BIOLOGÍA

TORÁ Y CIENCIA

Universidad de la Torá

BIOLOGÍA

BIOLOGÍA

Alimento y Energía 5

Los Nutrientes 7

El Agua 9

Los Carbohidratos 10

Las Grasas 11

Las Proteínas 12

Las Vitaminas 13

Los Minerales 15

La Nutrición y una Dieta Balanceada 15

“Y Sus Hojas Serán Para Remedio” 17

1. Introducción 18

2.  Oxígeno (Respiración), Alimento (Digestión) 19

En la Ciencia 19

En la Cabalá 19

3. La Planta y la Hoja 21

Según la Ciencia 21

Según la Cabalá 22

4. El Fototropismo y el Futuro de la Humanidad 22

Ciencia 22

5. Fotosíntesis y Tecnología 23

Ciencia 23

Cabalá 24

6. Perspectiva Histórica del Rol del Oxígeno en la Fotosíntesis 24

Ciencia 24

Cabalá 25

Ciencia 25

Cabalá 25

Introducción 28

La Diferenciación del Alma 28

Desde el Renuevo al Árbol 29

Cuatro Modelos de Diferenciación 30

NOTAS 34

Introducción 35

La naturaleza relativista de la clasificación 36

Etimología 37

Especie y Categoría 39

La Taxonomía Biológica Moderna 39

Especies en la Torá Escrita 42

Las especies de la creación 42

Especies en el relato de Noé y el diluvio 44

Las especies de las leyes dietéticas 45

Especies en la Torá Oral 49

Las matemáticas de las especies en la Torá Oral 50

Los criterios para las especies en la Cabalá 50

La Teoría Científica de la Evolución 54

Las Dos Historias de la Creación en la Torá 55

Los Cuatro Mundos 56

Adam Kadmón, el Hombre Primordial 57

La Visión del Ishbitzer Rebe del Ser Humano y la Creación 57

La Edad del Universo 58

Coaj Hamedamé, el Poder de Imaginación 59

Coaj Hamedamé en Biología 60

La Metodología de la Torá y la Ciencia 61

El Concepto de Especie en la Torá y la Ciencia 63

¿Qué es una especie? 63

Un Teoría Rectificada de la Evolución 65

Glosario de Términos hebreos 66

El Sistema Nervioso Autónomo a Servicio de Hashem 67

EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO Y EL SERVICIO A DIOS. 68

LA LUCHA, ESCAPE Y CONGELAMIENTO EN EL SERVICIO DE DIOS 69

Cabalá y Vida Moderna – Biología

5 de Nisan 5768 –

PERSPECTIVA DE LA MISTICA JUDÍA ACERCA LA NUTRICIÓN

Nutrición y Cabalá Seminario Or Ein Sof

https://youtu.be/noAJCN76qVk

Harav Itzjak Ginsburgh

Los textos en letra común itálica fueron tomados del libro Biología de Millar y Levine (Prentice Hall), páginas 971-6, libro de texto para escuelas secundarias utilizado comúnmente en USA. Los textos en negrita fueron escritos por el Rabino Itzjak Ginsburgh.

¿Qué importancia tiene la alimentación en su vida? Antes de responder, piense en dos festividades americanas: el Día de la Independencia y el Día de Acción de Gracias. ¿Qué le viene a le mente? Exactamente, no importa donde viva, lo más probable es que las comidas sean el centro de mesa de esos días especiales. Para la mayoría de nosotros la alimentación es algo más que la simple nutrición, es una parte importante de nuestra cultura. Las sociedades humanas organizan en todo el mundo reuniones y encuentros familiares alrededor de la comida.

Alimento y Energía

¿Alguna vez se cuestionó por qué necesita comer alimentos? La respuesta más obvia es para obtener energía. Usted necesita energía para subir escaleras, levantar libros, correr y hasta para pensar. Así como un automóvil necesita combustible, su cuerpo necesita alimentos para todo ese trabajo, y los alimentos son su combustible. Las células convierten la energía química que está almacenada en el azúcar glucosa y en otras moléculas en ATP.

Analicemos ahora la pregunta “¿por qué necesita comer alimentos?” desde una perspectiva más profunda. La mayoría de las personas se ocupan (desafortunadamente) en su rutina diaria de proveer a sus cuerpos lo que la naturaleza les exige – comer, beber, dormir, etc. – sin prestar mucha atención a lo que significan estas actividades y funciones en un plano espiritual.

¿Por qué Dios me creó de esta manera? ¿Por qué debo comer para obtener energía?

La Torá nos enseña que “no sólo de pan vive el hombre, sino de la palabra que surge de la boca de Dios”. (Deuteronomio 8:3) (En la Torá, “pan” se refiere al alimento en general. Lo que nos está enseñando este verso es que dentro del “pan” que comemos está investida la fuerza de vida Divina y que es importante para nosotros saber que esta fuerza de vida está viniendo directamente de Dios, el Creador y Sustentador de toda vida (y por cierto, de todo lo que existe).

Si comemos nuestro alimento con esto en mente, podemos extraer la fuerza de vida Divina o “chispa” Divina que es la esencia interior del alimento. Como resultado, el nivel de nutrición – tanto física como cognitiva y espiritual – que obtenemos del alimento será mucho mayor.

La energía disponible en los alimentos puede ser medida de una manera sorprendentemente simple: ¡Quemándolo! Cuando se lo quema la energía que contiene se convierte en calor, que es medido en términos de calorías. La cantidad de calor necesario para elevar la temperatura de 1 gramo de agua en 1 grado Celsius es 1 caloría. Los científicos se refieren a la energía almacenada en los alimentos como Calorías dietéticas, con una C mayúscula. Una Caloría es igual a 1000 calorías o 1 kilocaloría (Kcal).

Al quemar los alimentos, la energía que contienen se convierte en calor. En la mentalidad judía esto nos lleva inmediatamente al Templo Sagrado de Jerusalem, donde cada día eran quemados numerosos sacrificios sobre el altar. Estas ofrendas producían la elevación de la energía atrapada en el sacrificio a un plano espiritual superior, dedicándolo a la pureza y a lo sagrado.

Aunque el Templo no ha sido reconstruido aun, los sabios revelan que incluso hoy, la mesa en que comemos simboliza el altar del Templo sobre el que se quemaban los sacrificios. Viendo de esta manera a la mesa como un altar y a los alimentos que consumimos como una ofrenda, le agrega una nueva dimensión a nuestras comidas. Cuando comemos, debemos tener en mente que estamos elevando la energía de los alimentos en ofrenda a Dios, es decir, que estamos intentando utilizar la energía que obtenemos de la comida para servir a Dios.

Sólo los alimentos kosher liberan su energía de manera conducente a servir a Dios, elevando nuestro nivel de conciencia (si así lo intentamos al comer) de tal manera que podemos reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas y dedicarlas a Su servicio. Por consiguiente, debemos tener presente al comer que debemos conectarnos con el fuego sagrado que desciende de los cielos para consumir los sacrificios del altar.

En hebreo, que es el idioma de la creación, la palabra jaim , que significa “vida” o “fuerza de vida”, se relaciona con jom , “calor”. El Baal Shem Tov solía poner su mano en el corazón de los niños y bendecirlos “se un judío cálido”. En el Templo, el fuego descendía del cielo para consumir los sacrificios ofrendados en el altar. De la misma manera, cuando comemos debemos tener en mente conectarnos con la esencia de ese fuego sagrado.

En otras palabras, cuando te conectas con este fuego que desciende siempre de los cielos para conferir vida abajo, sentirás su calidez en el corazón, haciendo que arda de deseo por servir a Dios. El Baal Shem Tov solía enviar a sus discípulos a observar cómo los judíos simples comían con la intención innata y pura de “quemar” la energía de los alimentos para Dios.

La energía que necesita un adolescente promedio es aproximadamente unas 2200 Calorías por día para las mujeres y 2800 para los varones. Si tienes una actividad física vigorosa, sin embargo, tus necesidades pueden ser mayores.

Las sendas metabólicas en las células de tu cuerpo pueden extraer energía de casi todo los tipos de alimentos. ¿Entonces qué importancia tiene la clase de alimentos que ingieres? Aunque la mayoría de los alimentos que comes son utilizados como combustible, una cierta cantidad de ellos tienen otras funciones importantes. Algunos aportan materias primas utilizadas para construir y reparar los tejidos del cuerpo. Una parte de estas materias primas son utilizadas para manufacturar nuevas biomoléculas, entre ellas las proteínas que regulan las reacciones celulares, los fosfolípidos de las membranas celulares y el ADN, tu material genético.

Los alimentos también contienen al menos 45 sustancias que el cuerpo necesita pero no puede sintetizar. La ciencia de la nutrición, definida como el estudio de los alimentos y sus efectos sobre el cuerpo, trata de determinar cómo ayudar al organismo a reunir sus distintas necesidades alimenticias. Basándose en sus investigaciones, los nutricionistas recomiendan diferentes dietas balanceadas que incluyen diferentes tipos de alimentos. También diseñan dietas para personas con necesidades especiales, como los diabéticos.

Los Nutrientes

Los nutrientes son substancias de los alimentos que aportan la energía y las materias primas que tu cuerpo utiliza para crecer, reparar y mantenerse. Los nutrientes que el cuerpo necesita son agua, carbohidratos, grasas, proteínas y minerales .

La Torá clasifica las necesidades básicas del ser humano de acuerdo a las cinco categorías:

  • Aire
  • Agua
  • Alimentos
  • Vestimentas
  • Albergue

Estas cinco categorías corresponden a distintos aspectos del modelo místico de la Torá de nuestra psiquis. Veamos:

Cuando estamos sanos, generalmente no estamos concientes del aire que respiramos, por lo tanto el aire corresponde a nuestra facultad supraconciente llamada la sefiráh de la corona. El agua está asociada con nuestra facultad (o sefiráh ) de sabiduría, que es responsable de proveernos de nuevos pensamientos e ideas. Como el agua, que fluye bajando de la colina, de un lugar elevado a uno bajo, las ideas o iluminaciones de nuestra sabiduría fluyen hacia abajo desde su origen en nuestra corona supraconciente.

Mientras que los dos elementos anteriores representan un proceso relativamente inconciente o autónomo de la mente, el alimento representa la ingestión e integración de los nutrientes externos dentro de nuestro ser interior. En la psiquis, la integración de alimento espiritual, en el sentido de las enseñanzas de la Torá, se logra por medio de la facultad (o sefiráh ) de entendimiento. Las vestimentas representan los atributos emotivos de la psiquis. Finalmente el albergue , o sea nuestro hogar, representa nuestra naturaleza social. Como seres humanos tenemos una orientación hacia la familia y la comunidad. Esto requiere de nosotros exteriorizar nuestro potencial de liderazgo, que está asociado con nuestra facultad o sefiráh de reinado.

Se acostumbra retratar estas correspondencias en forma de cuadro, basado en la forma tradicional de organización de las facultades del alma:

  Corona  
Aire
Entendimiento   Sabiduría
alimento Agua
  Facultades emotivas  
Vestimentas
  Reinado  
Albergue

Podemos reconocer ahora que entre los seis nutrientes requeridos por el cuerpo, el agua es una categoría (correspondiente a la sabiduría) separada de las otras cinco (que corresponden al entendimiento). De todas maneras las seis son necesarias para el funcionamiento saludable del cuerpo.

La Cabaláh nos enseña que la sabiduría y el entendimiento constituyen una pareja en sí misma, por lo que el agua y los otros cinco nutrientes se enumeran juntos. Sabiduría es también conocida como el principio padre (agua) y entendimiento como el principio madre de la psiquis.

El principio padre es esencialmente singular, mientras que el principio madre es descripto como complejo y compuesto de cinco componentes. Corresponden a las dos primeras letras iud hei del Nombre esencial de Dios, Havaiáh , conocido también como Tetragrámaton). La letra iud es descripta como un punto sin dimensiones aludiendo a que la sabiduría es singular en esencia y corresponde al agua como una categoría en sí misma.

El valor numérico de la letra hei es 5, que nos sugiere otra alusión a los cinco nutrientes que corresponden al entendimiento y al principio madre.

En Cabalá, los cinco componentes del principio madre o entendimiento se subdivide en 3 y 2, al igual que los 5 nutrientes: carbohidratos, proteínas y grasas por un lado y vitaminas y minerales por otro.

El Agua

El nutriente más importante es el agua. Todas las células del cuerpo humano necesitan agua porque muchos de los procesos del cuerpo, incluyendo las reacciones químicas, tienen lugar en ella. El agua forma la mayor parte de la sangre, la linfa y otros fluidos del cuerpo. En los días calurosos o cuando tomas parte de ejercicios extenuantes, las glándulas sudoríparas quitan agua de tus tejidos para liberarla como sudor en la superficie del cuerpo, y a medida que se va evaporando lo va enfriando. De esta manera, la sudoración ayuda a mantener la homeostasis. El vapor de agua también se va perdiendo del cuerpo en cada respiración que exhalas y en la orina.

La sabiduría (el agua) es llamada “el punto [que está] presente uniformemente [en todo el cuerpo]”. Cada célula del cuerpo necesita agua, la fuente de la vida. El agua de manantial es llamada en la Torá “aguas vivientes”. (Ver Génesis 26:19) Espiritualmente, la sabiduría es la fuente de la vida, como en el verso “la sabiduría da vida”, y así el estudio de la Torá, que es la sabiduría Divina, está asociado con el agua. En las palabras de los sabios “el agua simboliza a la Torá”. (Bava Kama 82a)

Los seres humanos necesitan beber por lo menos 1 litro de agua por día. Si no se toma suficiente cantidad para remplazar la que se elimina, se llega a la deshidratación. Esta condición produce problemas en los sistemas circulatorio, respiratorio y nervioso. Beber abundante agua pura es una de las mejores cosas que puedes hacer para mantener tu cuerpo sano.

Los Carbohidratos

Los carbohidratos simples y los complejos son la principal fuente de energía para el cuerpo. Los azúcares que encontramos en las frutas, la miel y el azúcar de caña son carbohidratos simples o monosacáridos y disacáridos. Los almidones que se hallan en los granos, los tubérculos y los vegetales son carbohidratos complejos o polisacáridos. Los las cadenas de azúcares de los almidones son rotas por el sistema digestivo en azúcares simples. Estas moléculas son absorbidas pasando a la corriente sanguínea, siendo luego transportadas a las células del cuerpo. Los azúcares que no se utilizan inmediatamente para aportar energía son convertidos en el carbohidrato complejo glucógeno, que es almacenado en el hígado y el músculo esquelético.

Muchos alimentos contienen celulosa, un carbohidrato complejo que a menudo es llamado fibra, Aunque el aparato digestivo humano no puede romper sus cadenas, es necesaria en la dieta. EL volumen que aporta ayuda a los músculos a mantener en movimiento a los alimentos y los deshechos dentro del aparato digestivo y el excretorio. Los alimentos tales como los panes de grano integral, el afrecho y muchas frutas y vegetales son ricos en fibra.

Como ya mencionamos, los cinco nutrientes aparte del agua corresponden al origen de las cinco energías emotivas inherentes al entendimiento:

  • el amor, 2) el temor y (3) la compasión, las tres energías emotivas primarias y
  • (4) la confianza y (5) la sinceridad, las dos energías emotivas secundarias.

El siguiente cuadro ilustra estas correspondencias:

temor   Amor
Proteínas carbohidratos
  Compasión  
Grasas
Sinceridad   Confianza
minerales Vitaminas

Los carbohidratos, conocidos comúnmente como azúcares (dulces), corresponden al origen de la energía emotiva del amor inherente en el entendimiento.

Hay dos clases de amor:

  • amor intelectual, que se despierta a través de la meditación intelectual en un objeto digno de ser amado y
  • amor natural , es innato y surge natural y espontáneamente sin necesidad de meditación.

Estos dos tipos de amor corresponden a los carbohidratos simples y a los complejos, amor natural e intelectual, respectivamente.

Las Grasas

Las grasas o lípidos son una parte importante de una dieta sana. Se forman a partir de los ácidos grasos y el colesterol. Tu cuerpo necesita ciertos ácidos grasos llamados “esenciales”, para construir las membranas de las células, las vainas de mielina y ciertas hormonas. Los ácidos grasos también ayudan al cuerpo a absorber vitaminas liposolubles. Cuando una persona come más de lo que es necesario, el cuerpo almacena la energía extra como grasa. Los depósitos de grasa protegen a los órganos y los aislan del cuerpo.

Las grasas se clasifican en base a la estructura de las cadenas de los ácidos grasos como saturados e insaturados. Cuando hay sólo uniones simples entre los átomos de carbono de los ácidos grasos, casa átomo de carbono tiene el máximo número de hidrógenos y las grasas son llamadas saturadas. La mayoría de las grasas son sólidas a temperatura ambiente, incluyendo la manteca y otras grasas animales.

Las grasas no saturadas tienen por lo menos una doble unión en la cadena del ácido graso. Son generalmente líquidas a temperatura ambiente. Muchos aceites vegetales contienen más de una unión doble y por eso son llamados poliinsaturados.

La gente consume a menudo más grasa de la que necesita realmente. La Asociación Americana del Corazón recomienda una dieta con un máximo de 30 por ciento de Calorías provenientes de las grasas, de las cuales sólo el 10 por ciento debe ser de grasas saturadas. Una dieta elevada en grasas tiene serias consecuencias, como un incremento del riesgo de presión sanguínea elevada, enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes.

Corresponden a la fuente de la energía emotiva de la compasión o misericordia inherente al entendimiento. La compasión es llamada “el [torso del] cuerpo”, que puede ser grueso o esbelto. En hebreo, “grasa” ( shuman ) es análoga a “aceite” ( shemen ) y usualmente un cuerpo “obeso” ( shamen ) es una expresión para describir un cuerpo saludable, un cuerpo “bien aceitado”. Entonces el cuidado de la salud es como tener compasión de nuestro cuerpo.

De todas maneras es importante notar que una preocupación excesiva por la salud física, es decir, mucha compasión por el cuerpo se traduce en mucha “grasas”. Si la persona no es conciente de su verdadero propósito en la vida, puede llevar a una obsesiva “adicción por la salud” y tener un resultado opuesto a la buena salud!.

Las grasas saturadas son normalmente sólidas a temperatura ambiente mientras que las insaturadas son líquidas. En Cabaláh la “saturación” se relaciona con la presencia de la facultad de conocimiento dentro de la compasión , que se traduce en la práctica en un agudo sentido de conocimiento del objeto o la persona a quien se expresa compasión y de cómo expresarla. Cuanto más saturada, o sea cuanto más conocimiento hay en la compasión, más sólidos son nuestro sentimiento y la implementación de la compasión.

En Cabalá hay un modelo que se relaciona con los cuatro elementos químicos básicos y las facultades emotivas, como vemos en el siguiente cuadro:

Temor   Amor
Carbono (C) Hidrógeno (H)
  Compasión  
Oxígeno (O)
Humildad
Nitrógeno (N)

En Cabalá, la facultad de conocimiento es el origen y lo que une al amor y el temor; gráficamente está situado encima y entre ellos. Utilizando este modelo podemos escribir también una idea equivalente: el conocimiento es lo que une al hidrógeno con los átomos de carbono.

Las Proteínas

Las proteínas tienen una amplia variedad de roles en el cuerpo. Aportan materia prima para el crecimiento y la reparación de estructuras tales como la piel y el músculo. También tienen funciones reguladoras y de transporte. Por ejemplo, la hormona insulina es una proteína que regula los niveles de azúcar en la sangre. La Hemoglobina, una proteína que se halla en la sangre y transporta el oxígeno.

Son polímeros de aminoácidos. El cuerpo humano es capaz de sintetizar 12 de los 20 que conforman las proteínas. Los otro 8, son llamados esenciales y deben ser obtenidos del alimento que comes. La carne, el pescado, el huevo y la leche contienen generalmente a todos ellos, pero no los derivados de las plantas, como los granos y porotos. Las personas que no comen productos animales deben comer una combinación de diferentes plantas, como porotos y arroz, para obtener todos los aminoácidos esenciales.

Las proteínas corresponden a la fuente de la energía emotiva del temor inherente al entendimiento. Es algo sorprendente que psicológica y espiritualmente el temor se manifiesta en la psiquis como poder. Esto se explica si comprendemos que el poder representa la fuerza necesaria con que cuenta la persona para enfrentarse a sus temores y sobreponerse al objeto de su temor. Esto se expresa materialmente en el cuerpo en la fuerza muscular, que proviene de las proteínas.

También tienen funciones reguladoras, como por ejemplo la insulina que es una proteína que regula el nivel de azúcar en la sangre. La Cabaláh nos enseña que el temor también tiene una función reguladora sobre el amor. Como vimos respecto a la excesiva compasión, demasiado amor o un amor no regulado puede tener resultados negativos.

Las proteínas son polímeros de los aminoácidos. En general, el equivalente espiritual y psicológico de los ácidos deriva de la energía emotiva del temor-poder en la psiquis humana.

Las Vitaminas

Si consideramos a los carbohidratos, las grasas y las proteínas como el combustible de un automóvil, entonces las vitaminas son la ignición. Son moléculas orgánicas que ayudan a regular los procesos del cuerpo, actuando a menudo como enzimas. La mayoría de las vitaminas son obtenidas de los alimentos. Sin embargo las bacterias que viven en el tracto digestivo son capaces de sintetizar vitamina K. La piel sintetiza vitamina D cuando está expuesta al sol. Una dieta carente de ciertas vitaminas puede tener serias y hasta fatales consecuencias.

Hay dos clases de vitaminas: liposolubles y hidrosolubles. Las primeras son la A, D, E y K y pueden ser almacenadas en los tejidos grasos del cuerpo, creando pequeños reservorios para uso fututo.

Las hidrosolubles incluyen las vitaminas C y las B, se disuelven en agua y no se retienen en el cuerpo, por lo que deben estar incluidas en los alimentos que se ingieren diariamente. Una dieta conteniendo una variedad de alimentos proveerá las necesidades diarias de vitaminas de casi todas las personas.

Los negocios de comestibles y las farmacias venden suplementos vitamínicos. Tomar grandes dosis extras de estos suplementos no beneficia al organismo y en algunos casos puede causar un daño real. Cantidades excesivas de las vitaminas liposolubles puede ser tóxico.

Las vitaminas corresponden al origen de la energía emotiva de la confianza inherente al entendimiento.

