El rabí Itzjak de Homil, uno de los más grandes del jasidismo Jabad, describió en un discurso jasídico seis niveles de curación. Estos seis niveles se pueden interpretar como correspondiendo a las cinco manifestaciones del alma y a la verdadera esencia del alma, como vamos a aclarar a continuación.
La correspondencia de arriba hacia abajo, es como sigue:
Nivel del Alma | Nivel de Curación | |
6 | Etzem haneshama “la esencia del alma” | Poder Divino milagroso |
5 | Iejidá “el único” | El Sagrado mora en su interior |
4 | Jaiá “el viviente” | La luz de la Torá le da vida |
3 | Neshamá “aliento” [de vida] | Los Nombre Sagrados |
2 | Ruaj “espíritu” | Encantos |
1 | Nefesh “fuerza de vida innata” | Medicinas |
Describiremos ahora brevemente estos seis niveles, comenzando por el nivel 1:
<> Curación a nivel de Nefesh (“fuerza de vida innata”) <>
Este es el primer nivel de curación, el inferior pero el fundamental en la escala curativa de seis escalones. Es el empleado por un médico experto, quien conoce la medicina apropiada que hay que prescribir para tratar cualquier dolencia del cuerpo.
La maestría del médico y su prescripción se relacionan con el nivel natural del cuerpo, en el cual este “vive”, es la fuerza de vida del alma que se inviste en su interior.
La medicina apropiada para una determinada enfermedad posee el poder de contactar este nivel inferior del alma, el nefesh, y dirigirlo dentro del cuerpo. Sin embargo, a este nivel la conciencia del médico es dirigida principalmente, si no únicamente, hacia el cuerpo y sus dolencias (sin percatarse concientemente de la conexión del cuerpo con el alma).
La sangre es el “intermediario que conecta”, por medio del cual el alma –el nefesh– se une al cuerpo. En la Torá encontramos explícitamente que “la sangre es el alma [nefesh]”. La palabra hebrea para “sangre” (dam) está conectada con la palabra que significa “semejanza” (demut). Este nivel de curación se relaciona con la semejanza Divina con la que fue creado el hombre.
El mismo nombre del primer hombre, Adam, se relaciona con la palabra sangre (dam). El nombre Adam puede ser leído “Y me volveré sangre”, aludiendo al poder de dirigir el nefesh dentro del cuerpo por medio de la sangre, la función ejercida por un médico experto.
<> Curación a Nivel de Ruaj (“espíritu”) <>
El segundo nivel de curación es a través del poder del encanto (en hebreo: segulot). Aunque en sus orígenes es una ciencia auténtica, a través de las generaciones se ha degenerado en gran medida y se la identificó con varias prácticas supersticiosas.
Un ejemplo de cómo se aplica el poder del encanto, descripta por rabi Itzjak de Homil en su discurso, es dibujando la forma de un hombre en una pared; el maestro de encantamientos puede influenciar espiritualmente y afectar físicamente al hombre dibujado, manipulando o alterando el dibujo. Un buen maestro puede curar de esta manera a un paciente enfermo. La sabiduría empleada a este nivel es de naturaleza “sugestiva”. Un acto hecho aquí “sugiere” que un acto similar suceda allí. El poder de sugestión se relaciona en cabalá y jasidut con los poderes emotivos del alma, el nivel general de ruaj (“espíritu”).
Mientras que en el primer nivel el cuerpo es afectado directamente por el alma -el nivel de nefesh– por medio de la sangre, aquí el encanto toca el nivel de ruaj (por la sugestión), que posteriormente afecta el cuerpo indirectamente.
El maestro de encantamiento es un verdadero “espiritualista” (dirigiéndose al espíritu del hombre, el ruaj). El proceso de curación involucrado aquí es por cierto una experiencia espiritual; trabaja sobre la autoconciencia de las emociones del alma. En cabalá, este nivel de conciencia es identificado con el árbol del conocimiento del bien y del mal. En él, el bien y el mal están mezclados, por cuya razón este nivel de curación es más susceptible (a menudo sin intención) a que se le de un mal uso.
Aquí, son despertados y afectados los poderes emotivos del hombre, sus pasiones, ira, etc. Cuando actúan constructivamente el ruaj se vuelve suficientemente energizado para afectar la salud por sobre el cuerpo con el que se relaciona. Todos los métodos de curación que profesan emplear energías vitales proyectadas desde el curador hacia el paciente pertenecen a este nivel de curación. La base cognitiva para tales metodologías y técnicas se conocen en cabalá como “el poder [intelectual] de asociación”, o más literalmente: “el poder de imaginación”. De aquí se hace claro por qué tantos así llamados hoy en día “curadores”, actúan sólo en la imaginación del sanador y el paciente.
Además, la cabalá y el jasidut nos enseñan que el “poder de imaginación” completamente rectificado roza el poder de profecía. Pero en el tiempo del exilio del pueblo judío el fenómeno profético desaparece, siendo reemplazado por la falsa imaginación que es sólo ilusión. Rápidamente, con la redención del pueblo judío y el mundo entero, la verdadera profecía retornará y Di-s “verterá Su espíritu sobre toda carne”.