“LOS HUESOS DE IOSEF”

“NO AVERGONZAR AL PADRE”

En la parashat Miketz, se relata cómo Iosef se elevó a la realeza, al reinado, siendo nombrado segundo del Faraón. Luego se extendió la hambruna que había en la tierra de Canaan, y llegó realmente a todo el mundo. Sus hermanos bajaron a Egipto por primera vez, luego volvieron, y sucedió toda la historia que cuenta la Torá. Luego les llevó mucho tiempo poder regresar.


Cuando volvieron nuevamente Iosef los recibió; el verso dice así: [Bereshit 43:27]
“Y les dijo: ‘Shalom ¿Cómo está vuestro padre anciano del cual me contaron, todavía vive?’” La primera vez le habían contado acerca de la familia, sobre su padre anciano, y cuando llegan por segunda vez les pregunta: “el padre anciano del cual hablaron la primera vez, ¿está todavía vivo?”


“ויאמרו שלום לעבדך לאבינו עודנו חי ויקדו וישתחו”


Vaiomrú ‘Shalom, laavadeja, laavinu odenu jai’, vaikdú vaishtajavú”.


“Y le dijeron: ‘Shalom a tu siervo a nuestro padre, todavía vive’,
inclinaron sus cabezas y se prosternaron”.


Le dijeron inmediatamente lo que se les pidió, “Shalom a su siervo, a nuestro padre, quien todavía vive”.


Ahora, así lo llamaron a su padre frente a Iosef, quien gobernaba toda la tierra, y llamaron a su padre, Iaacov nuestro patriarca, que era también el padre de Iosef, por supuesto, dijeron “Shalom a tu siervo, a nuestro padre”. Es tu siervo, porque tu eres el que gobierna, así se habla, así se acepta.


Sobre esto, los sabios dicen algo muy fuerte: “’A tu siervo, a nuestro padre’: Dijo rav Iehuda que dijo Rav, ¿por qué se llama Iosef ‘huesos’ [atzamot] en vida?” Cuando Iosef aún vivía pidió al final del libro de Bereshit, antes de irse de este mundo, pidió a sus hermanos que cuando Hashem los redima de la tierra de Egipto, “Vehalitem et atzmotai mizé itjem”, “y elevarán mis huesos con ustedes”, y tomarán mis huesos. 


Pero cuando Iaacov le pidió a Iosef que lo lleve después de su muerte no habló de sí mismo como “mis huesos”, huesos. Hay algo en Iosef por lo que se llama a sí mismo “huesos”, por supuesto que se refiere a después de su muerte, de todas maneras, pide que lleven por favor “mis huesos”. Así los hace jurar, que se lleven “mis huesos con ustedes”. Los sabios perciben aquí este punto, “huesos en vida”, es decir que él se siente como huesos en vida, como una mancha, una falta ¿por qué se hizo huesos en su vida? 


Los “huesos de Iosef”, son algo muy importante en la Torá, como está escrito. “Y tomó Moshé los huesos de Iosef consigo” cuando salieron de Egipto. Allí interpretan la palabra atzamot, “huesos”, como atzmut, “esencia”, y justamente Moshé Rebeinu tiene que ocuparse de los huesos de Iosef porque está conectado con Iosef. Así como Iosef es rey también “Y habrá un rey en Ieshurún”, Moshé es el rey. Necesita esta conexión con Moshé, y como es sabido que Moshé más Iosef es Cabeza [מש”ה  más יוס”ף = רא”ש , 345 y 156 = 501], él es “la cabeza del pueblo de Israel”, etc. etc. 


Entonces, por un lado “los huesos de Iosef” son algo especial, pero de todas maneras son sólo huesos. 