Son moléculas orgánicas, a diferencia de los minerales que son nutrientes inorgánicos, que como explicaremos más adelante, corresponden a la fuente de la energía emotiva de la sinceridad. En Cabalá, la confianza y la sinceridad son descriptas como las dos caras de la moneda (La confianza es el aspecto interior de la sefirá de victoria, mientras que la sinceridad es el de la sefirá de reconocimiento. Estas dos sefirot son descriptas en el Zohar como las dos mitades de un cuerpo). Efectivamente, como la confianza y la sinceridad, sus contrapartidas psicológicas, las vitaminas y los minerales también trabajan juntos.

A continuación, reuniremos los dos modelos que hemos estado discutiendo en un cuadro compuesto:

Entendimiento   Sabiduría
Otros nutrientes Agua
Poder (temor)   Benevolencia (amor)
proteínas Carbohidratos
  Belleza (compasión)  
Grasas
Reconocimiento (sinceridad)   Victoria (confianza)
minerales Vitaminas

En este cuadro vemos claramente que las vitaminas (la sefiráh de victoria) están situadas en el extremo inferior del eje derecho, que comienza con el agua, pero siguiendo el orden normal de las sefirot , las vitaminas (victoria) vienen a continuación de las grasas (belleza). Por lo tanto se relacionan con ambas, el agua y las grasas. Esta es la fuente cabalística del hecho de que haya dos tipos de vitaminas, liposolubles y hidrosolubles.

Pero ahora vamos a ver una interpretación según el análisis cabalístico de estas dos clases de vitaminas. Psicológicamente, las liposolubles representan la confianza basada en la experiencia de la compasión. En otras palabras, un tipo de auto confianza es el producto de experimentar a Dios siempre cerca de mí, por Su misericordia hacia mí. Esta confianza en mí mismo está garantizada porque Dios está siempre ansioso por conferirnos el poder alcanzar nuestros objetivos en la vida.

En contraste, las vitaminas hidrosolubles representan la seguridad y confianza total en Dios, nuestro Padre en los Cielos (recordemos que el agua corresponde a la sabiduría, que también se conocida como el principio padre). El agua alimenta la confianza, aunque no en el sentido de autoestima.

Por cierto, aquí también el plano físico es un reflejo del espiritual/psicológico, porque una cantidad excesiva de vitaminas liposolubles, como la de una ostensible confianza en sí mismo, puede ser tóxico.

Los Minerales

Los nutrientes inorgánicos que el cuerpo necesita, usualmente en pequeñas cantidades, son llamados minerales. Algunos ejemplos de ellos son el calcio, el hierro y el magnesio. El calcio es un componente mayoritario de los huesos y dientes y el hierro se necesita para sintetizar hemoglobina. El calcio, el sodio y el potasio son necesarios para el funcionamiento normal de los nervios.

Aunque el organismo no metaboliza los minerales que ingiere, pierde muchos de ellos en la transpiración, la orina, etc. ¿Cómo se reponen estas importantes sustancias químicas? Muchos de estos elementos se encuentran en los tejidos vivos de las plantas y animales. Con una ingesta variada de alimentos se puede obtener los requerimientos diarios de minerales.

Los minerales corresponden a la fuente de la energía emotiva de la sinceridad inherente al entendimiento. Sinceridad implica simplicidad, que en nuestro contexto alude a los elementos químicos simples necesarios para que nuestro cuerpo funcione apropiadamente. Como mencionamos arriba, la confianza y la sinceridad actúan juntas como dos socios. En Cabaláh son descriptas como dos piernas, que para poder caminar depende una de la otra.

Uno de los ejemplos más importantes de un mineral necesario para que el cuerpo funcione es el hierro, necesario para sintetizar hemoglobina, la proteína transportadora de oxígeno en los glóbulos rojos sanguíneos. El fluido sanguíneo, que transporta oxígeno, el “aliento de vida”, a todas las células del cuerpo está simbolizado en Cabaláh por el caminar o viajar psicológico. Está controlado por el poder psicológico de la sinceridad.

La Nutrición y una Dieta Balanceada

No es una tarea sencilla calcular el balance de nutrients para una dieta humana, pero los nutricionistas han tratado de hacer exactamente eso. El resultado es la Pirámide Alimenticia que clasifica los alimentos en seis grupos. También indica cuántas porciones de cada grupo deben ingerirse cada día para mantener una dieta saludable. Los alimentos ricos en carbohidratos complejos son la base de la pirámide. En la cima de la pirámide están las grasas y los dulces, que deben ser utilizados con moderación. Algunos alimentos de otros grupos también contienen azúcares y grasas, por eso se los debe tener en cuenta cuando se los elige.

La idea básica detrás de la pirámide es lógica y simple: debe comer cada día alimentos variados y limitar la ingesta de los dulces y grasos.

Se deben utilizar las etiquetas para elegir los alimentos más saludables. Ellas nos brindan cierta información general acerca de la nutrición, enumerando los Valores Diarios y las Calorías por gramo de proteínas, carbohidratos y grasas. Los valores diarios le muestran cómo un determinado alimento se integra dentro de la dieta general. Hay que tomar en cuenta que los valores diarios están basados en una dieta de 2000 calorías.

Las necesidades nutricionales son afectadas por la edad, el género y el estilo de vida. Los adolescentes en rápido crecimiento y otros grupos de gente necesita más nutrientes que los valores diarios indicados.

Cuando se elija alimentos, utilice la información que encuentre en las etiquetas para compararlos con otros similares en cuanto a sus proporciones de nutrientes por Calorías. Cuando elija un alimento, debe ser de alto poder nutritivo y de bajas calorías.

Veamos ahora cómo se traducen las reglas básicas de una dieta saludable en guías para una sana vida espiritual. Co mo hemos visto, los alimentos ricos en carbohidratos complejos representan el amor inspirado intelectualmente (hacia Dios y la humanidad). Así como estas sustancias sirven de base a nuestra dieta física, esta clase de amor derivado del estudio profundo de la Torá y la plegaria meditativa forma la base de una vida espiritual y religiosa saludable.

Deberíamos limitar la ingesta de los alimentos grasos y azucarados. De la misma manera, como se explicó, demasiado amor descontrolado (alimentos azucarados) o compasión (grasas) hacia uno mismo puede ser negativo para nuestro bienestar general.

Por supuesto, la energía liberada de los alimentos que ingerimos nos debería ayudar a ascender en nuestro servicio a Dios y a madurar nuestro carácter sólo si son kosher de acuerdo a las leyes de la Torá. La comida no kosher nutre rasgos de carácter negativos, impidiéndonos servir a nuestro Creador con humildad y alegría.

Un cuerpo sano requiere un alma sana, son totalmente interdependientes. En hebreo, las iniciales de “cuerpo” ( guf ) y “alma” ( neshamáh ) forman la palabra “jardín” ( gan ). Una dieta kosher bien balanceada junto con una apropiada conciencia orientada hacia lo Divino, nos devuelve a ese estado puro e inalterado del Jardín del Edén, donde Dios nos colocó antes del pecado primordial de comer lo que Dios había prohibido. Así como la humanidad fue exiliada del estado edénico por haber elegido comer neciamente, nuestro retorno a ese estado ideal depende de nuestro impulso más básico que es comer.

LA FOTOSÍNTESIS

“Y Sus Hojas Serán Para Remedio”

Cedido gentilmente por el Prof. Eliezer Zeiger, Director de

Torah Science Fundation – www.torahscience.org

Basado en un discurso del rabino Itzjak Ginsburgh shlita

Nota Editorial

Está dicho en Pirkei Avot (La Ética de los Padres) 3:17: “Aquel cuya sabiduría excede a sus buenas acciones, a que puede ser comparado? A un árbol cuyas ramas son numerosas pero sus raíces escasas, y el viento viene y lo arranca de la tierra y lo da vuelta; como está dicho: ‘Y será como un árbol solitario en una tierra árida y no verá cuando venga el bien; morará en un suelo árido en tierras salvajes, aislada, inhabitable (Jeremías 17:6)’. Pero aquel cuyas buenas acciones exceden a su sabiduría, a que puede ser comparado? A un árbol de pocas ramas pero de raíces numerosas, de tal manera que incluso si todos los vientos del mundo vinieran y soplaran contra él, no lo podrían mover de su lugar; como está dicho: ‘Y será como un árbol plantado cerca del agua, con sus raíces esparciéndose hacia la corriente y no sentirá cuando venga el calor, y su follaje será verde; en el año de sequía no temerá, y no cesará de producir fruto (Jeremías 17:8)”.

En la Torá abundan los ejemplos basados en las plantas. El hombre es comparado “a un árbol del campo” y en los Salmos del Rey David, un tzadik, una persona justa, es comparado a una “palmera datilera” y a un “cedro del Líbano”. Los organismos fotosintetizadores son únicos dentro de las criaturas vivientes por su capacidad de convertir la energía luminosa en alimento. En la cabalá y la filosofía jasídica, la luz es un símbolo esencial de la emanación Divina. Los organismos fotosintetizadores como las plantas, son entonces únicos por su capacidad de relacionarse y absorber directamente la energía Divina investida en la luz, sin intermediarios. Por el contrario, los seres humanos dependemos de los alimentos derivados de la luz que previamente fue asimilada por una planta.

La Fundación Torah Science se complace en presentar “Y sus Hojas serán para Remedio”: Fotosíntesis en la Ciencia y en la Cabalá” a los visitantes de nuestra página de Internet. Este novedoso artículo explora la interfase entre la fotosíntesis, uno de los procesos estudiados más ampliamente en la Tierra, y los principios básicos de la Cabalá y la filosofía jasídica. El artículo brinda un ejemplo acerca del uso de las relaciones numéricas entre conceptos científicos y cabalísticos claves como una poderosa herramienta de investigación para revelar correspondencias entre la Torá y la ciencia. También explora los maravillosos paralelos entre los conceptos cabalísticos de la unión de las aguas Superiores e inferiores y la dinámica de la fotosíntesis y el movimiento del agua en las plantas.

Un excitante descubrimiento en fotobiología de las plantas describe cómo la activación de los movimientos de los estomas (los poros) en las hojas de las plantas por medio de la luz azul es revertida por la luz verde ((Plant and Cell Physiology 41, 171-176, 2000). Como los fotones azules y verdes son abundantes en la radiación solar, este descubrimiento implica que los estomas de las hojas están oscilando continuamente entre estados activos e inactivos en la medida que absorban fotones azules o verdes. Como se describe en “y sus Hojas serán para remedio”, el color azul corresponde a la sefirá de bondad, jesed,  y el verde a la de belleza, tiferet. Esto significa que, en términos de energía Divina, los estomas están oscilando continuamente entre la Bondad y la Belleza. La Fundación Torah Science aspira a que la investigación rigurosa de estos paralelos de Torá y Ciencia nos ayuden a comprender que “en definitiva, todo en la creación está interrelacionado, [y] en cada partícula está codificado el universo”, como se afirma en el articulo Métodos de Torá y Ciencia (de próxima presentación).

1. Introducción

¿Qué se puede obtener al tratar de armonizar la Torá –la inteligencia Divina que trasciende el intelecto humano- con los descubrimientos de la ciencia?

Una respuesta detallada a esta pregunta requiere un estudio por si mismo. Identifiquemos aquí dos puntos centrales que serán desarrollados en este artículo.

El primero concierne a la contribución que puede hacer la ciencia al estudio de la Torá. En virtud de su trato con la realidad genuina y observable (al estar basada en la experiencia), la ciencia describe mecanismos y objetos que son captados naturalmente por los sentidos humanos (y en consecuencia son comprendidos claramente por la mente). Cuando tratamos de explicar algún aspecto de la Torá, especialmente los delicados y dificultosos conceptos expresados en Torat hanefesh (literalmente, ‘La Torá del alma’, es decir la cabalá), estamos obligados a utilizar analogías que nos ayuden a concretar el tema. Si existe una correspondencia entre un concepto de la Torá y un proceso o conclusión al que se arribó a través de la ciencia, entonces tenemos un poderoso instrumento de aplicación a nuestra disposición. La abundancia de tales correspondencias, incluso respecto a un concepto en particular de la Torá, facilita la demostración de este concepto.

A nosotros incumbe, por cierto –como fue enseñado por el santo Baal Shem Tov- extraer alguna clase de lección espiritual significativa de todo con lo que nos topamos y experimentamos, incluyendo el conocimiento científico que nos es revelado. Cada cualidad que descubrimos en el mundo nos ayuda a clarificar cierta cualidad correspondiente en nuestra alma, haciendo posible aprender de la naturaleza las formas en que el hombre puede rectificarse a si mismo.

El segundo punto se refiere a destacar el efecto que tiene la sabiduría Divina de la Torá sobre el propósito del estudio científico (ver “La sabiduría del Rey Salomón”, en preparación). Esto se debe principalmente al hecho de que la realidad en general (y la realidad de la naturaleza en particular) está basada en la sabiduría de la Torá, porque “el Santo, bendito sea, miró en la Torá y creó el mundo”. (ver Zohar II, 161a). El máximo paradigma para el mundo es el propio ser humano, como está dicho en Kohelet (Eclesiastés 3:11): “… también Él puso el mundo en su corazón”, describiendo al hombre como un microcosmos. Di-s diseñó, al crear al hombre, la capacidad humana para comprender el reino completo de la naturaleza a través del uso de aquellos conceptos y arquetipos embebidos en su propio ser conciente y supraconciente.

Este ensayo se centrará más directamente en el primer punto mencionado antes. Pero de todas maneras, es nuestro deseo que la identificación de algunas de las correspondencias que existen entre los modelos científicos y los de la Torá (ver “métodos de Torá y Ciencia”) inspire a los científicos a explorar la posibilidad de utilizar la Torá para diseñar o fraguar nuevas direcciones en su trabajo científico. A medida que esas exploraciones abran nuevos horizontes, el enriquecimiento de los modelos científicos contemporáneos con aquellos hallados en la Torá expandirán de manera esperanzadora los horizontes de la investigación y ayudarán a los científicos a construir más teorías multidimensionales y complicadas, capaces de explicar el amplio espectro de los fenómenos.

2.  Oxígeno (Respiración), Alimento (Digestión)

En la Ciencia

En el proceso de la fotosíntesis, las plantas convierten la luz (la energía solar) en carbohidratos. Hay tres productos finales de este proceso: dos que son formados directamente por el proceso en si, el oxígeno y el alimento, y un tercero, el combustible (específicamente, varias formas de combustible fósil), que es un producto derivado de los carbohidratos después de un prolongado período de tiempo y que será discutido en una sección separada.

El oxígeno producido por la fotosíntesis es una fuente importante del oxígeno necesario para la respiración humana. Los carbohidratos producidos por la fotosíntesis forman la base de la cadena alimenticia; sin ellos, formas de vida complejas, como el hombre, serían incapaces de sobrevivir. A partir de la Revolución Industrial, el tercer producto final compuesto por diversos combustibles (principalmente el carbón y el petróleo), se transformó en la fuente más importante de energía inorgánica disponible para la raza humana, sin la cual la vida moderna de nuestros días no podría prosperar.

En la Cabalá

Meditaremos ahora, a través del prisma de la sabiduría interna de la Torá, acerca del significado espiritual de la producción por parte de la fotosíntesis del oxígeno para respirar y del alimento para el metabolismo. Enseña la cabalá que el sistema respiratorio humano (y la respiración en general) corresponde a la sefirá de la Corona, ( keter), mientras que el sistema digestivo (y la digestión en general) corresponde a la del Reinado ( maljut). El proceso completo de la fotosíntesis está, como su nombre lo dice, impulsado por la luz, radiación electromagnética visible emitida por el sol día a día, hora tras hora. Entonces se comprende que la luz del sol sea responsable del funcionamiento continuo, aquí en la tierra, de todos los sistemas que mantienen la vida, desde la respiración, que corresponde a la sefirá más elevada, hasta la digestión, correspondiente a la última, y todos los sistemas intermedios.

La supervivencia de toda la creación está encuadrada, por lo tanto, por estas dos sefirot, como lo sugiere la equivalencia numérica entre las dos frases  (keter maljut) y   (bereishit bará, En el comienzo, Él creó…), ambos iguales a 1116.

Con el descubrimiento de la fotosíntesis, se volvió evidente que la luz es el fundamento físico de toda la creación (como también lo es en la Biblia, donde se identifica la luz como el primer elemento específico de la creación que Di-s llamó a la existencia: “Y Di-s dijo: ‘Sea la luz’, y fue la luz”). Por consiguiente podemos sumar el valor numérico de Luz,  , or, 207, al de  Keter maljut (1116) dando como resultado 1323. El valor promedio de estas tres palabras keter maljut or, (1323 / 3) es 441, el valor numérico de la palabra hebrea emet , Verdad, 441 o 212.

Ya que el proceso de la fotosíntesis es responsable de la formación de los sistemas físicos que corresponden a las diez sefirot, reflexionemos ahora sobre la relación entre la luz que impulsa ese proceso y los nombres de las sefirot “producidas” por él.

En conjunto, los nombres de las sefirot desde la corona, Keter hasta el reinado, Maljut (incluyendo el conocimiento, Daat ) contienen 42 letras:

Dicen nuestros sabios que el Nombre con el cual fue creado el universo es el Nombre de 42 letras, del que está dicho (Zohar II 234 a; III 256b):

este es el portal hacia Di-s, los justos vendrán a través de él” (Salmos, 118:20), es el nombre de 42 letras, con el que fueron creados los reinos superiores e inferiores.

Hay un capítulo en el Pardés Rimonim [de rabi Moshé Cordobero, 1522-1570, conocido por su acrónimo Ramak], titulado ¿Keter es sinónimo de Ein Sof? (es decir, del Ser Infinito). Luego de deliberar acerca del asunto, el Ramak concluye que la sefirá de la Corona no es equivalente al Ein Sof, representando este un nivel incomparablemente elevado del ser Divino.

Es importante para nosotros la equivalencia numérica señalada por la Kabalá entre las palabras  or y el Infinito,  ein sof, que suman 207, en línea con la conclusión del Ramak, para visualizar la palabra or como por encima de los nombres de las otras sefirot, llevando en consecuencia el número total de letras a 45.

Este número es el valor numérico de hombreAdam, aludiendo a que la luz es necesaria para mantener la constelación de las sefirot metafóricamente asociadas con la forma humana [como sugiere el versículo de Eclesiastes 3:11: “también puso el mundo en su corazón“-“el hombre es un microcosmos“]. Y como veremos más adelante, la perfección del hombre en el mundo por venir está vinculada con la utilización de la luz en forma directa.

El número 45 es también el noveno número triangular, simbolizado como  9. Como tal, la palabra  complementa los nombres de las sefirot tanto sustantiva, según ya explicamos, como estéticamente, al permitirnos ordenar las 45 letras en una forma geométrica triangular como esta:

Meditando sobre este triángulo, descubrimos que la suma del valor numérico de sus letras es 3549 o 3 · 7 · 13 · 13, factorizado en números primos. Adicionalmente, descubrimos que la suma de las letras desde  hasta   es igual a 1729 o  13 · 19, siendo el valor de las letras remanentes desde   hasta  igual a 1820, o  13 · 20. Las letras de las dos palabras  , que forman la línea inferior del triángulo suman 242. El valor numérico del triángulo formado por las cuatro primeras líneas, que contiene las palabras  , es 302, mientras que su eje central, compuesto por las letras  , es igual a 496, el valor numérico de  !

3. La Planta y la Hoja

Según la Ciencia

Las criaturas vivientes pueden ser divididas en dos categorías, basadas en la forma en que utilizan los recursos para sobrevivir. Los  organismos que necesitan comer o asimilar a otros organismos para vivir son llamados heterótrofos, y autótrofos a que sobreviven utilizando sólo materia inorgánica (inanimada).

La fotosíntesis es el proceso más importante que permite a los organismos ser autótrofos. Los autótrofos que utilizan el proceso de la fotosíntesis se denominan más específicamente fotoautótrofos. Existe un pequeño número de organismos que utilizan para sobrevivir procesos químicos diferentes al que estamos tratando, clasificados en general como quimioautótrofos.

Cuantitativamente, la fotosíntesis produce aproximadamente 160 mil millones de toneladas de carbohidratos por año, por lo que es el proceso químico más productivo sobre la tierra.

Según la Cabalá

La respiración humana actúa en forma opuesta a la de la fotosíntesis en las plantas: estas absorben dióxido de carbono en presencia de luz y liberan oxígeno, que es absorbido por los humanos emitiendo dióxido de carbono.

Así también respecto a los hidratos de carbono, que son sintetizados por las plantas en presencia de luz, y los humanos sólo lo pueden digerir y metabolizar pero no producir.

Cuando no están en contacto con la luz las plantas son como los humanos, utilizando los alimentos que sintetizan con la fotosíntesis durante el día. Los humanos en nuestro mundo son definidos como heterótrofos.

Sin embargo, la Torá habla de una persona futura, el Mesías, (  Mashíaj) que funcionará como las plantas, como un autótrofo, más específicamente un fotoautótrofo. El primer indicio de esto es que el Mashíaj es llamado por los profetas y por nuestros sabios como una “planta” ( tzemaj).

Nuestros sabios han descripto el “Mundo por Venir” ( olam habá) como un lugar donde “los justos están sentados con sus coronas en sus cabezas, disfrutando [o nutriéndose] del resplandor de la Shejináh [donde se inviste la presencia de Di-s]”

La expresión “sus coronas en sus cabezas” alude a la sefirá de la Corona que, como ya se dijo corresponde al sistema respiratorio humano. Por lo tanto, nutriéndose sólo con la luz Divina (el resplandor de la Shejináh) y el aire, en el Mundo por Venir los Justos ( Tzadikim), aquellos individuos que se conducen de una manera justa, tendrán cualidades similares a los organismos fotoautótrofos, las plantas de nuestros días.

La luz en este caso es “el resplandor de la Shejináh, o en otras palabras, la revelación Divina futura que permeará toda la creación y será contemplada por toda carne, y esta “luz” Divina revelada será utilizada como la fuente de alimento físico.

4. El Fototropismo y el Futuro de la Humanidad

Ciencia

El proceso de la fotosíntesis hace uso de tres componentes: luz, agua (H2O) y dióxido de carbono (CO2). Hay dos tipos primarios de foto autótrofos en la naturaleza: (1) plantas terrestres y (2) plantas acuáticas y microorganismos, como los protistas unicelulares y ciertas algas.

En el caso de las plantas terrestres la luz es absorbida por las hojas, el agua a través de las raíces y el dióxido de carbono a través de los pequeños poros de las hojas llamados estomas. La mayoría de las plantas absorben el dióxido de carbono abriendo sus estomas durante las horas del día. Pero hay plantas, como los cactus y otros que sobreviven en lugares desérticos, que abren sus estomas durante la noche para evitar la pérdida excesiva de agua durante las calurosas horas del día.

Cabalá

Ya nos hemos referido al hecho de que el Mashíaj (el prototipo del hombre Justo del futuro) es conocido simbólicamente como una “planta”. El profeta Ezequiel, en su visión del arroyo que habrá de fluir desde el templo Sagrado en el futuro por venir (  , l’atid lavó), hace referencia también a la vegetación de los tiempos mesiánicos (Ezequiel 47:12):

Y a lo largo del arroyo, en ambas orillas, brotarán toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán y sus frutos no fracasarán; brindará nuevos frutos cada mes, porque sus aguas manarán del santuario y sus frutos serán para alimento y sus hojas para remedio.”

Nuestros sabios comentaron la expresión “Y sus hojas serán para remedio”, como sigue (Sanedrín 100a):

“…Rabi. Isaac bar Abudimi y Rabi Hisda [argumentaron a este respecto]: Uno dijo [que la hoja será remedio] liberando nuestro orificio superior [es decir la boca] mientras que el otro dijo [que será para remedio] liberando nuestro orificio inferior. También fue dicho: Jizquiáh dijo: [que será para remedio] liberando la boca del mudo, y Bar Kapara dijo [que será para remedio] liberando el orificio de la esterilidad.”

Por lo tanto, el rol de las ‘plantas’, es decir de los Justos, en el futuro por venir será el de ‘desatar’ o liberar la boca. La intención detrás de estas enseñanzas es que los Justos, especialmente el Mashíaj, enseñará a la humanidad cómo volverse ‘autotróficos’ obteniendo sustento físico directa y exclusivamente de la revelación de la luz de Di-s en el mundo.

5. Fotosíntesis y Tecnología

Ciencia

Cuando pensamos en el consumo de energía de nuestra civilización nos damos cuenta de que casi todas nuestras necesidades están abastecidas por los combustibles fósiles. Por otro lado, cada vez se hace más evidente que el uso generalizado de esta energía presenta un problema serio de polución.

Pero el límite verdadero para su utilización está basado en su disponibilidad. Está claro que nuestros recursos energéticos eventualmente deberán cambiar, probablemente en dirección a alguna clase de fusión nuclear, ya que la fisión nuclear utilizada hasta el momento también presenta problemas de polución.

La fusión es en realidad el proceso de generación de energía que se produce en nuestro sol, el cual esperamos emular utilizando la materia con que contamos en la tierra. Pero de todas maneras, en algún momento será necesario dominar la “planta de energía” de fusión del sol para abastecer las necesidades energéticas de nuestra civilización.

A la postre, incluso eso no será suficiente y por más lejos que llegue la energía de fusión, el desafío final será enjaezar el tremendo reactor nuclear que se encuentra en el corazón de nuestra propia galaxia.

En cierta medida, es posible demostrar una relación entre el desarrollo tecnológico general de la civilización y la calidad de sus fuentes energéticas, a tal punto que la transición desde un nivel de utilización de energía hacia el siguiente es un producto de  los nuevos avances tecnológicos de dicha civilización.

Cabalá

Una de las preocupaciones que acompañan el desarrollo tecnológico es el efecto que tiene sobre la humanidad. La tecnología en si misma es en su mayor parte neutral, capaz de servir tanto a nuestras inclinaciones positivas como a las negativas. Sólo depende de si el hombre la controla o es controlado por ella.

En un pasaje del Talmud que aparentemente no está relacionado con nuestro tema (BT Avodá Zará 3b 4a) encontramos lo siguiente:

Dijo rabi Shimón el hijo de Lakish: no hay gueinom (literalmente infierno) en el futuro por venir, sino que el Santo bendito sea retirará el velo del sol y ennegrecerá [los ojos], los justos serán curados por él [el sol], el malvado será juzgado por él, como está dicho (Malají 3:19): “Porque, observen, ese día está llegando, quema como un horno y todo arrogante y todo el que haga el mal será como heno y el día que está llegando los quemará dice el Señ-r de las Huestes, de manera que no les dejará raíz o rama…” y el justo será sanado por él, como está dicho (Ibid 3:20): “Pero para ti que temes mi nombre, el sol de la justicia se elevará con curación en sus alas” y no sólo eso sino que [los justos] prosperarán a causa de ello, como está dicho (Ibid): “y vosotros saldreis y brincareis como becerros que salen del establo”.

Aplicando el modelo que acabamos de describir respecto al avance tecnológico y la utilización de la energía, es posible decir que ‘retirar el velo del sol’ corresponde a la revelación y el desarrollo de nuevas formas de energía alimentando el desarrollo tecnológico de la humanidad. El ‘malvado’ puede interpretarse como aquellos individuos que no utilizan la energía de una manera beneficiosa, mientras que los ‘justos’ son aquellos que triunfan en dominarla para ponerla al servicio del bien.

La capacidad del hombre de controlar la tecnología y la modernización y no ser controlado por ella, depende de una definición clara de su mundo ético. Cuando uno vive una vida con objetivos morales claros, tales como cumplir con los mandamientos Divinos, la tecnología se vuelve un importante instrumento para alcanzar esos objetivos y además acercarnos a Di-s.

Por el contrario, si uno vive una vida sin valores, adquiriendo tecnología en aras de si misma, corre el riesgo de verse dominado por las fuerzas mecanicistas que guían ese desarrollo, a tal grado de alienarse completamente de Di-s.

6. Perspectiva Histórica del Rol del Oxígeno en la Fotosíntesis

Ciencia

La fórmula básica de la fotosíntesis es la siguiente:

6CO2 + 12H2O + luz solar <-> C6H12O6 + 6H2O + 6O2 Ecuación 1

Históricamente, las primeras investigaciones para determinar la fórmula exacta de la fotosíntesis presumían que el oxígeno generado en este proceso (el lado derecho de la ecuación 1) provenía del dióxido de carbono que entraba por la hoja (el lado izquierdo de la ecuación). Sin embargo, por el año 1940, con la ayuda de técnicas de trazado radioactivo, se descubrió que en realidad provenía de la escisión de la molécula de agua que entra por las raíces.

Cabalá

Los principales componentes del proceso de la fotosíntesis, la luz, el dióxido de carbono y el agua, pueden dividirse en dos grupos que podríamos llamar superiores e inferiores, de acuerdo con el sitio de absorción por el cual ingresan a la planta (las hojas o las raíces). Los superiores son el dióxido de carbono y la luz, mientras que los inferiores son las moléculas de agua.

El Midrash (Shemot Rabá 12:3) relata lo siguiente:

Cuando Di-s creó el mundo, decretó diciendo: “Los cielos, los cielos son para Di-s y la tierra El la dio a los hijos del hombre.” Cuando pretendió entregar la Torá, nulificó el decreto original y dijo: “Los reinos inferiores ascenderán hacia los superiores, y los superiores descenderán hacia los inferiores”.

La presunción misma de que el oxígeno producido por la fotosíntesis tiene su origen en las moléculas de dióxido de carbono que llegan desde arriba y no en las moléculas de agua que se absorben desde abajo refleja el propósito asociado con el primer decreto de Di-s que divorcia el reino superior de la Creación (oxígeno) del inferior (agua). El descubrimiento de que el oxígeno proviene del agua que se absorbe a través de las raíces, afirma la anulación de tal decreto, “permitiendo” así que ambos reinos se abracen en uno.

Esta correspondencia demuestra que la Torá no distingue entre las categorías cognitivas –con su apariencia de científicas, racionales y objetivas- y los valores morales (conocidas a veces como ética) adoptadas por el observador. Los mismos arquetipos metafísicos utilizados por la dimensión interior de la Torá (como son expresados por la cabalá y el jasidismo), describen y guían tanto nuestro desarrollo moral y espiritual como el crecimiento de nuestro conocimiento científico.

O en otras palabras, es posible analizar y comprender la expansión progresiva de nuestra comprensión científica del mundo material utilizando como modelos los  procesos de desarrollo del alma tratados en la Torá.

Ciencia

Releyendo nuestra discusión previa, encontramos tres ingredientes inician el proceso de la fotosíntesis: luz, agua y gas (dióxido de carbono). Los átomos de oxígeno del agua se convierten en moléculas de oxígeno (gas) al final del proceso, mientras que los átomos de oxígeno del dióxido de carbono (gas) terminan formando parte de las moléculas de carbohidratos producidos.

Cabalá

Estos tres componentes corresponden a los tres componentes básicos de la Creación tal como se pone de relieve en la cabalá: luz (or), agua (  , maim), y el firmamento (  , rakia). El firmamento es el elemento que separa la Divinidad (o luz) del mundo inferior (o agua). La relación entre estos tres elementos está descripta figurativamente en la letra alef, la primera del alfabeto hebreo, que comprende un punto superior (luz), un punto inferior (agua) y la línea diagonal que los separa (el firmamento).

Por lo tanto, podría decirse que la fotosíntesis dirige la interacción entre la energía Divina y el mundo. Esto se expresa con el descenso del dióxido de carbono y los átomos de oxígeno a los hidratos de carbono (la fuente de la dulzura en el mundo) y también con el ascenso de los átomos de oxígeno del agua (el origen de los placeres terrenales, como enseñan nuestros sabios: el agua fomenta todas las formas de placer) que se liberan por las hojas de la planta (posibilitando el placer Divino del alma, el “aliento” de Di-s).

Esta conexión entre los reinos superiores e inferiores encuentra su expresión más notable en lo que el Zohar llama: “la unión de las aguas superiores e inferiores”. De acuerdo con el comentario Ashmoret Haboker en el Zohar, esta unión representa la unificación del conocimiento de la Torá (la sabiduría superior) con el conocimiento del mundo (la sabiduría inferior) también llamada “la sabiduría de las naciones”. La hora que mejor refleja este encuentro de los reinos superiores e inferiores es la de la tercera comida del Shabat por la tarde, cuyo carácter mesiánico lo hace propicio para la contemplación del significado de la planta (tzemaj), el símbolo del Mashíaj.

continuará

LA ABEJA Y LA ARAÑA

Hace muchos años había un conductor de carretas judío muy pobre. Trabajaba día y noche pero nunca pudo guardar un centavo. Ya no podía seguir viniendo a su casa y enfrentar a su mujer sin traer una moneda, por lo que decidió ir al Rebe en busca de ayuda. El consejo del Rebe fue: “Vuélvete un maguid”. Un maguid iba de pueblo en pueblo alentando a la gente a arrepentirse y esforzarse por seguir los senderos de la Torá).”¡Rebe!”, dijo shockeado el carretero, “cómo es posible que sea un maguid, nunca he hablado en público y no se nada de nada!”. El Rebe le dijo: “aseméjate a la abeja y no a la araña. La araña guarda y guarda y se queda con todo para sí misma; pero la abeja recolecta y entrega todo a los demás”. El carretero siguió el consejo del Rebe, y en su trabajo comenzó a escuchar lo que la gente sabia decía, luego lo entregaba a los demás como maguid. Eventualmente tuvo éxito y pudo alimentar a su familia y educar a sus hijos en los caminos de la Torá.

La porción de la Torá Sheminí incluye las leyes para distinguir entre los animales kosher y no kosher. La abeja no es kosher, por eso los judíos no la comen, pero la miel sí lo es. Esta es una situación una situación muy especial, porque usualmente “lo que viene de un animal no kosher no es kosher”. Entonces, en la mayoría de los casos, un producto de un animal kosher es también kosher, por ejemplo la leche de vaca, mientras que un producto de un animal no kosher no lo es, como la leche de cerdo. En el caso de la araña, que el conductor de carretas fue aconsejado no imitar, ni el animal ni la seda que usa para tejer su red son kosher.

Pero ¿Por qué la miel producida por un insecto no kosher es kosher y la seda de la araña no? La respuesta, por supuesto, es que la ley judía, codificada por nuestros sabios muchos siglos atrás, dicta que los judíos pueden comer miel pero no abejas, arañas o telas de araña. Lo que es destacable es que la naturaleza de la producción de la miel de las abejas y la seda de las arañas, que ha sido comprendida en detalle en el último siglo, es completamente consistente con la ley judía.

Las abejas producen la miel recolectando el néctar de las flores (kosher como todo producto vegetal) y almacenándola en sus cuerpos en un estómago especial, llamado bolsa de miel. Tienen además un segundo estómago donde digieren el alimento que consumen. Si la abeja siente hambre cuando vuela, transfiere un poco de néctar desde la bolsa de miel al estómago y lo usa como alimento. Cuando la bolsa de la miel está llena, la abeja retorna a la colmena y las abejas obreras retiran el néctar con sus lenguas y lo airean, dejando que algo de agua se evapore en el proceso, depositado luego el remanente en una célula de la colmena, donde es almacenado. Vemos así que la miel nunca llega a formar parte del metabolismo de la abeja.

La seda de la araña, por el otro lado, es una mezcla completa de proteínas producidas por la araña. Las proteínas están codificadas por el ADN de cada organismo y son muy específicas de cada especia. Por ejemplo, la proteína mayor de la seda de la araña es llamada sericina y ha llamado grandemente la atención en los últimos años. Es un notable material que se puede estirar de 4 a 6 veces su tamaño sin romperse, y tiene un enorme potencial para la manufactura de muchos productos. Al contrario de la seda de los gusanos, sin embargo, no se puede criar arañas para obtener su seda, porque cuando crecen en el mismo ambiente se devoran entra ellas. Recientemente se ha clonado el gen de la sericina y transferido a cabras con el objetivo de hacer que la cabra produzca sericina junto con su leche. (Por supuesto, la leche de esa cabra manipulada genéticamente conteniendo una cantidad significativa de sericina ya no sería kosher).

Los ladrillos de las proteínas son sustancias químicas llamadas aminoácidos. Si un animal come una proteína que se origina en otro animal o planta, desarma esas proteínas en sus aminoácidos componentes y luego con ellos construye sus propias proteínas. Aprendemos de la ley judía que un pez kosher que come alimento no kosher sigue siendo kosher, mientras que el pez no kosher que come alimento kosher sigue siendo no kosher. Podemos inferir entonces que las proteínas específicas de animales kosher y no kosher pueden jugar un rol en la manifestación física de las propiedades espirituales que hacen a un animal kosher o no.

La comprensión científica de la síntesis proteica y de los delicados detalles del proceso de producción de la miel no existía cuando los sabios determinaron que la miel es kosher, lo hicieron por Ruaj Hakodesh, inspiración Divina. Cuando nos damos cuenta que el conocimiento científico acerca de la producción de la miel y de la seda de la araña es completamente consistente con la ley judía, nos provee una comprensión más refinada de la sabiduría de los sabios. Más aun, el entendimiento de las bases científicas de la ley judía nos puede ofrecer una mejor percepción de los principios que la guían.

LA DIFERENCIACIÓN DEL ALMA Y LAS CÉLULAS MADRE (primera parte)

Introducción

En este artículo nos enfocaremos en el paralelismo inherente entre los procesos de diferenciación tal como ocurren en el alma (nuestra dimensión espiritual) y en el cuerpo (nuestra dimensión física). La diferenciación en el alma involucra el proceso mediante el cual el alma, desde su estado prístino y puro ante el Creador, desciende al cuerpo físico para realizar su misión en la vida. La diferenciación en el cuerpo humano involucra el proceso mediante el cual el zigoto unicelular (el óvulo fertilizado) se diferencia para volverse un feto totalmente desarrollado con alrededor de 200 tipos diferenciados de células que conforman sus diversos órganos.

Antes de empezar, es importante notar que la diferenciación del alma se ha estudiado en gran profundidad en diversos escritos jasídicos y nuestra comprensión de esto es sólida.1 En contraste, la diferenciación de las células del cuerpo es un tema relativamente nuevo, aún hablando científicamente, y los biólogos celulares todavía tienen un camino largo por andar para entenderlo totalmente. No obstante, en la última década se produjo un progreso muy grande en este campo y rápidamente se está convirtiendo en uno de los más importantes en las ciencias biológicas.

Debido a que ambos procesos de diferenciación describen cómo una sola entidad unitaria se divide y multiplica para volverse una entidad compleja, está claro que los dos pueden compararse entre sí . Además, debido a que el alma le da la vida al cuerpo físico, es natural trazar las similitudes entre los dos procesos.

La Diferenciación del Alma

En su estado más prístino, antes que el alma sea llamada para descender a un cuerpo físico en particular, es considerada una entidad singular y simple, en el sentido de que no se revelar nada de su complejidad inherente. Como el Tania lo explica, el alma es esencialmente “una parte de Dios en lo Alto, literalmente”.2 Así como Dios es uno e indivisible, el alma también es una e indivisible. Pero, para que el alma le dé vida a un individuo, sus poderes indeterminados necesitan diferenciarse para manifestarse de maneras diferentes que satisfagan la misión particular del individuo en la vida.

Jasidut nos ofrece varias metáforas diferentes para explicar la diferenciación del alma. Repasemos la más gráfica y fácil de entender.

Desde el Renuevo al Árbol

En esta metáfora ofrecida por el Rebe Hillel de Paritch, nos imaginamos al alma en su estado inicial y más puro como un árbol maduro, del que se puede tomar una ramita o renuevo, plantarlo, y eventualmente irá creciendo y convirtiéndose en otro árbol, con una variación pequeña. Ese árbol maduro al que nos estamos refiriendo para imaginar al alma, es un árbol especial, con cuyas características no tenemos que familiarizar, porque a diferencia de un árbol común, tiene la característica de que sus renuevos pueden madurar y transformarse en cualquier especie de árbol. En otras palabras, el árbol maduro es como un meta-árbol, que tiene el potencial de engendrar cualquier tipo de especie diferenciada de árbol.

De todas maneras, por muy especial que sea este meta-árbol maduro, sus renuevos pasan por el mismo proceso de tres fases que los renuevos físicos con los que estamos familiarizados:

1. La separación del renuevo del árbol. Obviamente éste es un arte en sí mismo, ya que no se consigue simplemente arrancando una rama del árbol original.

2. La plantación del renuevo en su propio espacio que lleva al arraigo, el crecimiento de raíces que conectan al renuevo con la tierra.

3. La maduración del renuevo que involucra el crecimiento normal encontrado en todos los árboles incluso el engrosamiento del tronco y la prolongación de las ramas, las hojas, etc.,

Tenemos entonces cuatro fases en total. La primera es el meta-árbol maduro y las tres fases subsiguientes son el renuevo, el arraigamiento, y el crecimiento maduro. Para el lector familiarizado con nuestra manera de explicar metáforas de modelos, el próximo paso se seguramente lo estarán intuyendo. Debido a que hay cuatro fases involucradas en el proceso de diferenciación, pueden verse como correspondientes a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá, como sigue:

Letra de Havaiá Etapa en la metáfora
Iud meta-árbol
Hei renuevo
Vav arraigo
Hei crecimiento maduro

Cuatro Modelos de Diferenciación

Esta metáfora básica puede usarse para entender cuatro modelos diferentes ofrecidos para el proceso de la diferenciación del alma.

El primer modelo que observaremos es descrito por el Rebe Itzjak de Homil, en relación a las cuatro fases señaladas arriba en la metáfora del renuevo como, “alma” ( נפש , nefesh), “personalidad” ( פרצוף , partzuf), “imagen” ( צלם , tzelem), y “semejanza” ( דמות , dmut). La analogía entonces es que el “alma” es como el meta- árbol maduro, llamada a realizar una misión particular en el reino mundano, para la cual necesita diferenciarse en una cierta “imagen” de sí misma que pueda realizar la misión adecuadamente.3

Por ejemplo, imagine que un amigo íntimo suyo se comunica repentinamente con usted desde algún rincón de África y le solicita ayuda urgentemente. Este amigo necesita que alguien vaya en persona a asistirlo sin demora y usted presume que terminará pasando una gran cantidad de tiempo en África. Aunque en el primer momento puede sentirse confundido, inmediatamente hace uso de su ingenio y, aunque tiene poco tiempo para prepararse, realiza todos los preparativos que puede. Estos incluyen procurar la ropa y los instrumentos apropiados para llevar a cabo su misión, porque sin las herramientas apropiadas (imagine que su amigo ha encontrado un depósito de diamantes profundo en la tierra y necesita su ayuda en la recolección de las piedras) hasta podría no ir.

Así ocurre también cuando el Omnipotente llama a un alma individual para descender a lo mundano. En su estado puramente espiritual, el alma posee un conjunto de todas las capacidades. Es como un sabelotodo infinito con potencial (como nuestro meta-árbol). Pero estas capacidades potenciales, llamadas su “personalidad”,4 no pueden interactuar adecuadamente con la realidad mundana. Todo este potencial se derrocharía si el alma no puede crear una “imagen” de sí misma, como un subconjunto holográfico de su “personalidad” completa, que pueda ser llevada a la misión que se le encargó y esté capacitada para llevarla a cabo.

En otros términos, puede decirse que el alma escoge una imagen en particular de sí misma, que se proyectará en el reino mundano y será la fuerza espiritual real que dará vida al cuerpo que entre. Así, extendiendo más nuestro ejemplo, la “semejanza” se estaría preparando para trabajar como un espeleólogo y minero que busca los depósitos de mineral en lo profundo de la tierra. Obviamente, al realizar esta tarea se expresará la gama completa de las facultades intelectuales y emocionales que tiene, pero todas ellas se manifestarán con un enfoque particular, es decir, ayudar a su amigo a sacar los diamantes de la tierra.

A propósito, podríamos habernos cuestionado antes si la metáfora usada por el Rebe Hilel para describir el proceso de diferenciación, no hubiera sido mejor si hubiéramos reemplazado el “renuevo” por una “semilla” plantada en la tierra, que se arraiga y alcanza un estado maduro de crecimiento. Del cuadro general que hemos planteado es obvio que la semilla no habría satisfecho nuestras necesidades. Así como su amigo necesita que un adulto lo ayude en África, Dios se dirige, por así decirlo, al alma madura para realizar una tarea mundana. La elección de un renuevo (en lugar de un árbol crecido) para la analogía indica la inexperiencia relativa del renuevo en completar la tarea y que ahora tiene que echar raíces en un nuevo contexto, pero no que esté menos desarrollado.

