SABER PEDIR PERDÓN

Jasidut para Elul y Selijot con el Rabino Itzjak Shapira.

Cuando una persona cae en un pecado específico, además de la falta concreta, hay un pecado más general: centrarse completamente en uno mismo y en sus deseos, ignorando la existencia de Hashem. La persona prefiere no reconocer a Hashem porque esta ignorancia le permite transgredir Su voluntad.

Al reconocer que estamos actuando de esta manera hacia Hashem, podemos pasar al siguiente paso: el arrepentimiento.

En el siguiente paso, la persona toma conciencia de la presencia de Hashem, se da cuenta de que Él espera algo de ella, pero decidió ignorarlo. Esta comprensión genera un sentimiento de incomodidad que conduce al arrepentimiento. La persona sabe que ha faltado y que ha ignorado a Hashem, y se siente incómoda al saber que Él no está complacido con ella, lo que la lleva a arrepentirse. En esta etapa, la persona ya no está completamente absorta en sí misma, pues se da cuenta de que Hashem espera que cumpla con la Torá y las mitzvot. Sin embargo, aún no ha salido completamente de su egoísmo, ya que sigue enfocada en la incomodidad que le causa no ser aceptada por Hashem.

Después de que la persona siente que no es aceptada por Hashem, se dirige a pedir perdón. Se dice: “Porque contigo está el perdón, para que seas temido”, lo que provoca temor en quien lo pide. Al pedir perdón, la persona reconoce su error y para poder aceptarse a sí misma, necesita que Hashem la perdone. En este punto, la persona se vuelve completamente dependiente de Hashem: si Él la perdona, podrá enfrentarse a sí misma, pero si no lo hace… Esta sensación de total dependencia de Hashem genera temor, ya que la persona teme lo que vendrá y anhela que Hashem le conceda el perdón. Al pedir perdón, se siente como alguien que comparece ante un juez, lleno de incertidumbre, dependiendo completamente de la misericordia del juez. Al pedir perdón a Hashem, siente que su destino está en manos de la respuesta de Hashem a su súplica.

En esta etapa, la persona sale aún más de sí misma que en la anterior, ya no solo se arrepiente por su incomodidad, sino que pide perdón y se entrega en las manos de Hashem.

Después de pedir perdón, llega el momento en que Hashem perdona. A simple vista, parece que en este momento la persona es pasiva, ya que ahora es el turno de Hashem para perdonar. Sin embargo, al reflexionar más profundamente, se puede ver que incluso cuando Hashem perdona, nos exige que sigamos trabajando.

En las Selijot decimos: “A Ti, Hashem, la justicia, y a nosotros la vergüenza en el rostro”. Esta frase expresa cómo nos sentimos durante el perdón. Cuando Hashem nos perdona, sentimos que lo hace como un acto de bondad hacia nosotros, mientras que nosotros sentimos vergüenza. Esta sensación proviene del entendimiento de que Hashem no tiene ninguna obligación de perdonarnos, ya que realmente pecamos y no merecemos ser perdonados. Su perdón es completamente una muestra de Su bondad, lo que nos deja con un profundo sentimiento de vergüenza y la sensación de que merecemos las consecuencias del pecado. Cuando pedimos perdón, sentimos un gran temor, pero cuando Hashem nos perdona, experimentamos una vergüenza que nos convierte en un recipiente adecuado para Su perdón.

En este punto, salimos completamente de nosotros mismos, hasta el punto de sentirnos avergonzados de nuestra propia existencia. Desde nuestra perspectiva, Hashem no debería perdonarnos, y por lo tanto, no queremos seguir existiendo. Ahora, podemos sentir que toda nuestra existencia proviene del hecho de que Hashem nos quiere, ya que nos perdona. Esta vergüenza revela la profunda conexión que se forma entre nosotros y Hashem durante el acto del perdón.

Está escrito en el libro de Isaías: “Yo, Yo soy quien borra tus transgresiones por Mí”. Aparentemente, cuando Hashem borra nuestras transgresiones, lo hace para perdonarnos, ¿por qué entonces dice el profeta que Hashem lo hace “por Mí mismo”?

Según las enseñanzas del Alter Rebe, este versículo nos describe cómo nos vemos durante el perdón. La sensación de vergüenza mencionada anteriormente nos hace sentir como si no existiéramos. El perdón de Hashem es lo que nos da existencia, por lo que sentimos que solo existimos gracias a Él. Cuando una persona siente que su existencia depende exclusivamente de Hashem, se revela que realmente es parte de Él. Cuando Hashem perdona, no solo perdona al individuo, sino que “borra nuestras transgresiones por Su propio bien”.

Por lo general, cuando pedimos perdón a Hashem, no sabemos si realmente nos ha perdonado. Incluso cuando creemos que Hashem nos perdona, no siempre sentimos que Él nos lo dice. En el Templo Sagrado, en Yom Kipur, Hashem notificaba al pueblo de Israel su perdón a través del sorteo de la cabra expiatoria, y la cinta roja que se volvía blanca. Pero hoy, ¿cómo podemos escuchar la respuesta de Hashem diciendo “He perdonado”?

El Alter Rebe explica que la vergüenza que siente una persona, que la convierte en un recipiente para el perdón de Hashem, es una señal de que Hashem ha dicho “He perdonado”. La persona se avergüenza al sentir que Hashem no tenía por qué perdonarla, pero aun así lo hizo. Esa vergüenza refleja el eco de las palabras de Hashem: “He perdonado”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *