RAZI: SÉ ÍNTEGRO CON HASHEM

En nuestra parashá aparece un versículo muy importante. Este pasuk llega después de una serie de advertencias de no dejarnos tentar por adivinos o personas que supuestamente tienen “poderes espirituales”: los que predicen el futuro, los hechiceros, los que practican la adivinación y los que invocan a los espíritus.

Todas estas personas quizás intenten impresionarnos con trucos llamativos o ilusiones, pero en realidad no tienen ningún valor verdadero.

Al final de esta lista, la Torá nos ordena claramente:
“¡Sé íntegro con Hashem, tu Elokim!”

Algunos niños piensan que no conviene ser íntegros, porque creen que cualquiera podría aprovecharse de ellos o engañarlos. Pero eso es un error. Ellos no entienden lo que realmente es la temimut (integridad). Piensan que ser tamim es ser tonto, pero en verdad, la temimut es algo completamente diferente.

¿Qué es la temimut?
La temimut es plenitud, integridad.
Así como el korban que se traía al Beit HaMikdash debía ser completo y sin ningún defecto, así también nuestra relación con Hashem, cuando caminamos con Él con temimut, expresa una fe completa y sincera.

El Rebe Rashab —Rabí Shalom DovBer, el quinto Rebe de Jabad— fundó una ieshivá única en su clase. Allí, además del estudio de la Guemará y la halajá, como en cualquier otra ieshivá, los alumnos también dedicaban gran parte del tiempo al profundo estudio de la jasidut y al servicio de la tefilá, con calma, reflexión y concentración.

¿Y qué nombre eligió el Rebe para esta ieshivá? “Tomjei Tmimim” (los que apoyan a los íntegros). Desde entonces y hasta hoy, el título “tamim” se le da a cada estudiante que aprende allí.

Hoy quiero que conozcamos juntos varias formas de temimut:

Temimut del deseo

En el ejército hay unidades especiales a las que no cualquiera puede ingresar. Para ser aceptado en una de estas unidades, el soldado candidato debe pasar por un proceso largo y exigente.

Primero, debe someterse a una serie de exámenes médicos completos, para verificar que su salud física esté perfecta. Después de todo, no se puede enviar a misiones difíciles a alguien que no esté en plena forma.

Además de la prueba física, también debe pasar evaluaciones escritas que permiten medir sus capacidades intelectuales. Esto es porque en esas unidades especiales no solo el cuerpo trabaja duro, también hace falta usar la cabeza.

Luego, el candidato pasa por una entrevista personal en la que los evaluadores pueden conocer su personalidad y carácter.

Después de todo esto, el soldado es convocado —junto con decenas de otros candidatos— a un día de entrenamientos intensos, donde reciben misiones exigentes y los supervisores observan atentamente quién cumple con éxito y quién tiene dificultades. Más importante aún, notan quién está concentrado solo en sí mismo y quién, además, se preocupa por ayudar a sus compañeros.

Al final de este día de pruebas, solo los candidatos más aptos son seleccionados para continuar con el proceso.

Durante el largo período de entrenamiento, que dura más de un año, muchos candidatos son descartados porque no logran superar las exigencias.

¿Saben cuál es la característica más importante que necesita un soldado para lograr llegar hasta el final?
Por supuesto, la condición física y la inteligencia son esenciales, pero no lo son todo. La característica más importante es la firmeza en el propósito.

Cuando una persona tiene una meta bien definida y se empeña en alcanzarla, logra superar muchos obstáculos.

A esta característica de firmeza en el propósito, el Rebe Rashab la llama “temimut haratzón” (integridad del deseo).
Es cierto: todos los soldados que ingresan al proceso quieren ser aceptados en esa unidad, pero hay deseos y deseos.

El que se quiebra durante una prueba muestra que su punto de deseo no es lo suficientemente fuerte; no está completo. En cambio, el que es íntegro en su deseo avanza con su objetivo hasta el final, pase lo que pase.

Temimut del intelecto

Una vez escuché a alguien hacer un chiste:
“¿Saben cuál es la diferencia entre yo y mi amigo?
Él está aquí sentado, asustado de que en cualquier momento se derrumbe el techo y le caiga encima.
Yo no soy como él. Yo no tengo miedo… ¡estoy seguro de que eso va a pasar!”

Muchas veces en la vida enfrentamos situaciones que nos obligan a decidir cómo pensar.

Una opción es pensar bien: el problema se va a resolver, las cosas se van a acomodar, y aunque ahora parezca que la situación está difícil, con el tiempo todo va a mejorar.

La otra opción es pensar mal: si ahora está mal, entonces seguramente después será aún peor.

¿Cuál de las dos formas de pensar creen que es más lógica?

Depende de lo que elijamos. Incluso si parece que ambas opciones tienen el mismo 50% de probabilidad, el intelecto sano siempre va a elegir pensar de la primera manera.

No digo que siempre sea fácil sentirlo en el corazón, pero tenemos que reconocer que esa es la lógica correcta.

A este razonamiento sano y sencillo, el Rebe Rashab lo llama “temimut hasejel” (integridad del intelecto).

Como Hashem es bueno y hace el bien a todos, el intelecto sano sabe que todo lo que sucede está guiado por la Providencia Divina y siempre para bien.

Por eso, el intelecto íntegro piensa con simplicidad, sin quejas: “solo bondad y misericordia me seguirán”.

Temimut del corazón y de la acción

¿Cuándo mi corazón no está completo?
Cuando no está enfocado en una sola cosa.

Por ejemplo, alguien que se comporta con falsedad para agradar a otro: le habla bonito o trata de demostrarle que lo aprecia, pero en realidad solo está pensando en su propio beneficio. Esa no es temimut.

Quien está verdaderamente enfocado en su meta, y sabe que es auténtica, no se deja influenciar por los demás.

A esto lo llamamos seriedad.
A esa persona no le importa lo que digan de él, ni si lo elogian ni si se burlan.

Sí, el elogio puede ser tan perjudicial como la burla, porque la persona puede dejar de pensar en su propósito y empezar a enfocarse solo en sí mismo.

Pero el que tiene integridad en el corazón se dice a sí mismo:
“Que piensen lo que quieran; yo estoy en el camino correcto”.

Con la temimut en el corazón, el camino hacia la temimut en la acción es corto.

¿Y qué es la temimut en la acción?
Simplemente hacer lo que hay que hacer.

Si está escrito levantarse en la mañana —me levanto.
Si Hashem dice que hay que decir “Mode Aní” —lo digo.
Si hay que lavarse las manos —me las lavo.

No por casualidad, en la primera halajá del Shulján Aruj está escrito que no debemos avergonzarnos de quienes se burlan de nosotros por servir a Hashem.

Tengo que levantarme y hacer lo que se me ordenó, con integridad y plenitud.

¡Que merezcamos la verdadera temimut!
¡Shabat Shalom umevoraj!
Razi

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