¿Cuál es entonces la semejanza? El Rebe Itzjak explica que por más que la “imagen” es en realidad el subconjunto de los potenciales del alma investidas dentro del cuerpo, no siempre es evidente. Una vez en el África y habiéndose reunido con su amigo, usted no estará trabajando dentro de la profundidad de la tierra todo el tiempo. Habrá descansos, y de vez en cuando será llamado para realizar otras tareas (por ejemplo, preparar un campamento de base, cocinar, limpiar los platos, quizás poner cercas contra los animales salvajes, etc.).

Por supuesto, usted se tomará también descansos. Durante esos momentos, la “imagen” (la suma total de las potencialidades del alma que se han vuelto realidad en el reino mundano), será parcial o hasta escasamente palpable o evidente, o estará vestida alternativamente, por así decirlo, con otros trajes. Los poderes específicos de la “imagen” o tzelem que son evidentes en cualquier momento dado de nuestras vidas se denominan la “semejanza” o dmut del alma.

Ampliemos la tabla anterior para incluir la terminología del Rebe Itzjak:

Letra de Havaiá Etapa en la metáfora Rebe Itzjak
iud meta-árbol alma
hei renuevo personalidad
vav arraigo imagen
hei crecimiento maduro semejanza

El Mitler Rebe, el segundo Rebe de Jabad, en cuyo tratado se basa la metáfora del Rebe Hilel del renuevo, usa otro conjunto de términos para describir este mismo proceso de diferenciación. Aunque menos contundente que lo qué nosotros hemos visto hasta ahora, realmente es el conjunto más corto y fácil de recordar y probablemente nos conecta aún más fuertemente con el proceso mismo, debido a que estos términos fueron escogidos por un maestro jasídico. Usa los términos “esencia del alma” ( עצם הנשמה , etzem haneshamá), “hombre interior” ( אדם פנימי , adam pnimí ), “hombre intermedio” ( אדם אמצעי , adam emtzaí), y “hombre exterior” ( אדם חיצוני , adam jitzoní). Agregando este conjunto de términos a nuestro cuadro, tenemos ahora,

Letra de Havaiá Etapa en la metáfora Rebe Itzjak Mitler Rebe
iud meta-árbol alma esencia del alma
hei renuevo personalidad hombre interior
vav arraigo imagen hombre intermedio
hei crecimiento maduro semejanza hombre exterior

El Rebe Hilel ofrece otro conjunto de términos para describir el proceso de la diferenciación del alma, tomando prestado de otro modelo jasídico (explicado en más profundidad en la introducción del libro Las Letras Hebreas, en preparación) conocido como “luz”–“vitalidad”–“fuerza” ( חיות כח אור , orjaiut coaj). Sólo describiremos brevemente este conjunto de términos. Debido a que la “fuerza” refleja la máxima expresión del alma en el cuerpo, el proceso de diferenciación del alma involucra las dos fases de “luz” y “vitalidad”, que él describe como ” luces espirituales” ( אורות רוחניים , orot rujanim) y “vitalidad investida en el cuerpo” ( חיות המלובשת בגוף , jaiut hameluvash baguf). Entre estas dos se encuentra una fase intermedia que también describe como una “imagen”, más específicamente las “imágenes del alma” ( צלמי הנפש , tzalmei hanefesh). Agregando la terminología del Rebe Hilel, nuestra tabla se amplia:

Letra de Havaiá Etapa en la metáfora Rebe Itzjak Mitler Rebe Rebe Hilel
iud meta-árbol alma esencia del alma alma
hei renuevo personalidad hombre interior luces
vav arraigo imagen hombre intermedio imágenes
hei crecimiento maduro semejanza hombre exterior vitalidad

El conjunto final de términos usados para describir el proceso de diferenciación del alma es más técnico que lo que hemos visto hasta ahora y nos permite poner todo el proceso en contexto. Naturalmente, la discusión resultante también será más técnica, por lo que los próximos párrafos pueden ser omitidos por el lector poco familiarizado aun con estos términos.

La premisa básica del análisis y la filosofía jasídicos es que todo lo que vemos ocurrir en el alma individual también es válido para el cosmos en su conjunto. Por consiguiente, el proceso de diferenciación del alma es congruente y un reflejo del proceso cosmológico más amplio de diferenciación, que conduce desde Dios en Su estado infinito y unificado que precede la creación de la realidad, hasta la entidad cósmica conocida como el “Hombre Primordial” del cual proviene toda la realidad.

Las escrituras oficiales de las enseñanzas del Arizal no incluyen una descripción explícita de las fases que preceden a la “contracción inicial” ( צמצום הראשון , tzimtzum harishón), pero estas fases se documentan en varios trabajos realizados por fuentes confiables, el más notable Emek Hamelech.

Un desarrollo importante de la discusión de las fases de pre-contracción fue hecho en las escrituras del Mitler Rebe. Él divide estas fases en tres agrupaciones principales llamadas “único” ( יחיד , iajid), “uno” ( אחד , ejad), y “primordial” ( קדמון , kadmón). La fase “primordial” es equivalente al estado de la realidad que precedente a la “contracción inicial” de las escrituras oficiales del Arizal. Está fuera del alcance en este artículo definir apropiadamente cada una de estas fases, pero ellas son parte del modelo más extenso multidimensional del proceso de creación conocido como el “Orden de la Evolución de los Mundos”, o simplemente” Orden de la Evolución” ( סדר השתלשלות , Seder Hishtalshelut).

Cuando comparamos las cuatro fases de diferenciación del alma con el Orden de la Evolución, nuestra tabla se extiende como sigue:

Letra de Havaiá Etapa en la metáfora Rebe Itzjak Mitler Rebe Rebe Hillel Orden de Evolución
iud meta-árbol alma esencia del alma alma único
hei renuevo personalidad hombre interior luces uno
vav arraigo imagen hombre intermedio imágenes primordial o descenso del rayo de luz infinita
hei crecimiento maduro semejanza hombre exterior vitalidad rayo de luz infinita investida dentro del Hombre Primordial

Continuaremos nuestro estudio de la diferenciación en el cuerpo humano en la segunda parte.

(Basado en una conferencia dada el 29 de Shevat, 5769 en Kfar Chabad)

NOTAS

1 De los cuales, el más importantes es el del Rebe Itzjak de Homil, en su MaamarMatzáVekosot, c. 15 y del Rebe Hilel de Paritch en su comentario al Mitler Rebe ShaarHaijudbiur 2 (f. 158a y en el Kehot 1995 ed.).

2 Tania, comienzo del cap. 2. El resto del capítulo está dedicado a explicar el uso de la palabra “parte de” ( חלק , jelek), que parecería implicar que Dios tiene muchas partes. El Alter Rebe explica allí que “parte de” no implica divisibilidad, sino más bien la cualidad holográfica del alma. Cuando se graba un holograma en el cristal, cada fragmento de este contendrá el holograma completo. Tampoco implica separación, sino conexión.

3 Esta última frase abarca sólo 3 de las 4 etapas, nos referiremos luego a la cuarta, “semejanza”.

4 Completando así de hecho lo que se destacó en el Tania, cap. 2, que contiene todo el potencial en el mundo, por ser una “parte de Dios en lo Alto”.

La Universidad de la Torá

Ciencias Exactas y Naturales

BIOLOGÍA

TAXONOMÍA: LA CLASIFICACIÓN DE LA VIDA

Pendiente de revisión por Rab Jaim

https://www.inner.org/torah_and_science/biology/taxonomy.php#_ednref29

Introducción

El tema de nuestra nueva investigación es la Taxonomía, la ciencia de la clasificación, especialmente de los organismos vivos sobre la Tierra.

La clasificación está basada en la observación de que entre las miríadas de formas de vida que Dios ha creado en nuestro mundo, muchas poseen similitudes entre sí, en mayor o menor grado.[1] La ciencia intenta agrupar esas similitudes en categorías más generales y al hacer esto clasificar esa tremenda variedad de criaturas en familias de organismos relacionados.
Debido a que la taxonomía es hoy una ciencia en sí misma, como cualquier otra investigación científica o intelectual, también debe tener su origen en la Torá. Ya que tiene que ver con la creación, también esperamos que su fuente este en la primera parte de la Torá, en el relato de la creación. Como podremos ver más adelante, éste también es el caso.

El presente estudio está dividido en dos partes. La primera parte comienza revisando la naturaleza relativista de cada sistema de clasificación y la jerarquía en la cual está basada. Después continúa buscando en las traducciones hebreas para las palabras “especies” y “género”. Luego, veremos en la segunda parte la definición para el significado de la traducción hebrea de “especies”. Entonces procederemos a discutir la traducción al hebreo y la correspondencia con las sefirot, del sistema taxonómico de 10 niveles usado actualmente en biología para clasificar a los organismos vivos.

En la segunda parte, investigaremos el uso de la palabra hebrea para “especies” tanto en la Torá escrita (los Cinco Libros de Moshé) como en la Torá Oral. Terminaremos introduciendo un modelo Cabalístico para definir las especies.

La naturaleza relativista de la clasificación

Empezamos nuestro viaje dentro de la clasificación observando cómo los filósofos judíos medievales trataron este tema, su terminología y uso. Mucha de la filosofía judía escrita en la Edad Media estaba en árabe, debido a que era el lenguaje de la filosofía de aquel tiempo. Una familia particular de escribas, la familia Ibn Tibón, es famosa por sus traducciones de los principales trabajos de filosofía judía de ese tiempo del árabe al hebreo.

Como una introducción general a su trabajo, Shmuel Ibn Tibón[2] escribió una pequeña obra llamada Perush Milot Zarot (Explicación de Palabras Extranjeras), en la cual define y explica todas las palabras básicas y conceptos encontrados a través de los diferentes textos filosóficos. Hay unos cuantos cientos de estas que aparecen en esta introducción y se consideran básicas para entender la filosofía judía. Muchos de estos términos son por supuesto interpretaciones hebreas de términos que aparecen originalmente en la filosofía griega (con la cual los filósofos judíos medievales estaban íntimamente familiarizados). Pero, obviamente, una vez que estas palabras y conceptos fueron traducidos al hebreo, estas traducciones nos permiten captar con mayor profundidad y mucha mayor dimensión de entendimiento y significado cada una.

Significativamente, los primeros dos conceptos que define Ibn Tibón son las dos palabras básicas usadas en la clasificación: “especies,” que en hebreo es min ( מין , su forma plural es minim, מינים ) y “categoría,” la cual en Hebreo es sug ( סוג , y la forma plural es: suguim, סוגים ).[3] Como podríamos esperar la relación entre estos dos conceptos es jerárquica, es decir, las especies están siempre bajo una categoría.

Ahora, podría parecer que tener sólo dos palabras para la clasificación es una limitación. Sin entrar todavía en detalles, los biólogos hoy definen 9 distintos niveles utilizados para clasificar las formas de vida. Sin embargo, es muy importante recordar que esa clasificación siempre es relativa. Ibn Tibón nota que, usadas apropiadamente, debido a la relatividad de cada clasificación, dos términos deben bastar para definir claramente cualquier especie. De modo similar, para identificar una especie en particular los científicos usan lo que se llama una nomenclatura binomial, señalando, en orden, el género y la especie del ejemplar. Para este propósito, incluso los dos términos min y sug son suficientes, como lo señala Ibn Tibón.

Para usar estas dos palabras adecuadamente, debemos entender que pueden ser usadas no solo como la traducción de Especies y Género (dos niveles en la taxonomía biológica moderna), sino como términos relativos que puedes ser usados de forma relativa a cualquier nivel de una taxonomía, para poder diferenciar entre los distintos niveles. Esto es similar al uso que hace la Cabalá de muchos otros términos y conceptos que se repiten en muchos contextos diferentes, reteniendo cada vez las relaciones entre ellos.

 

Etimología

Regresemos a la palabra hebrea para “especies,” מין, min. ¿Qué significa esa palabra?

La mayoría de la gramática hebrea tradicional basa sus explicaciones de esta palabra en su significado en otras lenguas Semitas. Ya que en definitiva todas las lenguas derivan del lenguaje primordial de la Torá —el hebreo, el lenguaje de la creación— es posible tener una mejor idea o comprensión del significado de una palabra hebrea estudiando su significado en los lenguajes que todavía retienen la misma forma, las lenguas Semíticas.

Entonces, basados en el significado de la palabra que tiene en esas lenguas, los estudiosos de la gramática explican esta palabra como “imaginación del corazón”. Específicamente, dicen que la palabra “especies” en hebreo viene de la habilidad del corazón de comparar y clasificar diferentes cosas bajo una idea o imagen en común.

En la biología moderna todavía hay un gran debate respecto a cómo clasificar a las especies. Pero la definición más simple y directa tiene que ver con la forma de reproducción, aunque hay aproximadamente otras diez definiciones. Tal cantidad de desacuerdos implica por cierto que el concepto de especies está inseparablemente ligado al entendimiento subjetivo (la imaginación del corazón) de cada científico. Como la clasificación es el corazón de la biología, esta es una de las razones por la que los físicos están en desacuerdo con la biología – sienten que hay demasiada subjetividad involucrada y muy poca objetividad. Al llegar a la biología química las cosas se hacen más objetivas, pero la clasificación depende en gran parte de la mente como de la imaginación. En hebreo, la palabra para imaginación (דמיון, dimaión) significa literalmente “semejanza” o “parecido.”

Entonces este es nuestro primer punto sobre la clasificación que aprendemos de la palabra hebrea para “especies.” Cuando los biólogos quieren clasificar especies, para definir formas de vida (tanto más cuando empiezan a hablar sobre la evolución de las especies, un esquema todavía más problemático), están proyectando su poder de imaginación del corazón, más que en cualquier otro aspecto de la ciencia. El término que se usa en los libros de gramática hebrea para explicar la palabra “especies” (מין, min) es בדו מלבbadó milev, “la conjetura del corazón”.

La Torá nos dice que Adam fue el primer taxonomista, ya que fue el primero en dar nombre a los animales. El nombre “Adam” en sí mismo proviene de la palabra hebrea para “semejanza” (como él fue creado “a semejanza de Dios”). Entonces, para clasificar las especies de animales y llamarlas por su nombre, Adam los llamó a partir de la sabiduría de su corazón. Todo esto, relata la Torá, ocurrió antes que Adam comiera del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal.

La primera vez que la palabra “especie” aparece en el primer relato de la creación en la Torá es en relación a los árboles. Es fácil por lo tanto entender que cuando Adam comió de la fruta prohibida del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, perdió su estado prístino de ser capaz de hacer asociaciones apropiadas; perdió su habilidad de categorizar apropiadamente y poner las cosas juntas.

Además de las pruebas gramaticales de otras lenguas semitas de que “especie” significa “conjetura del corazón,” ¿Dónde vemos en la Torá que este es el significado correcto de esta palabra? La prueba real de esto en hebreo es que la raíz de la palabra “especie” (מין) es la misma que la raíz de la palabra para “cuadro” o “imagen” (תמונה, tmuná ). Entonces la idea es que los especímenes de una especie particular tienen la misma “imagen”. El concepto especie definido como una imagen, usado por muchos biólogos modernos para definir especie.

Esta definición está usualmente en desacuerdo con la definición de especie basada en la habilidad de reproducir descendencia fértil. La imagen no siempre implica una forma física, puede también referirse a una representación genética. Hay muchas taxonomías que definen a las especies basadas en la semejanza genética —o sea que los ADN,s son suficientemente similares, independientemente de si la reproducción fértil es posible.

Esto revela otro aspecto de la creación que a veces se considera una contradicción entre el primero y segundo relatos. En el primer relato, el verbo usado para describir el acto de la creación es “creó” (ברא, bará), denotando la creación ex nihilo, o “hizo” (עשה , asá ), que alude a mejorar, casi una visión evolucionista de la creación. Pero en el segundo relato, la Torá usa una forma intermedia de creación, “formó” (יצירה, ietzirá). Esta diferencia en la elección de los verbos aparece específicamente en relación al hombre.

Cuando Dios habla por primera vez del hombre, la Torá dice: “Hagamos al hombre” (de acuerdo a uno de los comentarios Jasídicos, se estaba refiriendo a toda la creación, dando más fuerza a la asociación de el “hacer un hombre” con un proceso evolucionista del cual el hombre es el resultado final). Allí, cuando realmente crea al hombre, el verbo para “crear” aparece tres veces —implicando que la creación real fue un acto ex nihilo: “Dios creó al hombre a Su imagen, A imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”[4]

Pero cuando llegamos al segundo relato de la creación, encontramos que el hombre fue “formado”. Y, como dijimos, la formación es un método intermedio de creación.[5] ¿Por qué el primer relato de la creación dejaría fuera este verbo?

Especie y Categoría

Veamos algunas propiedades lingüísticas y matemáticas de las traducciones hebreas de “especies” y “genero”. El valor numérico de la palabra para “especie”, מין es 100, o 10 2. Como se ha explicado ampliamente, en la Torá los números cuadrados representan la realidad rectificada o perfecta.

Ahora, si añadimos una alef (א) cuyo valor es 1, a la palabra מין (min, “especie”) se convierte en מאין, meain, que significa “de la nada” o ex nihilo, como se conoce comúnmente. Entender la creación ex nihilo es el reto más importante que la ciencia moderna enfrenta hoy. La alef que hemos añadido representa el infinito. Entonces, aunque מין es un 100 lo cual es perfecto, todavía hay algo que falta, y eso es la א, que representa el “de la nada.”

Si añadimos a la palabra para “especie” (מין) la palabra hebrea usada por los filósofos medievales para denotar un espécimen individual, איש , ish, obtendremos איש מין , ish min , cuyas las letras se permutan para formar la expresión hebrea completa יש מאין , iesh meain, “algo de la nada”. Las especies, por su capacidad reproducirse dando descendencia fértil, son una exhibición del infinito. Cuando Dios creó las especies las imbuyó de la inmortalidad, en el sentido de su capacidad de reproducirse. Esta es la motivación espiritual que sustenta la inclusión de la capacidad para producir descendencia fértil [6]en la definición de especie. El poder de la reproducción fértil es llamado el poder del infinito en Jasidut. Esto significa que aunque el espécimen individual de cada especie muere, la especie continua gracias a la reproducción, gracias al poder del Infinito que se ejerce en la reproducción.

Ahora veamos la palabra para “categoría” (o Género), סוג, sug . Su valor numérico es 69. Cuando se suman a min se obtiene 169, otro número cuadrado: 13 2. Entonces desde el 102 hemos llegado a 132. Las letras iniciales, ס y מ, samej y mem, 60 y 40, suman 100, entonces las letras restantes juntas deben ser igual a 69, el valor de סוג, que además de deletrear la palabra סוג, sug, forman también la palabra יגון , iagón, “agonía”, o יונג , Jung, quien identifico la conciencia colectiva (tal lectura no está por supuesto en la tradición conservadora del análisis de la Torá, pero sin embargo nos permitimos introducir a Jung en nuestra discusión para tener un punto de vista diferente).

Esto significa que, a nivel de género, aunque no hay capacidad de reproducción fértil, aparentemente hay algún tipo de conciencia colectiva. En todos los niveles por encima de género hay una conciencia colectiva, que conforme vayamos subiendo en la clasificación jerárquica, se hace más y más inconsciente. Entendemos que esta conciencia colectiva gobierna el comportamiento total de todas esas criaturas clasificadas bajo un encabezado.

 

La Taxonomía Biológica Moderna

Veamos ahora la clasificación biológica normal, y demos a cada una traducción hebrea. Estamos buscando las palabras más cercanas al término en español.

  • Especie: ya hemos visto la traducción medieval de esta palabra como min (מין).
  • Género: como especie, hemos visto la traducción medieval, que es סוג , sug. Como el primer principio filosófico, como vimos, es la relatividad de las especies y categorías, esto parece reflejar el requerimiento científico que cuando se establece la clasificación de cualquier criatura, se tiene que definir (por lo menos) su especie y su género. Esto es suficiente para definir cualquier criatura dada.
  • (Tribu): Ciertos textos añaden este nivel entre el género y la familia. Interesante es que los biólogos ponen las “tribus” debajo de “familia”, mientras que basándonos en la Torá podríamos pensar que lo opuesto es el caso, ya que cada tribu tiene varias familias. Por ahora, dejaremos fuera este nivel como una simple sub –división y hay como esas muchas subdivisiones posibles. La palabra Hebrea es directa, שבט, shevet.
  • Familia: La palabra hebrea para este nivel es también directa, משפחה, mishpajá.
  • Orden: Traducimos esto como סדר, seder. Ahora, en español, la palabra “orden” significa dos cosas, o define qué viene primero y que viene segundo, o, como se usa en el contexto de la clasificación, implica un grupo interrelacionado. La palabra hebrea סדר, también tiene ambos significados. Por un lado, se refiere al orden de las cosas, pero por el otro también implica la relación entre muchas cosas colocadas juntas. Un ejemplo de este segundo significado se encuentra en el Seder de Pesaj, donde colocamos muchas cosas sobre la mesa y además tienen una relación particular una con la otra. Podemos decir que el primer significado implica una relación lineal (primero, segundo, etc.), mientras que el segundo implica una relación más compleja. Como podemos ver, usando una correspondencia muy directa, el nivel de orden corresponde a la sefirá de belleza (תפארת, tiferet). En Cabalá, la sefirá de belleza es representativa de una realidad lineal (como en la barra transversal que pasaba por el medio de las columnas que formaban las paredes del Tabernáculo), pero también es representativa de una relación compuesta, como la misma palabra belleza, que implica la unión de muchos colores para formar una totalidad hermosa. Un ejemplo de orden son los carnívoros, un orden de la clase de los mamíferos.
  • Clase: traducimos esto como קבוצה (kevutzá). Un ejemplo son los mamíferos.
  • Filo o División: Traducimos esto como אומה (pronunciado: umá) que literalmente significa una nación, como la nación que está bajo el reino.
  • Reino: Traducido como ממלכה (mamlajá). Notemos que esto no es lo que podríamos esperar, porque reino es la traducción española de la palabra מלכות, maljut. Pero, como veremos hay una razón para esto.
  • Dominio: Este es un nivel relativamente nuevo de clasificación. Por ejemplo, los reinos animal y vegetal pertenecen al mismo dominio. Hay otros dominios tales como organismos moleculares, los cuales no son ni vegetal ni animal. Actualmente, los científicos identifican 3 o 4 diferentes dominios. Antes del uso de los dominios se podía ser un botánico (estudiando el reino vegetal) o un zoólogo (estudiando el reino animal). Pero, ahora, estas dos ocupaciones tienen algo en común. A veces al Dominio se le llama un Imperio. ¿Cómo debemos traducir esta palabra al hebreo? En la Torá tenemos el concepto de reyes y reyes de reyes. Claramente, los reyes corresponden al nivel de reino, mientras que el Dominio o Imperio es como un reino de reinos. Dios, el llamado el Rey de los reyes de los reyes, y Su reino se describe como Tu Reino es el reino de todos los mundos, donde el idioma hebreo usa la palabra מלכות, maljut, para designar “el reino [de todos los mundos].” Entonces usaremos la palabra מלכות (Maljut) para traducir Dominio.
  • Vida: Este es el más alto nivel del esquema de la clasificación moderna, porque estamos contemplando sólo organismos vivos. Por supuesto, la traducción de esta palabra es directa, חיים, jaim. Dios es descrito como la fuente de toda vida en el verso: “Porque contigo está la fuente de toda vida”[7] En Jasidut está explicado que este verso se refiere al nivel de placer en la sefirá de corona. Entonces, hay una definición simple de que toda la vida brota del principio del placer, el cual es el nivel intermedio de la sefirá de la corona.

