Antes de la Creación existía sólo Hashem. Al decidir crear una realidad y una conciencia independiente, primero reveló para Si Mismo, como si fuera, Su Luz Infinita. A partir de esta etapa se vuelve tremendamente compleja la forma en que la Cabalá explica y entiende la creación y por lo tanto no es algo que pueda ser abarcado detalladamente en un texto introductorio. Los diferentes estadíos de la creación a menudo son llamados “mundos”, un término que es utilizado para denotar varios acontecimientos en el proceso creativo, como así también niveles de conciencia y fases espirituales.
Desde la Luz Infinita de Dios hasta Nuestro Mundo Físico
- Or Ein Sof (“La Luz Infinita de Dios”)
Diez etapas de la Luz Infinita de Dios, antes del comienzo del proceso creativo.
- Sod Ha’Tzimtzum (“El Secreto de la ‘Contracción'”)
Tres etapas del secreto de la “contracción”: la remoción de la Luz Infinita de Dios, la “impresión” de que Dios se “retira” de la creación, el “rayo” de luz Divina que irradia en la oscuridad primordial
- Adam Kadmon (“El Hombre Primordial”)
Dos etapas de Adam Kadmón: El plan y la voluntad específicos de Dios de emanar los “mundos”; las luces que emanan de los “oídos”, la “nariz” y la “boca” de Adam Kadmón.
- Akudim, Nekudim, Brudim (“Aglutinación, Puntos y Conexiones”)
Tres etapas de “luces” y “recipientes”, que resultan de las luces emanadas de Adam Kadmón.
- Keter D’Atzilut (“La ‘Corona’ de Emanación”)
Ocho etapas del proceso de rectificación del mundo de Atzilut, que comienza con la rectificación de su “corona”.
- Olam Ha’Atzilut (“El Mundo de Emanación”)
Diez etapas (partzufim – figuras) de la conciencia exclusiva de la unidad Divina, del mundo de Atzilut.
- Mundos de ABIA (Atzilut, Beriá, Ietzirá, Asiá)
Cuatro etapas (“mundos”) que emergen de la luz infinita de Dios, y culminan en nuestro universo físico finito.
OR EIN SOF
Diez Etapas de la Luz Infinita de Di-s, Antes del Comienzo del Proceso Creativo
- Atzmut
- Iajid
- Ejad
- Shaashuim Atzmiim
- Aliat Haratzon
- Ana Emloj
- Ein Sof
- Kadmón
- Avir Kadmón
- Adam Kadmaá Stimaá
Atzmut: La Esencia Absoluta de Di-s
Se dice de la Esencia Absoluta de Di-s: “Ningún pensamiento Te puede captar“. El no es “algo”, así como no es “nada”, porque El es al mismo tiempo el “Algo Absoluto”, y también la “Nada Absoluta”.
Incluso cuando aludimos a este u otros fenómenos para referirnos a Di-s como “la Paradoja de las paradojas”, no se considera que esta frase misma Lo define, sino que sólo describe la naturaleza de cómo el hombre Lo experimenta.
La frase “ningún pensamiento” de la declaración anterior, implica que incluso el pensamiento primordial Adam Kadmón (que concibe toda la Creación en un instante), no puede conocer la esencia de Di-s, el Creador.
A pesar de que la facultad intelectual del alma Divina no puede conocer a Di-s, la esencia Divina interior del alma de Israel (“literalmente una parte de Di-s en lo Alto” (Tanya Cap. 2), se conecta con la Esencia de Di-s intuitiva y directamente (en segunda persona), como es evidente en la afirmación anterior: “ningún pensamiento Te puede captar”.
Cuando un judío simple dice: “Di-s”, como en las frases “bendito sea Di-s” o “si Di-s quiere”, se está refiriendo a Atzmut, la Esencia Absoluta de Di-s. Esto es expresado por el dicho jasídico: “un judío simple está conectado a la simplicidad de Atzmut“.
En hebreo Atzmut significa “Sí mismo” (que deriva de la raíz etzem, que significa “hueso”). La primera palabra de la entrega de la Torá a Israel, o sea de los Diez Mandamientos, es Anoji, “Yo”, la revelación a Israel de la Absoluta Esencia de Di-s, Su definitivo “Yo”. La experiencia de esta revelación imprime en el alma de Israel el sentido de que Di-s es “la Paradoja de las paradojas”, como se mencionó arriba.
