EL TOQUE DEL SHOFAR DEL REY

El Rebe de Alexander

Rabi Ierajmiel Israel Itzjak Danziger fue el segundo Rebe de Alexander, hijo de Rabi Iejiell, el anciano Rebe de Alexander. Fue considerado uno de los más grandes Rebes polacos de su tiemp, con miles de seguidores. Desde muy joven se destacó por su talento y agudo intelecto. A los cinco años viajó con su padre a Vurka. Cuando el joven Rebe de Vurka vio al niño caminando por el patio del Beit Midrash con un sidur en la mano, le preguntó: “¿Quién te enseñó el orden de las oraciones, tu padre o tu maestro?”. El niño respondió: “Ni mi padre ni mi maestro, sino el propio sidur”. El libro de Rabi Ierajmiel, Ismaj Israel sobre la Torá y las festividades se considera una obra fundacional del Jasidut, particularmente del Jasidut de Alexander. Rebe Ierajmiel falleció el 29 de Tevet del año 5680 (1910).

En cierta ocasión, quien tocaba el shofar en el Beit Midrash de Rabi Ierajmiel de Alexander se acercó al Rebe y le pidió que le enseñara las intenciones y secretos místicos asociados con el toque del shofar, pero el Rebe se negó. Cuando se acercaba Rosh Hashaná, el que tocaba el shofar regresó y le suplicó por segunda vez. “Yo mismo no conozco esos secretos e intenciones”, respondió el Rebe, “pero puedo decirte esto: hay diez niveles de rectitud entre los tzadikim. En cuanto al nivel más alto no lo entendemos y en cuanto al nivel más bajo, les contaré una historia:

“Un terrateniente vio una vez a judíos corriendo por las calles y le preguntó a su consejero: “¿Qué está pasando? ¿Los judíos se están rebelando contra nosotros?”. “No”, respondió el consejero, “hoy es Iom Kipur para ellos y están corriendo a las sinagogas”. El terrateniente respondió: “¡Pero si yo también soy judío!”. Montó en su caballo y se dirigió a la sinagoga. Al entrar subió a la plataforma y declaró: “Dios, te agradezco por el año pasado y rezo por el año que viene. ¡Pero soporto este último resto de vitalidad de judaísmo dentro de mí!”. Luego, el terrateniente regresó a su casa”.

Rabi Ierajmiel concluyó la historia y dijo: “¡Incluso para un judío como él es necesario tener la intención adecuada al tocar el shofar!”. ¿Cómo se conecta todo esto con los toques del shofar de Rosh Hashaná? Los tres tipos de toques, Tekiá, Shevarim y Teruá, pueden verse como la representación de un proceso de descenso dentro del alma a medida que ingresa al cuerpo y atraviesa las etapas desde el tzadik más elevado hasta la persona más baja.

Todo niño judío ciertamente comienza siendo un alma completamente justa antes de su llegada a este mundo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y se acumulan los traumas de la vida la rectitud simple de la Tekiá comienza a romperse. Primero, se rompe en tres Shevarim (sonidos rotos), que simbolizan a la persona intermedia, la persona que ya no se identifica como un tzadik pero no es un rashá (malvado). Finalmente, estos se rompen aún más en los nueve sonidos más cortos de Teruá. En este punto, la persona intermedia ya no puede soportar la presión y se derrumba bajo el peso de la realidad, tanto que comienza a odiar todo lo que le recuerda su esencia judía.

Esta es la lección que el Rebe enseñó al que toca el shofar y a todos nosotros: en lugar de aislarnos en una torre de marfil de tzadikim, debemos escuchar atentamente los sonidos entrecortados del shofar, de esta manera el toque del shofar se convierte en un reconocimiento de nuestra personalidad en todas sus partes, tanto las buenas como las defectuosas, y en una declaración de solidaridad y conexión con cada judío, sin importar su estado.

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