La Torá comienza en el libro de Bereshit . Este es diferente a los otros cuatro libros del Pentateuco puesto que contiene sólo un puñado de los preceptos y se compone sobre todo de historias de los Patriarcas. Sin embargo, constituye la primera quinta parte de la Torá, indicando que antes de pasar a los otros cuatro libros del Pentateuco, antes de recibir la Torá y sus preceptos, primero tenemos que incorporar las lecciones del Génesis. Sin esto no nos podemos fijar un sendero correcto de servicio a Dios. ¿Cuáles son las principales lecciones que aprendemos de los Patriarcas?
En este artículo, vamos a estudiar acerca de tres diferentes modelos cabalísticos basados en los cual es podremos entender la relación entre los Patriarcas Abraham, Itzjak y Iaakov. De cada uno de estos modelos, ganaremos una visión, comprensión y una nueva conciencia que podemos incorporar a la vida espiritual.
Los Patriarcas como Arquetipos
En la Biblia, el Libro de Bereshit se le conoce como el “ Sefer Haiashar” –que literalmente significa “ El Libro Recto” , en honor a los Patriarcas que iban en un camino recto y honesto con Dios. Al ir en un sendero rect o hacia la voluntad de Dios, los Patriarcas iban directamente hacia la esencia de Dios. Cuando la Torá describe el viaje de Abraham a través de la Tierra de Israel dice: “Abraham viajó a lo largo y ancho del sur”. El Jasidut explica que el sur simboliza la luz Infinita de Dios.
De las acciones de cada uno de los tres Patriarcas, aprendemos un aspecto diferente para el servicio al Todopoderoso, debido a que cada uno de el los ilumina de una manera característica que debemos tratar de incorporar a nuestras propias vidas. Los sabios afirman esta idea citando frecuentemente las siguientes palabras: “ Sólo tres son llamados padres, Abraham, Itzjak y Iaakov ” . Para comprender el arquetipo que representa cada Patriarca necesitamos primero entender su esencia inter ior, ya que e l estudio de la esencia de los Patriarcas es uno de los pilares del pensamiento cabalístico. Como descendientes de Abraham, Itzjak y Iaakov, seguimos su legado , debemos tratar de emular sus acciones, como dicen los sabios: “ La persona debe preguntarse a sí mismo : ‘¿Cuándo mis acciones se asemejarán a las de mis antepasados Abraham , Itzjak y Iaakov ”.
Balance
El primer principio que aprendemos en Cabalá es que los tres Patriarcas son almas arquetípicas. Como tales , entre las Sefirot –emanaciones a través de las cuales Dios crea la realidad (en cada momento) y Se revela en ellas– los Patriarcas corresponden a bondad, poder y belleza. Abraham representa a la dimensión derecha de la realidad , que se manifiesta en la sefirá de la bondad. Itzjak representa la dimensión izquierda y a la sefirá de la rigor o poder . Iaakov representa la dimensión media, la sefirá de la belleza. Las dimensiones derecha, izquierda, y media son descri p tas en la introducción al Tikunei Zohar como “ una larga, una corta, y una intermedia ” , respectivamente. Esta es una de las afirmaciones más fundamentales de la Cabalá, que fue revelada por el profeta Eliahu, y provee el marco para ordenar las sefirot en torno a tres ejes: derecho, izquierdo y centro.
El orden amiento de las sefirot en torno a los tres ejes sugiere una estructura equilibrada, representativa del estado rectificado y estable en el que los poderes representados por cada una de las sefirot están equilibrados. De hecho, en el Zohar el “equilibrio” es considerado el símbolo de la realidad rectificada , y siempre que bus que mos el equilibrio, debemos tener los tres elementos. Rabí Abraham Abulafia, uno de los primeros cabalistas medievales lo demostró al señalar que el valor numérico de la primera palabra de la Torá: “ En el principio ” ( בְּרֵאשִׁית , bereshit ) es igual al valor de la frase, “ tres cosas juntas ” ( שְׁלֹשַָׁה דְבָרִים יַחַד , shloshá Devarim iajad ) . Además, la columna vertebral, por así decirlo, del primer versículo de la Torá forma la palabra “tres” ( שְׁלֹשָׁה , shloshá ). Esto indica que la tríada –especialmente su habilidad característica de ser equilibrada– es la piedra angular en la Torá.