Iajid: El Unico
Existen tres niveles generales de la luz Infinita de Di-s antes del tzimtzum inicial, el comienzo de la realización del proceso creativo: Iachid (“El Unico), Ejad (“El Uno”) y Kadmon (“El Primordial”).
Iajid se refiere a la esencia de la luz Infinita de Di-s como está oculta dentro de Atzmut, antes de que, figurativamente, se vuelva revelada incluso a El Mismo. Iajid es entendido de esta manera como que es la omnipotencia absoluta de Di-s, el hecho de que Di-s por Sí Mismo es capaz de hacer todo. Y así como es capaz de hacer, es igualmente capaz de no hacer. Este es el origen primigenio de las dos líneas derecha e izquierda, jasadim y guevurot, como existen, como si fuera, en Atzmut.
Así como la dualidad de jasadim y guevurot esta presente a nivel de Iajid (aunque en forma completamente oculta), también lo están aquí las diez sefirot en un estado de “habilidad” o capacidad completamente abstracta (El es capaz de ser sabio, El es capaz de ser bueno, etc.). Las diez sefirot son tomadas aquí como “innatas”, en forma figurada, en Di-s.
Este nivel anterior al tzimtzum corresponde al nivel de Atik Iomín, en el partzuf interior de keter, posterior al tzimtzum.
Ejad: El Uno
Aquí es donde Di-s y Su “capacidad innata” se vuelven revelados.
En general, existen dos niveles de esta revelación: “la luz que brilla para Sí Mismo” y la “luz que brilla para el otro”.
“La luz que brilla para Sí Mismo” alude a los shaashuim atzmiim, que se describirán más adelante. “La luz que brilla para otro”, alude a un “despertar” dentro de la luz infinita de Di-s (como es revelada a Sí Mismo), para brillar y brindar bondad a otros.
El significado de “la luz que brilla para el otro” es de esta manera “…en aras del otro”, porque todavía no hay nadie que exista.
En esto yace el secreto de Ejad. Incluso antes del comienzo del proceso creativo, desde el momento en que Di-s decide, figurativamente, hacer brillar Su luz infinita para otro, hay en verdad “un otro” aunque absolutamente vacío de todo estado de “existencia” de algún tipo. Di-s y Su deseo de crear (con la presencia implícita de la Creación misma) es aquí verdaderamente Uno.
En general, el nivel de Ejad es el secreto del Nombre Esencial de Di-s: Havaiá – el nombre que revela (para Sí) Su verdadera Esencia – antes del comienzo de la Creación.
“Oye Israel Havaiá es nuestro Di-s Havaiá es Uno”. Nuestros sabios nos enseñan que “Uno” alude a la unidad verdadera y absoluta de Di-s dentro de Su Creación. Aquí, el nivel de Ejad representa el origen primordial de su unidad previa a la Creación.
Se nos enseña en cabalá que las cuatro palabras (como son dichas en hebreo) “Havaiá es nuestro Di-s Havaiá es Uno” corresponden a las cuatro letras del Nombre Esencial de Di-s Havaiá. Las primeras dos palabras, “Havaiá es nuestro Di-s”, corresponden a la unión superior de las primeras dos letras del Nombre -iud hei- “las cosas ocultas son de Havaiá nuestro Di-s”. Las dos palabras siguientes “Havaiá es uno”, corresponden a la unión inferior de las segundas dos letras de Havaiá –vav hei– “las cosas reveladas son para nosotros y nuestros hijos”.
La unión superior es la de los shaashuim atzmiim, que poseen en sí mismos dos niveles correspondientes a las dos letras iud hei (como se describirá más adelante). La unión inferior es la de los dos niveles de aliat haratzón y ana emloj correspondientes a las dos letras vav hei (como se describirá más adelante).
De momento que Ejad es la unión inferior que refleja en particular el secreto de “Havaiá es Uno [Ejad]”, a menudo el nivel de Ejad alude a la unión de aliat haratzón y ana emloj en particular.
Shaashuim Atzmiim: Los Deleites del Ser
Recibe también el nombre: Shaashuei Hamelej Beatzmutó, es decir, Los Deleites del Rey en Sí Mismo. Este es el primer nivel de revelación de la luz interna de Di-s: Su “capacidad innata” hacia Sí mismo, por así decirlo. Shaashuim Atzmiim, se refiere a “la luz que brilla hacia Sí mismo”, en contraste con “la luz que brilla hacia el otro”.
El término Shaashuim Atzmiim o Shaashuei Hamelej Beatzmutó está basado en el versículo en Proverbios: “…y Yo era Shaashuim (los deleites de Di-s) día a día”, en el cual la Torá (la luz infinita de Di-s, en todos los niveles de revelación, desde Iajid hasta su entrega a Israel en este, el más bajo de todos los mundos) se expresa en primera persona.
