Introducción
En este artículo nos enfocaremos en el paralelismo inherente entre los procesos de diferenciación tal como ocurren en el alma (nuestra dimensión espiritual) y en el cuerpo (nuestra dimensión física). La diferenciación en el alma involucra el proceso mediante el cual el alma, desde su estado prístino y puro ante el Creador, desciende al cuerpo físico para realizar su misión en la vida. La diferenciación en el cuerpo humano involucra el proceso mediante el cual el zigoto unicelular (el óvulo fertilizado) se diferencia para volverse un feto totalmente desarrollado con alrededor de 200 tipos diferenciados de células que conforman sus diversos órganos.
Antes de empezar, es importante notar que la diferenciación del alma se ha estudiado en gran profundidad en diversos escritos jasídicos y nuestra comprensión de esto es sólida.1 En contraste, la diferenciación de las células del cuerpo es un tema relativamente nuevo, aún hablando científicamente, y los biólogos celulares todavía tienen un camino largo por andar para entenderlo totalmente. No obstante, en la última década se produjo un progreso muy grande en este campo y rápidamente se está convirtiendo en uno de los más importantes en las ciencias biológicas.
Debido a que ambos procesos de diferenciación describen cómo una sola entidad unitaria se divide y multiplica para volverse una entidad compleja, está claro que los dos pueden compararse entre sí . Además, debido a que el alma le da la vida al cuerpo físico, es natural trazar las similitudes entre los dos procesos.
La Diferenciación del Alma
En su estado más prístino, antes que el alma sea llamada para descender a un cuerpo físico en particular, es considerada una entidad singular y simple, en el sentido de que no se revelar nada de su complejidad inherente. Como el Tania lo explica, el alma es esencialmente “una parte de Dios en lo Alto, literalmente”.2 Así como Dios es uno e indivisible, el alma también es una e indivisible. Pero, para que el alma le dé vida a un individuo, sus poderes indeterminados necesitan diferenciarse para manifestarse de maneras diferentes que satisfagan la misión particular del individuo en la vida.
Jasidut nos ofrece varias metáforas diferentes para explicar la diferenciación del alma. Repasemos la más gráfica y fácil de entender.
Desde el Renuevo al Árbol
En esta metáfora ofrecida por el Rebe Hillel de Paritch, nos imaginamos al alma en su estado inicial y más puro como un árbol maduro, del que se puede tomar una ramita o renuevo, plantarlo, y eventualmente irá creciendo y convirtiéndose en otro árbol, con una variación pequeña. Ese árbol maduro al que nos estamos refiriendo para imaginar al alma, es un árbol especial, con cuyas características no tenemos que familiarizar, porque a diferencia de un árbol común, tiene la característica de que sus renuevos pueden madurar y transformarse en cualquier especie de árbol. En otras palabras, el árbol maduro es como un meta-árbol, que tiene el potencial de engendrar cualquier tipo de especie diferenciada de árbol.
De todas maneras, por muy especial que sea este meta-árbol maduro, sus renuevos pasan por el mismo proceso de tres fases que los renuevos físicos con los que estamos familiarizados:
1. La separación del renuevo del árbol. Obviamente éste es un arte en sí mismo, ya que no se consigue simplemente arrancando una rama del árbol original.
2. La plantación del renuevo en su propio espacio que lleva al arraigo, el crecimiento de raíces que conectan al renuevo con la tierra.
3. La maduración del renuevo que involucra el crecimiento normal encontrado en todos los árboles incluso el engrosamiento del tronco y la prolongación de las ramas, las hojas, etc.,
Tenemos entonces cuatro fases en total. La primera es el meta-árbol maduro y las tres fases subsiguientes son el renuevo, el arraigamiento, y el crecimiento maduro. Para el lector familiarizado con nuestra manera de explicar metáforas de modelos, el próximo paso se seguramente lo estarán intuyendo. Debido a que hay cuatro fases involucradas en el proceso de diferenciación, pueden verse como correspondientes a las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá, como sigue:
Letra de Havaiá | Etapa en la metáfora |
Iud | meta-árbol |
Hei | renuevo |
Vav | arraigo |
Hei | crecimiento maduro |
Cuatro Modelos de Diferenciación
Esta metáfora básica puede usarse para entender cuatro modelos diferentes ofrecidos para el proceso de la diferenciación del alma.
El primer modelo que observaremos es descrito por el Rebe Itzjak de Homil, en relación a las cuatro fases señaladas arriba en la metáfora del renuevo como, “alma” ( נפש , nefesh), “personalidad” ( פרצוף , partzuf), “imagen” ( צלם , tzelem), y “semejanza” ( דמות , dmut). La analogía entonces es que el “alma” es como el meta- árbol maduro, llamada a realizar una misión particular en el reino mundano, para la cual necesita diferenciarse en una cierta “imagen” de sí misma que pueda realizar la misión adecuadamente.3
Por ejemplo, imagine que un amigo íntimo suyo se comunica repentinamente con usted desde algún rincón de África y le solicita ayuda urgentemente. Este amigo necesita que alguien vaya en persona a asistirlo sin demora y usted presume que terminará pasando una gran cantidad de tiempo en África. Aunque en el primer momento puede sentirse confundido, inmediatamente hace uso de su ingenio y, aunque tiene poco tiempo para prepararse, realiza todos los preparativos que puede. Estos incluyen procurar la ropa y los instrumentos apropiados para llevar a cabo su misión, porque sin las herramientas apropiadas (imagine que su amigo ha encontrado un depósito de diamantes profundo en la tierra y necesita su ayuda en la recolección de las piedras) hasta podría no ir.
