¿QUIÉN ES SABIO?

Pirkei Avot 4:1

Pirkei Avot 4:1: Ben Zoma dice ¿quién es sabio? El que aprende de todos.

 Como está dicho (Salmos 119:99):

 “De todos mis maestros obtuve sabiduría, porque Tus testimonios son mi conversación”.

Hay tres enseñanzas de los sabios que se centran en la definición de la persona sabia y comienzan con las palabras, “¿Quién es sabio?” La primera es: “¿Quién es sabio? El que aprende de todos”, de nuestra mishná. El segundo es “¿Quién es sabio? El que ve lo que está naciendo”.[1] Y el tercero es “¿Quién es sabio? El que conoce su lugar”.[2]

Estas tres enseñanzas son paralelas a las tres sefirot del intelecto: Jojmá (sabiduría), biná (entendimiento) y daat (conocimiento). Por lo tanto, las tres definiciones de la persona sabia constituyen una inter-inclusión de las tres sefirot intelectuales (jabad) dentro de la sefirá misma de sabiduría, respondiendo a la pregunta de “Quién es sabio”, desde tres aspectos diferentes de la sabiduría.

“El que ve lo que está naciendo” refleja el aspecto de la sabiduría que se encuentra dentro de la sabiduría. El sabio ve cómo la creación está naciendo, incluido él mismo, es decir, cómo surge de la nada en todo momento.[3] Esta capacidad de ver la nada de la que está emergiendo el ser le infunde a uno el atributo de la auto-anulación, la dimensión interior o experiencia de la sefirá sabiduría. A esto se alude en el versículo, “Y la sabiduría se encontrará en [la capacidad de ver] la nada”.[4] 

“El que conoce su lugar” refleja el atributo del entendimiento dentro de la sabiduría. La comprensión está asociada en la Cabalá con las dimensiones del espacio, siguiendo el verso, “¿Y dónde está el lugar del entendimiento?[5] En relación, esta es la raíz del ser dentro de la sabiduría (a diferencia de la sabiduría misma, que proviene de la nada, como se indicó anteriormente). El ser del espacio al que se refiere el entendimiento de la sabiduría es el ser rectificado, ya que se anula hasta su raíz y “conoce su lugar”. Por lo tanto, este es el sabio al conocer su lugar.

Finalmente, “El que aprende de cada persona”, la descripción del individuo sabio en nuestra mishná, refleja el atributo del conocimiento dentro de la sabiduría. El conocimiento se considera el alma o dimensión interior, de la sefirá de tiferet (belleza), que tiene múltiples facetas, y de la misma manera el atributo del conocimiento captura las características multifacéticas de “cada persona”.

Las tres descripciones de la persona sabia también tienen una correspondencia con las tres fiestas de peregrinaje a Ierushalaim: Pesaj, Shavuot y Sucot .

“El que ve lo que está naciendo” corresponde a la fiesta de Pesaj, cuando nacieron los Hijos de Israel y se convirtieron en una nación. Además, al comienzo de la misión de Moshé Dios le dijo: “Cuando saques a la nación de Egipto, servirás a Dios en esta montaña”, refiriéndose a la Entrega de la Torá en el monte Sinaí. Así, el pueblo judío se convirtió en esa persona sabia que ve lo que está naciendo, en este caso, la Entrega de la Torá que nació del Éxodo de Egipto.

“El que aprende de cada persona”, es paralelo al festival de Shavuot, la festividad que celebra recibir la Torá y estudiarla. Todo judío tiene una porción de la Torá. De hecho, el nombre Israel es un acrónimo de “Hay seiscientas mil letras en la Torá” (יֵשׁ שִׁשִּים רִבּוֹא אוֹתִיּוֹת לַתּוֹרָה).[6] Esto significa que cada una de las 600.000 raíces del alma de Israel tiene su propia letra, su propia enseñanza individual en la Torá. La persona verdaderamente sabia sabe que no es suficiente aprender Torá exclusivamente de los sabios, sino que cada individuo tiene que aprender de cada judío, de su letra única en la Torá.

“El que conoce su lugar” es paralelo a la fiesta de Sucot, la fiesta que celebra la gran cosecha de toda la comida para el invierno reunida en su lugar. Durante los Diez Días de Retorno (Aseret Iemei Teshuvá) que preceden a Sucot, estamos comprometidos en un retorno a Dios. Pero solo en Sucot nos reunimos y llegamos a nuestro lugar. Sucot es “el tiempo de nuestro regocijo”, la alegría de haber encontrado nuestro lugar en la sucá bajo las alas de la Divina Presencia de Dios.

NOTAS

[1] Tamid 32a.

[2] Reishit Jojmá, humildad c.7 sobre Avot 6:6; también Sanedrín 37a.

[3] Como se explica en Tania c. 43.

[4] Iob 28:12

[5] Ibíd

[6] Megalé Amukot 186.

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