_ “Y fue al final (miketz) de dos años de días y Faraón soñó, y he aquí que estaba parado en el río”. El significado simple de miketz es “al final”. Pero hay un fuerte indicio aquí que apunta a la continuación de los versos: “Vaikatz (misma raíz que Miketz, ‘al final’) Paró” ‘ y el faraón se despertó’_ El faraón se despierta de su sueño. Los días también se despiertan, se despiertan del sueño. En otras palabras, los dos años adicionales que pasó Iosef en la oscuridad de la mazmorra egipcia fueron como una noche de largo sueño, en la que el ministro de las Bebidas también olvidó a Iosef. En hebreo, la palabra para ‘olvidar’, shajaj, comparte las mismas letras con la palabra ‘oscuridad’, joshej. Y he aquí que logramos despertar, llegar al final de los días.
Pase lo que le pase a Iosef, el Tzadik, le pasa a la Nación de Israel como un todo. Al principio, estamos en el exilio que se asemeja a la noche y al sueño profundo hasta que llega el final del exilio y brilla la luz de la redención.
En hebreo, hay dos verbos diferentes para “despertar”. Lehakitz y lehitorer. Lehakitz significa despertar naturalmente. El sueño ha llegado a su fin y nos despertamos como una rutina, en el momento adecuado. Lehitorer significa despertar por algún tipo de estímulo. Algo sucede que nos despierta y no esperamos el final natural del sueño.
Hay algo especial en despertar naturalmente, lehakitz, del exilio, ya que es un despertar completo. Desde dentro de nosotros mismos y por nosotros mismos alcanzamos un estado de vigilia y alerta. Hemos expresado todo lo posible del exilio, como si fuera una fruta madura (que se recoge en el kaitz, el verano). También hay algo especial acerca de despertar por un estímulo externo, lehitorer, del exilio, ya que es un sentimiento de despertar celestial. Di-s está llamando, despertándonos, como en el Cantar de los Cantares, “La voz de mi amado está tocando”
¿Qué forma de despertar es preferible? Lo mejor es conectar los dos. No esperar hasta el _ketz, el final, sino despertar (lehitorer) ahora a la redención. Pero debemos despertar con el reconocimiento interno de que hemos llegado al katzé, el final, y definitivamente debemos tener al Mashiaj.