LA CALIDEZ DEL CORAZÓN


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La Parashat Devarim inicia un nuevo jumash (libro del Pentateuco), el último de los Cinco Libros de Moisés. Este jumash tiene también un nombre especial, “la repetición de la Torá” Mishné Torá, y su estilo difiere de los 4 anteriores en que hasta aquí la Torá relata todo como una narración, y en gramática esto es llamado (hablado) en “tercera persona”: “Dios habló a Moshé, diciendo…”. Toda la narración es como que “alguien” nos cuenta que Dios dijo tal y tal a Moisés, y este “alguien” es por supuesto Dios Mismo, como está explicado en las enseñanzas jasídicas. 


Pero aquí de repente, en el libro de Devarim (Deuteronomio) hay un cambio. Moisés habla por sí mismo, él dice hablando en primera persona en este libro, aunque es una parte integral de los Cinco Libros de Moshé, la Torá de Dios, bendito Sea. Y todo eso es dicho como una revelación de la esencia de Dios. Todo es Dios. Entonces, ¿cómo explican los sabios este fenómeno, que Moshé es el que habla aquí? Dicen que “la Presencia Divina habla de dentro de la garganta de Moshé”. Dice “les daré pastura [en vuestros campos para vuestro ganado…)”. Hay todo tipo de versos como este, donde Moisés dice, pero al mismo tiempo es Dios que está diciendo. 


¿Entonces qué es lo que sucede? ¿Quién está hablando? ¿Es Moisés o Dios? Por eso los sabios enseñan que en el Libro de Deuteronomio ellos son uno y el mismo. Moisés abre la boca para hablar, pero es la Presencia Divina, Dios, quien está hablando desde esa garganta. Esto es lo que tipifica el carácter especial y maravilloso de este libro de Pentateuco, el Libro de Deuteronomio, que comienza con la parashat Devarim.


Ahora, siempre leemos esta parashá, esta porción de la Torá en público antes de Tishá beAv (el 9 de Av) al comienzo del mes de Menajem Av antes de Tishá BeAv, el día en que ambos Templos fueron destruidos, también el día en que comenzó el pecado de los espías (cuando el pueblo judío estaba) en el desierto. Hay muchas otras cosas malas que ocurrieron en ese día, pero así como cuando uno llega al punto más bajo, y Tishá BeAv es el momento más bajo del año, así desde el fondo uno comienza a subir. Por eso los sabios dicen también que en realidad en el mismo día de Tishá BeAv, el día de la destrucción de los Templos, ese día nace el Rey Mashíaj. Es el día en que comienza la revelación del Mashíaj.


Ahora, la destrucción del Templo se relaciona con el elemento fuego, “Con fuego destruyes y con fuego construirás”. Estas son las palabras de la plegaria especial que rezamos en la tarde de Tishá BeAv en la plegaria de Amidá en Minjá. El mazal [signo del zodíaco) de este mes en que leemos Devarim el Shabat Jazón, “Shabat de la Visión”, anterior a Tishá BeAv es el mazal de Arié, “Leo”. Aquellos que conocen un poco la sabiduría del Libro de Formación, sabe que cada mazal se conecta con uno de los elementos, y Leo, el signo de este mes corresponde al elemento fuego. 


También el mes de Av comienza el final del verano, que es muy caluroso. Es un mes caluroso físicamente hablando. Es un mes de fuego. ¿Entonces cómo está conectado el fuego específicamente con el Libro de Deuteronomio, con la repetición de la Torá, con la Presencia Divina que habla desde la garganta de Moisés en este libro? La Presencia Divina también está asociada con el fuego. Y cada palabra dicha por el Todopoderoso es descripta así:” Como el fuego es Mi palabra”. Cuando Dios dice algo es fuego. 


¿Por qué se describe a la Presencia Divina como saliendo de la “garganta de Moisés, “La ¿Presencia Divina habla desde la garganta de Moisés”, y no simplemente “de su boca”? ¿Qué tiene de especial la garganta? La garganta se seca, hay calor en la garganta, fuego. Hay un verso de Tehilim que dice “Caliente está mi corazón dentro de mí, cuando medito arde fuego, yo hablé con mi lengua”. 


