Contó el Rebe Iosef Itzjak Shneersohn de Lubavitch:
Una vez un judío se acercó al Baal Shem Tov y clamó ante él para que lo ayudara a que tuviera salvación.
Como sabemos, el Baal Shem Tov tenía un gran amor por Israel y dedicó toda su vida a ello. El Besh”t se entristeció mucho al ver el dolor del judío pero vio Arriba que no podía ayudarlo.
El Baal Shem Tov se acercó a la biblioteca de su casa sacó una Guemará y su mano se topó con el tratado Baba Batra, (el Último Portal que se ocupa de las responsabilidades del dueño de una propiedad). Lo abrió y su mano se posó sobre con la frase: “Todo el que toma un centavo de Iov es bendito”, porque Iov tenía éxito en la caridad. El Baal Shem Tov profundizó en su mente, qué querían decir los cielos cuando le señalaron esta frase y finalmente se dio cuenta.
En la ciudad de Brady había un judío llamado Rabí Shabtai Meir, un judío que sabía estudiar y también repartía mucha caridad. Todo el tiempo le pedía al bendito Dios que le diera éxito en la caridad, que diera de buen corazón y que la caridad que él diera tuviera éxito, que los pobres que la tomaban de él obtuvieran salvación.
Dios, bendito sea, le dio a Rabí Shabtai Meir una gran riqueza, pero él no cambió sus costumbres y continuó viviendo como un simple jefe de familia. Solo en la caridad, que una gran parte de la cual era ‘dar en secreto’, el cambio fue muy notable, porque de tanto sus montos de caridad crecían y crecían.
Siempre siguió pidiendo a Hashem Itbaraj que lo amerite con “éxito” en la caridad, hasta que el Bet Din Shel Mala, el tribunal de lo Alto dictaminó que Rabi Shabtai Meir merecía que Dios cumpla con su pedido.
Cuando se le recordó al Baal Shem Tov el rabino Shabtai Meir de Brady, comprendió muy bien que los cielos habían puesto en él el deseo de abrir una Guemará y desde los cielos determinaron para que se encontrara con esta Guemará y esta frase de los sabios, para que lo recuerde. El Baal Shem Tov supo del fallo del Tribunal Superior y entendió que a través de Rabi Shabtai Meir ese judío podía ser salvado.
El Baal Shem Tov ordenó a ese judío que fuera a Brady, donde hay un judío llamado Rabí Shabtai Meir que es un gran anfitrión y ciertamente lo invitará a quedarse con él en Shabat. Después de Shabat, cuando tenga que dejar Brady, agradecería a Rabi Shabtai Meir por la hospitalidad y le pediría que lo bendiga para ser salvado del Cielo con su gran caridad.
El judío hizo lo que le dijo y fue a Brady y pasó el Shabat a casa de Rabi Shabtai Meir. Fue un Shabat lleno de invitados y Rabi Shabtai Meir les dio a todos de lo mejor y lo más hermoso con mano generosa. El domingo el judío se despidió de su anfitrión y le pidió su bendición tal como se lo indicó el Baal Shem Tov. Rabi Shabtai Meir bendijo al judío de todo corazón, y Dios, bendito sea, aceptó su bendición y se salvó.
(De la serie de libros ‘OR Israel’)