Quiero llevarme la muñeca”, insistió la niña de 4 años antes de que su familia fuera a recibir un dólar de bendición del Rebe.
La niña vistió a la muñeca con ropa de Shabat y juntos toda la familia marcharon a 770.
Cuando llegaron ante el Rebe después de que la niña recibió un dólar, el Rebe le preguntó a la niña cuál era el nombre de la muñeca. La niña respondió que el nombre de la muñeca era “Jaia Mushka”. El Rebe sonrió y le dio a la muñeca otro dólar.
En la porción de la Torá de esta semana, los espías se quejan de Moshé Rabeinu y, entre otras cosas, gritan: “Nuestras mujeres y niños pequeños serán para cautiverio”, Dios les responde: “los niños pequeños que dijeron serán cautivos entrarán a la tierra… y ellos la heredarán.”
Vemos la importancia de una inversión real en educación desde una edad temprana. Dios les dice que estáis reclamando que el niño se va a perder, yo cuidaré del niño. Precisamente en una situación en la que a veces parece no valer la pena invertir, ahí hay que creer y profundizar el trabajo.
Esta semana en la Tierra de Israel leemos la porción de la Torá de Shelaj que relata el Pecado de los Espías. Este es el Shabat cuando redoblamos nuestro amor y aprecio por nuestra amada Tierra de Israel. Como escribió el Sefer Jaredim hace más de 400 años:
Cada judía debe apreciar la Tierra de Israel, venir a ella desde los confines del mundo con gran anhelo, como un niño que corre al abrazo de su madre… y aun los que están cerca o lejos, los que viven fuera de la Tierra, deben anhelarla y desearla. Porque, así como Él los escogió [al Pueblo Judío], Él escogió la Tierra de Israel y la apartó para ellos y solo se les llama “una nación” cuando residen en ella.
Que tengamos el mérito de conectarnos verdadera y plenamente con nuestra Tierra,
Shabat shalom.