Además de recibir alimento, bebida y albergue, los muchos huéspedes de Abraham eran convidados a disfrutar de una rasurada que les cambiaría completamente su percepción de Dios. ¿Qué verdad estaba diseminando Abraham por el mundo y cómo se refleja en la percepción de la barba? El rabino Ginsburgh explora en esta clase el secreto del misterioso eshel que Abraham plantó en Beer Sheva. Cuando comprendemos la conciencia interior de este eshel, podemos abrir el portal de la verdadera percepción del Dios Único.
La Entrega Suprema a Dios
Abraham dedicó toda su vida a esparcir la palabra del Dios Único a toda la humanidad. El momento culminante de su servicio está descrito en esta porción semanal de la Torá en el versículo (Génesis 21:33):
Y Abraham plantó un eshel en Beer Sheva y proclamó allí con el Nombre de Dios (Havaiá), el eterno Dios (E-l) mundo (olam)
Abraham llegó a este momento cúlmine de su trabajo en la vida cuando plantó el eshel, “tamarisco”, en Beer Sheva, esclareciendo el concepto de monoteísmo a todo el mundo.
Olam – Temporal y Espacial
En su contexto original olam significa “eterno”, un concepto temporal. En escritos posteriores de la Biblia esta palabra asume un significado adicional espacial de “mundo”, en tanto universo. Cuando Abraham proclamó en todo el mundo con el Nombre de Havaiá E-l olam, les enseñó que Dios es a la vez tiempo y espacio.
De esto aprendemos otro concepto novedoso, por el hecho de que “mundo” está escrito en nuestro versículo sin el agregado de “del”. Si Dios fuera el creador “del” mundo esto podría implicar que El está separado de Su creación, pero de este versículo aprendemos que Dios “es” el mundo. El Creador y lo creado tienen una unidad esencial. Si olam tuviera aquí un significado sólo temporal, lo que se entiende por “Creador” y “creado” estaría también incompleto.
Al proclamar Havaiá E-l Olam, le estaba enseñando al mundo que Dios es todo y todo es Dios.
Huida y Retorno del Alma
Estudiamos en jasidut que cada ser viviente posee una pulsación interior llamada “correr y retornar” (ratzó vashov). El alma corre en su ascenso hacia Di-s y luego regresa para cumplir la voluntad Divina y el propósito para el cual fue creada. El ratzó del alma es el sentimiento de que todo es Dios, que no existe nada más; el retorno del alma es el sentimiento de que Dios es todo, en cada faceta de la realidad.
Cuando el sentido de “correr”, de que Dios es todo y no existe nada más, no está balanceado con el retorno, puede degradarse hasta llegar a la creencia de que el mundo no es más que un sueño. En su forma extrema esto se refleja en las religiones orientales, la antítesis del judaísmo.
Por el otro lado, cuando el sentido del “retorno”, de que todo es Dios y que Él se manifiesta en cada faceta de la realidad no está balanceado con el correr, se puede degradar fácilmente hacia el extremo del panteísmo, también opuesto al judaísmo.
Abraham le enseñó al mundo la visión balanceada del monoteísmo.
Cuando coexisten en el alma el correr y el retorno en forma balanceada comprendemos que el mundo por cierto existe pero que su existencia es completamente Divina. Este balance perfecto entre ambos no aparece en ningún otro sistema de creencia.
El Jardín del Edén
El valor numérico de E-l olam es 177, igual a Gan Eden, el “jardín del Edén”. Llegamos así a una conclusión reveladora, simple y obvia a la vez: la conciencia de correr y retornar es la del Gan Eden. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén perdieron su conciencia.
Si sumamos a su vez la palabra Havaiá (26) que precede a E-l Olam a 177 obtenemos 203, que es el valor del primer verbo y las tres primeras letras de la Torá, bará, que significa “crear”. La percepción de que Dios es todo y todo es Dios es todo el secreto del proceso de la creación.
El Misterioso Eshel
En el versículo de nuestra porción de la Torá, Abraham plantó un eshel para traer al mundo el mensaje del monoteísmo. Los sabios talmúdicos y rav Shmuel discrepan acerca de la naturaleza del eshel. Una opinión es que el eshel es un huerto. Cuando los huéspedes de Abraham disfrutaban de los frutos de su huerto, facilitaría su tarea de implantarles su conciencia y su fe en sus almas. Al comer los frutos de Abraham, los invitados incorporaban el secreto de que Dios y la naturaleza son uno.
La segunda opinión es que eshel, alef-shin-lamed, es un albergue, una posada. Así eshel se vuelve un acrónimo de las necesidades básicas del viajero: Ajilá, Shtiá, Leiná, “alimento”, “bebida” y “dormir” o Levaiá, “compañía”. Entonces de acuerdo con esta opinión Abraham también estaba trayendo gente a su hogar y enseñándoles la palabra de Dios.
El Acrónimo Cabalístico
La cabalá también explica que eshel es un acrónimo de los colores Adom, Shajor, Laván, “rojo”, “negro” y “blanco”. Cada uno de estos colores representa una conciencia en particular. De acuerdo con esta interpretación de eshel, Abraham plantó un eshel para enseñar al mundo acerca de la progresión deseada de la conciencia Divina.
La Conciencia de la Barba
Explica el Arizal que esta progresión de la conciencia puede ser interpretada como una progresión de colores de la barba.
La primera barba es roja, que corresponde a la barba roja del rey David, quien de acuerdo a nuestros sabios tenía una barba con siete matices diferentes de rojo. El rey David es arquetípico del alma de maljut, “reinado”.
Del color anterior pasamos a la barba negra que corresponde al “semblante pequeño”, zeir ampin. Esta es la personalidad Divina formada por la unión de todos los poderes emotivos del alma. Es la imagen del novio en el Cantar de los Cantares, la canción de amor entre Dios y el pueblo judío, que es explícitamente descrito como de barba negra.
Finalmente, evolucionamos hacia la barba blanca, la percepción de Dios como el “Anciano de los Días”, atik iomin, con una barba larga y blanca. Esta personalidad Divina de barba blanca corresponde al “semblate extendido”
Una Progresión Barbada
La barba roja correspondiente a maljut es la etapa inicial de la conciencia rectificada. Maljut, un estado de conciencia femenino, es el poder de rectificar la sociedad y hacer todo lo que podamos por nuestra comunidad, tanto material como espiritualmente.
Cuando ascendemos a la barba negra de conciencia, alcanzamos un nivel donde podemos expresar amor hacia nuestro Creador, como la novia al novio. Este es el nivel superior de unión que existe entre Dios e Israel en el santo Templo de Jerusalem.
Finalmente, ascendemos hasta la conciencia superior de la barba blanca, de que Dios es todo y todo es Dios, la unidad esencial del Creador y la creación.
Esta es la progresión de la conciencia de Abraham implantada dentro de nuestras almas cuando plantó el eshel en Beer Sheva.