La vida del patriarca Iaacov está llena de dificultades y tribulaciones, como le dijo al Faraón: “Pocos y malos fueron los días de los días de mi vida”: la tribulación con Eisav, la tribulación con Lavan, la tribulación con Dina, la tribulación con Iosef y más. Sin embargo, en los últimos años precisamente en Egipto Iaacov recibió un retorno bueno y tranquilo. ¿Cuál es el secreto de “Vayejí Iaacov”?
En el “Sefer HaIashar” -Bereshit- que concluye este Shabat, los tres patriarcas nos guían en una forma de vida buena y honesta: Abraham Avinu vaga por sus pensamientos hasta que recibe la revelación de Di-s como el “Dueño de la Ciudad”. Itzjak avinu lleva a su punto máximo la sensibilidad al hecho de que Di-s maneja el mundo, acepta Sus decisiones y rara vez interviene. Iaakov Avinu, que por su parte piensa y desea sentarse en paz y tranquilidad, descubre que “el consejo de Hashem prevalecerá” y en este mundo es imposible descansar.
Su vida y la vida de su familia constituyen un tratado acerca del “choque” y el “encuentro” deseables entre los pensamientos y esfuerzos del hombre y las maravillas de la Providencia Suprema que intervienen en ellos, a veces como una instrucción explícita, a veces como un fortalecimiento sobrenatural de las acciones del hombre y a veces como un “empecinamiento” Divino que aparece en el contexto de los pensamientos del hombre y los anula y desecha.
Cuando Iaacov desciende a Egipto Di-s le promete: “No temas de descender a Egipto… Yo descenderé contigo a Egipto y Yo contigo también ascenderé”. Se da cuenta de que incluso sus dificultades y tristezas no son una “fricción” entre sus pensamientos y el consejo de Dios, sino que la Presencia Divina que está con él, que se lamenta del descenso y planifica el ascenso. La sensación de que el consejo de Di-s lo acompaña en todos sus pensamientos y acciones, e incluso lo invita a identificarse con la Shejiná endulza sus últimos años.
En esta atmósfera, la entrega de esta semana acompaña la vida de Iaacov y las enseñanzas de ella para nosotros.