¡UN AMOR IRRESISTIBLE!

Jasidut sobre la parashá Matot-Maséi con el Rabino Itzjak Shapira

Una clase profunda sobre la figura de Aarón HaKohén, “amante de la paz y perseguidor de la paz”, y cómo justamente la figura de Aarón el Sumo Sacerdote nos conecta con el Beit HaMikdash, el Sagrado Templo de Jerusalén.

Este Shabat es Shabat Rosh Jodesh Menajem Av, el día del Iortzait de Aharón HaKohen. Por Providencia Divina en la parashá de esta semana (Maséi), que se lee en el Beit HaKneset, se relata el fallecimiento de Aharón:

“Y subió Aharón el Cohén al monte Hor por mandato de Hashem y murió allí en el año cuarenta de la salida de los hijos de Israel de Egipto, en el quinto mes, el primero del mes” (Bamidbar 33:38).

El fallecimiento de Aharón es especial pues es el único en toda la Torá donde se menciona explícitamente la fecha, el único Iortzait con fecha registrada en la Torá.

Otro detalle especial es que sobre su partida se dice que fue “al pi Hashem”, por orden directa de Dios. Según Rashi (Bamidbar 20:26), fue una muerte suave y pacífica:

“Le dijo: entra a la cueva, y entró. Vio una cama tendida y una vela encendida. Le dijo: sube a la cama, y subió. Extiende tus manos, y las extendió. Cierra tu boca, y la cerró. Cierra tus ojos, y los cerró.”

AHARÓN: EL QUE CUMPLE, NO EL QUE ORDENA

La vida de Aharón se define por el versículo “Y Aharón hizo así“, mostrando una vida dedicada a cumplir la voluntad de Hashem. A diferencia de Moshe Rabenu, quien representa al que transmite los mandamientos, Aharón encarna al que los ejecuta.

EL ÚNICO POR QUIEN LLORÓ TODO EL PUEBLO

También es única la reacción del pueblo ante su muerte:
“Y lloró todo el pueblo de Israel por Aharón durante treinta días” (Bamidbar 20:29).

Rashi explica: “porque Aharón hacía la paz entre las personas, entre marido y mujer, entre compañeros”.

El llanto expresa nostalgia, una forma de reconectar con su figura, con el ambiente de paz y amor que él difundía.

EL AMOR DEL BEIT HAMIKDASH

El Iortzait de Aharón cae justo al comenzar los Nueve Días, los días más intensos del duelo por la destrucción del Beit Hamikdash. Hasta Rosh Jodesh el luto se enfocaba en la brecha de las murallas de Ierushalaim, pero a partir de ahora el dolor se centra en el Beit Hamikdash.

Ierushalaim une a todos los judíos, pero el Beit Hamikdash lo hace con una profundidad mayor: es el lugar donde la Presencia Divina habitaba y se revelaba el amor de Hashem a Su pueblo. Cuando eso se sentía, no había peleas: todos vivían en paz.

Por eso, nuestro llanto por el Beit Hamikdash es también un intento de revivir esa energía: que Hashem nos ama a todos y por lo tanto nosotros también podemos amarnos entre nosotros.

LA CLAVE: PAZ Y UNIDAD

Más aún: no solo que el amor de Hashem produce paz entre nosotros, sino que nuestra paz es lo que permite que Hashem habite entre nosotros.

Como dice el Zohar (III, 90b):

“La Kedushá (santidad) superior no puede reposar en un lugar defectuoso… solo en un lugar de shalom”.

Cuando hay disputas Hashem se “retira”, porque cualquier muestra de favoritismo de Su parte aumentaría los celos y divisiones. Pero cuando hay amor Él se siente “cómodo” para revelar Su amor.

UN AMOR IRRESISTIBLE

Imaginemos una familia en vacaciones: cuando todos los hijos se llevan bien los padres disfrutan y sienten que pueden expresarse con amor. Pero si hay peleas cualquier gesto hacia uno se malinterpreta como rechazo al otro. Solo cuando los hijos se aman los padres pueden mostrar su amor a todos.

Así también Aharón HaKohen buscó enseñarnos que Hashem nos ama a todos con un amor tan grande que no podemos resistirnos. Y eso despierta en nosotros amor hacia Él y entre nosotros mismos.

Este Shabat, que es tanto Rosh Jodesh Av como el Iortzait de Aharón HaKohen – el perseguidor de la paz – el llanto por su partida y el llanto por la ausencia del Beit Hamikdash se unen.

Y por medio de estas lágrimas, descubriremos el amor de Hashem hacia nosotros, que traerá paz y amor verdadero entre todos.

¡Shabat Shalom!
Beit HaMidrash “Od Yosef Jai”

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