En nuestro artículo anterior, hemos sentado las bases iniciales para rectificar el estado de Israel en los niveles supra conscientes y a nivel consciente de la psique el intelecto. Con la primera parte en mente, ahora podemos recurrir a las implicaciones prácticas del programa para la creación de un Estado judío.
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Pero antes, lee esto
Iaar 5774 – Mayo 2014
DECLARACIÓN DEL RABINO ITZJAK GISNBURGH
“En respuesta a varios reportes de la prensa y las acusaciones sin fundamento me gustaría (una vez más) afirmar que en modo alguno he alentado o ayudado a organizar los fenómenos en curso denominado “tag mejir” (“etiqueta de precio”). Aunque entiendo la gran frustración entre ciertos jóvenes frente a las políticas actuales del gobierno injustas e inmorales, yo enseño que la respuesta apropiada en estos casos es a través de las palabras y no con hechos. La verdadera fuerza del pueblo judío está en nuestra capacidad para expresar claramente nuestras opiniones y de ese modo influir en los demás para el bien. En este sentido, creo que a través de la educación y la fuerte identificación con la tradición judía de moral y ética, que podemos crear cambios muy necesarios en la dirección del Estado de Israel.”
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Asentamiento en la Tierra de Israel – Bondad
El primero de los atributos del corazón de acuerdo a la Cabalá es la sefirá de jesed (bondad). Al igual que la mano derecha que ofrece y distribuye el bien y la bendición a todos, este atributo está motivado también por el amor. La personalidad arquetípica de esta propiedad es Abraham, el primer judío, el gran creyente y el hombre de bondad, como dice la frase de la Torá: “La bondad de Abraham”.
En el ámbito público, la principal relación del pueblo judío con la Tierra de Israel es el amor, “Los grandes sabios besaban las fronteras de la Tierra de Israel y besaban sus piedras y rodaban en el polvo, como está dicho: ‘Porque Tus siervos desean sus piedras y su polvo han privilegiado’”. Como un novio que ama a su novia, este amor produce una poderosa fuerza de atracción, que supera como un imán grandes extensiones de tiempo y espacio.
Ese mismo amor por cuyo poder hemos vuelto a nuestra Tierra (no sólo porque estábamos buscando un “refugio seguro “) debe ser confirmado por una consumación de amor formal, declarando la soberanía judía en todo el país, como un derecho natural. También debemos destacar que este amor no es sólo un amor natural por la patria, sino un amor que abarca el conjunto completo de amar a Dios (“Ama a Havaiá tu Dios”), amar al pueblo judío (“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” es una gran regla de la Torá”) y amar la Torá, porque este triplete fundamental sólo puede manifestarse en su totalidad en la Tierra de Israel.
Se debe emitir una declaración clara para afirmar el hecho de que el origen de nuestro derecho a la tierra de Israel es la promesa que Dios nos hizo a nosotros en la Torá (como millones de gentiles de todo el mundo también lo creen), y que el éxito del restablecimiento del pueblo judío en su tierra es sólo a través de la ayuda de Dios. La Torá nos advierte que una vez que nos hemos instalado en la Tierra de Israel no debemos decir: “Mi poder y la fuerza de mi mano me ha dado este triunfo”, en cambio debemos “recordar que Havaiá tu Dios es el que te ha dado el poder para tener éxito”. Se sugiere que después de leer estas líneas, se relea la declaración de la independencia del estado de Israel para incluir estos principios básicos del pueblo judío en su retorno a su tierra.
La declaración de la soberanía sobre todas las partes del país que están en nuestro poder, es lo “mejor” que le puede pasar a los judíos y una reacción necesaria de nuestra parte ante la revelación de bondad Divina en nuestra época. Esto no se refiere a una declaración política vacía de contenido, sino una declaración que se acompaña de acciones, ya que las acciones hablan más que las palabras, como dice la Mishná: “Habla poco y haz mucho”. Debemos apoyar de todo corazón el asentamiento en todo el país, aprovechando bien la tierra y desarrollando la agricultura y los medios de vida, mientras nos dirigimos hacia la independencia financiera, inculcando una cultura que se resista a la persecución de lujos, y siendo defensores de vivir modesta y frugalmente: “¿Quién es rico? Quien es feliz con su parte.” “Cuando comes del esfuerzo de tu parte, eres bienaventurado y es bueno para ti”. Se debe poner un énfasis especial en el fomento y la preferencia del trabajo judío y la aumentar el prestigio del trabajador judío a través del amor fraternal, como dice el versículo: “Y tu hermano vivirá contigo”.