Así ocurre también cuando el Omnipotente llama a un alma individual para descender a lo mundano. En su estado puramente espiritual, el alma posee un conjunto de todas las capacidades. Es como un sabelotodo infinito con potencial (como nuestro meta-árbol). Pero estas capacidades potenciales, llamadas su “personalidad”,4 no pueden interactuar adecuadamente con la realidad mundana. Todo este potencial se derrocharía si el alma no puede crear una “imagen” de sí misma, como un subconjunto holográfico de su “personalidad” completa, que pueda ser llevada a la misión que se le encargó y esté capacitada para llevarla a cabo.
En otros términos, puede decirse que el alma escoge una imagen en particular de sí misma, que se proyectará en el reino mundano y será la fuerza espiritual real que dará vida al cuerpo que entre. Así, extendiendo más nuestro ejemplo, la “semejanza” se estaría preparando para trabajar como un espeleólogo y minero que busca los depósitos de mineral en lo profundo de la tierra. Obviamente, al realizar esta tarea se expresará la gama completa de las facultades intelectuales y emocionales que tiene, pero todas ellas se manifestarán con un enfoque particular, es decir, ayudar a su amigo a sacar los diamantes de la tierra.
A propósito, podríamos habernos cuestionado antes si la metáfora usada por el Rebe Hilel para describir el proceso de diferenciación, no hubiera sido mejor si hubiéramos reemplazado el “renuevo” por una “semilla” plantada en la tierra, que se arraiga y alcanza un estado maduro de crecimiento. Del cuadro general que hemos planteado es obvio que la semilla no habría satisfecho nuestras necesidades. Así como su amigo necesita que un adulto lo ayude en África, Dios se dirige, por así decirlo, al alma madura para realizar una tarea mundana. La elección de un renuevo (en lugar de un árbol crecido) para la analogía indica la inexperiencia relativa del renuevo en completar la tarea y que ahora tiene que echar raíces en un nuevo contexto, pero no que esté menos desarrollado.
¿Cuál es entonces la semejanza? El Rebe Itzjak explica que por más que la “imagen” es en realidad el subconjunto de los potenciales del alma investidas dentro del cuerpo, no siempre es evidente. Una vez en el África y habiéndose reunido con su amigo, usted no estará trabajando dentro de la profundidad de la tierra todo el tiempo. Habrá descansos, y de vez en cuando será llamado para realizar otras tareas (por ejemplo, preparar un campamento de base, cocinar, limpiar los platos, quizás poner cercas contra los animales salvajes, etc.).
Por supuesto, usted se tomará también descansos. Durante esos momentos, la “imagen” (la suma total de las potencialidades del alma que se han vuelto realidad en el reino mundano), será parcial o hasta escasamente palpable o evidente, o estará vestida alternativamente, por así decirlo, con otros trajes. Los poderes específicos de la “imagen” o tzelem que son evidentes en cualquier momento dado de nuestras vidas se denominan la “semejanza” o dmut del alma.