Los dos “días” a que se alude en la expresión “día a día”, se refiere a dos niveles de Shaashuim Atzmiim. El nivel más alto consiste en los deleites que toma Di-s para Sí Mismo, por así decirlo, en la revelación de Su propia existencia y esencia. El segundo nivel, se refiere a los deleites que toma Di-s, por así decirlo, en la revelación hacia Sí Mismo de su “capacidad innata” de hacer todo (o no hacer nada).
Antes del Tzimtzum, los Shaashuim Atzmiim, son el origen esencial de la luz de Di-s que lo circunvala todo (or ein sof hasovev kol almin) y que se hace manifiesta después del Tzimtzum en forma uniforme en toda la Creación.
En este nivel se habla de “infinitas Sefirot” (no sólo 10). Ciertamente, está en la”capacidad innata” de Di-s hacer emanar infinitos poderes y atributos, cada uno absolutamente único y diferente de las 10 Sefirot conocidas en la Creación.
La palabra hebrea Shaashuim, en plural, implica una dinámica dual de movimiento hacia atrás y hacia adelante. (Como “balanceándose” con un movimiento de cabeza hacia atrás y hacia adelante). Se nos enseña en Cabalá que el concepto de “movimiento” (naanuim) deriva de la experiencia de Shaashuim.
No solamente la palabra plural Shaashuim expresa este concepto , si no que también el término en singular shaashua denota una forma gramatical dual. La sílaba repetida sha (shin ayin), cuyo valor es 370, en Cabalá representa el número de luces que se irradian del semblante de Di-s. Cuando brillan hacia fuera y luego vuelven hacia la conciencia del Semblante Divino, nace un shaashua, un deleite.
La luz del Semblante Divino se refiere a “la luz de la cara del rey” (como está escrito: “pues en la luz de la cara del rey está la vida”). Por esta razón, los shaashuim atzmiim aluden a shaashuei hamelej beatzmutó. Este es el nivel del rey cuando experimenta la esencia de su propio ser elevado, antes de empezar conscientemente a relacionarse con su pueblo y sus necesidades. Sin embargo, sus súbditos, añoran ser testigos del resplandor del rostro del rey cuando él se deleita en su propio ser. Para ellos, esta es la fuente de la vida eterna.
Aliat Haratzon: El “ascenso” de la voluntad Divina para crear el mundo
Tal como un rey se aconseja con sus súbditos más cercanos, de la misma manera, Di-s, por así decirlo, antes de decidir crear el mundo, se aconsejó con las almas de Sus hijos, las almas rectas de Israel (que son una verdadera parte de Sí mismo).
La fuerza que motiva la voluntad Divina para crear, es el sentido de Di-s de identificarse con las almas de Israel, a medida que se van “separando” (en apariencia) cuando descienden a este mundo y entran en cuerpos físicos.
La esencia misma de Di-s es “la esencia del bien”. De la misma forma que “la naturaleza del bien es hacer el bien (a otros)”, Di-s tiene la motivación de crear a otros para concederles Su bondad Divina. Su propio shaashuim atzmiim (deleite), “le exige”, por así decirlo, ser compartido con otros.
Así como se dice que “Israel ascendió en los pensamientos (de Di-s)”, de la misma forma la revelación de la voluntad Divina de crear se expresa en el término “ascender” (como está expresado en el Zohar: “Kad salik bereutai limivrei alma,” cuando ascendió en su deseo crear el mundo”). El sentido innato de Di-s de la futura creación “asciende en Su voluntad” (antes de la creación propiamente dicha). Este es el “despertar de abajo” (itoriuta deletata) inicial de Di-s, que está presente en Su “despertar de arriba” (itoriuta deleila).
La voluntad Divina de crear es la expresión de Su jesed esencial en el nivel de ejad, antes de la contracción inicial de Su luz infinita, la que empieza el proceso de crear.
Este nivel se identifica con la raíz del alma de Abraham, el primer judío y el alma arquetípica de jesed. Las letras del nombre de Abraham, cuando se cambia su orden original, se lee hibaram (Génesis 2:4) “cuando fueron creados”. El origen del alma judía es la voluntad Divina de crear para otorgar a la creación Su infinita bondad.
Ana Emloj: El “pensamiento” primordial del “Yo debo reinar”
La voluntad primordial de Di-s de ser “Rey”
Al principio del libro de Reyes (1:5) encontramos: “Y Adoniah, el hijo de Jaguit, se jactaba diciendo “yo debo reinar”. Esta es la fuente en la Biblia de la expresión a que se alude extensamente en Cábala: “Yo debo reinar” (en arameo: ana emloj). En el caso de Adoniah (cuyo nombre significa “maestro”, semejante al Nombre Divino Adnut, el nombre de maljut, Reinado) la expresión es dicha con orgullo y pretensión, lo que refleja un estado no rectificado del alma.
Encontramos también en Cábala que los “reyes de Edom” primordiales (que aparecieron en el vacío creado por la contracción inicial de la luz infinita de Di-s, el tzimtzum) se cayeron y se rompieron (“murieron”) en cada oportunidad que con vanidad decían “Yo debo reinar”.
De todo esto se aprende que existe sólo uno que puede decir: “Yo debo reinar” y ese es Di-s.
La manifestación Divina de ana emloj es de hecho la fuerza motivadora que precede inmediatamente al comienzo del verdadero proceso creativo. Como se explicará más adelante, ésta es la fuerza para revelar el nivel de la luz infinita de Di-s, que con posterioridad se contrae para lograr que lo infinito se vuelva finito.
El verdadero y Divino ana emloj es un medio para darse cuenta de la bondad y el deseo inherentes de Di-s de ser la fuente de benevolencia para Su creación finita.
La Voluntad inicial de Di-s para crear (la expresión de amor y bondad esenciales de Di-s, como ya se explicó) “comprendió”, por así decirlo, que para que se integre el bien Divino en la creación se debe establecer un “orden” Divino del “reino de los cielos en la tierra”. La voluntad Divina de gobernar, de ser “Rey”, es en aras de manifestar al mundo el bien de Di-s.
Este preciso reconocimiento (que para darse cuenta del propio deseo innato de ser bondadoso es necesario establecer un orden de “reinado”) es el origen de la unión del “masculino” con el “femenino” (principios llamados en Cábala zeir anpin y nukva dezeir anpin, maljut) en el nivel de ejad (antes del tzimtzum inicial).
Ein Sof: El Infinito
El término Ein Sof es ocasionalmente utilizado en Cábala para referirse a la esencia misma de Di-s.
Sin embargo, cuando se usa en forma más precisa, Ein Sof se refiere a la luz infinita de Di-s antes del comienzo del proceso creativo. Ein Sof = 207 = Or (“luz”). Si Ein Sof, literalmente “sin fin”, se refiriera a la esencia de Di-s, sería más apropiado el nombre Ein Tejilá, es decir “sin comienzo” (ya que “sin fin” implica que existe algo que lo precede, un “comienzo”, pero evidentemente no existe nada que preceda a Di-s). Sin embargo, la luz infinita que emana de la esencia misma de Di-s, tiene un principio (la esencia de Di-s), pero no un fin.
Con mayor precisión aún, Jasidut enseña (en nombre del Maguid de Mezritch) que Ein Sof se refiere a la luz infinita que es generada por maljut de Ejad. El pensamiento y el deseo de Ana Emloj (como se describió anteriormente) causó en forma espontánea una “oleada” de energía y luz infinitas para ejecutar el proceso creativo (tal como el corazón de un rey mortal se llena de energía y luz “infinitas” para materializar su voluntad de gobernar).
La relación entre Ein Sof y el poder de maljut se refleja en el hecho que Ein Sof = Adón Olam (“Amo del universo”, donde Ein = 61 = Adon, Sof = 146 = Olam). Al comienzo del rezo matutino se agradece a Di-s como “El Amo del universo [Adon Olam], que reinaba antes de la creación de cualquier criatura”.
La oleada de energía y luz infinitas, es decir, Ein Sof, se describe en el Zohar como Tehiru Ilaá, el “brillo superior” (en contraste con Tehiru Tataá, el “brillo inferior”, que aparece después de la contracción inicial de la luz infinita de Di-s, como se explicará más adelante).
Kadmón: El Primordial
Kadmón es el tercero de los tres niveles generales de la esencia Divina en la vida (Iajid, Ejad, Kadmón). Estos niveles preceden al comienzo del proceso creativo propiamente dicho (el tzimtzum).
Este nivel surge como consecuencia inmediata de las dos etapas previas, Ana Emloj y Ein Sof, antes descriptas. En palabras del Zohar (el pasaje de apertura): “En el inicio del “decreto” del Rey, El hizo un grabado en el brillo superior”. “El inicio del decreto del Rey” se refiere al pensamiento y el deseo de Ana Emloj. “El brillo superior” (tehiru ilaá) es el nivel de Ein Sof, descripto anteriormente. El “grabado” dentro del brillo superior alude al nivel de Kadmón.
Este es el nivel al cual se refieren los escritos de los discípulos del Arizal como Olam Hamalbush (“El mundo de las Vestimentas”). Olam Hamalbush es una expresión figurativa que se usa para referirse al “súper plan” Divino para toda creación antes del tzimtzum de la luz infinita de Di-s. (Salmos 104:2: “El envuelve Su luz como una vestimenta”). El deseo de Di-s de gobernar parece estar “envuelto” (como por una vestimenta) por este “súper plan” Divino (tal como el deseo más íntimo en el corazón del hombre está envuelto por su plan consciente de cómo llevar a cabo su voluntad).
Este “súper plan” de creación es lo que en el Sefer Ietzirá se describe como Relá Shearim (“231 Portales”).
Relá Shearim son las 231 posibilidades de combinaciones (no idénticas) de dos letras. Estas combinaciones se generan de las 22 letras del alfabeto hebreo (de acuerdo a la expresión matemática 22 . 21 sobre 2). Cada combinación (“portal”) tiene dos permutaciones: “directa” (cuando la primera letra de la permutación está antes de la segunda según el orden del alef-bet) e “inversa”. Estas 462 permutaciones constituyen la totalidad de subraíces de dos letras que se encuentran en el idioma hebreo.
En el Sefer Ietzirah, Relá Shearim están dispuestos en una serie de 22 alef-bet (ver Jilufei Otiot).
El nivel de Kadmón en Jasidut, es dilucidado en la frase: “El concibió dentro de Sí mismo en potencia todo lo que estaba destinado a volverse real”.
Avir Kadmón: Atmósfera Primordial
Para comenzar a crear un lugar en el que todos los mundos pudieran existir, carentes del gran brillo de la luz infinita y Divina (que no daba lugar a una existencia independiente), el Creador “plegó” Su “vestimenta” primordial (el programa detallado de la Creación) en dos, dejando así vacía, por así decirlo, la mitad inferior del “cuadrado” primordial que la “vestimenta” ocupaba.
Esta mitad inferior del “espacio” primordial se denomina avir kadmon. La luz Divina que aún queda en avir kadmon es todavía demasiado potente para dar lugar a la creación como se la conoce, a pesar que el brillo de la luz ha disminuído significativamente.
La palabra avir, “atmósfera” o “aire”, se compone de tres letras que forman la palabra or, “luz”, unidas a una cuarta, la letra “iud“. En Cábala se nos enseña que or dentro de avir representa la “impresión” (reshimu) de la luz infinita, que brillaba con anterioridad al plan primordial de la creación (esa luz en la que Di-s “grabó” el plan). La iud representa la “impresión” del plan Divino propiamente dicho.
Dentro de avir kadmon, como si flotara entre el cielo y la tierra, existen trece letras mem. Éstas son el origen fundamental de los trece principios de misericordia de Di-s. La letra mem es la decimotercera letra del alfabeto hebreo. Mem significa “agua” (maim). Cada mem representa una fuente de aguas vivientes que hacen descender bendición Divina para que el mundo sea creado. Aquí, Di-s “prepara” la misericordia antes de ejecutar el juicio (din) severo del tzimtzum (“contracción”) inicial por venir.
Adam kadmaa Stimaa: El Hombre Primordial Oculto
En una siguiente etapa de preparación para crear el mundo dentro de la “esfera” (cadur, literalmente “pelota”) del “brillo inferior” (tehiru tataá), el Creador rodeó a la esfera con 10 anillos, las diez sefirot de adam kadmaa stimaa.
Estos diez anillos son el “pensamiento” Divino del futuro hombre primordial (adam kadmon), que precede al tzimtzum inicial dentro de la “esfera” del “brillo inferior”.Cuando Di-s elevó a Abraham por encima del universo creado, para mostrarle su futura e infinita descendencia, El lo trajo a este nivel de adam kadmaa stimaa. En este nivel se sitúa el ideal Divino del futuro hombre (judío). Este es el origen del poder de libre albedrío que se le dio al hombre. El Baal Shem Tov se refiere al hombre que alcanza este nivel de “pensamiento” Divino de la siguiente manera: “Dondequiera que el pensamiento del hombre se encuentre, es ahí donde realmente él está”. Este es el origen superior de la conciencia del alma judía.