El Brazo Firme de Israel – Poder
De la sefirá de jesed (bondad), llegamos a la sefirá de guevurá (poder), que se deriva de la emoción interna de temor, el atributo especial de Itzjak, “El temor de Itzjak”. Poder equilibra la sefirá de bondad, controlándola y guardando de sus límites, “la mano izquierda aleja mientras que la mano derecha acerca”, como los dos polos opuestos y complementarios de un imán.
En cuanto a la rectificación del estado, el poder sale a la palestra en el concepto de la ley judía conocida como “el brazo firme de Israel”. El poder militar no es un objetivo en sí mismo, y los profetas judíos fueron los que dotaron al mundo con una visión de paz: “y fundirán sus espadas en arados”. Sin embargo, después de tantas generaciones bajo la dominación extranjera, Dios nos ha vuelto nuestro poder para usar la fuerza política y militar en contra de nuestros enemigos (si sólo deseáramos hacerlo).
Poder proviene de bondad. Además de nuestro amor por el pueblo judío y nuestro amor por la tierra, invocamos el coraje de luchar contra el enemigo sin ningún tipo de ilusiones erróneas de alcanzar la paz a través de la rendición. Éstos son algunos de los lineamientos básicos de una política de defensa correcta de acuerdo a la Torá:
En primer lugar, no hay que tener miedo de nuestra propia sombra. El miedo excesivo se debe a una falta de fe y confianza en Dios, como se expresa en la frase: “teman a Tzión, oh pecadores”. Antes de morir, el anciano padre del Baal Shem Tov le dijo a su pequeño hijo, “Ama a cada judío y no temas a nadie más que a Dios.” Así como este testamento final debe ser la base de la educación de cada niño judío, también debe guiar nuestra vida pública. Debemos pararnos firmes y decididamente en el ámbito internacional abogando por el derecho a defendernos con la información adecuada. Nunca deberíamos atar de manos a las fuerzas de defensa debido a una política exterior ineficaz.
Debemos combatir contra los enemigos del pueblo judío de forma decidida e intransigente. Uno de los componentes esenciales de la defensa nacional es la disuasión. No debemos conformarnos con la acción defensiva, sino que debemos anticiparnos al enemigo y superarlos antes de que lleven a cabo sus atentados. También son eficaces las tácticas de represalia contra los ataques terroristas. Este es el lado positivo de la venganza, que nos ayuda a permanecer de pié, mostrando que nuestra sangre no está en venta. El uso de la fuerza sólo debe provenir de un sentido de justicia.
De hecho, debido a que por naturaleza no somos violentos y agresivos, mientras dudemos de nuestros derechos a la Tierra de Israel, nos falta la justificación interior para luchar resueltamente contra el enemigo. Esta es la raíz de nuestra debilidad actual con respecto a Judea y Samaria, y la misma frase, ” territorios ocupados ” desmiente la simple verdad de que estas son partes de la tierra que nos pertenece na menos que las fronteras anteriores al ’67. Dado que el atributo de la bondad es la que motiva al de poder, nuestra relación positiva de amar a la Tierra de Israel nos da el valor necesario para luchar por ella.
Debemos seguir la ética de combate establecida en la Torá. “La Torá nos ha enseñado: ‘Si alguien viene a matarte, levántate antes para matarlo primero.” Esta declaración no podría ser más cierta en cuanto se refiere a aquellos que nos atacan, matando y asesinando e intentando expulsarnos de nuestro propio país. Debe hacerse una reevaluación completa de las normas existentes sobre abrir fuego, que atan las manos de nuestros soldados y ponen en peligro sus vidas. Esto incluye una nueva definición del término “pureza de las armas”, tal como se interpreta hoy en el país. Como sabemos, las naciones gentiles (incluso las más esclarecidas de ellas) no siguen estas normas –lo que está permitido por el derecho internacional- sin embargo, cuando se trata de Israel las naciones del mundo hacen exigencias imposibles, esperando que siempre pongamos la otra mejilla.