Ahora, hagamos la correspondencia de estos 10 niveles de clasificación con las sefirot:[8]

Corona
Vida (placer) – חיים
Entendimiento
Reino – ממלכה
Sabiduría
Dominio – מלכות
Poder
Clase – קבוצה
Bondad

Filo – אומה

Belleza
Orden – סדר
Victoria y Reconocimiento
Familia – משפחה (y Tribu – שבט)
Fundamento

Género – סוג

Reino
Especie – מין

Claramente, esta correspondencia requiere una explicación profunda, la cual dejaremos para otra oportunidad. Lo que notaremos justo ahora es la asombrosa “firma” numérica que contiene este modelo. Si añadimos los valores numéricos de las 10 palabras hebreas que hemos usado, encontramos que su suma es exactamente 1820:

חיים מלכות ממלכה אומה קבוצה סדר משפחה סוג מין = 1820

Como ya se discutió ampliamente en otra ocasión, 1820 es uno de los números más significativos en la Torá ya que es el número de veces que el Nombre esencial de Dios, Havaiá (el Tetragramatón) aparece en el Pentateuco. Este también es el producto de 26 y 70,[9] los valores numéricos de Havaiá ( י-הוה ) y la palabra “secreto” ( סוד , sod ), las cuales aluden al verso:

“El secreto del [Nombre de Dios] Havaiá es para aquellos que Le temen.”[10]

Especies en la Torá Escrita

Cualquier estudio serio de un concepto en la Torá requiere que busquemos el concepto en el texto de la Biblia. Cuando buscamos la palabra “especies” (מין) en el Pentateuco, la encontramos agrupada en 3 lugares diferentes:

  • En el primer relato de la creación.
  • En la descripción de los animales que fueron llevados a bordo del arca de Noé.
  • En las leyes dietéticas de kashrut que diferencian entre animales cuyo consumo está permitido y aquellos que están prohibidos.

Nuestra metodología será observar primero cada uno de estos grupos por separado y luego tratar de comprender la relación entre ellos.

Las especies de la creación

Como señalamos anteriormente, dado que la clasificación tiene que ver con la creación, no sorprende que esta palabra aparezca en el relato de la creación en Génesis. Significativamente, la palabra especie aparece exactamente 10 veces en el primer relato de la creación. Dios creó el mundo con 10 aserciones. Aunque estos 10 casos no aparecen en la redacción de los 10 enunciados, la similitud en número implica que existe una relación importante entre los dos, cuyo desarrollo dejaremos de lado por ahora. Además, como se señaló anteriormente, la palabra para “especies”, מין, es igual a 100 = 102.

Comencemos citando tanto en la traducción hebrea como en la inglesa los versículos en los que aparece la palabra “especies”. Las notaciones [en corchetes] indican la inflexión particular de cada instancia de “especie”, donde m denota la forma masculina; f la forma femenina; pl, el plural (forma masculina, ya que no hay formas plurales femeninas); y, m,c denota la forma compleja masculina (למינהו):

Tercer Día (v. 11) Dios dijo: “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árbol de fruto que dé fruto según su especie [m], cuya semilla esté en él mismo sobre la tierra”; y fue así (יא) וַיֹּאמֶר אֱלֹקִים תַּדְשֵׁא הָאָרֶץ דֶּשֶׁא עֵשֶׂב מַזְרִיעַ זֶרַע עֵץ פְּרִי עשֶׂה פְּרִי לְמִינוֹ אֲשֶׁר זַרְעוֹ בוֹ עַל הָאָרֶץ וַיְהִי כֵן.
(v. 12) Produjo la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su especie [mc], y árbol que da fruto, cuya semilla está en él según su especie [mc]; y vio Dios que era bueno. (יב) וַתּוֹצֵא הָאָרֶץ דֶּשֶׁא עֵשֶׂב מַזְרִיעַ זֶרַע לְמִינֵהוּ וְעֵץ עשֶׂה פְּרִי אֲשֶׁר זַרְעוֹ בוֹ לְמִינֵהוּ וַיַּרְא אֱלֹקִים כִּי טוֹב.
Quinto Día (v. 21) Dios creó las grandes serpientes y todo ser viviente que se arrastra, que las aguas trajeron según su especie [pl.], y toda ave alada según su especie [mc]; y vio Dios que era bueno. (כא) וַיִּבְרָא אֱלֹקִים אֶת הַתַּנִּינִם הַגְּדלִים וְאֵת כָּל נֶפֶשׁ הַחַיָּה הָרמֶשֶׂת אֲשֶׁר שָׁרְצוּ הַמַּיִם לְמִינֵהֶם וְאֵת כָּל עוֹף כָּנָף לְמִינֵהוּ וַיַּרְא אֱלֹקִים כִּי טוֹב.
Sexto Día (v. 24) Dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie [f], bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie [f]; y fue así (כד) וַיּאמֶר אֱלֹקִים תּוֹצֵא הָאָרֶץ נֶפֶשׁ חַיָּה לְמִינָהּ בְּהֵמָה וָרֶמֶשׂ וְחַיְתוֹ אֶרֶץ לְמִינָהּ וַיְהִי כֵן.
(v. 25) Dios hizo las bestias de la tierra según su especie [f] y el ganado según su especie [f] y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su especie [mc]; y vio Dios que era bueno. (כה) וַיַּעַשׂ אֱלֹקִים אֶת חַיַּת הָאָרֶץ לְמִינָהּ וְאֶת הַבְּהֵמָה לְמִינָהּ וְאֵת כָּל רֶמֶשׂ הָאֲדָמָה לְמִינֵהוּ וַיַּרְא אֱלֹקִים כִּי טוֹב:

Tenga en cuenta que el primer uso de la palabra “especies” es en el tercer día de la creación, el día en que se creó la vida vegetal. Claramente, debido a que especie es una palabra relacionada con la vida, como explicamos anteriormente, solo puede aparecer una vez que aparece la vida.

Obsérvese que la palabra aparece en cuatro formas diferentes, todas las cuales comienzan con la letra del prefijo del pronombre lamed (ל), un punto que exploraremos con mayor profundidad más adelante. La razón de estas diferentes formas (especies de la palabra, por así decirlo) es que el hebreo es un idioma muy flexionado que diferencia entre formas masculinas y femeninas de palabras de posesión. Las cuatro formas diferentes son:

  • למינו – 1 aparición – forma posesiva singular masculina.
  • למינהו – 4 apariciones – forma posesiva compuesta singular masculina.
  • למינהם – 1 aparición – forma posesiva plural masculina.
  • למינה – 4 apariciones – forma posesiva singular femenina.

En el tercer día de la creación la palabra aparece 3 veces. En el cuarto día no se menciona esta palabra, ya que el cuarto día no trata con la creación de vida. En el quinto día, que relata la creación de aves y peces, aparece 2 veces “especies”. Finalmente, en el sexto día, la palabra aparece 5 veces.

Ahora bien, si nos fijamos en el tema de cada aparición de especies, veremos que 3 de ellas son especies vegetales y 7 son especies animales. Los 7 animales mismos se dividen en 2 y 5 – 2 en el quinto día y 5 en el sexto día.

Nótese que en lo que se refiere al hombre no se menciona la especie. Puede ser incluso inapropiado referirse al hombre como una especie porque se dice que el hombre fue creado a imagen de Dios.

Especies en el relato de Noé y el diluvio

El segundo grupo de la palabra “especies” aparece en el relato del diluvio de la Torá. Dios le ordenó a Noé que llevara todas las diferentes especies de vida al arca para salvarlas de la aniquilación:

(6:19) Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca para que mantenerlos con vida contigo; serán macho y hembra. De aves, según su especie [mc], y de ganado según su especie [f], de todo reptil de la tierra según su especie [mc], dos de cada especie vendrán a ti, para mantenerlos con vida… (7:11) En el año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, en ese mismo día, se rompieron todas las fuentes del gran abismo y se abrieron las cataratas de los cielos. Y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. En ese mismo día, Noé y Sem y Cam y Jefté, los hijos de Noé, y la esposa de Noé y las tres esposas de sus hijos entraron en el arca. Ellos y todo animal según su especie [f], y todo ganado según su especie [f], y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie [mc], y toda ave según su especie [mc], (ו, יט) וּמִכָּל הָחַי מִכָּל בָּשָׂר שְׁנַיִם מִכֹּל תָּבִיא אֶלהַתֵּבָה לְהַחֲיֹת אִתָּךְ זָכָר וּנְקֵבָה יִהְיוּ.

(כ) מֵהָעוֹף לְמִינֵהוּ וּמִן הַבְּהֵמָה לְמִינָהּ מִכֹּל רֶמֶשׂ הָאֲדָמָה לְמִינֵהוּ שְׁנַיִם מִכֹּל יָבֹאוּ אֵלֶיךָ לְהַחֲיוֹת….

(ז, יא) בִּשְׁנַת שֵׁשׁ מֵאוֹת שָׁנָה לְחַיֵּי נֹחַ בַּחֹדֶשׁ הַשֵּׁנִי בְּשִׁבְעָה עָשָׂר יוֹם לַחֹדֶשׁ בַּיּוֹם הַזֶּה נִבְקְעוּ כָּל מַעְיְנוֹת תְּהוֹם רַבָּה וַאֲרֻבֹּת הַשָּׁמַיִם נִפְתָּחוּ.

(יב) וַיְהִי הַגֶּשֶׁם עַל הָאָרֶץ אַרְבָּעִים יוֹם וְאַרְבָּעִים לָיְלָה

(יג) בְּעֶצֶם הַיּוֹם הַזֶּה בָּא נֹחַ וְשֵׁם וְחָם וָיֶפֶת בְּנֵי נֹחַ וְאֵשֶׁת נֹחַ וּשְׁלֹשֶׁת נְשֵׁי בָנָיו אִתָּם אֶל הַתֵּבָה.

(יד) הֵמָּה וְכָל הַחַיָּה לְמִינָהּ וְכָל הַבְּהֵמָה לְמִינָהּ וְכָל הָרֶמֶשׂ הָרֹמֵשׂ עַל הָאָרֶץ לְמִינֵהוּ וְכָל הָעוֹף לְמִינֵהוּ כֹּל צִפּוֹר כָֹּל כָּנָף.

En estos versos, la palabra especie aparece exactamente 7 veces, ¡lo que implica una correspondencia con las siete leyes Noájidas! Ahora, podríamos preguntarnos, ¿por qué solo 7 veces, por qué no 10 veces como en la creación? (en cuyo caso también corresponderían a las 10 sefirot)

La respuesta simple que podemos dar es que el diluvio solo destruyó la vida en los continentes. La vida marina no se vio afectada por el diluvio y estas son las 3 “especies” adicionales que Noé no tuvo que traer consigo en el arca. [Como se explicó en otra parte,[11] los tres grandes océanos del mundo corresponden a las tres sefirot superiores, ¡lo que implica que el océano o la vida marina ¡sí corresponde a tres de las 10 sefirot!]

Una segunda explicación, siguiendo más de cerca las 10 apariciones de “especies” en el primer relato de la creación, sería que a Noé no se le ordenó salvar la vida vegetal a bordo del arca para mantenerlas con vida porque las plantas volvieron a crecer naturalmente después del diluvio. Como mencionamos anteriormente, las primeras 3 apariciones de especies en el primer relato de la creación son con respecto a las plantas. Las plantas no necesitaban ser guardadas en el arca de Noé, ya que vemos que volvieron a crecer después de que terminó el diluvio.[12]

En cualquier caso, tres de las diez especies no reaparecen en el contexto de Noé y el diluvio. En otro lugar,[13] hemos discutido extensamente la relación intrínseca entre la rectificación de toda la humanidad y el número 7, que se refleja una y otra vez en la historia del diluvio. Por ejemplo, hay siete colores en el arcoíris: el pacto entre Dios y la humanidad; la palabra “pacto” aparece siete veces en la descripción del pacto,[14] y así sucesivamente. Una cosa que no mencionamos allí fue que la palabra especie aparece 7 veces.

Las especies de las leyes dietéticas

El tercer contexto en el que aparece “especies” es en las leyes de kashrut, las leyes dietéticas de la Torá. La Torá prescribe que los judíos pueden comer solo ciertas especies de aves y animales. Las leyes que diferencian entre animales puros e impuros aparecen dos veces en la Torá, una en la parashat Shemini en Levítico[15] y otra en la parashat Reé en Deuteronomio.[16]

Levítico (11:13) Y entre las aves, las tendréis por abominables; no se comerán; son abominación: El águila [o el buitre leonado], el milano, el águila pescadora, (v. 14) el cernícalo, y el buitre según su especie [f], (v. 15) y el cuervo según su especie [ m], (v. 16) el avestruz, el grajo, el gavilán y el azor según su especie [mc]; (v. 17) La lechuza, la gaviota, el mochuelo; (v. 18) El murciélago, el estornino, la urraca; (v. 19) la cigüeña, la garza según su especie [f]; la abubilla y el atalef [¿murciélago?]; (v. 20) Cualquier insecto volador que anda sobre cuatro, es abominación para vosotros. (v. 21) Sin embargo, entre todos los insectos voladores que caminan sobre cuatro [patas], puedes comer [de] aquellos que tienen extensiones articuladas [como piernas] sobre sus patas [normales], con las cuales saltan en el suelo. (v. 22) De esta categoría [langosta], podéis comer lo siguiente: la langosta roja según su especie [m], la langosta amarilla según su especie [mc], la langosta gris manchada según su especie [mc] y la langosta blanca según su especie [mc]…. (v. 29) Y esto tendréis por inmundo entre los animales que se arrastran por la tierra: la comadreja, el ratón y el sapo según su especie [mc]. (יא, יג) וְאֶת אֵלֶּה תְּשַׁקְּצוּ מִן הָעוֹף לֹא יֵאָכְלוּ שֶׁקֶץ הֵם אֶת הַנֶּשֶׁר וְאֶת הַפֶּרֶס וְאֵת הָעָזְנִיָּה.

(יד) וְאֶת  הַדָּאָה וְאֶת הָאַיָּה לְמִינָהּ.

(טו) אֵת כָּל ערֵב לְמִינוֹ.

(טז) וְאֵת בַּת הַיַּעֲנָה וְאֶתהַתַּחְמָס וְאֶת הַשָּׁחַף וְאֶת הַנֵּץ לְמִינֵהוּ.

(יז) וְאֶת הַכּוֹס וְאֶת הַשָּׁלָךְ וְאֶת הַיַּנְשׁוּף.

(יח) וְאֶתהַתִּנְשֶׁמֶת וְאֶת הַקָּאָת וְאֶת הָרָחָם.

(יט) וְאֵת הַחֲסִידָה הָאֲנָפָה לְמִינָהּ וְאֶת הַדּוּכִיפַת וְאֶתהָעֲטַלֵּף.

(כ) כּל שֶׁרֶץ הָעוֹף הַהלֵךְ עַל אַרְבַּע שֶׁקֶץ הוּא לָכֶם.

(כא) אַךְ אֶת זֶה תּאכְלוּ מִכּל שֶׁרֶץ הָעוֹף הַהלֵךְ עַל אַרְבַּע אֲשֶׁר לוֹ כְרָעַיִם מִמַּעַל לְרַגְלָיו לְנַתֵּר בָּהֵן עַל הָאָרֶץ.

(כב) אֶת אֵלֶּה מֵהֶם תּאכֵלוּ אֶת הָאַרְבֶּה לְמִינוֹ וְאֶת הַסָּלְעָם לְמִינֵהוּ  וְאֶת הַחַרְגּל לְמִינֵהוּ וְאֶת הֶחָגָב לְמִינֵהוּ….

(כט) וְזֶה לָכֶם הַטָּמֵא בַּשֶּׁרֶץ הַשּׁרֵץ עַלהָאָרֶץ הַחֹלֶד וְהָעַכְבָּר וְהַצָּב לְמִינֵהוּ.

 

Deuteronomio (14:12) Pero estas son aquellas de las cuales no comerás: el águila [o el buitre leonado], el osífrago, el águila pescadora; (v. 13) y el buitre blanco, y el buitre negro, y el milano según su especie [f]; (v. 14) Y todo cuervo según su especie [m]; (v. 15) Y el avestruz, y la lechuza, y la gaviota, y el gavilán según su especie [mc]; (v. 16) El mochuelo, el gran búho y la lechuza blanca; (v. 17) Y el pelícano, y la urraca, y el cormorán; (v. 18) Y la cigüeña, y la garza según su especie [f], y la abubilla, y el murciélago. (יד, יב) וְזֶה אֲשֶׁר לֹא תֹאכְלוּ מֵהֶם הַנֶּשֶׁר וְהַפֶּרֶס וְהָעָזְנִיָּה.

(יג) וְהָרָאָה וְאֶת הָאַיָּה וְהַדַּיָּה לְמִינָהּ.

(יד) וְאֵת כָּל ערֵב לְמִינוֹ.

(טו) וְאֵת בַּת הַיַּעֲנָה וְאֶת הַתַּחְמָס וְאֶתהַשָּׁחַף וְאֶת הַנֵּץ לְמִינֵהוּ.

(טז) אֶת הַכּוֹס וְאֶת הַיַּנְשׁוּף וְהַתִּנְשָׁמֶת.

(יז) וְהַקָּאָת וְאֶתהָרָחָמָה וְאֶת הַשָּׁלָךְ.

(יח) וְהַחֲסִידָה וְהָאֲנָפָה

Vemos que en Levítico (parashat Shemini), la palabra especie aparece 9 veces mientras que en Deuteronomio (parashat Reé) aparece 4 veces más. En total, en el contexto de kashrut, “especies” aparece 13 veces. La división de 13 en 9, 32 y 4, 22 (la división que define al 13 como un número inspirador), se hace eco de la estructura de la palabra אחד, que significa “uno”, cuyo valor numérico es 13. Aunque la palabra “uno” parecería indicar unidad y singularidad absolutas (lo cual es cierto), paradójicamente, el Arizal explica que tiene dos dimensiones: una dimensión relativamente masculina y una dimensión relativamente femenina. Las dos primeras letras, אח, equivalen a 9, y por sí solas significan “hermano”[17]; este es el elemento masculino. En el rollo de la Torá, la última letra, ד, cuyo valor numérico es 4, está escrita en tamaño extra grande y alude al aspecto femenino de la realidad. El número 4 en sí mismo, como lo explican los sabios, insinúa los cuatro extremos de la realidad (Norte, Sur, Este y Oeste) y el nombre de la letra “dalet” está escrito y también proviene de la misma raíz que la palabra aramea “דלית” (deleit), en alusión a la descripción del Zohar del aspecto femenino aún no rectificado como “ella no tiene nada propio”.

Esta misma estructura se exhibe en las dos apariciones de estas leyes dietéticas. En general, cada vez que una ley se repite dos veces en la Torá, la primera aparición describe su aspecto relativamente masculino mientras que la segunda aparición se relaciona con su aspecto relativamente femenino. En este caso particular, la correspondencia es aún más fuerte, ya que, entre los Cinco Libros de Moisés, Deuteronomio, el quinto y último libro, representa el aspecto femenino de la profecía de Moisés, mientras que los primeros cuatro libros, incluido Levítico, representan su aspecto masculino.[18] Entonces el concepto de especie aparece 9 veces en la dimensión masculina de las leyes de especies kashrut y 4 veces en la dimensión femenina de las mismas leyes.

Entonces, resumamos, hemos encontrado la palabra especie 10 veces en la creación, 7 veces en el diluvio y 13 veces en relación con las leyes de kashrut. Uno de los pares de números más ubicuos en la Torá es el 13 y el 7 (que en sí mismos exhiben una relación masculino-femenino).[19] De hecho, las 613 leyes de la Torá prescritas para los judíos son en general masculinas en relación con las 7 leyes que Dios prescribió a Noé y al resto de la humanidad. Pero, ¿qué pasa con las 10 apapriciones de especies en la creación? Matemáticamente, 10 está exactamente a la mitad entre 7 y 13.

Entonces, en total, encontramos la palabra “especies” 30 veces en la Torá. Sin embargo, tenga en cuenta que, en los 30 casos, el sustantivo simple “especie” (מין) no aparece ni una sola vez. Los 30 casos son formas conjugadas del sustantivo. De hecho, las 30 veces, la palabra aparece con una letra de prefijo lamed (ל), transformándola para que signifique “según su especie”. ¡El valor numérico de ל es 30, aludiendo, a través de una autorreferencia, ¡a las 30 apariciones de esta palabra en la Torá!

Ahora bien, ¿por qué la palabra “especie” comienza con la letra lamed? Volviendo a nuestra discusión etimológica de la palabra “especie”, recuerde que significa “la conjetura del corazón”. Poniendo ambos significados juntos, podríamos incluso decir: la conjetura del corazón mientras está fotografiando (es decir, imaginando) la realidad y, por lo tanto, intentando clasificar la realidad. La conjetura del corazón en la Torá se refiere específicamente a la letra lamed, ya que la expresión idiomática de las letras del nombre de la lamed deletreada (למד) es “un corazón que entiende el conocimiento”[20](לב מבין דעת). El conocimiento aquí se refiere al poder rectificado de la imaginación que permite a una persona clasificar correctamente las cosas en el orden de especie y género.

