Hay siete cosas que caracterizan al bruto, y siete que caracterizan al sabio: Sus preguntas son sobre el tema en cuestión, y él responde al respecto….
Y lo contrario caracteriza al bruto.
Pirkei Avot Capítulo 5, Mishná 7
El sabio se caracteriza en la mishná como alguien cuyas “preguntas son sobre el tema en cuestión”, lo que significa que el sabio no se distrae fácilmente; él mantiene su concentración y cada vez que hace una pregunta, es claramente sobre el tema que se está discutiendo. En un nivel más profundo, podemos decir que cada individuo tiene un tema o problema principal en torno al cual se encuentra involucrado a lo largo de su vida. Esta cuestión primordial se define mejor como el propósito por el cual vino al mundo. De ahí se deduce que plantearse preguntas que son “sobre el tema que nos ocupa” significa plantearse preguntas que pertenecen a la esencia de uno mismo, al su propósito en la vida, preguntas como, ¿Estoy centrado en el propósito de mi vida? ¿Qué más debería hacer para avanzar en mi objetivo?
En hebreo, la palabra para “pregunta”, sheelá (שְׁאֵלָה) deriva de la misma raíz que la palabra para Gehenom, o “purgatorio”, sheol (שְׁאוֹל). A primera vista, una pregunta y purgatorio no parecen estar particularmente conectados. Sin embargo, al considerar la dimensión interna de la Torá, ciertamente están entrelazados. Cuando una persona es ajena a su propósito en la vida y no cuestiona su progreso hacia el cumplimiento de ese propósito, sino que se desvía y recurre a preguntas irrelevantes (a veces incluso por desesperación o ira), puede encontrarse en un sorprendente descenso hacia un Gehenom en vida. Un ejemplo de ello es el famoso Kóraj, que desafió a Moisés con todo tipo de preguntas burlonas. Kóraj aparentemente estaba actuando “en aras de la Torá” y, sin embargo, para su sorpresa, descendió “vivo al abismo”.
Cierto, “se erigió un bastión en el abismo” para los hijos de Kóraj, porque ellos habían hecho teshuvá , y de esto extraemos la lección, de que incluso si un individuo se encuentra cayendo al abismo, incluso en el Gehenom, debido a su preguntas poco sinceras, aun puede arrepentirse y emerger de la profundidad de su engaño).Para volvernos sabios, tenemos que hacernos la pregunta más relevante – la misma pregunta que Dios le hizo a Adam: “¿Dónde estás?”Durante su primer arresto, el Alter Rebe explicó que esta es la pregunta que a cada uno de nosotros se nos pide que consideremos, individualmente, todos los días de nuestras vidas. ¿Dónde estamos en relación con donde deberíamos estar? Si nos hacemos esta pregunta y la respondemos honestamente, podemos alcanzar la vida genuina, como dice el verso sobre Mashiaj: “Él te pidió vida [a Dios], y se la diste”.