En conclusión, las concesiones animan al enemigo. El poder espiritual que nutre al enemigo es su esperanza de obtener logros, y si nuestra respuesta a la guerra y el terrorismo es hablar de regalar la tierra, o incluso retirarnos de los florecientes asentamientos judíos, así nosotros mismos estamos invitando al próximo ataque terrorista, Dios no lo quiera. Tal vez el acto más grave es la liberación de terroristas asesinos cuyas manos están llenas de invalorable sangre judía (denominándolo ridículamente como “gestos”). Se trata de una política de “puerta giratoria” insoportable, cuya amarga lección está escrita con sangre judía, y sin embargo este disparate continúa. ¿No está claro que estos asesinos deben ser castigados con todo el rigor de la ley? ¿No es obvio que recompensar su brutalidad nunca podrá conducir a una paz verdadera? Lo único que puede restaurar la política de defensa israelí y devolverla a su sendero correcto, es restableciéndola bajo sus bases correctas, y esto proviene de la “Torá Viviente”.
La Ley Judía – Belleza
Después de las sefirot de jesed (bondad) y guevurá (poder) viene la sefirá de Tiferet (belleza), que se atribuye a Iaacov, quien es llamado “La belleza de Israel”. La belleza es la mezcla ideal de bondades y juicios, tan armoniosa como una magnífica mezcla de colores. El atributo interno de la belleza es la compasión –empatizando con los demás tal como son, a través de la elección consciente, el respeto y la atención. Mientras que la bondad y el rigor corresponden a las manos derecha e izquierda respectivamente, la belleza corresponde al torso (que está en el eje central de las sefirot). Esto se refiere a nuestra más profunda identidad: la cualidad de los judíos es que son “Hijos compasivos del Uno Compasivo”
Con referencia a la rectificación del estado de Israel, esto nos lleva a la ley judía. En contraste con el nivel de belleza, a la bondad y el poder les importa principalmente aquellas acciones externas, esos aspectos más físicos y manifiestos de un estado que se considera rectificado. Pero a nivel de la belleza nos preguntamos: ¿Con qué derecho puede el Estado ser llamado verdaderamente un estado judío? La raíz de la palabra “estado” (מְדִינָה, mediná) se deriva del concepto de “juicio” (דִין, din). Y la definición más significativa de una esfera pública es el sistema legal que ejecuta.
El estado actual de las cosas -en la que los tribunales de justicia rabínicas tienen una autoridad limitada y cero poder de aplicación de la ley, mientras que el sistema legal estatal se basa en una combinación de los remanentes de la ley otomana y británica- tiene la necesidad de una reforma. El pueblo judío tiene un sistema de derecho propio, “Y estas son las leyes que pondrás frente a ellos” que abarca desde el derecho civil hasta la ley penal. Obviamente, se requiere un conjunto actualizado de estatutos y reglamentos para cubrir todos los aspectos de la vida moderna, incluidas las empresas de la bolsa de valores, o un código de tráfico- pero todo debe estar bajo el paraguas de las leyes de la Torá. La ley de la Torá no tiende a la compasión sensiblera, ni a la venganza brutal. En cambio, es la revelación del atributo de compasión para todos. De hecho, el Zohar equipara la ley con la compasión.
En la práctica, hay que recordar que, como regla general, la ley judía prohíbe iniciar una acción judicial en cortes de justicia que no estén comprometidas con la ley de la Torá (salvo en casos específicos). Siempre debemos hacer uso de los tribunales de justicia de la Torá, en lo sea posible, y debemos fijar nuestro objetivo de poner a la ley judía en el lugar que merece en nuestro estado judío, que es relevante para los poderes judicial, legislativo y también ejecutivo. Una vez que el sistema legal se rectifique, será posible regocijarse y estar orgulloso del hecho de que somos ciudadanos de un Estado que sigue el sendero de la justicia y la honestidad, y la considerarán como la concreción de la profecía:
“Y restauraré a tus jueces como al principio, y a tus consejeros como al comienzo,
entonces serás llamada la Ciudad de la Justicia, la Ciudad Fiel.
Porque Tzión será redimida con justicia y su arrepentido con rectitud”.
CONTINUARÁ