PARTE 16  IDOLATRIA

Debajo está el mandamiento:

“No tendrás otros dioses ante Mi”

Este, el Segundo de los Diez Mandamientos, es claramente el reverso y complemento del anterior. En el monte Sinaí, el pueblo judío todo escuchó los primeros dos mandamientos directamente de la boca de Di-s.

“Un hacha en la Mano del Leñador”

Este segundo mandamiento establece que no debemos depositar nuestra fe en “otros dioses”, es decir, en causas mundanas tanto naturales como aparentemente sobrenaturales. Si, por ejemplo, uno imagina que recibe su sustento de la mano y la buena voluntad de los demás –haciéndose así psicológicamente dependiente de otros– es considerado como “pura adoración de ídolos”.

Además, esta mitzvá implica que uno no debe ni siquiera imaginar que los poderes de causalidad mundana tienen ninguna realidad sustancial. (es decir, un poder de determinación independiente). Es verdad que Di-s creo el mundo con sus dinámicas de causa y efecto inherentes, pero en definitiva estas están controladas por El – “como el hacha en la mano del leñador”– y por eso uno no debe dirigirse a ellas para obtener lo que quiere, ni tener ningún sentimiento de gratitud por lo que ya posee.

Sinceridad y Compromiso

Eliminando constantemente tal lealtad mezclada o fidelidad foránea, el judío se vuelve íntegro y cabal en su compromiso (temimut) único y sincero con Di-s.

La sinceridad es la experiencia interna del poder Divino de hod (“reconocimiento” y “agradecimiento”), correspondiente al alma de Aarón, como ya se explicó.

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