וְאֵלֶּה שְׁמוֹת בְּנֵי יִשְׂרָאֵל הַבָּאִים מִצְרַיְמָה יַעֲקֹב וּבָנָיו… כָּל הַנֶּפֶשׁ לְבֵית יַעֲקֹב הַבָּאָה מִצְרַיְמָה שִׁבְעִים
“Veeile shemot bnei Israel habaim mitzraima Iaacov ubanav… col hanefesh libeit Iaacov habaá mitraima shibim”
“Y estos son los nombres de los hijos de Israel que vinieron a Egipto, Iaacov y sus hijos… todas las almas de la casa de Iaacov que llegaron a Egipto, setenta”.
Este es uno de los ejemplos de la conexión entre los números 1 y 70. Iaacov es uno y sus descendientes setenta. En realidad, no está claro si Iaacov está excluido de los setenta o si es uno de ellos. Los versículos mismos enumeran 69 nombres, por lo tanto algunos comentarios explican que el 70 es Iaacov.
La relación entre uno y setenta es el secreto de la conexión entre las letras alef y ain. Ambos tienen el mismo origen en la boca (letras guturales) y su pronunciación es muy similar. (Muchas personas no son capaces de pronunciar correctamente la ain y la pronuncian como una alef). La alef es la dimensión interna de la ain, la unidad que se oculta dentro de la multiplicidad.
Esta relación entre alef y ain es una regla básica en el idioma sagrado, el hebreo. Hay muchos ejemplos de esto, como en el verso, “Y Hashem Elokim hizo para Adám y su esposa vestidos de pieles, (‘or’, עור, escrito con ain) y los vistió,”. Dice el Midrash que en el rollo de la Torá de rabi Meir estaba escrito “prendas de luz”, (אור, ‘or’, con alef). (Esto, por supuesto es muy apropiado para Rabi Meir, cuyo nombre significa ‘ilumina’).La piel es la capa externa que oculta la dimensión interior, mientras que la luz es la dimensión interior oculta. La palabra עִוֵּר, ‘ciego’, ‘iver’ también se escribe como ‘or’ con uns ain. Iver, ciego, es la dimensión exterior de ‘or’ con una alef, luz. Y la aspiración es que la dimensión externa no oculte la dimensión interior y que las ‘prendas de pieles’ sean ‘prendas de luz’.