Ampliemos la tabla anterior para incluir la terminología del Rebe Itzjak:
Letra de Havaiá | Etapa en la metáfora | Rebe Itzjak |
iud | meta-árbol | alma |
hei | renuevo | personalidad |
vav | arraigo | imagen |
hei | crecimiento maduro | semejanza |
El Mitler Rebe, el segundo Rebe de Jabad, en cuyo tratado se basa la metáfora del Rebe Hilel del renuevo, usa otro conjunto de términos para describir este mismo proceso de diferenciación. Aunque menos contundente que lo qué nosotros hemos visto hasta ahora, realmente es el conjunto más corto y fácil de recordar y probablemente nos conecta aún más fuertemente con el proceso mismo, debido a que estos términos fueron escogidos por un maestro jasídico. Usa los términos “esencia del alma” ( עצם הנשמה , etzem haneshamá), “hombre interior” ( אדם פנימי , adam pnimí ), “hombre intermedio” ( אדם אמצעי , adam emtzaí), y “hombre exterior” ( אדם חיצוני , adam jitzoní). Agregando este conjunto de términos a nuestro cuadro, tenemos ahora,
Letra de Havaiá | Etapa en la metáfora | Rebe Itzjak | Mitler Rebe |
iud | meta-árbol | alma | esencia del alma |
hei | renuevo | personalidad | hombre interior |
vav | arraigo | imagen | hombre intermedio |
hei | crecimiento maduro | semejanza | hombre exterior |
El Rebe Hilel ofrece otro conjunto de términos para describir el proceso de la diferenciación del alma, tomando prestado de otro modelo jasídico (explicado en más profundidad en la introducción del libro Las Letras Hebreas, en preparación) conocido como “luz”–“vitalidad”–“fuerza” ( חיות כח אור , orjaiut coaj). Sólo describiremos brevemente este conjunto de términos. Debido a que la “fuerza” refleja la máxima expresión del alma en el cuerpo, el proceso de diferenciación del alma involucra las dos fases de “luz” y “vitalidad”, que él describe como ” luces espirituales” ( אורות רוחניים , orot rujanim) y “vitalidad investida en el cuerpo” ( חיות המלובשת בגוף , jaiut hameluvash baguf). Entre estas dos se encuentra una fase intermedia que también describe como una “imagen”, más específicamente las “imágenes del alma” ( צלמי הנפש , tzalmei hanefesh). Agregando la terminología del Rebe Hilel, nuestra tabla se amplia:
Letra de Havaiá | Etapa en la metáfora | Rebe Itzjak | Mitler Rebe | Rebe Hilel |
iud | meta-árbol | alma | esencia del alma | alma |
hei | renuevo | personalidad | hombre interior | luces |
vav | arraigo | imagen | hombre intermedio | imágenes |
hei | crecimiento maduro | semejanza | hombre exterior | vitalidad |
El conjunto final de términos usados para describir el proceso de diferenciación del alma es más técnico que lo que hemos visto hasta ahora y nos permite poner todo el proceso en contexto. Naturalmente, la discusión resultante también será más técnica, por lo que los próximos párrafos pueden ser omitidos por el lector poco familiarizado aun con estos términos.
La premisa básica del análisis y la filosofía jasídicos es que todo lo que vemos ocurrir en el alma individual también es válido para el cosmos en su conjunto. Por consiguiente, el proceso de diferenciación del alma es congruente y un reflejo del proceso cosmológico más amplio de diferenciación, que conduce desde Dios en Su estado infinito y unificado que precede la creación de la realidad, hasta la entidad cósmica conocida como el “Hombre Primordial” del cual proviene toda la realidad.
Las escrituras oficiales de las enseñanzas del Arizal no incluyen una descripción explícita de las fases que preceden a la “contracción inicial” ( צמצום הראשון , tzimtzum harishón), pero estas fases se documentan en varios trabajos realizados por fuentes confiables, el más notable Emek Hamelech.
Un desarrollo importante de la discusión de las fases de pre-contracción fue hecho en las escrituras del Mitler Rebe. Él divide estas fases en tres agrupaciones principales llamadas “único” ( יחיד , iajid), “uno” ( אחד , ejad), y “primordial” ( קדמון , kadmón). La fase “primordial” es equivalente al estado de la realidad que precedente a la “contracción inicial” de las escrituras oficiales del Arizal. Está fuera del alcance en este artículo definir apropiadamente cada una de estas fases, pero ellas son parte del modelo más extenso multidimensional del proceso de creación conocido como el “Orden de la Evolución de los Mundos”, o simplemente” Orden de la Evolución” ( סדר השתלשלות , Seder Hishtalshelut).
Cuando comparamos las cuatro fases de diferenciación del alma con el Orden de la Evolución, nuestra tabla se extiende como sigue:
Letra de Havaiá | Etapa en la metáfora | Rebe Itzjak | Mitler Rebe | Rebe Hillel | Orden de Evolución |
iud | meta-árbol | alma | esencia del alma | alma | único |
hei | renuevo | personalidad | hombre interior | luces | uno |
vav | arraigo | imagen | hombre intermedio | imágenes | primordial o descenso del rayo de luz infinita |
hei | crecimiento maduro | semejanza | hombre exterior | vitalidad | rayo de luz infinita investida dentro del Hombre Primordial |
Continuaremos nuestro estudio de la diferenciación en el cuerpo humano en la segunda parte.
(Basado en una conferencia dada el 29 de Shevat, 5769 en Kfar Chabad)
NOTAS
1 De los cuales, el más importantes es el del Rebe Itzjak de Homil, en su MaamarMatzáVekosot, c. 15 y del Rebe Hilel de Paritch en su comentario al Mitler Rebe ShaarHaijud, biur 2 (f. 158a y en el Kehot 1995 ed.).
2 Tania, comienzo del cap. 2. El resto del capítulo está dedicado a explicar el uso de la palabra “parte de” ( חלק , jelek), que parecería implicar que Dios tiene muchas partes. El Alter Rebe explica allí que “parte de” no implica divisibilidad, sino más bien la cualidad holográfica del alma. Cuando se graba un holograma en el cristal, cada fragmento de este contendrá el holograma completo. Tampoco implica separación, sino conexión.
3 Esta última frase abarca sólo 3 de las 4 etapas, nos referiremos luego a la cuarta, “semejanza”.
4 Completando así de hecho lo que se destacó en el Tania, cap. 2, que contiene todo el potencial en el mundo, por ser una “parte de Dios en lo Alto”.