Ha llegado a mi conocimiento que usted tiene planes de visitar la Tierra Santa en los próximos días. Si este es todavía el caso, me gustaría desearle un viaje seguro y agradable.
Como escribe el Rey David, “los pasos del hombre son establecidos por Dios.” Esto es cierto para todos los detalles de la vida de cada persona privada, pero se vuelve inmensamente más significativo para aquellos cuyas vidas han demostrado ser de influencia crucial en la historia general de la humanidad. Es por esta razón por la que hoy me dirijo a usted.
La nuestra es la primera generación en la época moderna que puede entender la verdaderamente universal de la condición humana y en tratar de llevar a todos los pueblos de la tierra a estar juntos en paz y armonía. Somos la primera generación en entender que estamos ante la posibilidad de elegir entre habitar nuestro planeta en armonía o no habitarla del todo, Dios no lo quiera. Nuestro futuro está amenazado por el fundamentalismo, que amenaza con enfrentar a una religión contra otra. Pero nuestras distintas relaciones y entendimientos de Dios no deben ser la razón de los conflictos, sino la fuente de buena voluntad en la construcción de nuestras relaciones y nuestra capacidad de comprender a los demás.
El pacto con el pueblo judío no fue el primero realizado entre el Todopoderoso y la humanidad. Antes de la revelación en el Monte Sinaí, Dios le ordenó a Adán y luego hizo un pacto con Noé, dándoles las pautas para la religión universal de la humanidad. La parte más conocida de este pacto son los siete mandamientos universales o Siete Leyes de Noé. Por esta razón, el judaísmo y los judíos no hacen proselitismo, sino más bien tratan de guiar a las naciones del mundo en el desarrollo de su propia relación con el Todopoderoso y la aplicación de estas leyes potencialmente unificadoras de la naturaleza humana básica.
En nuestros tiempos, Rabí Menajem Mendel Schneerson llevó las Leyes de los Bnei Noaj a la vanguardia de nuestros esfuerzos para traer la paz y la prosperidad duradera para el pueblo judío y el mundo entero. Una y otra vez el Rebe explicó que el mundo está dispuesto a aceptar la responsabilidad de esas leyes y a renovar el pacto hecho entre Noé y el Todopoderoso después del Diluvio, como se relata en el Génesis.
Las Leyes de Noé no son una religión. Más bien, son el marco para la creación de un mundo mejor, una humanidad mejor, basado en el vínculo que cada ser humano puede disfrutar con su Creador.
En 1991, el Congreso de Estados Unidos reconoció oficialmente a las Leyes de Noé como parte de una resolución conjunta para designar un día anual de la Educación en homenaje a Rabí Menajem Mendel Schneerson.
Citando la Ley Pública 102-14:
● Dado que el Congreso reconoce la tradición histórica de los valores éticos y los principios que son la base de la sociedad civilizada y sobre la que se fundó nuestra gran nación;
● Dado que que estos valores y principios éticos han sido la base de la sociedad desde los albores de la civilización, cuando eran conocidos como las Siete Leyes de Noé;
● Dado que que sin estos valores y principios éticos el edificio de la civilización se pone en grave peligro de volver al caos;
● Dado que la sociedad está profundamente preocupada por el reciente debilitamiento de estos principios que se ha traducido en una crisis que cerca y amenaza el tejido de la sociedad civilizada;
● Dada la preocupación justificada por esta crisis no debe dejar que los ciudadanos de esta nación pierdan de vista su responsabilidad de transmitir estos valores éticos históricos de nuestro distinguido pasado a las generaciones del futuro…
¿Qué aprendemos de lo anterior? Que la respuesta a los conflictos actuales se remonta a Adán, y en los últimos tiempos, a la resolución conjunta del Congreso número 102.
Dios está esperando que el pueblo judío se convierta en los maestros a las naciones, lo que el profeta Isaías llamó una “luz para las naciones.” Esto es lo que va a hacer volver al mundo de la oscuridad actual de odio y terrorismo. Dios está esperando que las naciones del mundo observen las Leyes de Noé, y se beneficien de la luz de la Torá, los Cinco Libros de Moisés, los Profetas, las Crónicas, etc.
Este es el llamado de la hora. Ahora es el momento de ser fuertes frente a la oscuridad, y de redoblar nuestros esfuerzos para difundir la luz.
Con bendiciones,
Rabino Itzjak Ginsburgh