Esta mitzvá está situada abajo, porque un “abajo” rectificado significa que sólo Di-s está debajo de mí, sólo El me sustenta, y en definitiva no tengo a nadie en quien confiar salvo El. Todas las fuerzas naturales (o aparentemente sobrenaturales) representadas en general por lo “terrenal”, son negadas de esta manera como objetos dignos de nuestra confianza. Continuando con el simbolismo de la mitzvá anterior, de momento que (y según la medida en que) uno se desconecta de las “amarras” de creer sólo en Di-s, se comienza a “caer” en las arenas movedizas de confiar en las fuerzas naturales.
El Sendero de la Vida
En la Biblia, el atributo de “sinceridad” (temimut) se conecta, idiomáticamente, con el verbo “caminar” (como en la frase: “el que camina sinceramente…”), o con el sustantivo “sendero” o “camino” (como en la frase: “Felices aquellos [que van] por el sendero sincero [o ‘completo’]…”). Caminamos el sendero de la vida en la tierra, abajo. En Cabalá, “caminar” está asociado en particular con la pierna izquierda (“que controla el sentido del caminar”), correspondiente al poder Divino de hod, el parámetro espacial de abajo, como se explicó previamente.
Como hemos visto, el primer mandamiento trae consigo una conciencia de “ir [literalmente, ‘caminar’] de fortaleza en fortaleza”, hacia arriba, en el estado eterno del Mundo por Venir. Su complemento, el segundo mandamiento, conlleva una conciencia de “ir de fortaleza en fortaleza”, abajo, en este mundo. Ambos implican un sentido del tiempo junto con una conciencia de la coordenada de espacio arriba-abajo.