Tesis, antítesis, síntesis
La relación entre los tres Patriarcas se puede entender en términos de otra conocida tríada:
• Tesis
• Síntesis
• Antítesis
Abraham nos provee la tesis , la bondad , Itzjak sugiere la antítesis a la tesis de Abraham , el rigor, y Iaakov, descrito como el selecto de los patriarcas, representa su síntesis, la síntesis del amor y del poder, que en la C a bal á se llama misericordia o compasión. Vamos a ver esta estructura básica.
La tesis representa la primera afirmación respecto de un tópico determinado , la primera aproximación a la conclusión final a la que habremos de arribar . La tesis tiene que ser simple y fácil de entender y tiene que cubrir tanto terreno como sea posible. Cuando se trata del camino espiritual de los Patriarcas, la tesis debe asemejarse a la manera en que Dios creó el mundo en el principio. Todo comienza en el lado derecho, incluyendo la creación del mundo. Dios creó el mundo por amor y debido a Su amor. Como se afirma en la tradición cabalística, Dios creó el mundo porque “ la naturaleza del B ien [Dios] es hacer el bien ” . La Torá también fue entregada desde el lado derecho de Dios. Teniendo en cuenta todo esto, es muy apropiado que la tesis de Abraham sea la bondad y su motivación inter ior , el amor. La primera sefirá que podemos reconocer p ertenece al lado derecho.
La noción de que Abraham representa la tesis, el punto de partida, se ilustra en el segundo relato de la creación, que comienza con las palabras: “ Esta es la historia de los cielos y de la tierra cuando fueron creados… .” . Las letras de la palabra ( בְּהִבָּרְאָם , behibaram ) , “ cuando fueron creados, ” permutan para formar la palabra ( בְּאַבְרָהָם , beAbraham ) “con Abraham” , lo que sugiere que los cielos y la tierra fueron creados con la bondad de Abraham.
Mas la tesis no es suficiente. El mundo no puede sustentarse sólo con amor. Para mantener el equilibrio se necesita cierta cantidad de rigor , poder o juicio. El juicio no es contrario al amor. No necesitamos imaginar que el amor y el juicio están en una lucha a muerte. El juicio no se opone a la esencia interior y a la luz inherente en el amor; es la crítica constructiva con respecto a las manifestaciones exter iores del amor. Motivado por el temor de que las energías positivas de l amor caigan en manos equivocadas, el juicio ayuda al amor limitándolo .
En general, la mejor manera de definir antítesis es como una revisión crítica de la tesis –no des acredita a la tesis, sino que la refina. Y así , el juicio, poder o fuerza , que es la antítesis introducida por Itzjak, sirve para limitar los efectos del amor, de modo que este no se tambalee completamente fuera de control. El amor es una fuerza muy fuerte que tiene la tendencia a anular la realidad. Esto puede sonar extraño al principio, pero ya lo explicaremos con más profundidad en breve. El juicio y el poder sirven para equilibrar al amor y prevenir que se convierta en una fuerza tumultuosa, transformándolo eventualmente en compasión, la esencia interior de Iaakov.
El amor tiene una tendencia a extenderse hacia donde no debería. La sefirá de bondad, cuya motivación interior es e l amor, se describe mejor como una fuerza atractiva y expansiva . Atrae fácilmente a la muchedumbre equivocada, por así decirlo, y su radio de acción tiende a extenderse sin límites, incluso en aplicaciones impropias.
Uno de los mejores ejemplos de esto es el amor propio o amor egocéntrico, que invariablemente se traduce en la adoración a sí mismo. En Proverbios se dice: “ El amor oculta todos los defectos ” . Aunque esto es cierto cuando se trata del amor por los demás, es doblemente cierto con respecto al amor propio. Puesto que el amor propio es tan natural, la mayoría de las personas no pueden ver sus propias faltas o pecados. El Zohar afirma que, “ No hay adoración como la adoración motivada por el amor .” Pero, por supuesto, el culto y el servicio deben ser para Dios, no para uno mismo. Mediante la adición de la crítica antitética del juicio y del poder, que es la esencia del sendero Divino de Itzjak, el amor puede mantenerse sin desviarse por el camino y dirigirse hacia el Todopoderoso.
Una vez más, no hay conflicto entre ellos, tal y como no había conflicto entre Abraham y su amado hijo Itzjak. Abraham e Itzjak se amaban y se complementaban a la perfección. La cima de su unión fue alcanzad a en la atadura de Itzjak , que el Zohar explica que se le llama “ la atadura ” y no “ el sacrificio ” , porque éste acto ató a Abraham e Itzjak a un nivel existencial, resultando en una plena inter-inclusión de sus esencias. El amor a Dios rectificado de Itzjak per se le motivó a estirar su cuello sobre el altar, permitiéndole a Abraham sacrificarle. De este modo, Itzjak es un ejemplo de la instrucción dada por Moisés posteriormente al pueblo judío: “Amarás a Dios con todo tu corazón y con toda tu vida …” que los sabios explican que significa que debes amar a Dios, incluso si Él está a punto de tomar tu vida. La nueva dimensión de Abraham de rigor y temor a Dios, fueron pronunciadas sucintamente por el ángel de Dios que dijo: “ Porque ahora sé que temes a Dios ” .
La síntesis entre el amor y el juicio se encuentra en la compasión o misericordia, la esencia de Iaakov y el poder interior que motiva a la sefirá de belleza. Debido a que la compasión es la forma verdaderamente equilibrada de la vida, a Iaakov se lo conoce como “ el elegido de los patriarcas .” Analizándolo cabalísticamente, el estatus de Iaakov es el resultado de la síntesis de las cualidades de su padre y de su abuelo a quienes él representa. Abraham representa el deseo de dar, de otorgar, pero relativamente a ciegas y sin límites.
Eventualmente, el deseo ciego de dar se motiva por el amor propio y el egoísmo. Ya no importa donde se esté dando. El otorgante bloquea todo juicio respecto el mérito del objetivo que está favoreciendo. Al final, la meta deja de tener importancia, lo único que importa es que él ha dado y que su nombre es engrandecido (públicamente –como el benefactor de tal o cual causa– o privadamente, en los círculos apropiados). Por esta razón, la persona necesita sentir temor –el temor a equivocarse, de dirigir su energía al lugar equivocado. Cuando una persona teme a Dios, Dios le guía al lugar adecuado y puro dónde su generosidad será de beneficio tanto para el receptor como para sí mismo. Dios le ayudará a dar de manera que no cause destrucción.
El temor, la antítesis del amor, el verdadero fundamento del mundo, asegura que el amor no esté mal dirigido y que no caiga en las falacias de lo mundano, en lo que respecta a nuestros objetivos y motivaciones personales para amar y dar. Al ayudarnos a seguir siendo críticos, el temor nos protege de actuar por interés propio y ego. Dicho de otra manera, el miedo agrega sensibilidad a nuestros actos de bondad.
Podrías pensar que ya todo está en equilibrio puesto que ahora sé que debo dar y a la vez soy cuidadoso de dar por razones equivocadas y a un lugar inadecuado. Pero hay una tercera y última fase sin la cual el amor y el temor todavía están incompletos , y que la podemos aprender de Iaakov, el alma arquetípica de la belleza y la compasión.
La verdad es que no importa la cantidad de auto-crítica que yo pueda tener, nunca puedo estar cien por ciento seguro de que mis actos de bondad, de caridad, están debidamente motivados y son realizados sin ningún tipo de interés propio. Del mismo modo, no puedo esperar que la persona o la causa a la que estoy dando sea cien por ciento perfecta, pues ningún ser humano es perfecto, así como no consciente de que yo mismo no soy perfecto. Sin embargo, no debo abstenerme de dar. De este modo mi generosidad puede llevarse a cabo solamente si siento compasión, compasión que proviene de una base sólida y veraz de afecto hacia los demás. Aunque pudiese estar tentado a pensar que puesto que el mundo y las personas son imperfectas, es mejor no dar, se nos dice que Dios otorgó la verdad a Iaakov. La verdad duradera hasta el final, la verdad que resiste a la prueba del tiempo, solamente se puede encontrar en la cualidad esencial de compasión de Iaakov –la síntesis del amor de Abraham y temor de Itzjak.
De Iaakov aprendemos a saltar por encima de nuestras fallas y las de los demás. Que puede ser que al final estoy dando por razones equivocadas y quien recibe de mí es también imperfecto. Sin embargo, la compasión nos permite superar esos miedos. Los sabios nos dicen que uno de los rasgos característicos del judío es la compasión. Los judíos son los hijos compasivos de nuestros compasivos patriarcas, en concreto, todos somos hijos de Iaakov.
