P Y R JAIE SARÁ

Pregunta:

Mis padres tienen posturas de izquierda bastante radicales, y muchas veces durante las comidas de Shabat las cosas derivan en discusiones, con acusaciones falsas contra mí, como por ejemplo: que no me importa que los rehenes mueran, que quiero construir asentamientos sobre los cadáveres de los rehenes, que celebro el asesinato de Rabin, etc.

A veces he intentado expresar mi opinión (de derecha) de forma muy directa, y a veces he evitado cualquier referencia, pero en ambos casos siento que no he logrado evitar que ellos saquen el tema y esto también ha dañado la atmósfera del Shabat.

¿Cómo debo comportarme frente a mis padres o frente a ‘acusaciones’ de este tipo?

Respuesta:

No hay que callarse. Lo principal es responder con educación, con calma (no levantar la voz, Dios no lo quiera) y por caminos agradables, manteniendo el amor y el respeto a los padres. Hay que decirles a los padres:

“Creo que la paz anhelada vendrá solo con la victoria del bien (el pueblo de Israel) sobre el mal (Hamás y demás enemigos de Israel que buscan su mal). Creo que el Creador del mundo le dio la Tierra de Israel en su totalidad al pueblo de Israel y nos ordenó proteger todas las partes de la tierra que Él nos entregó por ahora (con milagros evidentes). Agradezco a Dios, Bendito sea, que los rehenes fueran liberados, y creo que es muy importante escuchar lo que tienen para contar, cómo se fortalecieron enormemente, a través de sus sufrimientos, en la fe en Hashem, el Dios de Israel, cómo precisamente allí, entre los terroristas, se despertó en ellos la chispa judía. Me entristece mucho el asesinato de Rabin, aunque ciertamente no estoy de acuerdo con sus opiniones”. Y así sucesivamente en esta línea.

Lo principal es transformar la atmósfera de una confrontación a un diálogo, una conversación agradable (y que quede claro que no somos nosotros quienes vamos a resolver los problemas actuales con nuestra ‘seriedad’ y nuestros rostros sombríos, y que hay que saber que en las discusiones políticas hay mucha interferencia del Yetzer HaRá…).


Pregunta:

Durante los últimos años he sufrido muchos problemas de salud que me han causado numerosos síntomas de daños neurológicos de diverso tipo [migrañas fuertes, visión borrosa y nublada, pérdida de conciencia, pérdida parcial de memoria y más]. Después de una serie de exámenes, los médicos descubrieron en mí una serie de problemas [el consultante detalla los nombres de las enfermedades] y recibí tratamiento para algunas de ellas, de modo que, bendito sea Dios, hoy la situación es mejor.

Más allá de los tratamientos médicos, agradecería el consejo del Rabino respecto a un tratamiento anímico-espiritual: ¿hay algo en lo que deba enfocarme para salir del estado en el que me encuentro y volver a servir a Dios como es debido?

Respuesta:

Por tu escritura clara, se nota que, bendito sea Dios, estás bien. Lo principal es: “¡Piensa bien y estará bien!”. Majshavá (pensamiento) tiene las mismas letras que BeSimjá (con alegría): “Sirvan a Hashem con alegría”. La alegría endulza todos los juicios severos.

Al final de nuestra parashá, Parashat Jayei Sarah, está escrito: “Y a los hijos de las concubinas que tenía Abraham, Abraham les dio regalos…”, y Rashi explica en nombre de nuestros Sabios que “les entregó un nombre de impureza (Shem Tumá)”.

Debes saber que todos los nombres de las enfermedades que enumeras en tu carta son todos “nombres de impureza”. Es muy importante que te olvides de todos esos nombres, que apartes tu mente de ellos, y que confíes solamente en Hashem, bendito sea, “el que cura a toda carne y hace maravillas”. Solo entonces podrás servir a Hashem con alegría.

Hay que confiar única y exclusivamente en Hashem. Ciertamente, Hashem nos dijo en Su santa Torá: “‘Y curar, curará’, de aquí [se aprende] que se le dio permiso al médico para curar”, y por lo tanto hay que confiar en los médicos expertos (quienes, como en el Sanedrín, debían conocer todos los “nombres de impureza” para poder emitir un juicio verdadero), y escuchar su consejo. Pero tu cabeza no debe estar llena de “nombres de impureza” (toda enfermedad es impura). ¡Debes pensar únicamente que estás sano! Y entonces se cumplirá en ti: “Toda la enfermedad que puse en Egipto (la fuente de la impureza) no la pondré sobre ti (y si la pongo, será como si no la hubiera puesto), ¡porque Yo soy Hashem, tu sanador!”.

Bendiciones de una curación completa (Refuá Shlemá) desde el Cielo. ¡Que nos anuncies buenas noticias!

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