JUEGOS DE TORÁ EN LA TABLA PERIÓDICA

¿Qué tiene la Torá que decir sobre el zinc?

La reflexión desde una perspectiva de la Torá sobre temas científicos puede comenzar y desarrollarse de diversas maneras, dependiendo del área de la Torá preferida por el observador y del campo científico en cuestión. Cada uno se adentra en este tipo de estudios según su estilo e interés, y eso es algo positivo. En esta ocasión, presentamos una reflexión basada en el análisis textual y las guematriot (valor numérico de las palabras en hebreo). Este enfoque permite tanto disfrutar de las conexiones como profundizar en los conceptos, invitando al lector a reflexionar aún más: “Dale al sabio, y será aún más sabio.”


El zinc en la química y en la Torá

El zinc (Zincum en latín) es uno de los metales más importantes en la tabla periódica, ocupando el cuarto lugar entre los metales más utilizados por la humanidad. Es crucial en procesos biológicos de animales y humanos. Su número atómico es 30, colocándose después del cobre (29) y en la misma fila que el hierro (26). ¿Qué podemos decir sobre él desde la perspectiva de la Torá?

Primero, el zinc no se menciona explícitamente en la Biblia, a diferencia de otros seis metales: plata, oro, cobre, estaño, plomo y hierro. Sin embargo, aparece en el Tárgum Onkelos como la traducción del estaño. Curiosamente, en el hebreo moderno, el término “zinc” se asoció a otro metal, lo que, como muchas cosas, puede entenderse como una manifestación de la Providencia Divina.


El zinc y la sefirá de Netzaj (Eternidad)

En el análisis cabalístico, el estaño está asociado a la sefirá de Netzaj (Eternidad), y algunas propiedades del zinc encajan con esta característica.

  1. Su principal uso es proteger al hierro del óxido, es decir, preservarlo y “eternizarlo”.
  2. El zinc tiene un papel fundamental en enzimas y hormonas que facilitan procesos corporales. La sistema hormonal (endocrina) se asocia cabalísticamente con la sefirá de Netzaj.

Por lo tanto, aunque parezca un error haber asociado el zinc al estaño, un análisis más profundo revela una conexión sorprendente en la Providencia Divina.


El zinc en la Biblia: Avtzán y el número atómico 30

El nombre “Avetz” aparece una vez en la Biblia como el nombre de una ciudad en la porción de la tribu de Isajar. Más interesante es el personaje Avtzán, mencionado en el libro de Jueces, quien fue uno de los jueces de Israel:

“Y después de él, Avtzán de Beit Lejem juzgó a Israel. Tenía treinta hijos y treinta hijas que casó fuera, y trajo treinta hijas de fuera para sus hijos. Juzgó a Israel durante siete años. Y murió Avtzán y fue enterrado en Beit Lejem” (Jueces 12:8-10).

El juez Avtzán tenía exactamente 30 hijos y 30 hijas, igual al número atómico del zinc. En química, este número indica el número de protones y electrones en un átomo de zinc. Así, podemos ver los 30 hijos como los protones, estables y constantes, y las 30 hijas como los electrones, que pueden “ser enviados afuera” (según las palabras del versículo) o intercambiados.

Esto también refleja el versículo “La mujer rodeará al hombre”, donde los electrones (las “hijas”) orbitan alrededor de los protones (los “hijos”).


Conclusión

El zinc, aunque aparentemente no mencionado en la Biblia, se conecta a través de las enseñanzas de la Torá con conceptos profundos de la química, la Cabalá y la biología, mostrando la unidad inherente entre la ciencia y la espiritualidad. Estas correspondencias resaltan el asombroso diseño de la creación, donde incluso los elementos químicos reflejan verdades eternas de la Torá.


Basado en la enseñanza del Rabino Ginsburgh el 11 de Tevet 5768.
¡Shabat Shalom y muchas bendiciones! 🌟

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