Cada judío arde internamente con la necesidad de reparar el mundo. Hemos heredado este ardiente deseo de los Patriarcas Abraham, Itzjak y Iaacov y de las Matriarcas, cada uno de los cuales se propuso hacer lo mismo de manera distinta. La parashá de esta semana, Toldot, comienza con las oraciones de Itzjak y Rivka por tener hijos. Itzjak y Rivka son considerados los pilares de la plegaria. Para lograr el Tikún Olam, necesitamos su poder de oración, la bondad de Abraham y Sara, y la dedicación a la Torá de Iaacov y sus esposas.
En esta publicación, HaRav Ginsburgh establece una correspondencia entre estos tres caminos y la rectificación de la realidad según la dimensión interior de la Torá, basada en los conocimientos ofrecidos por el Alter Rebe.
Este artículo se publicó por primera vez en la edición de Sucot 5786 de Nifla’ot.
Antecedentes
Uno de los conceptos más conocidos de los sabios rabínicos es el de Tikún Olam (rectificación del mundo). Aunque en la tradición revelada de la Torá este concepto se limitaba a regulaciones legales concretas destinadas a reparar la sociedad, en la tradición oculta de la Torá siempre se ha referido a una rectificación de alcance cosmológico.
En tiempos modernos, se ha hecho tan conocido en parte debido al anhelo interior del alma judía de traer la Redención y poner fin al sufrimiento. Este anhelo siempre fue fuerte, pero se intensificó entre los judíos no tradicionalmente observantes, especialmente después de la destrucción de la comunidad judía europea.
La dimensión interior de la Torá tiene una interpretación cosmológica bien definida de lo que significa Tikún Olam. Según el Arizal, después de que Di-s introdujo la luz infinita de Su revelación en los recipientes de la realidad, estos se quebraron y sus fragmentos, junto con chispas de la Luz Infinita de la revelación de Di-s, cayeron. Luego Di-s reconstruyó muchos de estos fragmentos en el más robusto Mundo de Rectificación; pero solo completó la parte más alta de Rectificación, la parte conocida como Emanación (Atzilut).
Las tres partes inferiores conocidas como Creación, Formación y Acción permanecieron fragmentadas, con los fragmentos y sus chispas de la revelación de Di-s aún dispersos. La tarea de reconstruir estas tres partes inferiores fue asignada al hombre, específicamente a los descendientes de Abraham, Itzjak y Iaacov. Aunque generaciones anteriores lograron reconstruir gran parte de la realidad, sus esfuerzos fueron derribados repetidamente por los pecados colectivos del pueblo judío, el más reciente de los cuales estuvo marcado por la destrucción del Segundo Templo y el comienzo de nuestro exilio de 2000 años.
Como dicen los sabios rabínicos, “Por nuestros pecados, hemos sido exiliados de nuestra tierra.” Tikún Olam es, por lo tanto, la reconstrucción de la realidad a través de la teshuvá por el pasado y el compromiso con las mitzvot en el presente, lo que conduce a la revelación de la Divinidad, tal como fue la intención original de la Creación. Una vez que la Divinidad se revela y la Luz Infinita de Di-s puede ser contenida, seguirá la rectificación de la sociedad y del individuo.
Revelando la Unidad de Di-s
El Alter Rebe escribe en el Tania,[1]
…a medida que se acercan las pisadas del Mashíaj, como “la Sucá de David[2] ha caído” a un nivel de “pies” y “talones”- que es el nivel de “[el Mundo de la] Acción” – no hay forma de adherirse verdaderamente a ella y convertir la oscuridad en su luz, excepto a través de una categoría de acción correspondiente, es decir, el acto de caridad. Porque, como saben los eruditos, el plano de la Acción con respecto a la Divinidad es la noción de una difusión y efusión de vitalidad hacia aquellos más distantes, hacia quien no tiene nada propio.
En Likutei Torá,[3] el Alter Rebe escribe que, por ahora, los tres planos inferiores de la realidad, los tres Mundos[4] de Creación, Formación y Acción, no han sido rectificados del pecado y la ruptura de los recipientes que ocurrieron. Solo el Mundo de Emanación se encuentra en un estado rectificado. Es nuestro deber traer Tikún a los tres mundos inferiores. Aunque el Mundo de Emanación y su clara revelación de la unidad de Di-s penetran toda la realidad – incluso los tres mundos inferiores – por ahora su efecto está oculto. Por lo tanto, para rectificar los tres mundos inferiores debemos revelar la unidad de Di-s tal como ya existe, pero está oculta.