Es sabido que en el cuerpo del hombre hay 4 niveles: huesos, tendones, carne y piel, correspondientes a Havaiá, י-ה-ו-ה, entonces si sólo eres huesos, aunque es el nivel más interior, más atzmit-esencial, que tienes, la iud del Nombre de Dios, pero ¡¿dónde están todas las vestimentas?! Porque todo este mundo se creó para la vestimenta, los “levushim”, y también son la parte esencial de la vida aquí, hacen falta los tendones, la carne y la piel para ser “a imagen de Dios”, betzelem Elokim


Y he aquí que todo desapareció de Iosef, todas las vestimentas desaparecieron y sólo quedan huesos, a tal punto que en vida se llama a sí mismo “huesos”. ¿Por qué se castiga así, ser huesos en vida?


Dicen los sabios “porque no protestó por el honor de su padre, le dijeron ‘tu siervo nuestro padre’ y no les dijo basta”. Los hermanos por cortesía, como dijimos antes, de acuerdo al protocolo, le dijeron “la paz de tu siervo nuestro padre”. ¿Pero qué es tu siervo nuestro padre? Él aquí es el hijo, está sentado en el trono de gobernante y escucha que llaman a su padre “esclavo tuyo”. ¿Mi padre es mi esclavo?! Había que protestar, decir algo. No les dijo nada, no les dijo la verdad. Por eso mancilló el honor de su padre, por dejarlos decir sobre su padre que era su siervo. 


¿Y qué le sucedió por esto? Que quedó sólo huesos, incluso en vida quedó sólo huesos.
Entonces hay que meditar qué pasa aquí, cómo Iosef el justo, el más grande entre sus hermanos, el alma Iejidá de Atzilut, y a veces se explica en Jasidut que es la sefirá de Iesod Adam Kadmón, o el nombre  que sale de la frente de Adam Kadmón, un alma muy muy elevada, que está ofendiendo el honor de su padre, y por eso se llama y queda sólo como “huesos en vida”.


Hay comentaristas que preguntan aquí algo simple, que salta a la vista, ¿qué hubiera sucedido si en verdad hubiera negado y dicho “no lo llames tu sirviente, él no es mi sirviente”. ¿Qué hubiera sucedido? Hubiera descubierto sus cartas, porque toda esta historia es una trama que él urdió, y los comentaristas explican que hay tantas insinuaciones a los hermanos de que este señor puede ser Iosef, antes de que se confiese en la próxima parashá, que otra pequeña alusión hubiera inclinado la balanza y hubiera quedado completamente claro que no es simplemente un gobernador gentil. Y entonces, si hubiera protestado y les hubiera dicho “¿por qué lo llaman ‘tu siervo’? Yo soy su siervo, no él mi siervo.” Incluso si no hubiera dicho que es su padre, le hubiera estropeado toda la trama. Esto preguntan.


Ahora, la pregunta teóricamente es correcta, pero la misma pregunta se está contestando. Se podría decir que, en vez de faltar al honor del padre, hubiera sido mejor arruinar todo el tramado que hizo. Aunque esto también era necesario, porque era para la rectificación de sus hermanos, como es sabido. No se necesita ser un sabelotodo para entender esto, porque Iosef es un gran sabio, que está urdiendo aquí sus entramados, y al final logra conseguir todo lo que quería. 


Pero hay aquí cierto punto, que para poder realizar esta trama debe desentenderse del honor de su padre. Y por esto fue castigado. Entonces ¿qué veo aquí, qué conclusión puedo sacar de esto? Que es mejor que todo el proyecto, todo se vaya al desagüe, que de repente comprendan que no eres simplemente un gobernador gentil, y quizás eres el propio Iosef, con tal de no ofender el honor del padre.


Aquí ya estaba muy cercano el final de la historia, el momento culminante cuando se confiesa a sus hermanos. Pero aun hacían falta algunos pasos más, poner la copa para culpar a Biniamín, tramar nuevamente sobre Biniamín, y así extraer de Iehudá el mesirut nefesh, dar la vida. ¿Entonces que hubiera sucedió aquí si terminaba antes? No es tan dramático, a lo sumo no hubiera podido cumplir del todo con sus planes.


