con la intención de traer la redención adornando a la novia, es decir, al pueblo judío, con la Torá, no permite que meros discursos desvíen su atención del objetivo final de que Dios busque reunirse con su pueblo, después de lo cual se revelará una “nueva [y alegre interpretación de] la Torá”, destacando así que, “los preceptos de Dios son rectos, ¡alegran el corazón!”