Está escrito que este verso se divide en tres partes, cuyas iniciales son Jabad (חבד ). Se explica en Jasidut que esto es llamado el Jabad, jojmá-biná-daat, (sabiduría, entendimiento y comprensión) del corazón y la boca, desde el corazón a la boca, hasta la lengua. Está escrito “Caliente mi corazón dentro de mí,”. Tengo calidez, el vapor que sube del corazón, que produce el calor en el corazón. Y luego viene “cuando medito arde fuego”. “Cuando medito” (בהגיגי , bahaguiguí). “Calor” (חם , jam) comienza con la letra jet, ח , “Cuando medito” (בהגיגי , bahaguiguí), comienza con la letra bet, ב . ¿Dónde arde el fuego? ¿Cuándo medito arde el fuego? Ese es el fuego que hay en la garganta. Luego viene “hablé” דברתי , divarti, que comienza con dalet, ד . “Yo hablé con mi lengua”. Ese es el habla que viene de la lengua, de la boca. Pero en la garganta está “Cuando medito, arde un fuego”, esta parte del verso es el entendimiento de Jabad.


De Moshé Rabeinu está escrito que ameritó recibir entendimiento, biná. En Cabalá, el entendimiento es también llamado “La Presencia Divina superior”. Hay dos aspectos o niveles de la Presencia Divina como hay dos niveles de “novia”. Hay una novia superior y una novia inferior. Así hay una Presencia Divina superior y una Presencia Divina inferior. La Presencia Divina superior es el entendimiento, el principio madre que es el principio fuego y está ubicado en la garganta. Está escrito que hay 5 fuentes de la voz en el sistema vocal, la garganta corresponde al entendimiento, que está en la garganta y eso es lo que ameritó Moshé, tener fuego.

¿Cuáles son las letras que emanan de la garganta? Las letras alef, jet, hei y ain. Su valor numérico total es 84, pei dalet, que está relacionado con la rectificación del pacto, que requiere 84 ayunos, que es el secreto de la redención del primogénito, etc. El valor promedio de estas cuatro letras es 21, el valor del Nombre de Dios Ekié, entonces 84 es 4 veces Ekié. Esta es la intención o kavaná traída en los escritos del Arizal respecto a la rectificación del pacto, que requiere 84 ayunos. 


De todas maneras, las cuatro letras es 84 y cuando le sumo el valor de la palabra fuego, esh, que es 301, y el fuego está en la garganta como fue explicado, entonces suma 385, que valor de “Presencia Divina” שכינה . Quien realiza la unificación del fuego con las letras que emanan de la garganta, produce la Presencia Divina “La Presencia Divina habla de la garganta de Moshé”. Y “Moshé ameritó el entendimiento”, el entendimiento superior.


Entonces el punto es que en esta parashá Devarim y en este libro del Pentateuco, y especialmente en este Shabat de la Visión, justo antes de Tishá BeAv, el día de la destrucción de los Templos con fuego, tenemos que conectarnos con el principio madre, la fuente del fuego sagrado. Y la fuente del fuego en la santidad es “Mis palabras son como fuego”, que son las palabras de Dios. 


Digamos esto de una manera simple: Moshé Rabeinu, cuando habló el pueblo judío, y así todo tzadik verdadero “Y Tu pueblo son todos tzadikim”, cuando cada uno le habla a su prójimo, tenemos que hablar con palabras cálidas. Cuando trato de transmitir una clase de Torá, y así debe ser con cada uno de nosotros. Cuando entonces dice el verso “El temor a Dios habla uno al otro”, cuando decimos palabras de Torá y queremos fortalecernos uno al otro. 


Está escrito que este jumash es un libro de teshuvá, (retorno a Dios) y como estamos justo antes de las grandes Festividades, y deseamos fortalecer y fortalecernos, es necesario que las palabras sean cálidas. En general, el Baal Shem Tov el fundador del jasidut, alentaba de manera cálida. Solía poner su mano en el corazón de los niños que llevaba a la escuela y los bendecía con su bendición tradicional, “Zol sein a warme id”, en idish: que seas un judío cálido. Y el calor comienza en el corazón.


Esto es exactamente el verso que dijimos antes: “Mi corazón es cálido dentro de mí”. El calor debe comenzar en el corazón, y desde allí va a la garganta donde se transforma en fuego, “Cuando medito arde el fuego”, y entonces “Yo hablé con mi lengua”. ¿Qué clase de palabras salen de la lengua, de la boca? Frases calidad. Si salen palabras cálidas de la boca se puede estar seguro, que “Las palabras que salen del corazón, llegan al corazón”, y allí actuarán, tendrán un impacto que fortalecerá al prójimo, y a la vez me fortalezco a mí mismo. Todo esto es el fuego sagrado. Que es literalmente el nombre de este jumash, el libro de Deuteronomio, “palabras”. Que tengamos ameritemos el fuego de la Presencia Divina, que ella misma es fuego, hablando desde la garganta de Moisés. Y todo judío tiene una chispa de Moshé dentro suyo, como está escrito en el libro de Tania. 


Que ameritemos esta Presencia Divina, y ameritemos calentar unos al otro con el calor de la santidad.

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