Además, que las últimas 13 apariciones de la palabra “especies” en la Torá están en el contexto del kashrut, esto implica que la rectificación final de todas las especies y también el poder de la imaginación requerido para clasificarlas correctamente, está conectado con hábitos alimenticios adecuados – es decir, comer solo lo que la Torá permite y abstenerse de lo que prohíbe. Sigamos nuestro razonamiento aquí un poco más explícitamente. Vimos que en el contexto de la creación la palabra aparece 10 veces, de manera simplemente descriptiva (sin prescribir especies permitidas y prohibidas para el consumo). Luego, en el contexto del diluvio, aparece 3 veces menos, lo que indica que hubo algún tipo de detracción del estado original creado de la especie. Según los sabios, el diluvio vino como un castigo y una rectificación por el comportamiento abominable tanto de hombres como de animales, comportamiento que incluía actos prohibidos de procreación entre especies animales y entre humanos y animales. Pero, luego, en el contexto de las leyes de kashrut, las tres especies que fueron restadas se devuelven a las 10 originales dándonos un total de 13 repeticiones de la palabra e indicando que esta es la rectificación final del concepto. Entonces, cuando una persona come adecuadamente, corrige su poder de imaginación y puede conceptualizar correctamente la relación (ya sea morfológica, genética o cualquier otro tipo de relación) entre las especies. Comer bien aquí también incluye las intenciones pertinentes que uno debe tener al comer.[21]El consumo inadecuado de alimentos, daña el poder de la imaginación. El caso en cuestión sería la teoría de la evolución, que cuando se separa de la gama completa del origen de las especies descritas en la Torá y descritas en otros lugares,[22] ilustra un poder dañado de la imaginación.[23]

Especies en la Torá Oral

Hasta ahora hemos examinado el concepto de especie tal como aparece en la Torá Escrita. ¿Cómo se usa este concepto en la Torá Oral? Veamos los diversos casos en que esta palabra se usa en la Torá Oral. Ordenaremos nuestra observación por el número de especies en cada caso. Curiosamente, no encontramos que uno, dos o tres tipos de algunas plantas o animales se describan como especies en la Torá Oral. El número más pequeño descrito como especie es cuatro. Aún más interesante, como veremos, es que la especie se usa en la Torá Oral siempre en referencia a tipos de plantas, miembros del reino vegetal. Esto hace eco del hecho de que el concepto de especie en la Torá Escrita (en el relato de la creación) también comenzó con el reino vegetal.

  • Cuatro Especies: En Sucot, la Torá nos ordena: “En el primer día tomaréis para vosotros del fruto de la cidra, una rama de la palmera datilera, ramas del árbol hilado [mirto] y ramas del sauce, y se regocijarán ante Dios durante siete días”. [24] Curiosamente, la Torá no usa la palabra especies para describir estos cuatro tipos de plantas, pero todos estamos familiarizados con el concepto de las Cuatro Especies, que es como se las menciona en el Torá oral.
  • Cinco Especies: Hay cinco tipos de granos que cuando se hornean se consideran pan, lo que nos obliga a recitar la bendición sobre el pan al comerlos y recitar la bendición después de las comidas tras comerlos.[25] Estos cinco tipos de granos (o productos) se alude bellamente al comienzo del segundo de la creación que comienza con cinco palabras cuyas iniciales forman la palabra תבואה, que significa “producir” (אלה תולדות השמים והארץ בהבראם). La letra que sigue inmediatamente a la letra inicial de la última palabra necesaria para deletrear “producir”—la ב de בהבראם—es la famosa pequeña hei (ה) de[26] בהבראם, cuyo valor numérico es, por supuesto, 5, en alusión a las cinco especies de productos. Tenga en cuenta que, en este caso, cada una de las cinco especies es en realidad una superespecie, o un Género en la terminología científica moderna. Como dijimos, los conceptos de especie y género en la Torá son en realidad relativos.
  • Siete Especies: La Torá describe la Tierra de Israel como, “Una tierra de trigo y cebada y de vides e higos y granadas, una tierra de aceite de oliva y miel [de palmeras datileras].”[27] Este versículo describe las siete especies de plantas con el que la Tierra de Israel es bendecida.

Las matemáticas de las especies en la Torá Oral

Así que ahora hemos visto que la Torá Oral menciona especies en relación con los números 4, 5 y 7. Tomemos estos tres números y, utilizando el método de diferencias finitas, formemos una serie cuadrática a partir de ellos:

4 5 7 10 14 19
1 2 3 4 5
1 1 1 1

Es fácil ver que los números de estas series son generados por la función:

f[n] = rn4

donde rn denota la suma de los números enteros de 1 a n, el triángulo de n.

Ahora, el número 12 de esta serie será r11 ┴ 4, o 70. Dado que esta serie describe varios números de especies en diferentes agrupaciones significativas, ¿dónde encontramos 70 especies de cualquier cosa en la Torá?

Después del Éxodo y la división del Mar Rojo, la Torá relata que el pueblo judío: “Llegaron a Eilima donde había 12 manantiales de agua y 70 palmeras datileras…”[28] Uno de los primeros textos de Cabalá, que precede incluso al sagrado Zohar, es el Bahir, cuyo nombre significa el Libro de la Brillantez (otro sinónimo de “luz”). El Bahir señala que esta fue la primera visión que tuvo la gente después de la división del Mar Rojo en su viaje a la Tierra de Israel. Eilima era un oasis en el desierto con 12 manantiales de agua diferentes. Lo que añade el Bahir es que las 70 palmeras datileras no eran 70 especímenes de la misma especie de palmera, sino 70 especies únicas de palmera. Entonces, lo primero que hizo el pueblo judío después de ser liberado de la esclavitud de Egipto fue la clasificación de especies.

Los criterios para las especies en la Cabalá

Pero lo más importante que agrega el Bahir es una definición muy perspicaz de la base de su clasificación de las palmeras datileras como diferentes. El Bahir nos da tres criterios por los cuales la gente justificó la clasificación de cada tipo de palmera datilera como una especie separada:

1. “No eran semejantes entre sí” (לא דמתה זו לזו ). Este criterio corresponde a una distinción morfológica.

2. “Actuaban de manera diferente” (לא דמתה פעולת זו לזו). La distinción funcional incluye, entre otros, el método reproductivo de cada palmera datilera. Esta es una expansión de la actual definición de trabajo de especie que se usa generalmente en biología. Claramente, una de las cosas más importantes para estudiar son los hábitos de apareamiento, pero esto también incluye todo el comportamiento del espécimen en particular.

3. “Sus frutos sabían diferente” (לא טעם זה כטעם זה ). Al principio, uno podría sorprenderse de que una distinción aceptable sirva como criterio para la condición de especie. Sin embargo, para apreciar este criterio final, uno debe saber que en Cabalá, el gusto representa el aspecto espiritual, es decir, la esencia misma de un árbol que da frutos comestibles.[29] Así, el gusto representa la palabra de Dios en el fruto.[30] ¿Cómo puede este criterio aplicar a los organismos que no dan fruto? La respuesta es que este criterio es una particularización de un principio más general: observar el uso que el organismo tiene para los seres humanos. Uno de los fundamentos más importantes para entender la naturaleza según la Torá es que toda la naturaleza se está elevando continuamente para incorporarse a la realidad humana rectificada.[31] Así, el lugar que cada organismo ocupa en el esquema humano define su esencia. Según la Torá, el hombre (es decir, el hombre rectificado que sirve a Dios) es ciertamente la medida de todas las cosas.

Según el Bahir, un espécimen tiene que ser único en los tres aspectos para ser considerado una especie separada.

Como referencia, incluimos una lista de enlaces útiles para aprender más sobre taxonomía: ( en inglés)

La Universidad de la Torá

Ciencias Exactas y Naturales – Biología

UNA VISIÓN UNIFICADA DE TORÁ Y EVOLUCIÓN

Por el Profesor Eliezer Zeiger . Una compilación de las presentaciones del autor en la Quinta Conferencia Internacional de Miami sobre Torá y Ciencia, Diciembre 16-18 2003, y en la Sexta Conferencia Internacional de Miami sobre Torá y Ciencia, Diciembre 13-15 2005,

El poder unificador de la Cabalá se ajusta óptimamente a la unificación de la Torá y la Ciencia. Aprendemos de la Torá que el concepto de evolución, entendido como el desarrollo de la Creación, permea el plan divino subyacente en el destino del universo. Dios creó a Adam Kadmón; los cuatro Mundos de Emanación, Creación, Formación y Acción y las diez sefirot. Dios pobló el universo con materia inanimada, plantas, animales y seres humanos. Dios creó todas las criaturas vivientes a través de canales de energía llamados “ minim” en hebreo y denominados “especies” por la ciencia.

El origen divino de las especies es la razón por la cual los científicos no pudieron encontrar evidencia de la aparición de nuevas especies postuladas por la teoría científica de la evolución.

Por otro lado, el desarrollo del universo, descripto por la ciencia como una interacción entre mutaciones y selección natural, es una parte integral del plan divino. En la Torá, la selección natural es descripta como la Divina Providencia, y las mutaciones como el libre albedrío. Luego de rectificar su coaj hamedamé (el poder de imaginación) los estudiosos científicos y religiosos tienen una oportunidad de oro de unificar sus conciencias en una teoría rectificada de la evolución y el universo.

El profesor Eliezer [Eduardo] Zeiger es profesor emérito de biología de las plantas de la Universidad de California, los Ángeles. Es autor de más de cien artículos científicos y coautor de tres ediciones del libro de texto Fisiología de las Plantas, publicado por Sinauer. Sus estudios investigan el uso de la luz por las células de las plantas como una señal ambiental, y el control del intercambio gaseoso en las hojas. Creció en Argentina en un hogar judío observante, vivió como un judío secular en sus años de juventud y madurez temprana., hasta que retornó a la observancia del judaísmo después de completar su educación profesional.

El profesor Zeiger es fundador y CEO de la Torah Science Foundation, una organización dedicada a la unificación de la sabiduría divina y secular. Ha escrito varios artículos sobre la relación entre la Torá y la ciencia y ha recorrido el mundo dando conferencias sobre ese tema. [email protected]

Este trabajo está basado en las enseñanzas del rabino Itzjak Ginsburgh

Al Final se puede encontrar un glosario de los términos hebreos.

Para la mayoría de las personas, el interrogante del origen de la vida y su diversidad es muy importante. ¿Cómo se originó la vida? ¿Cómo aparecieron las diferentes especies, y cómo se preserva la diversidad biológica existente? El intento de responder a estas preguntas puede provocar un airado debate que no encontramos usualmente en otras áreas del conocimiento. Entre los motivos de la sensibilidad que genera este tópico, podemos encontrar la gran relevancia que tiene para la teología, el conocimiento científico y la conciencia humana.

En el corazón del concepto de evolución se halla la incidencia del cambio, que lo que está siendo observado no siempre fue como aparece hoy. En un sentido amplio, el cambio evolucionario se puede referirse a muchas dimensiones, incluyendo galaxias, lenguajes y elementos químicos. La evolución biológica se ocupa del origen de la vida y la diversidad biológica. En este trabajo, me apoyo en la sabiduría interior de la Torá, como se encuentra en la Cabalá y la filosofía jasídica, para explicar lo que enseña la Torá acerca de la evolución biológica. Utilizando los conceptos que surgen de este análisis, podemos echar una mirada a la teoría científica de la evolución e indagar cómo se comparan los diferentes puntos de vista. Esta exploración muestra que el conocimiento de la Torá aclara y rectifica la perspectiva científica, y a su vez, un punto de vista rectificado de la teoría científica de la evolución ayuda a entender las enseñanzas de la Torá.

La Teoría Científica de la Evolución

La apariencia de un organismo (su fenotipo) está determinada por una interacción entre sus genes y el entorno ambiental. Los genes son unidades hereditarias de información codificadas en el ADN, el material químico contenido en todas las células. El descubrimiento de los genes como las unidades básicas de la herencia es uno de los logros más extraordinarios de la ciencia moderna.

De acuerdo con la teoría científica de la evolución, los organismos vivos evolucionan como resultado del proceso de selección natural, por el cual las mutaciones aleatorias –cambios accidentales en la estructura química del ADN que alteran la codificación de la información genética- son objeto de una continua selección por parte del ambiente. Las mutaciones benéficas son raras, pero cuando se selecciona continuamente durante largos períodos de tiempo, lleva a nuevas formas de vida.

Los organismos vivos muestran niveles diferentes de complejidad, que se reflejan en la forma en que son clasificados taxonómicamente. Algunos niveles taxonómicos son muy amplios, como los reinos , que se dividen en plantas y animales. Dentro de los reinos hay categorías más restringidas, aunque siguen siendo amplias. Por ejemplo, en el reino animal encontramos los vertebrados, un suborden de animales con una columna vertebral, y reptiles, una clase de animales, como los cocodrilos. Las categorías taxonómicas se van estrechando a medida que abarcan organismos que están más relacionados. Por ejemplo, el lobo, el perro y el coyote están clasificados en el mismo género , pero como diferentes especies .

La categoría especie es crítica para entender la diversidad biológica y la evolución. Una especie agrupa poblaciones de organismos que comparten un conjunto de genes determinados y que están aislados reproductivamente de otras especies. (Existen unas pocas excepciones como la del caballo y el burro, que son diferentes especies que pueden cruzarse, pero la descendencia que producen, la mula, es estéril, por lo que se preserva el aislamiento reproductivo). Así, perros que se ven bastante diferentes, como el pastor alemán y el terrier, están clasificados en la misma especie, porque se pueden cruzar y tener descendientes fértiles; mientras que algunos perros y lobos pueden parecer bastante similares pero son considerados especies diferentes porque no se cruzan.

Nuevamente, hay algunas pocas excepciones a esta regla. Debajo de la categoría especie, hay clasificaciones más ceñidas, como las razas de perros y las variedades de manzanas. El nivel especie, sin embargo, es crítico tanto desde un punto de vista taxonómico como evolucionario. Desde el siglo XVIII, los taxonomistas han utilizado el sistema binario para la clasificación de todos los organismos, dándole a cada uno un género y una especie. De esta manera, el hombre es Homo sapiens , y el perro es Canis familiaris .

Los cambio evolucionarios por debajo del nivel de especie son llamados microevolución . Un ejemplo clásico de este fenómeno es el cambio en el tamaño del pico de poblaciones de aves que viven en islas aisladas. Las aves de la misma especie, como los pinzones de las Islas Galápagos hechos famosos por Darwin, son objeto de diferentes presiones selectivas que surgen de las diferentes fuentes de alimento en cada isla. Como resultado evolucionaron poblaciones de aves con diferentes tamaños de pico. El término microevolución se utiliza para indicar que las poblaciones de aves que van evolucionando retienen la capacidad de cruzarse y por lo tanto permanecen como una misma especie.

Los procesos microevolucionarios que se desarrollan bajo condiciones naturales son usualmente sutiles y a menudo complejos, pero pueden ser dramáticos bajo fuertes presiones selectivas artificiales, como la resistencia bacteriana a los antibióticos, o la cruza de un fenotipo determinado en plantas y animales. En general, la microevolución está muy bien documentada y ampliamente aceptada.

El muy bien comprendido proceso de microevolución ha sido utilizado como un modelo para explicar la macroevolución . La macroevolución explica el origen de la vida como un proceso lento (más de miles de millones de años) en el cual los cambios motivados por la selección natural llevan a una progresión desde átomos a moléculas a organismos vivos unicelulares. Además propone que todas las formas vivas surgen de los efectos de las mutaciones aleatorias y la selección natural desde un ancestro común.

Este modelo de evolución biológica es incompatible con el punto de vista religioso por dos razones principales: la ausencia de un Creador y la falta de un propósito en la creación. Esta discrepancia ha llevado a apasionados debates públicos y batallas legales que continúan hasta el presente. Los principales oponentes de la teoría científica de la evolución han sido los Creacionistas y los proponentes del Diseño Inteligente. El punto de vista creacionista sigue una doctrina cristiana basada en la interpretación literal de la creación del mundo que se encuentra en el Libro de Génesis. El Diseño Inteligente es un punto de vista que trata de encontrar evidencia científica para un diseñador inteligente de la naturaleza.

Notablemente, el punto de vista de la Torá presentado aquí ha estado llamativamente ausente del debate público sobre evolución, por lo que puede ser algo nuevo para muchos lectores. El conocimiento de la Torá contenido en la tradición revelada abarca el Pentateuco y el Talmud. La sabiduría interior de la Torá incluye la Cabalá y la Filosofía Jasídica. Ambas, la sabiduría revelada y la interior de la Torá realizan grandes contribuciones a nuestro entendimiento del origen de la vida y su diversidad. Adicionalmente, los modelos cabalísticos del universo nos brindan una potente herramienta para realizar estudios comparativos entre la Torá y la ciencia, que iluminan nuestro entendimiento de la ciencia y enriquecen nuestro estudio de la Torá.

Las Dos Historias de la Creación en la Torá

La Cabalá y la Filosofía Jasídica nos enseñan claramente que el universo fue creado por Dios en un proceso vectorial que tuvo un principio, una dirección y un final. El principio es descripto en las primeras porciones del libro de Génesis, y el final es la culminación del proceso creativo en donde se revelará que Dios rige el universo. El proceso es una secuencia de transformaciones que están descritas muy detalladamente en la Cabalá, y que en el mundo de la ciencia es llamado evolución.

En Génesis encontramos dos relatos diferentes de la Creación:

Génesis 1:27: Elokim creó [ex nihilo] al hombre. “Creó” en hebreo bará .

Génesis 2:7 Havaiá Elokim formó al hombre. “formó” en hebreo itzer .

Génesis 1:27 utiliza bará , del verbo libró , “crear”. Los sabios interpretan bará como un proceso ex nihilo, iesh meain , “algo de la nada”. Génesis 2:7 utiliza el verbo litzor , “formar”. La historia de la formación del segundo relato de la creación no se refiere a crear algo de la nada, como se evidencia del texto: Vaitzer Havaiá Elokim et haadam, afar min haadamá (Dios formó al hombre del polvo de la tierra). Entonces la historia de la formación alude a la transformación y el cambio, el significado interior del concepto biológico de la evolución. Las dos historias de Génesis nos enseñan entonces que en el principio el universo fue creado ex nihilo, seguido de un proceso de formación.

La Torá enseña además que hay una secuencia de los actos de creación. Primero es creada la luz, seguido por el firmamento, que separa las aguas superiores de las aguas inferiores, y así sucesivamente. Esta secuencia de creaciones concuerda con el orden descripto en la Cabalá como las cuatro categorías de seres creados: inanimado, vegetal, animal y humano – medaber , “parlante”. La secuencia de la creación descripta en Génesis nos enseña un punto importante acerca del proceso evolucionario. El progreso ocurre en la cima, donde las formas nuevas y más avanzadas surgen en saltos cuánticos a partir de los seres existentes más avanzados.

Los Cuatro Mundos

La Cabalá y la filosofía jasídica describen otro cambio secuencial: la creación de los cuatro mundos. Estos mundos se entienden más bien como dimensiones de conciencia, no como dimensiones espaciales. El primer mundo es Atzilut , el Mundo de la Emanación, que es un mundo puramente espiritual en el cual no existe una conciencia de sí mismo separada, sólo conciencia de Dios. Sólo los tzadikim (personas completamente justas) pueden experimentar este mundo. En la primera historia de la creación en Génesis, el Mundo de Emanación corresponde al primer día, iom ejad (lit. “un día”), en el cual no hay otra conciencia que la de “Uno”. Los otros tres mundos son llamados, en relación al Mundo de Emanación, los tres mundos inferiores: Briá (Creación), Ietzirá (Formación) y Asiá (Acción). En esta secuencia hay un descenso progresivo desde shamaim (cielos) a aretz (tierra). Bereshit bará Elokim et hashamaim beet haaretz (En el principio Elokim creó los cielos y la tierra), en una cascada de niveles decrecientes de espiritualidad.

El Mundo de Creación es mental y sin forma, en el cual en su mayor parte hay una conciencia espiritual de la creación. El acto de bará (creó) reside en este Mundo de Creación. Las formas vienen al universo en el Mundo de Formación, aunque las formas que se encuentran allí son de una calidad general, como en el concepto biológico de género y especie, sin ninguna manifestación de lo individual. Maimónides escribe que el despertar espiritual más grande posible tiene lugar cuando uno percibe verdaderamente la belleza y las maravillas de la creación que, en concordancia con la Cabalá, son identificadas con el Mundo de Formación. Esta toma de conciencia emocional despierta en el alma las emociones claves de amor y temor, y conecta al alma con el Creador.

El Mundo de la Acción es la así llamada “realidad ordinaria”. Nuestra experiencia de la realidad está concentrada totalmente dentro de este Mundo, donde reside empíricamente la ciencia. El concepto de individuos, este león o esta persona, es del Mundo de la Acción, en contraste con los conceptos de género y especie, que provienen del Mundo de Formación. Vemos así un ciclo de corrientes descendentes y ascendentes de energía divina. En el brazo descendente, desde lo espiritual a lo material, encontramos las diez sefirot (emanaciones divinas) que van desde keter (corona) hasta maljut (reinado), y los cuatro mundos desde Atzilut hasta Asiá . En la dirección opuesta, vemos niveles ascendentes de creación, desde lo inanimado hasta los seres humanos.

En términos más amplios, estos flujos representan el descenso de energía divina de los cielos a la tierra, y se cierra el ciclo con el proceso ascendente de la tierra a los cielos, representado por la evolución desde lo inanimado hasta el hombre. Visto de esta manera, los seres humanos se encuentran en el pináculo de la creación, betzelem Elokim (a imagen de Dios).

Adam Kadmón, el Hombre Primordial

Enseña la Cabalá que la sefirá (emanación divina) de jojmá (sabiduría) está asociada con el Mundo de la Emanación. La sefirá de keter (corona) está por encima (es más espiritual) que jojmá , y está asociada a Adam Kadmón , el Hombre Primordial. El concepto de Adam Kadmón es una de las mayores contribuciones de Rabí Itzjak Luria al entendimiento de la creación. En el modelo luriánico de la creación, el Hombre Primordial es la primera creación posterior al vacío resultante del tzimtzum , la contracción de la Luz Infinita de Dios que da comienzo al proceso creativo. El Hombre Primordial está descripto como luz pura, una energía divina sin ninguna forma ni recipiente . Adam Kadmón es la manifestación de la voluntad de Dios emanando desde el mundo divino de Atzilut y que crea los tres mundos inferiores de Briá, Ietzirá y Asiá. Las dos palabras que forman el nombre de Adam Kadmón alude a la manifestación de la voluntad de Dios emanando desde su paradójica naturaleza: por un lado un ser creado –Adam– y por otro una manifestación de la divinidad primordial –Kadmón.