Tikun a través de Tzedaká, Torá y Oración.
El tikún o rectificación del Mundo de la Acción se logra mediante el acto de tzedaká y el servicio de tzedaká, como lo afirma Isaías: “Porque el acto de tzedaká será paz y el servicio de tzedaká dará calma y confianza para siempre”[5], vehaia maasé hatzedaká shalom veavodat hatzedakáhasheket vavetaj ad olam (וְהָיָה מַעֲשֵׂה הַצְּדָקָה שָׁלוֹם וַעֲבֹדַת הַצְּדָקָה הַשְׁקֵט וָבֶטַח עַד עוֹלָם).[6] Tzedaká es un acto de bondad y, por lo tanto, el acto de tzedaká es la virtud especial de Abraham, el alma arquetípica de bondad.[7]
Formación, en hebreo (moderno) también significa “creatividad”, ietzirá (יְצִירָה). Es el ámbito de las inclinaciones, ietzarim (יְצָרִים) y aunque la inclinación al mal es muy creativa en sus esfuerzos por atraernos hacia el pecado, se rectifica mediante la creatividad de la inclinación al bien, que para un judío se muestra mejor en la creatividad en la Torá y su erudición; como dicen los sabios, “no hay bien sino la Torá”, ein tov ele Torá (אֵין טוֹב אֶלָּא תּוֹרָה).
Esto se manifiesta de manera más notable en la Torá auténtica y verdadera, creada de forma novedosa por el pueblo judío de generación en generación: enseñanzas nuevas que iluminan los ojos y los corazones con la revelación de la Divinidad. Así, la rectificación del Mundo de Formación se realiza a través de la Torá. Iaacov es el pilar de la Torá, sobre quien la Torá afirma en la parashá de esta semana: “Iaacov era un hombre íntegro, que vivía en las tiendas [de Shem y Ever para aprender Torá de ellos].”[8]
El estado mental experimentado en el Mundo de la Creación es el de recreación continua, especialmente durante la oración, cuyo propósito explícito es crear una nueva voluntad en el propio Creador, como decimos: “Sea Tu voluntad…”, iehí ratzón milfaneja (יְהִי רָצוֹן מִלְּפָנֶיךָ). Este estado mental conduce a la sanación de los enfermos, a la bendición de los medios de sustento, todo de manera milagrosa que supera la naturaleza.[9] Este es el ámbito asociado con Itzjak, el pilar de la plegaria. De hecho, el valor de Itzjak Rivka (יִצְחָק רִבְקָה), cuyas oraciones por hijos comienzan la parashá de esta semana, es 515, el mismo que el valor de “oración”, tefilá (תְּפִלָּה), “Itzjak oró a Di-s frente a su esposa.”[10]
Abraham e Itzjak en la Era Mesiánica
A partir del pasaje del Tania citado anteriormente, aprendemos que para traer al Mashíaj (para levantar la Shejiná del polvo), lo más importante es la tzedaká, el servicio de Abraham que rectifica el Mundo de la Acción. Pero en el futuro, con la Resurrección – parte de la segunda etapa de la era mesiánica, cuando el mundo entra en una existencia sobrenatural – nos identificaremos con Itzjak como nuestro padre.[11] Entonces veremos que “los justos vivirán por su fe”[12] y con su fe (solamente) podrán dar vida a otros.
[1] Igueret 9
[2] Una connotación para la Shejiná, la Presencia Divina.
[3] Re’e 33d.
[4] Los mundos no denotan un espacio físico. La mejor manera de entenderlos es como estados de conciencia. A nivel de Emanación, la conciencia ve abiertamente la revelación y la unidad de Di-s, de este modo.
[5] Isaías 32:17.
[6] Consúltese Tania, Igueret 12 para ver la diferencia entre los dos.
[7] Véase Miqueas 7:20 e Isaías 41:8. Véase Pardés 23:1.
[8] Génesis 25:27.
[9] Véase Tania, Kuntrés Ajaron 4 (“Para entender el pasaje en Pri Eitz Jaim, que dice que hoy en día la rectificación principal solo se logra a través de la oración…”).
[10] Génesis 25:21.
[11] Basado en Isaías 63:16 según la interpretación de los sabios en Shabat 89b.
[12] Habacuc 2:4, siguiendo la lectura que “vivirá”, ijié (יִחְיֶה) significa “dará vida”, ijaié (יְחַיֶּה).