El propio Iaakov aprendió a superar el miedo gracias a la fuerza su padre Itzjak. Dios le dijo a Abraham: “ Pues en Itzjak estar á tu descendencia ” . Los sabios explican que las palabras “ en Itzjak ” implica que sólo algunos de los descendientes de Itzjak serán –es decir Iaakov, pero no Esa v – considerados descendientes de Abraham. En otras palabras, la compasión de Iaakov refleja con más fuerza el amor y bondad de Abraham que el poder de Itzjak. Por esta razón, aunque la sefirá de la belleza se encuentra en el eje central, se considera que se inclina hacia la derecha.
Así que nuestro modelo de tesis-antítesis-síntesis comenzó con una predisposición a otorgar, fue templado por una visión crítica del otorgante y del beneficiario, finalmente terminando con un renovado compromiso a otorgar. Aunque Dios creó el mundo con bondad amorosa, no creó un mundo perfecto, obligándonos a ejercer temor y compasión para alcanzar un estado de equilibrio. Cuando ejercitamos esta fundamental lección de los Patriarcas, la realidad nos trata de la misma manera , porque significa que hemos aceptado el hecho de que nadie es perfecto y que tenemos que poner una tapa de compasión a l juzgar la realidad. Al final, la compasión como síntesis del amor y el criticismo, ejemplifica mejor el propósito de Dios en la creación del mundo en beneficio de Sus criaturas . L a compasión nos guiará a entrar a los tiempos mesiánicos y a l cumplimiento de la intención de Dios: “ El mundo estará basado en el amor y la bondad ”.
Los Patriarcas y el proceso de creación
Ya que tenemos algo de experiencia con los Patriarcas y de la relación entre ellos, vamos a usar estas ideas para mirar un tema un poco más amplio: el proceso de creación.
El texto cabalista más importante después del Zohar es el t ratado del rabino Itzjak Luria (el Arizal), “ Etz Jaim” (literalmente, “ Árbol de la Vida ”). El Arizal vivió y enseñó en Safed tras la muerte del más grande cabalista de la generación anterior, el rabino Moshé Cordovero (el Ramac). Juntos, el Ramac y el Arizal son los dos pilares de la Cabalá revel ada en Safed .
En el Etz Jaim , el Arizal describe que el proceso de creación se compone de tres etapas principales:
• Etapa 1: la luz Infinita de Dios lo permea todo sin dejar lugar a la creación.
• Etapa 2: Para generar un espacio a una consciencia que sea independiente de la Suya, Dios contra e Su luz Infinita y crea un vacío.
• Etapa 3: La emanación de un rayo de luz Infinita que entra en el vacío y en el entorno donde se crea la realidad.
Son necesarias unas cuantas palabras explicando esta descripción. Podría p arecer q ue estas etapas siguen un orden lógico y necesario. Dado que la expresión de Dios (la luz) lo llena todo, con el fin de crear a un ser autónomo, parecería necesario que Dios contraiga (es decir, limite y elimine ) Su luz. En otras palabras, la contracción parece ser una fase lógicamente necesaria. Pero la verdad es que Dios es absolutamente libre, eso incluye la elección de un número infinito de opciones para hacer cumplir Su voluntad –pero sin duda estas opciones, aunque posibles, nos dejan perplejos. El hecho de que escogió un proceso lógico, que podemos entender, nos dice que Dios está interesado que comprendamos el proceso creativo de manera que cuando lleguemos a crearnos a nosotros mismos, emulemos Sus acciones.
Otro punto importante es que el Arizal no está describiendo a la creación de la misma manera que un científico describe una reacción química en e l diario de su laboratorio. El Arizal está utilizando una metáfora (geométrica). En realidad, la expresión y la Presencia de Dios no faltan de ninguna manera en el vacío . Desde el punto de vista infinito de Dios, nada ha cambiado en Su Presencia, ni nada ha sido modificado, excepto por el hecho que Él hizo posible la existencia de un punto de vista que niega Su realidad exclusiva y Su Presencia.
Por último, aunque el rayo (conocido como kav ) que entró en el vacío es de la luz Infinita de Dios, está limitad o y no se extiende para llenar el vacío en forma completa . Si fuera así, todo el motivo del proceso creativo, la creación de la conciencia autónoma, no tendría lugar.
En la terminología cabalística, estas tres fases se describen en resumen como:
• la luz infinita
• contracción
• el rayo
Y se corresponden directamente con la esencia de los tres Patriarcas, de la siguiente manera:
Abraham | La luz infinita |
Itzjak | La contracción |
Iaakov | El rayo |