Los interrogantes más esenciales de la vida se pueden sintetizar en una pregunta general: ¿Porqué todavía no ha llegado el Mashiaj?
Este es posiblemente el tema fundamental que enfrenta el hombre de hoy. Desafortunadamente existe una tremenda confusión alrededor de este tópico, ya que no hay una verdadera valoración de la importancia que tienen para la fe judía elementos básicos como el Mashiaj y la era mesiánica que lo acompañará, o peor todavía se desconocen completamente. Incluso entre aquellos que sí lo saben, se asume en general que la llegada del Mashiaj no es algo por lo que necesitemos preocuparnos o tratar activamente de acelerar.
El objetivo de este artículo es discutir en detalle y refutar los motivos de estas concepciones equivocadas.
En este punto vale confirmar que la creencia en Mashiaj, su llegada inminente y nuestro deber de acelerar su arrivo son facetas esenciales de la creencia judía.
Esto es así porque el mensaje del Mashiaj es que el mundo no es perfecto, y su imperfección no es sólo el resultado de una pocas fallas menores, sino que hay algo fundamentalmente erróneo, incongruente y anómalo acerca de la misma estructura del mundo material. Existe una visión de cómo Di-s creo el mundo, y no es la que vemos en la realidad fisica.
Creer en Mashiaj es la expresión de nuestro rechazo radical a aceptar la realidad tal como es, una audaz negativa a estar satisfecho con el orden presente, y esto proviene de la visión de un mundo perfecto descripto en la Torá. De esta manera el advenimiento del Mashiaj es el cumplimiento de la promesa de la Torá de que este mundo puede, debe ser y en definitiva se convertirá en una morada para Di-s. La era mesiánica es la respuesta a todos los problemas, ya que estos provienen de una percepción errónea que será corregida con la llegada del Mashiaj.
Este es un tema crucial para la persona interesada, no es una aspiración abstracta hacia la que apuntamos en la lucha por la vida, sino que es una necesidad básica, un imperativo humano. El hecho de que el Mashiaj no ha llegado todavía es causa de una grave preocupación, el enigma que hay detrás de su retrazo debe ser resuelto.
Todas las demás ansiedades personales se pueden resumir en esta. La medida de cuánto una persona está ocupada en sus necesidades y problemas propios, es una indicación inversa de la seriedad con que los toma. En otras palabras, al no generalizar sus preocupaciones personales en un concernimiento hacia la angustia de la humanidad, está atestiguando que sus problemas no lo afectan tanto como para motivarlo a eliminar la causa subyacente que les dan origen. Se contentará con poner un vendaje temporario para aliviar su dolor momentáneamente y continuar con su vida.
Pero si universaliza el espectro de sus preocupaciones en el tema general de la llegada del Mashiaj, está demostrando su deseo de encarrilar la realidad, incluso la suya propia, de una vez para siempre.
Al estar ansiosos por esta tardanza aceleramos su llegada, como declara repetidamente el Rebe de Lubavitch, si hubieramos querido verdaderamente que venga, el Mashiaj ya hubiera llegado hace mucho tiempo.
Aunque se haya atravesado el proceso terapéutico completo detallado arriba y hubiera ascendido la escalera de la espiritualidad hasta el punto en que su conciencia es totalmente la de su alma Divina, no se es inmune a esta ansiedad general. Aún cuando haya hecho las paces con todas las ansiedades circunstanciales que plagan normalmente a la gente, hay una ansiedad básica que permanece, y que resulta de las limitaciones inherentes a la creación. Se enseña en cabalá y jasidismo que en el curso de su descenso al cuerpo, el alma pierde la percepción infinita de Divinidad de la que gozaba antes; al entrar al mundo físico que está circunscripto a las limitaciones de espacio y tiempo, está forzada a concebir y relacionarse con todas las cosas en el contexto del espacio y el tiempo. Por eso le es imposible imaginar un nivel de realidad que esté fuera de esas limitaciones. Aquel que está a tono con este hecho pero el deseo de su corazón es conocer y apegarse a Di-s, está fundamentalmente frustrado por esta realidad.
Por eso, incluso el individuo más recto, el parangón de la perfección espiritual, es objeto de una profunda ansiedad y sufre en virtud de que es un ser creado, atrapado en el contexto, limitaciones y formas conceptuales del mundo físico. De momento que estas limitaciones físicas serán removidas completamente luego de la llegada del Mashiaj, tal individuo debe también anhelar su llegada y estar ansioso por acelerarla.
La ansiedad por la llegada del Mashiaj, cualquiera sea la forma que esta tome, focaliza e intensifica la preocupación de la persona por la falta de complesión de la vida.
Cuando amplía el rango de su interés hacia la condición irredimida de la realidad en general, tanto a nivel del sufrimiento humano común, como de las constricciones existenciales de la creación, sus ansiedades toman un sentido más amplio y profundo.De esta manera, si la ansiedad en general prepara a la persona para el estudio de la dimensión interior de la Torá, la ansiedad por la llegada del Mashiaj lo prepara para la colosal y completa revelación que acompanará el advenimiento de la era mesiánica, porque estudiamos que la dimensión interior de la Torá que conocemos hoy, es sólo una anticipación de la revelación que presenciaremos con la llegada del Mashiaj.