Los profetas describen metafóricamente al pueblo judío entrando a la Tierra de Israel, ascendiendo en ella de nivel en nivel hasta llegar al Sancta Sanctorum, como la unión marital del pueblo judío (el novio) con la tierra (la novia). En toda ceremonia de casamiento podemos identificar seis niveles de ascenso:
1. El compromiso del novio y la novia (tnaim o vort) es como la entrada a la Tierra de Israel en general. Uno deja de pensar en otras mujeres, es decir en otras posibilidades, concentrándose solamente en su novia (bershert).
2. Antes de la ceremonia nupcial, los invitados reciben a los novios (kabalat panim). Se toman grandes recaudos para que estos no se vean entre si (es la culminación de la semana anterior al casamiento, en la cual la pareja evita verse). En este punto sus “dominios” separados, son semejantes a las ciudades separadas y amuralladas de Israel; la intención no se concentra en la pareja sino en Di-s, el tercer socio del matrimonio, “invitando” al Creador junto con los justos de las generaciones pasadas a participar de la boda y bendecir al novio y la novia.
3. Luego, el novio se dirige a colocar el velo sobre el rostro de la novia (badeken), elevándola hacia si y, simultáneamente, al ocultar su rostro, produciendo en ambos un aura de temor reverente (“a la vergüenza”, el mas alto nivel de temor). Esto es como entrar a la ciudad de Jerusalem.
4. Luego, bajo el palio nupcial, la novia camina en círculos siete veces alrededor del novio (hakafot). Esto se asemeja a la costumbre de circunvalar el monte del Templo, alrededor del Santuario. Aquí, la novia despierta un amor enorme, infinito por su novio, que despierta a su vez, “como [al mirar en] el agua, el rostro refleja el rostro, así el corazón se refleja en el otro”, el gran amor del novio por su novia.
5. La verdadera santificación de la novia por parte del novio (kidushin) se produce al entrar el Templo en sí. Espiritualmente, la pareja se vuelve uno.
6. A continuación ingresan al cuarto privado (ijud). Esto es entrar al Sancta Sanctorum, donde Di-s, el tercer socio del matrimonio, y la pareja consuman la unidad. Aquí se revela el absoluto “Yo soy el que soy”.