¿Por qué la primera emanación propiamente dicha después del tzimtzum, antes de la conciencia divina pura del Mundo de Emanación, es llamada “hombre”? Porque “el final está incrustado en el principio”. Dios deseaba ya desde el principio de la creación crear seres humanos, la culminación y pináculo de la creación, a Su imagen. El Hombre Primordial, a diferencia del homo sapiens físico, es luz pura y totalmente desprovista de forma. Podríamos considerarlo el programa completo del universo, conteniendo el potencial de todo lo que existirá siempre. Entonces, en términos evolucionarios, el Hombre Primordial es el ancestro común absoluto del universo que contiene y transmite una imagen humana, porque el programa del universo está diseñado para culminar en un ser humano rectificado y totalmente evolucionado que personifica a un universo que retorna a Dios.

La Visión del Ishbitzer Rebe del Ser Humano y la Creación

Rabí Mordejai Iosef Lainer de Ishbitza, 1800-1854, nos brinda una maravillosa enseñanza acerca de la relación entre los seres humanos y las demás criaturas vivientes. En Génesis 1:26 leemos: Vaiomer Elokim naasé Adam , (Y dijo Dios hagamos un hombre). ¿Por qué el verbo está en plural? Rashi comenta que Dios estaba planeando con los ángeles la creación de un hombre, pero en Mei Hashiloaj , publicado aproximadamente al mismo tiempo que El Origen de las Especies de Darwin, el Ishbitzer escribe:

“En el principio Dios creó todas las creaciones. Entonces las creaciones entendieron sus limitaciones –que no tenían a nadie que los uniera directamente con el Santo Bendito Sea– y por medio del hombre todas las etapas de la creación (resumidas en las Diez Acersiones de la Creación) estarían unidad con el Creador, y que lo inanimado daría su poder a las plantas y las plantas a los animales y los animales al hombre, de tal manera que el hombre rendiría culto con su poder al Santo Bendito Sea. Cuando las creaciones vieron qué era lo que les faltaba, utilizaron sus poderes desde abajo para causar un “despertar desde Arriba” para la creación del hombre. Y dijo Elokim: “Hagamos un hombre”, y el Santo Bendito Sea dijo a las creaciones que todos darían sus poderes para contribuir a la creación del hombre, de tal manera que el hombre tendría una parte de cada una de ellas, y si el hombre tendría alguna necesidad todos lo ayudarían, porque cuando es adverso para el hombre, es también malo para todas las criaturas, como fue en la generación del Diluvio, y cuando es bueno para el hombre, es bueno también para todas las criaturas.”

¿Qué nos está diciendo el Ishbitzer Rebe? Primero, que el hombre es la culminación del proceso creativo. Segundo, que el resto de la creación –lo inanimado, las plantas y los animales– estaban esperando, como si fuera, la creación del hombre para que puedan satisfacer su necesidad de alabar su Creador. Pero la tercera enseñanza del Ishbitzer Rebe sobre este verso, y también la más asombrosa, es que todas las criaturas contribuyen a la creación del hombre, respondiendo la invitación de Dios naasé Adam , “Hagamos un hombre”.

La Edad del Universo

Una de las enseñanzas más maravillosas del jasidismo es que el universo es recreado constantemente ex nihilo. Esto no pretende ser algo metafórico, sino un aspecto de la realidad común y corriente, como cuadros de una película separados por espacios en blanco, pero que la velocidad de la cinta no hace posible visualizarlos como tales. Toda alma tiene una raíz en uno de los cuatro mundos descriptos antes. Rabí Shneur Zalman de Liadi (fundador del movimiento jasídico Jabad, 1745-1812) enseñó que las relativamente pocas almas originadas en el Mundo de Emanación pueden experimentar constantemente la continua recreación del mundo. También enseñó que por medio de la meditación apropiada, todos podemos tener una visión de la recreación continua, y que tal experiencia nos eleva por encima del tiempo y el espacio.

¿Qué es entonces la edad de un universo que es creado continuamente de nuevo cada segundo que pasa? La edad es una función del tiempo que transcurre, y el transcurso y el paso del tiempo dependen del mundo en el cuál el tiempo se está midiendo. El tiempo no existe tal como nosotros lo experimentamos en el Mundo de Emanación; de hecho, en él coexisten el pasado, el presente y el futuro. (véase mi ensayo “Tiempo, Espacio y Conciencia” en B’Or Ha’Torah 15, 2005.) El tiempo es creado en el Mundo de Creación, y se va haciendo progresivamente más lento en los mundos de Formación y Acción. El tiempo se desacelera en los mundos inferiores porque su ieshut (su ser material) retarda las cosas, como si le agregara inercia al mundo.

¿Cómo podemos estimar cuán diferente transcurre el tiempo en los mundos de Acción, Formación y Creación? Hay una historia del Baal Shem Tov (Rabi Israel ben Eliezer, 1698-1760, fundador del movimiento jasídico) que relata el Tzemaj Tzedek (Rabí Menajem Mendel Shneerson, el tercer Rebe de Jabad, 1789-1866) en su libro Derej Mitzvoteja (El Sendero de Tus Preceptos). Cuenta que el Baal Shem Tov tuvo una visión, y luego de esa experiencia escribió una carta describiendo un evento como si ya hubiera ocurrido, a pesar de que en el momento de la visión todavía no había sucedido. El Tzemaj Tzedek explica que cuando un tzadik que vive aquí en el Mundo de la Acción tiene una visión, asciende en su conciencia por un rega (momento, “el pestañar del ojo”) al Mundo de Formación.

Un rega es una medida de tiempo descripta en la Torá como aproximadamente la vigésima tercera parte de un segundo. El Tzemaj Tzedek explica que un rega en el Mundo de Formación corresponde a quince años en el Mundo de Acción que nosotros habitamos, una proporción aproximada de 1:1010. Esto podría significar que un evento que dura un día en el Mundo de Formación, podría durar 1010 días en el mundo de Acción. Si tomamos además en consideración el salto cuántico de la magnitud del ieshut entre los mundos de Creación y Formación, entonces claramente ¡Un día allí arriba es equivalente a miles de millones de años aquí abajo!

Entonces, podemos decir que la descripción de la Torá de los seis días de la creación corresponde literalmente a los mundos superiores creados, mientras que el científico que realiza sus mediciones referidas a la edad del universo físico observable, se relaciona exclusivamente con la conciencia del Mundo de Acción. Las percepciones del tiempo que surgen del texto de Génesis y de las mediciones científicas se relacionarán entre sí en una proporción cualitativamente similar a aquellas que describimos arriba. Entonces no hay una contradicción cualitativa entre la edad del universo inferida de Génesis y la medida por medios científicos. Las dos percepciones del tiempo representan diferentes estados de conciencia definidos por los mundos en los cuales se originan.

Coaj Hamedamé, el Poder de Imaginación

El coaj hamedamé (el poder de imaginación) es un atributo muy importante del alma. Surge de la sefirá de biná (entendimiento), que tiene dos partzufim (niveles): la biná superior y tevuná (comprensión). La diferencia sencilla entre los dos es que la biná superior corresponde a la capacidad del alma de atrapar y captar un relámpago de luz de jojmá (sabiduría), mientras que tevuná corresponde a la capacidad del alma de integrar y absorber el nuevo entendimiento. Tevuná a su vez tiene dos niveles, tevuná superior y tevuná inferior. La filosofía jasídica explica que el coaj hamedamé se origina en la dimensión más externa de la tevuná inferior. El ejemplo clásico de un coaj hamedamé desorientado que dan nuestros sabios es la confusión del pueblo judío en el desierto cuando Moshé no regresó de la montaña el día cuarenta como había prometido (Éxodo 32:1).

El origen de esta confusión fue un mal cálculo de la cuenta de los cuarenta días. Rashi explica que el Satán usó su confusión para desorientar al pueblo judío, mostrándole una imagen en el cielo que ellos interpretaron como que Moisés había muerto. Esta falsa creencia al pueblo a buscar otro líder y fabricar un becerro de oro, el pecado colectivo más grande en la historia judía. El coaj hamedamé puede funcionar en un estado no rectificado o en un estado rectificado. El Rebe Najman de Breslov equipara el estado no rectificado del coaj hamedamé con el ietzar hará (la mala inclinación). Cuando alguien inicia una empresa completamente convencido de triunfar y la empresa fracasa, o si alguien cree incorrectamente que su mejor amigo está mintiendo, está siendo confundido por un coaj hamedamé no rectificado.

Por el otro lado, un coaj hamedamé rectificado es la fuente de la creatividad y, en su máxima expresión, de la profecía. La rectificación del coaj hamedamé es un aspecto central de nuestro trabajo espiritual. La rectificación del coaj hamedamé es el aspecto central de nuestro trabajo espiritual. Tevuná se identifica en el jasidismo con el alma arquetípica de nuestra matriarca Rebeca, la esposa de Isaac. Guiada por un coaj hamedamé rectificado y siguiendo el profundo nivel de entendimiento que experimentaba en su corazón, es la que decide cuál de sus dos hijos es verdaderamente merecedor de recibir la bendición de su padre.

Tevuná despierta el amor y el temor en el corazón. (es la fuerza de vida espiritual/mental de amor y temor). Despertar el amor y el temor (reverencial) por el Creador es la herramienta más potente para la rectificación del coaj hamedamé.

Coaj Hamedamé en Biología

Las facultades creativas del coaj hamedamé encuentran un alto nivel de expresión en la naturaleza empírica de la biología. Los experimentos elegantes y de alta resolución requieren un elevado nivel de creatividad, y la interpretación de los resultados experimentales exigen, en su meollo, la integración que fue descripta antes como algo típico de tevuná .

¿Qué sucede con un coaj hamedamé no rectificado? La investigación acerca de la evolución biológica es particularmente vulnerable a una conciencia colectiva gobernada por un coaj hamedamé no rectificado. Un área problemática es la verificación experimental de las hipótesis. Se asume que muchos de los procesos evolucionarios invocados toman largos períodos de tiempo, imposibilitando así la prueba experimental.

Consideremos, por ejemplo, la cuestión del origen de la vida en la Tierra. Amplios programas de investigación están invirtiendo vastos recursos humanos y financieros para estudiar posibles formas en que las criaturas vivientes pudieron haber evolucionado a partir de reacciones químicas aleatorias, en condiciones que se presumen son típicas de las épocas geológicas tempranas del planeta. Actualmente, las dos teorías científicas rivales acerca del origen de la vida en la Tierra son “un origen caliente, volcánico” (fijación auto catalítica de dióxido de carbono dentro de un flujo caliente volcánico en presencia de metales catalizadores) y la clásica “teoría de la sopa prebiótica” en océanos fríos.

Lo que es ignorado en ambas teorías es que las reacciones químicas que están bajo análisis representan una fracción diminuta de la cantidad de etapas que se requerirían para producir un organismo viviente a partir de un proceso aleatorio. La razón de que científicos inteligentes y bien entrenados trabajan confortablemente en semejantes condiciones casi absurdas, es que el proceso completo se presume que se prolongó por miles de millones de años, conduciendo al razonamiento de que un número muy grande de procesos desconocidos pueden generar de alguna manera un organismo vivo.

La vana posibilidad de llegar a ese resultado ha sido discutida extensamente y no seguiremos analizándola. Lo que es importante notar es que la defensa apasionada y emocional del modelo que explica la aparición de la vida en la Tierra como producto de un proceso aleatorio es típico de un pensamiento llevado por un coaj hamedamé no rectificado.

Igualmente importante, este análisis nos dice que la rectificación del coaj hamedamé en la conciencia colectiva de la comunidad científica, debe dar como resultado modelos científicos rectificados que revolucionarán ciertamente nuestro entendimiento de la vida en la Tierra.

La Metodología de la Torá y la Ciencia

Algunos sabios de la Torá piensan que todo conocimiento científico se origina de una conciencia dirigida por un coaj hamedamé no rectificado, y por lo tanto corrupto. Además creen que la Torá es el plano maestro del universo y por lo tanto incluye en él todo conocimiento científico rectificado. Esta escuela de pensamiento cree que un estudioso de la Torá o estudiante de ieshivá no debe perder tiempo estudiando ciencias. Del otro lado del espectro, algunos científicos creen que la religión nos enseña acerca de valores morales pero es irrelevante para nuestro entendimiento del universo.

Contrastando con el punto de vista judío anti ciencia mencionado antes, existen importantes sabios y líderes del pueblo judío –como Maimónides, el Maharal de Praga, Shneur Zalman de Liadi y Abraham Itzjak Kook, el primer Rabino Principal del Estado de Israel– que entendieron y enseñaron que la esencia de la búsqueda científica es explicar las leyes de la naturaleza que gobiernan un universo creado divinamente. Al estudiar Su creación, cumplimos el precepto de conocer al Creador, como también los de amar y temer a Dios y santificar Su Nombre. Esto se logra teniendo científicos judíos que teman a Dios al frente de los descubrimientos científicos.

Los esfuerzos de unificar la Torá y la ciencia se han intensificados en las últimas décadas, particularmente en estudios de Cabalá y Ciencia. El secreto que hay detrás de estos avances es la comprensión de que la Cabalá desentraña la sabiduría interior de la Torá de tal manera que hace posible descubrir paralelos precisos entre la Torá y la ciencia. Por ejemplo, el modelo cabalístico de la creación desarrollado por Rabi Itzjak Luria explica el origen del universo como un tzimtzum inicial (contracción) seguido de la proyección de una kav (línea) de radiación divina en el vacío aparente creado por el tzimtzum. Esto es seguido luego por la manifestación de las diez sefirot en el partzuf original de Adam Kadmón.

Existen paralelos asombrosos entre este modelo cabalístico de la creación y lo que se entiende actualmente sobre el origen del universo desarrollado por la física contemporánea. En el corazón del conocimiento científico está el método científico, una construcción sistemática de modelos del universo basada en observaciones, su verificación por medio de experimentos rigurosos, y el desarrollo de teorías que expliquen e integren estas observaciones. En el corazón de la Cabalá está la sabiduría divina. Se describe a la Cabalá como la sabiduría interior o el alma de la Torá. Su poder es que brinda una correspondencia (la raíz hebrea de la palabra Cabalá se traduce como “paralelismo”) entre el conocimiento revelado de la Torá y las características ocultas del Creador, un Ser infinito y definitivamente incognoscible.

La Cabalá es especialmente apropiada para unificar la Torá y la ciencia por su precisión estructural, que produce modelos altamente informativos de los atributos de Dios y su relación con el universo. La Cabalá es también única por su consistencia interna. Karl Popper (1902-1994), uno de los filósofos de la ciencia más respetados, especificó que la consistencia interna es el primer requisito para una teoría científica válida. La versión popular del requerimiento de consistencia interna es que “si se parece a un pato, camina como un pato, y se oye como un pato, es un pato”. Dicho de otra manera, si la teoría de la relatividad postula que ningún objeto en el universo puede moverse a velocidades que excedan la de la luz, y se encuentra un objeto como ese, la teoría carecería de consistencia interna.

Este es un atributo clave de la Cabalá, porque ella nos ayuda a entender los conceptos de la Torá que desafían el sentido común y a menudo contradicen nuestra percepción ordinaria de la realidad. A causa de la aparente contradicción entre muchos conceptos de la Torá y la realidad corriente, las personas laicas a menudo ven a la religión como una superstición. Por razones similares, algunos judíos religiosos se refieren a muchos conceptos de la Torá como metáforas o alegorías.

Por el contrario, la Cabalá enseña que toda la Torá es de origen divino y que es verdadera. Consideremos, por ejemplo, el concepto del alma. La ciencia secular afirma que el cuerpo y sus reacciones físicas y bioquímicas subyacentes constituyen la totalidad del fenómeno de la existencia humana y que no hay alma, ni propósito, ni vida después de la muerte. El conocimiento revelado de la Torá nos enseña que los seres humanos tienen un cuerpo y un alma, que el alma es eterna, y que de acuerdo a los méritos de cada uno el alma tendrá su destino en el Mundo por Venir. Además, la Cabalá y la filosofía jasídica ofrece un cuadro comprehensivo y detallado de las propiedades del alma. Así, se nos enseña que nuestra alma tiene una chispa divina que es una verdadera parte de Dios. Más aún, la filosofía jasídica hace una afirmación revolucionaria. Mientras que Maimónides afirma que no podemos conocer a Dios, la filosofía jasídica enseña que, como Dios es una unidad absoluta, cuando captamos cualquier aspecto de la esencia de Dios, estamos captando a Dios Mismo. De momento que nuestra alma es una parte intrínseca de Dios, el verdadero conocimiento de nuestra alma nos brinda un conocimiento verdadero acerca de Dios. (Lo contrario de esta aseveración también es verdadero. Así como no podemos conocer la esencia misma de Dios, no podemos conocer la esencia verdadera del alma)

La Cabalá enseña además en gran detalle acerca de la estructura del alma y sus propiedades funcionales, en términos que son paralelos a la anatomía y fisiología del cuerpo. De importancia clave para nuestra discusión aquí es que las enseñanzas cabalísticas acerca del alma no deben ser interpretadas como leyendas o historias, sino más bien encarnan una descripción rigurosa e internamente consistente que desde un punto de vista metodológico se compara con el discurso científico. La consistencia interna de la sabiduría de la Cabalá hace posible navegar el vasto cuerpo del conocimiento de la Torá con una precisión excepcional. Para los estudios de Torá y ciencia, la Cabalá hace posible identificar conceptos paralelos en la Torá y la ciencia, y moverse en ambas direcciones, desde un cuerpo de conocimiento al otro.

El Concepto de Especie en la Torá y la Ciencia

En 1999 Science publicó los resultados de un experimento muy seductor que comenzó en 1988 en Míchigan. [32] El equipo de investigación cultivó doce poblaciones genéticamente idénticas de Escherichia coli (una bacteria que se encuentra comúnmente en el intestino) en pequeños tubos llenados con medio de cultivo azucarado. A intervalos de veinticuatro horas, tomaron un pequeño número de bacterias de cada tubo y se lo transfirió a un tubo fresco. La bacteria creció exponencialmente (1,2,4,8,16…) con una generación cada tres horas y media, de tal manera que al principio de cada ciclo un pequeño número de bacterias se encontraban en un medio nutritivo muy rico que se consumía luego de unas pocas horas. En el remanente del ciclo vivían en condiciones nutricionales pobres.

Los investigadores continuaron estos experimentos por once años, estudiando 24.000 generaciones de bacterias. Este es el equivalente a 500.000 años en la lapso de vida de los humanos. De acuerdo a la teoría científica de la evolución, el Homo sapiens evolucionó desde sus ancestros en aproximadamente ese intervalo de tiempo.

Al final del período de once años, los investigadores tomaron del freezer algo de las bacterias originales idénticas a las que usaron al comenzar el experimento y las compararon con aquellas cultivadas durante esos once años. El resultado mostró que habían ocurrido muchos cambios bioquímicos y genéticos durante el período de tiempo del experimento. Algunos de los cambios fueron comunes a todas las poblaciones, otros ocurrieron sólo en algunos casos. Sin embargo, el resultado más importante de este experimento es lo que no había ocurrido. A pesar de los cambios observados, y en un período de tiempo que, en equivalentes de ciclos de vida era suficiente para la postulada evolución humana completa desde un ancestro putativo, no hubo una especiación en el experimento de la E. coli. No había evolucionado una nueva especie.

Una situación similar es observada con respecto a la mosca de la fruta Drosophila melanogaster . Se han descripto unas 1500 especies salvajes de Drosophila , y han crecido por décadas en los laboratorios. Con un período generacional de nueve a catorce días, se han aislado y caracterizado cientos de variantes y mutantes genéticos alrededor del mundo, pero ni una sola especie nueva se ha demostrado sin ambigüedades. Como en el caso del perro descripto antes, la vasta plasticidad genética y fenotípica encontrada en los organismos vivientes puede ser efectivamente manipulada tanto por el medio ambiente como por la intervención humana. Las manipulaciones pueden llevar a adaptaciones determinadas genéticamente descriptas como micro evolución, mientras que el proceso de especiación permanece misterioso y fuera de nuestro alcance.

¿Qué es una especie?

¿Qué hay tan especial acerca de una especie? Revisemos el concepto biológico de especie. El conocido biólogo ornitólogo y evolucionista Ernst Mayr (1904-2005) escribió: algunos autores recientes se han ocupado del concepto de especie biológica como si fuera un concepto arbitrario y hecho por el hombre… Sin embargo, el concepto de especie biológica no es como tales conceptos. El término “especie” se refiere a un fenómeno concreto de la naturaleza… El significado biológico de especie es entonces muy evidente: La segregación de toda la variabilidad genética de la naturaleza en paquetes discretos, así llamados especies, que están separados unos de otros por barreras reproductivas, que previene la producción de un número demasiado grande de combinaciones disonantes de genes incompatibles. [33] Mayr está diciendo que “especie” es un fenómeno natural. Si este es el caso, deberíamos encontrar el concepto de especie en la Torá.

¿Qué dice la Torá acerca de las especies? Génesis 1:11 dice: “Y Dios dijo: ‘Que la tierra brote hierva, plantas que produzcan semilla, y árboles frutales que tengan fruto según su clase [leminó ]. Leminó significa “según su tipo” o “según su especie”. Esto nos enseña que Dios creó árboles y plantas, animales y humanos, cada uno “según su clase”, estableciendo minim (tipos) para que se perpetúen. La Torá enseña además que para cada min (clase) creada hay una fuerza que la representa en el reino espiritual: “Y para todo organismo creado Él estableció una fuerza regente arriba, para impulsarla a su tarea, como enseñaron los sabios: ‘No encontrarás ni una mata de pasto que no tenga un ser espiritual arriba que le ordene: ¡Crece! Ese es su mazal . (Génesis Rabá 10:6)

Desde el punto de vista de la Torá cada organismo y cada min tiene una realidad física y una espiritual, un cuerpo y una raíz-alma. La Cabalá enseña también que cada elemento de la creación, incluyendo lo inanimado, tiene una chispa divina en su interior. Además, el ángel guardián de cada criatura viviente que lo incita a crecer, le da su “voluntad”. Dirigida por su voluntad, cada criatura anhela ascender la escala evolucionaria, posee una “voluntad de evolucionar”.

El concepto de “según su clase” aparece nuevamente en la Tora en las instrucciones que Noé recibe al ordenársele construir el Arca: “Ellos y cada bestia según su clase , y cada animal doméstico según su clase , y cada toda cosa rastrera que se arrastre sobre la tierra según su clase, y toda ave de corral según su clase, y todo pájaro según su clase ” (Génesis 7:14).

