occidental de acuerdo al tipo de pensamiento dominante.
Por este motivo, la victoria sobre la sabiduría griega no significa anularla, sino transformarla en un instrumento al servicio de una visión más integral del mundo.
El Signo del Zodíaco de Kislev: El Arco
Como ya sabemos, el judaísmo prohíbe dirigirse a “adivinos” o “pronosticadores de fortuna” de todo tipo, incluyendo a los astrólogos. De todas maneras, sí reconoce que dentro de la astrología se esconde cierta sabiduría y que meditar sobre el signo de cada mes revela cualidades espirituales que le son propias.
Siempre que recordemos que esos símbolos son limitados y parciales, se puede aprender de ellos un conocimiento espiritual.
Así, el signo del zodíaco del mes de Kislev, הקַשָׁת או הקֶשֶׁת , hakashat o hakeshet, “el arco”, tiene distintos significados, que ilumina cada uno una cara diferente de la guerra contra la sabiduría griega.
El arco y la flecha era el arma especial de la Tribu de Biniamín, que pertenece al mes de Kislev y también de los Macabim, la familia de sacerdotes que encabezó la lucha contra el imperio.
Los tres significados del arco que vamos a presentar ahora, “el arma de guerra”, “el pacto de paz” y “el arco en las nubes”, son distintos niveles de simbología que representan las tres dimensiones de la realidad de acuerdo al Sefer Ietzirah:
a) mundos: la existencia material – es el arma de guerra que demandan los enfrentamientos que hay en la realidad.
b) almas: el contenido interior del mundo, las chispas divinas que lo asemejan a Hashem – es el pacto del arco iris que revela la conexión espiritual entre el Creador y la creación y
c) Divinidad: la presencia misma de Dios, es el arco iris que expone la Divinidad misma dentro de la realidad.
La Plegaria; Un Arma de la Fe
Ante todo, el arco es por supuesto un “arma de guerra” – כלי נשק – cli neshek
La característica especial de las flechas del arco es que, al contrario que la espada, actúan a distancia y no permite apuntar certeramente. Se puede decir que es “el arma de la fe”, porque cuando se lanza la flecha hay que confiar en Dios que llegue a su objetivo.
Por eso explicaron nuestros sabios que el keshet es un símbolo de los “ruegos” o pedidos de la plegaria, que se arrojan al espacio sin saber cuando ni si van a ser respondidos. La tefilah, la plegaria, se apoya en la fe de que la infalibilidad causal de las leyes de la naturaleza no es absoluta y que la conexión entre el hombre y su Dios puede sobreponerse a ellas.
La plegaria es entonces la primera victoria sobre la ciencia, renegando de la imagen del universo determinista que esta representa, según la cual el hombre es una víctima de las circunstancias de la vida.
Al Arco Iris en las Nubes
El segundo significado es el del Arco Iris que vemos en el cielo:
הקשת בענן
hakeshet vaanan
literalmente “el arco en las nubes”
Es el símbolo del pacto que celebró Dios con Noaj, que de acuerdo algunas estimaciones se celebró en rosh jodesh Kislev, el primero del mes de Kislev,
Este símbolo nos eleva por sobre la imagen anterior de la guerra hacia algo más espiritual: nuestra conexión con Dios. La imagen del arco iris nos recuerda que el universo no es algo casual ni carente de propósito. Un contrato de palabra como este conecta al mundo con algo que está por encima suyo y asegura que no se va a terminar destruyendo sino que siempre va a permanecer con la esperanza de su progreso y perfeccionamiento.
Entonces, la imagen del arco iris es también la expresión de un triunfo sobre una ciencia que describe al mundo como algo frío y en vías de destrucción.
Un Símbolo de Dios
El tercer significado y el más elevado de todos está insinuado en la explicación del verso:
את קשתי נתתי בענן
et kashtí natati bañan
“mi arco lo entregué en las nubes”
Según los sabios kashtí significa דבר שהוּקָשׁ לי , “dabar shehukash li, “algo semejante a Mi”.
Cuando comparamos dos cosas tratamos de encontrar una analogía y un parecido entre ellas, de tal manera que permita realizar un pacto eterno y verdadero, como por ejemplo el del matrimonio, cuando la pareja encuentra su “analogía” y se preparan para casarse.
El mes de Kislev es una preparación para el de Tevet, (ambos están unidos por la celebración de Janucah) que sabemos es propicio para el matrimonio, del cual está dicho: הגוף נהנה מן הגוף , haguf nehneh min haguf, “el cuerpo se regocija del cuerpo”, el mes de la unión de dos cuerpos identificados uno con el otro.
También es así espiritualmente, Tevet es el mes del placer del “cuerpo” Divino, del guf HaElokí; el placer del Hish Haamití (“El Hombre verdadero”, Dios), del cuerpo físico, el Hish Hanibrá” (“El hombre creado”).
El Secreto del Secreto de la Tora
La cabalá toda se ocupa de comparar y encontrar la analogía entre cosas diferentes. La cabalá encuentra las haqbalot (paralelismos o analogías) entre las diferentes partes de la existencia y las estructuras que le dan origen (las sefirot, los Nombres sagrados, etc.). Pero el interior de la cabalá misma (pnimiut hacabalah), el jasidut (llamado también la “Cabalá del Baal Shem Tov”) profundiza esas analogías hasta el infinito.
La analogía entre distintos sistemas es algo todavía superficial, diríamos como una ciencia exacta de las comparaciones. Pero en el jasidut se revela en todos los detalles y componentes de la realidad el “dabar shehukash li”, “algo análogo a Mi”, las miríadas de matices de la Verdad Única, siendo que toda analogía se realiza entre una cualidad especial de un objeto con la Unidad Simple, Ajdut Hapshutah.
Esta es la fuerza de “sostener los opuestos” del judío, de explicar las paradojas para sobreponerse a la sabiduría griega lógica. La sabiduría del jasidismo, la sabiduría interior de la cabalá, רזין דרזין דאורייתא , razín derazín de oraita, “El secreto del secreto de la Torah”, es el aceite que alumbra en la festividad de Janucah, el secreto del Arco Iris que revela que en la Unidad Simple está la raíz de la infinidad de matices, y por lo tanto cada detalle de la existencia material puede volverse y ser “algo análogo a Mi”.
Dios en Cada detalle del Universo
El arco iris es un símbolo de Dios, así como todos sus colores provienen de la luz blanca que se separa en diferentes matices, también todos los detalles de la existencia provienen de Dios y son un indicio de Él. Además de dirigirnos a Él en la plegaria, más allá incluso de la creencia en que Dios conduce Su mundo con justicia y bondad, está la fe en que Él se encuentra en cada detalle del universo en la forma de Su Providencia Divina.
Esto constituye la rectificación más profunda del pensamiento científico, acabando con la idea de que, a fin de cuentas, los aspectos de la vida son carentes de significado. El pensamiento occidental prospera y florece y es como el imperio griego de entonces, en la época en que la sabiduría judía palidecía por momentos frente a ella. Pero entonces, el milagro de la vasija de aceite viene a recordarnos que lo oculto es mucho más inmenso que lo revelado y que está en poder del judaísmo iluminar muchísimos aspectos, incluso a la propia sabiduría griega.
Rabino Itzjak Ginsburgh