UN CORAZÓN SANADOR

“El corazón tranquilo es la vida de la carne,

pero la envidia es la podredumbre de los huesos

חַיֵּי בְשָׂרִים לֵב מַרְפֵּא וּרְקַב עֲצָמוֹת קִנְאָה

Jaiei besarim lev marpé urkav atzamot kiná

(Proverbios 14:30).

Ibn Ezra explica: “El corazón que no está enojado no celoso de otra persona es como un sanador para el cuerpo. En otras palabras, la fuerza vital del cuerpo lo cura cuando tiene un “corazón sanador”, refiriéndose a un corazón bueno y feliz que curará el cuerpo con su alegría”. 

Comencemos con una simple observación. Las palabras centrales en las que se centra Ibn Ezra son “corazón sanador”, que explica es la alegría. Por cierto, el valor de “corazón sanador” *(לֵב מַרְפֵּא, lev marpé)* es 353, igual que “alegría” (*שִׂמְחָה, simjá*), ¡de la que está lleno el corazón sanador!

Un corazón bueno y feliz es un corazón paciente y relajado. Tiene el poder de curar todos los órganos del cuerpo (a diferencia de los medicamentos, que son beneficiosos para algunos órganos y dañan otros. (según Rabeinu Ioná sobre este verso) También, el buen corazón busca el bien para los demás y también atrae la curación para otros. Por el mérito de tener “un corazón tranquilo (que) es la vida de la carne”, uno merece vivir una vida larga y placentera llena de sentido, con un propósito como dice el verso: “llenaré el número de tus días”. (Éxodo 23:36)

¿Cómo merecemos un corazón sanador?

Para responder a esta pregunta, tenemos que comenzar con una epístola de Rabi Shneur Zalman de Liadi conocida como Lehaskiljá Biná. (Tania, Igueret Hajodesh 11) En ella el Alter Rebe explica que una persona no debe desear aquellas cosas que percibimos como necesidades mundanas para nuestra existencia material: hijos, vida (salud) y sustento. Esto no significa que estas cosas sean negativas. ¡Todo lo contrario! Toda persona debe tener muchos hijos buenos, salud vibrante y sustento abundante. Todo esto son necesarios para servir adecuadamente a Dios, particularmente en nuestra generación. Entonces, ¿qué quiso decir el Alter Rebe y cómo nos ayuda a obtener un corazón sanador?

En su libro de Tania, el Alter Rebe analiza nuestra conexión emocional con nuestras necesidades mundanas: primero, debemos anular nuestro deseo interior por ellas y en cambio verlas solo como un medio para servir a Dios, que es el verdadero deseo de todo judío. Además, también debemos anular el deseo interior relativamente superficial por estas cosas y vivir con el sentimiento de que “Contra tu voluntad, vives” (Pirkei Avot 4:22). No elegimos vivir en este mundo, ni elegimos desear hijos, salud y sustento.

Comprender esto tiene el poder de anular nuestro deseo y voluntad, que inmediatamente desencadena la relajación y una liberación de los sentimientos imaginarios de carencia, dificultad y dolor que sentimos instintivamente cuando pensamos en nuestras necesidades en este mundo. Si estos deseos no son míos, no es algo que yo elegí, no tengo motivo para lamentarme cuando me parece que no tuve el mérito de recibirlas de la manera perfecta o como yo deseaba. Si tengo el mérito de obtener esos objetos que deseo estoy feliz, y cuando no es porque me han dado vacaciones, por así decirlo, de la necesidad de conseguir esos asuntos mundanos. Hasta que terminen esas vacaciones, tengo tiempo para ocuparme en fortalecer la conexión entre mi alma y la fuente en Dios de la cual fue creada, su verdadero destino, y planear la próxima temporada de tareas.

Nunca temas. Al pensar de esta manera, no estaremos desperdiciando la oportunidad de alcanzar estos objetos mundanos que deseamos: hijos, la vida y sustento. Por el contrario, los hijos, la salud y el sustento emanan de una fuente elevada. Dios recrea este mundo a partir de la nada en cada instante. Esa nada Divina es el mazal superior del que depende tener los hijos, la salud y el sustento. Aferrarse de forma rígida al materialismo y el ser de nuestras necesidades mundanas crea un corazón de piedra, que está enojado y celoso, convencido de que los recursos del mundo son limitados y si el otro “tiene”, entonces necesariamente yo “tengo menos”. El corazón de piedra necesariamente siente que la realidad está llena de maldad y dificultades.

Anular nuestros deseos rígidos nos permite liberarnos de estar aferrados al “ser”, iesh, de este mundo y en cambio conectarnos con el estado interior de ‘nada’, ain. Al hacer esto convertimos nuestro corazón en un ‘corazón de carne’ que puede aceptar todo con tranquilidad y que tiene deseos que benefician a todos. El corazón feliz y relajado está conectado a la nada Divina que es todo bondad, vida y placer, es el ‘corazón sanador’, que cura todo el cuerpo y atrae de Dios una vida física rectificada y saludable.

Rabino Itzjak Ginsburgh

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