הֵמָּה וְכָל הַחַיָּה לְמִינָהּ וְכָל הַבְּהֵמָה לְמִינָהּ וְכָל הָרֶמֶשׂ הָרֹמֵשׂ עַל הָאָרֶץ לְמִינֵהוּ וְכָל הָעוֹף לְמִינֵהוּ כֹּל צִפּוֹר כָּל כָּנָ

Esto indica que Noé fue ordenado llevar al arca a los representantes de las especies existentes.

• en las leyes de los animales kosher: “El águila, y el buitre barbado y el buitre negro. El milano y el halcón, según su clase. Todo cuervo según su clase . El avestruz, la lechuza y la gaviota, y el gavilán según su clase . El búho y el somorgujo y el mochuelo, el cisne, el pelícano y el buitre egipcio, y la cigüeña, y la garza, según su clase, y la abubilla y el murciélago.” (Levítico 11:14-19). Esto indica que hay especies de animales que los judíos tienen permitido o prohibido comer.

• en la prohibición de kilahim (mezclas prohibidas): “Observa Mis decretos: no cruzarás tu ganado con otra especie . No sembrarás tu campo con mezcla de dos clases de semilla. No vestirás vestimentas que contengan shaatnez [mezcla prohibida de tejidos]” Levítico 19:19)

Existen tres mezclas mencionadas en este verso: Mezcla de animales . “Esto enseña que no debemos mezclar dos especies de animales. En esas formas prohibidas de cruzar dos especies está el poder de formar algo nuevo y en ese respecto están prohibidos, porque el poder de esa cruza crece tan poderosamente que anula temporalmente la fuerza del ser espiritual designado sobre las dos especies” ( Sefer Hajinuj , pág 62). Mezcla de Tejidos : Esto indica que no debemos coser o poner juntos lana y lino y luego vestirlo. En la prohibición de las mezclas prohibidas el concepto de especie de la Torá está especialmente claro: Siempre que Dios creó algo en Su mundo, sean plantas o animales, creó para cada uno un poder y una estrella con un ángel que cuide de él. Por eso cada especie tiene sus cualidades propias. Si una persona mezcla las especies, está confundiendo la forma que Dios estableció para esa cosa en particular. ( Sefer HaJinuj , pág. 62; Maimónides en Levítico 19:19)

Entonces, la visión de la Torá de una especie es un canal de energía divina que Dios creó al principio de la Creación, con una función y propósito específicos. El destino de cada especie es resguardado por una fuerza espiritual que le provee energía vital. Además, Dios creó normas halájicas claramente definidas que protegen cada especie. Dios ordenó a cada especie que se multiplique y prohibió cruzarse con otras especies.

Cuando los científicos clasifican las especies biológicas, están realmente definiendo estos canales de energía en el lenguaje de la ciencia. Esto implica que cuando Ernst Mayr estaba estudiando muchas aves individuales y “viendo” sus relaciones como especies, estaba viendo en realidad una división divina especial.

Además, la severa prohibición de la Torá contra la manipulación de especies existentes refleja la explicación de Mayr de la razón funcional para las especies mencionadas antes. Eso “… previene la producción de un número demasiado grande de combinaciones disonantes de combinaciones de genes ”.

Imaginemos una parcela de tierra con cierta vegetación. Viene un rabino y reflexiona acerca de los árboles y las hierbas, también medita sobre el tercer día de la creación, cuando Dios creó los árboles y las hierbas, y sobre el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento, y en las bendiciones que se deben decir sobre los frutos de los árboles. Un científico viene y observa los árboles y las hierbas y los estudia y define que dos de los tres árboles allí pertenecen a la misma especie, mientras que el otro es de una especie diferente. También estudia las hierbas y encuentra que hay quince especies diferentes de hierbas en esa parcela de tierra. Cuando el rabino y el científico unifican sus conciencias, pueden hablar acerca de diecisiete canales de energía divina en esas plantas, cada una con su guardián espiritual y propósito en la creación.

Un Teoría Rectificada de la Evolución

La ciencia se “divorció” de la religión hace más de 300 años atrás en un esfuerzo valeroso de separarse de la superstición y sentar los fundamentos del método científico. Hoy, la ciencia y la tecnología son una fuerza dominante en la civilización occidental. Al mismo tiempo, la naturaleza aborrece el vacío, y la ausencia de Dios en el discurso científico ha generado serias anomalías. El 92 % de los americanos dicen que creen en Dios, un 52% dicen que no creen en la teoría científica de la evolución. ¿El momento está maduro para invitar nuevamente a Dios al mundo de la ciencia?

El poder unificador de la Cabalá ha sido descripto arriba, y el tema de la evolución es apropiado para la unificación de la Torá y la ciencia. Aprendemos de la Torá que el concepto de evolución, entendido como el desarrollo de la Creación, permea el plan divino subyacente al destino del universo. La Torá enseña que Dios creó a Adam Kadmón, los cuatro Mundos y las diez sefirot . Dios pobló el universo con materia inanimada, plantas, animales y seres humanos. Dios creó todas las criaturas vivientes a través de canales de energía llamados en hebreo “minim” y llamados ‘especies’ por la ciencia.

El origen divino de las especies es la razón por la cual los científicos no pudieron encontrar evidencia de la aparición de nuevas especies postulada por la teoría científica de la evolución. Por otro lado, el desarrollo del universo, descripto por la ciencia como una interacción entre mutaciones y la selección natural, es una parte integral del plan divino. En la Torá, la selección es descripta como Divina Providencia, y las mutaciones como libre albedrío.

De la misma manera vislumbrada arriba, de un rabino y un científico unificando sus conciencias para describir una parcela de tierra con árboles y hierbas, científicos y eruditos religiosos tienen una oportunidad de oro para unificar sus conciencias en una teoría rectificada de la evolución del universo.

El extracto de la Sesión de Preguntas y Respuestas con los panelistas del panel: “¿Cómo Debemos Enseñar el Origen y la Diversidad de las Especies?” puede ser encontrada en

www.borhatorah.org

Glosario de Términos hebreos

Adam Kadmon, Hombre Primordial

coaj hamedamé, poder de imaginación

Asiá, Acción

maljut, reinado

Atzilut, Emanación

min (pl. minim ), tipo, especie

bará, creó ex nihilo

partzuf, nivel

biná, entendimiento

shamaim, cielo

Bereshit, en el principio, Génesis

sefirá (pl. sefirot ), emanación de energía divina

 

Briá, Creación

tevuná, comprensión

eretz, tierra

tzadik (pl. tzadikim ), persona justa

jojmá, sabiduría

tzimtzum, contracción

Cabalá, la dimension interior de la Torá

Iatzar, formó

kav, línea

Ietzirá, Formación

keter, corona

ieshut, el ser material

PARÁLISIS EN CALIENTE, HUIR O LUCHAR (Video shiur)

El Sistema Nervioso Autónomo a Servicio de Hashem

de la clase de parashá Vaigash (tema 3)

Estancamiento en Caliente - El Sistema Nervioso Autónomo a Servicio de Hashem - parashá Vaigash

https://youtu.be/dm5t_DhebHo

En las siguientes líneas intentaremos trazar líneas paralelas entre la actividad fisiológica del sistema nervioso autónomo, y los diferentes estados de despertar y estancamiento en el alma humana y en la obra de Dios. Y especialmente sobre los engañosos estados intermedios de estasis llenos de actividad interna en el cuerpo y el alma y en la obra del Creador. Las cosas están escritas con el propósito de observar el tema y aún no han pasado por la Torá o la revisión científica.

En el aprendizaje de cómo hacer frente a una emergencia, un tema básico y el mecanismo de luchar o escapar. El mecanismo es el resultado de la activación del sistema simpático en el sistema nervioso autónomo, que en realidad es una especie de sistema de respuesta de emergencia que gestiona la toma de decisiones en momentos de angustia.

UNIVERSIDAD DE LA TORÁ

BIOLOGÍA, PSICOLOGÍA Y TORÁ

PARÁLISIS EN CALIENTE

EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO Y EL SERVICIO A DIOS.

En las siguientes líneas intentaremos trazar líneas paralelas entre la actividad fisiológica del sistema nervioso autónomo, y los diferentes estados de despertar y estancamiento en el alma humana y en el servicio a Dios. Y especialmente sobre los engañosos estados intermedios de estasis llenos de actividad interior en el cuerpo y el alma y en el servicio al Creador. Estas cosas están escritas con el propósito de observar el tema y aún no han pasado por la Torá o la revisión científica.

En el estudio y aprendizaje de cómo hacer frente a una emergencia, un tema básico es el FFF (fight, flight, freeze, luchar, huir, congelar (el mecanismo de luchar o huir. El mecanismo es el resultado de la activación del sistema simpático en el sistema nervioso autónomo, que en realidad es una especie de sistema de respuesta de emergencia que gestiona la toma de decisiones en momentos de angustia o estrés.

Para comprender mejor el mecanismo FFF primero expliquemos el sistema nervioso autónomo: el sistema nervioso autónomo (SNA) es responsable de la regulación fisiológica de la actividad de los órganos internos incluido el sistema respiratorio, el sistema digestivo y el sistema cardiovascular (el sistema cardiovascular). Se compone de dos subsistemas que operan constantemente a través de la retroalimentación repetida de la influencia del entorno con el fin de mantener un equilibrio de los procesos físicos y mentales.

Uno es el sistema nervioso simpático (SNS) que tiene un papel estimulante y es responsable de movilizar los recursos del cuerpo en la respuesta de “lucha o huida” a situaciones estresantes. El segundo es el sistema nervioso parasimpático (SNP), que tiene un papel inhibidor y es responsable de la relajación y la disminución de la excitación.

Como ejemplo a la hora de comer el sistema dominante es el sistema nervioso parasimpático que dedica sus recursos a la actividad tranquila del sistema digestivo. Pero tan pronto como el cuerpo detecta una situación estresante el sistema simpático tomará el relevo deteniendo la actividad digestiva a favor de una actividad acelerada del corazón y otros sistemas. Esta es la respuesta fisiológica del sistema autónomo. La reacción externa del sistema simpático se mueve en el eje entre luchar ‘furiosamente’ contra la amenaza, o huir.

Hay una tercera situación que es la parálisis o el estancamiento que en realidad es una situación intermedia. Por ejemplo, un piloto de caza atacado tiene que tomar una decisión en una fracción de segundo entre abandonar el avión por el asiento eyectable (escape) o seguir luchando contra la amenaza (lucha), porque está en juego un avión que vale una gran suma de dinero y por supuesto su propia vida. La reacción natural es la parálisis o estancamiento que resulta de la incapacidad de decidir entre luchar o huir. Es por eso que un piloto pasa por muchos entrenamientos destinados a prepararlo para tomar decisiones fatídicas en cuestión de segundos y bajo presión.

LA LUCHA, ESCAPE Y CONGELAMIENTO EN EL SERVICIO DE DIOS

Incluso en la observancia de la Torá y las Mitzvot hay situaciones en que se pueden hacer por costumbre o sin tener un despertar interior, hay situaciones de estancamiento real y también hay situaciones de ‘lucha’. Solo que no se trata de una guerra ofensiva contra una amenaza sino de una atracción interna hacia algo superior que también se percibe muy bien en el sistema fisiológico del cuerpo. Aunque esta situación no es accesible con el ‘clic de un botón’ para la persona promedio, ciertamente existe. Un judío llega a sentir un momento único y especial durante un encuentro personal de ‘iejidut’ con el Rebe, otra persona sentirá un sentimiento único rezando con gran despertar durante la oración de neilá, el cierre de Iom Kipur ‘una vez al año’, y hay quienes sentirán esto cuando se circuncidan o cuando se coloquen los primeros tefilín: el caso es que hay momentos en que la persona se activa fisiológicamente por el sistema simpático, aunque no es en una emergencia sino en momentos de hitpaalut y avodá pnimi, trascendencia y trabajo interior.

De hecho, el mecanismo de lucha y huida existe en un animal de manera instintiva como en un ser humano, pero en un ser humano el equilibrio entre el cuerpo y la mente es más rico y requiere una expansión interna correspondiente. Si es así, ¿cuál es el mecanismo que puede describir lo que pasa por la mente durante la excitación del despertar en el servicio a Dios?

En el libro del Tania se explica acerca de las ‘alas’ del alma Divina, que son el amor por un lado y el temor por el otro. Sin ellas es imposible ‘volar’ hacia arriba y el servicio a Dios queda atrapado abajo. Es decir, así como el pasajero sentado al lado del conductor puede permanecer en paz y calma incluso cuando el conductor a su lado pierde la tranquilidad debido a un peligro repentino en el camino, así también en la oración y el servicio a Dios. Una persona puede orar correctamente en el sentido de decir las palabras, pero sin ninguna movilización emotiva, mientras que su amigo que está a su lado está extasiado en una travesía interior frente a su Dios, un viaje que cambia toda su experiencia de la existencia de punta a punta. La diferencia entre el servicio de la oración de estas dos personas es que la primera hace lo estrictamente necesario, pero aun así no llega a elevarse porque le faltan las ‘alas’ que son el temor y el amor interior en sus diversos grados. Es decir, así como la forma del sistema autónomo de equilibrar los recursos necesarios en cualquier momento es que los subsistemas (simpático y parasimpático) trabajen en diferentes proporciones, así el alma Divina encuentra su manera de aferrarse al Creador profundizando el temor y el amor en él.

Todos estos, el servicio con temor y amor frente a un estado de indiferencia, y la actividad de los sistemas simpáticos frente al parasimpático, son un componente super significativo de la experiencia de nuestro tiempo. Como ejemplo: media hora antes del encendido de las velas de Shabat es posible lograr lo que no sucedió en las horas anteriores. ¿Cómo sucede esto? Cuando una persona se da cuenta de que el tiempo es corto y hay mucho trabajo por hacer el sistema simpático entra en mayor actividad y cada fracción de segundo se vuelve significativa, y por otro lado, el hambre o diferentes tareas que ocupaban la atención ceden el paso y se ponen a un lado. Este es en realidad el secreto de los virtuosos que viven por encima de la naturaleza y como si no estuvieran hechos del mismo material que necesita dormir y comer como los humanos. Más que eso, la multitud de jasidim que acuden al Rebe también se elevan un poco sobre el terreno material y sienten el valor de cada minuto del ‘tiempo de calidad’ que pueden aprovechar en la presencia del Rebe.

¿Y qué pasa todos los días, en los momentos simplemente grises, el sistema simpático se queda esperando aburrido? Y con el amor y el temor a Dios, ¿está reservado solo para las festividades? Lo cierto es que nuestra agenda se corresponde mucho más de lo que pensamos con el deseo de una experiencia significativa, es decir, incluso una persona común y corriente que no sabe cómo darle significado a cada momento de su vida, y por el contrario pasa de un estímulo a otro, de una golosina a la pantalla parpadeante y de ahí a las distracciones ocasionales y vuelta a empezar. Una persona así está constantemente tratando de encontrar una manera fácil de tener un momento donde experimente algo de mayor calidad. Al igual que el paquete de papas fritas es un sustituto simulado del almuerzo, solo que sin una respuesta real a la necesidad nutricional y, por supuesto, tampoco proporciona una respuesta a largo plazo para el hambre, sino que proporciona un aplazamiento engañoso hasta la próxima comida o merienda, de la misma manera la pantalla del teléfono celular da una sensación de ‘wow’ a los receptores de la experiencia y brinda un alivio instantáneo del dolor por el anhelo del alma de una experiencia plena de temor o amor por Dios.

Entonces, ¿qué se puede hacer para responder a esa búsqueda interior? ¿Y acaso es posible?

En la Guemará se trae la historia de Rabi Elazar ben Dordaia, que recorría el mundo para satisfacer el deseo de sus instintos. No había vuelos en ese entonces… y aparentemente estaba dispuesto a hacer todo lo posible para conseguir lo que quería. “Una vez escuchó que había cierta prostituta en uno de los pueblos junto al mar que aceptaba una bolsa de monedas como salario. Tomó una bolsa de monedas y cruzó siete ríos por llegar a ella. Mientras estaba con ella, ella suspiró y dijo: ‘Así como este aliento no volverá de donde salió, así Eleazar ben Dordaia nunca será recibido en arrepentimiento.’”

“Entonces fue, se sentó entre dos colinas y montañas y exclamó: ‘¡Oh, colinas y montañas, rogad misericordia para mí!’ Ellos respondieron: ‘¿Cómo oraremos por ti? Nosotros mismos la necesitamos, porque está dicho: “¡Porque los montes se apartarán y los collados se moverán!” Así que exclamó: ‘¡Cielos y tierra, pedid misericordia para mí!’ Ellos también respondieron: ¿Cómo oraremos por ti? Nosotros mismos la necesitamos, porque está dicho: “Porque los cielos se desvanecerán como humo, y la tierra se envejecerá como un vestido”. Luego exclamó: ‘¡Sol y luna, suplicad misericordia para mí!’ Pero ellos también respondieron: ‘¿Cómo oraremos por ti? Nosotros mismos la necesitamos, porque está dicho: “Entonces la luna se avergonzará y el sol se avergonzará”. Exclamó: ¡Estrellas y constelaciones, suplicad misericordia para mí! Dijeron: ‘¿Cómo oraremos por ti? Nosotros mismos lo necesitamos, porque está dicho: “Y todo el ejército de los cielos se desmoronará”.

Entonces dijo: ¡El asunto entonces depende solo de mí! Puso su cabeza entre sus rodillas, lloró clamando en alta voz hasta que su alma partió de este mundo. Entonces se escuchó una bat-kol, una voz del Cielo proclamando: ‘Rabí Eleazar ben Dordaia está destinado a la vida del mundo venidero! Rabi [al escucharlo] lloró y dijo: ¡Uno puede adquirir la vida eterna después de muchos años, otro en una sola hora! Rabi dijo de él: ¡No solo se acepta a los penitentes, sino que incluso se les llama ‘Rabí’! [ Avoda Zara 17a ]

Es lo mismo con nosotros: aunque se desperdician innumerables momentos sin propósito, pero una vez que una persona está harta de la pérdida de tiempo y los sustitutos vacíos de contenido, la mera tentación de lo malo puede dar el ímpetu para aferrarse al contenido positivo. La buena noticia es que, a diferencia del paquete de papas fritas que acallan el apetito, pero no sacian el cuerpo, los deseos latentes del hombre de una cercanía significativa con Dios no se pierden. Cuanto más frustrante es el proceso de alejarse del mal, más significativo es el impulso de volver a Dios. Los sentimientos congelados se derriten y se convierten en un río correntoso por estar de pie ante Dios sin dar lugar a ninguna dilación y o distracción. La piedra que fue desechada por los constructores será precisamente la piedra basal…

  1. La palabra para “similitud” en hebreo es דמיון, dimaión, que también significa “imaginación.” Como podemos ver, clasificar las especies correctamente requiere una imaginación rectificada. Hemos discutido esta relación y otros aspectos de la clasificación en nuestra serie sobre la evolución.
  2. La familia de Ibn Tibbon era bien conocida como grandes traductores (del árabe al hebreo) de la Edad Media.
  3. Es bastante normal que los conceptos filosóficos aparezcan como parte de un grupo o sistema de conceptos que van juntos. Nuestra tarea por supuesto es entender cuánto se relaciona una con otra dentro del marco de referencia de un sistema completo dado.
  4. Bereshit 1:27
  5. Ver en detalle en la conferencia del 24 de Tevet, 5768 (www.inner.org/times/tevet/kafdalettevet/E68-0424.php)
  6. Un ejemplo de cría que no es fértil es la mula, el producto de cruzar una yegua con un burro
  7. Salmos 36:10
  8. Consulte nuestra serie de conferencias sobre la evolución (nota 1) para ver otro modelo que corresponde solo a una parte de la estructura taxonómica moderna completa a las sefirot.
  9. Como veremos más adelante, 70 es uno de los números más importantes asociados con clasificación en la Torá
  10. Salmos 25:14
  11. Ver en detalle en nuestro sitio web www.inner.org/torah_and_science/exact_sciences/E68-0524-1.php
  12. Esta correspondencia es un poco más débil, ya que las 7 “especies” a las que nos referimos en el relato de la creación incluyen a los peces, que como señalamos, no necesitaron subir al arca para ser salvos.
  13.  Ver Cabalá y Meditación para las Naciones
  14. Acerca de este fenómeno, su significado y los números de los pactos en general, véase Ibid., ¿¿p.?? y en nuestro próximo libro sobre las matemáticas del Libro del Génesis, la parashá Noaj.
  15. Capítulo 11
  16. Capítulo 13
  17. Véase también El arte de la educación, pág. ???. לגבי אח אחד .
  18. Los sabios explican que el Libro de Deuteronomio fue dicho por Moisés en una serie de discursos en los que la Divina Presencia hablaba desde su garganta. Tanto la Presencia Divina (la Shejiná) como el habla son ejemplos arquetípicos del aspecto femenino en el mundo.
  19. Ver en detalle en nuestro próximo libro sobre las matemáticas del Libro de Génesis
  20. Basado en Otiot Derabbi Akiva, un midrash importante que explica el significado de las letras hebreas
  21. Consulte también nuestro artículo sobre nutrición, www.inner.org/torah_and_science/exact_sciences/E68-0705.php
  22. Vea nota 5
  23. Ver también en extenso en nuestra serie de conferencias sobre la evolución. (www.inner.org/torah_and_science/exact_sciences/evolution_seminar.php).
  24. Levítico 23:40
  25. La matzá de Pesaj también tiene que estar hecha de una de estas cinco especies de granos.
  26. Vea también nuestra discusión sobre el significado de esta carta en nuestras conferencias sobre el número 248 (www.inner.org/torah_and_science/exact_sciences/248.php)
  27. Deuteronomio 8:8
  28. Éxodo 15:27. Vea también Números 33:9
  29. De acuerdo con esta perspectiva espiritual, si una fruta ha perdido su sabor, no debe consumirse.
  30. Consulte también nuestro artículo sobre nutrición: www.inner.org/torah_and_science/exact_sciences/E68-0705.php
  31. Por ejemplo, los sabios dicen que en el futuro todos los árboles darán frutos comestibles.
  32. T. Appenzeller, “Test Tube Evolution Catches Time in a Bottle,” Science , vol. 284 (1999) pp. 2108-2110.
  33. Ernst Mayr, “What Is a Species and What Is Not?” Philosophy of Science, vol. 63 (1996) pp. 262-277.

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