¿Entonces cuál es la moraleja? “Que la persona piensa y Hashem se ríe” [mentch tract, on Gat lajt]. La persona planifica toda clase de proyectos y a veces “Aquel que se sienta en el cielo se ríe”. Y a veces, incluso a pesar de que todo se haga en aras del cielo. Pero suele haber una pequeña prueba dentro de toda trama, que implica hacer una transgresión. 


Si hubiera sido una simple transgresión de otro tipo, a lo mejor no hubiera sido tan terrible, pero aquí es muy significativa, porque esa transgresión es no honrar al padre. Significa que hay algo tan grande en honrar al padre, que es preferible abstenerse de ciertas cosas, para no caer en deshonrarlo. Porque todo el asunto aquí está ligado al padre, como se verá también en la próxima parashá. Entonces, para no avergonzar al padre hubiera sido preferible descubrirse contra su voluntad, aunque implique arruinar toda la trama.


¿Por qué huesos? Volvamos al tema de los huesos. Los huesos son sólo la iud del Nombre de Dios dentro del cuerpo del hombre. ¿Qué le falta? Los tendones, la carne y la piel. En esencia, los tendones, la carne y la piel, hablan del honor del padre. Es sabido que en el precepto de honrar al padre explicamos el secreto de אבן , even, [lit. piedra, roca], 

donde even es אב y בן , aba y ben, de acuerdo con los sabios. Esto está dicho sobre Iosef, “desde allí veo la Roca de Israel”, que alimenta al padre y al hijo, a los hijos.


¿Qué le da el padre al hijo? La dureza [koshi], la dureza de la piedra. ¿Y qué le da el hijo al padre? El peso-honor [koved]. ¿Dentro del cuerpo qué es lo duro y que lo pesado? Lo duro son los huesos. También está escrito en las enseñanzas de los sabios, que los huesos se reciben del padre, es una de las cosas que el padre le da al hijo. ¿Pero qué es el peso-honor que agrega? Son las vestimentas, como es sabido que rabí Iojanan llamaba a sus vestimentas sus honorables.


Y como él perdió y mancilló el honor de su padre, así sobre sí mismo perdió las vestimentas, sus tendones, carne y piel, que son una parte integral de la vida. Y lo que queda son los huesos, que en esencia los recibió de su padre, quedando sólo eso de él. Moshé Rabeinu los tomó luego, pero en efecto en esto hay un defecto. Incluso en esto que Moshé lo tomó, en su ataúd [arón, arca] había huesos, “cumplió en este lo que está escrito en el otro”, cuando ambas arcas iban juntos en el desierto, el ataúd de Iosef y el arca del testimonio, se llegó a “enseñar que cumplió en este lo que escribió en el otro”, de todas maneras eran sólo huesos.


Se cuenta acerca de los tzadikim más grandes, que su cuerpo queda totalmente completo, huesos, tendones, carne, piel, todo, toda la forma queda completa, sin el embalsamado de los egipcios por lo médicos de Egipto. Y he aquí Iosef, está escrito huesos. También de Iehudá quedaron sólo huesos que dan vueltas dentro del ataúd ¿por qué? Porque él también pecó al haber sido responsable de la venta de Iosef. También está conectado con Iosef. Son los dos de quienes quedaron sólo huesos, Iehudá en su ataúd y Iosef en su ataúd. Iosef ya era huesos en vida, porque en ese mismo momento pasó a ser sólo huesos.


De todas maneras, vamos a finalizar con una interpretación positiva. Atzamot, “huesos”, es también atzmut, “esencia”. Así, la esencia de Iosef perdura y aparentemente Hashem sí quiso que su trama continúe hasta el final, y así fue. Y luego cuando se confesó a sus hermanos fue tal cual como la entrega de la Torá, como estudiaremos en la próxima parashá, y en mérito de todo esto, que seamos meritorios del Mashíaj ben Iosef y el Mashíaj ben David.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *