P: Este artículo fue escrito originalmente como respuesta a una pareja que escribió expresando su preocupación por las implicaciones espirituales que pudieran tener los problemas constantes que tenían con sus mezuzot y tefilín. Cada vez que un escriba las chequeaba encontraba algo incorrecto, e incluso aunque ellos inmediatamente lo corregían, un nuevo problema era descubierto la vez siguiente y que no había aparecido o sido apreciado con anterioridad.
R: Los bienes de las personas son afectados por su actual estado spiritual. Sabemos por el Talmud y otras fuentes que uno de los propósitos de un judío es rectificar sus posesiones, y los grandes sabios también era muy respetuosos y cuidadosos con sus bienes (y desde luego con los de los demás).
Además, el término usado en el Shemá (una compilación de 3 pasajes bíblicos Deuteronomio 6:4-9, 11:13-21 y Números 15:37-41) comienza con esta palabra, que se nos ordena recitar dos veces al día) para “posesiones” es meodeja, “tu poder”, que en Jasidut es explicado también como el estado trascendente del alma, makif. Este estado supraconsciente (es decir, todavía inconsciente), en el alma-raíz de uno puede descender y manifestarse en nuestras posesiones. En otras palabras, lo que ocurre con nuestros bienes puede reflejar lo que está pasando en el alma raíz de esa persona antes de que la persona misma se de cuenta de ello.
Esto es visto en las leyes de tzaraat, las plagas de “lepra” que la gente solía tener. El Rambam explica que estas plagas aparecían primero en la casa de la persona, en la cual se manifiesta el “estado trascendente distante” o makif harajok, del alma. Si no mejoraba su comportamiento, aparecerían en sus ropas, el “estado trascendente cercano” o makif hakarov. Sólo si todavía seguía sin mejorar su comportamiento finalmente aparecía sobre su piel.
Ahora, los tefilin y las mezuzot son las posesiones más sagradas y representativas de una persona. Ambas están relacionadas con la casa, ya que los compartimentos de los tefilín son llamados batim, “casas”, y la mezuzá significa que la casa y todo su contenido son sagrados y están dedicados a Dios. Más específicamente, la mezuzá refleja el “estado trascendente distante” del alma de una persona, y los tefilín, siendo algo que es puesto en el cuerpo como una vestimenta, refleja el “estado trascendente cercano” del alma. En términos de niveles del alma, hay cinco niveles en total, de los cuales tres, nefesh-ruaj-neshamá se invisten en el cuerpo haciéndose concientes y dos permanecen por así decirlo rodeando o trascendiendo el cuerpo. La mezuzá refleja la iejidá, el más elevado de los dos estados trascendentes del alma, y los tefilin la jaiá , el segundo.
Por lo tanto, si hay algún defecto en los tefilín o las mezuzot, significa que hay algún sutil desequilibrio en los poderes del alma de su supraconciencia. Este “defecto” puede haber o no afectado aún la parte consciente del alma. Si todavía no, y es corregido en los tefilín/mezuzot, puede ser “interceptado” antes de que entre en la conciencia.
¿De dónde vienen todas estas imperfecciones del alma? El hecho de que uno las tenga (como manifiestas en sus tefilín/mezuzot) no significa necesariamente que sea una mala persona. Puede significar simplemente que es espiritualmente activo. Cuando una persona está experimentando y explorando nuevos niveles de espiritualidad, inevitablemente encuentra mezclas de impurezas en su interpretación personal de lo que está experimentando. Estas impurezas deben ser expulsadas, así como cuando uno come incluso la comida más pura, hay partes de ella que no pueden ser asimiladas y deben ser excretadas.
Cuanto mayor es el cambio espiritual que uno experimenta, mayores son las impurezas que serán expulsadas. Ello no significa que las cosas vayan mal, simplemente que las cosas están sucediendo.
Así vemos que muchos tzadikim chequean o incluso cambian sus tefilín/mezuzot a menudo. El Lubavitcher Rebe por ejemplo, aconsejaba frecuentemente a la gente que revisaran las suyas, a menudo con resultados sorprendentes