Kislev: ¿Son reales los sueños?
¿Qué es un sueño? Un sueño no es necesariamente la “película” que vemos mientras dormimos, y no son necesariamente los planes que tejemos para nuestro futuro mientras estamos despiertos. Un sueño es cualquier cosa que se mueva entre la realidad y la no realidad, cualquier cosa que pueda denominarse “realidad virtual”. Cuando soñamos, experimentamos el sueño como si estuviera sucediendo literalmente. Pero cuando nos despertamos e intentamos “atrapar” el sueño y experimentarlo, se desliza hacia la no existencia. ¿Tiene la realidad virtual alguna sustancia real? ¿Está necesariamente desconectada de la realidad?
En algún lugar sobre el arco iris
Un buen ejemplo de realidad virtual-onírica se esconde a plena vista. El signo celestial o mazal del mes de Kislev es el arco (keshet). (Este es el lugar para reiterar que no creemos en la astrología ni en la influencia de las estrellas sobre las personas. El mazal simbólico de cada mes, sin embargo, puede iluminar el trabajo espiritual que debemos realizar en cada mes particular del año.).
Una de las manifestaciones del signo del arco se puede encontrar en el arco iris. Este fenómeno natural es un buen ejemplo de la realidad que es fácil de ver, hermosa y colorida, pero no tiene sustancia que podamos sentir o atrapar con nuestras manos. Pero a pesar de que un arco iris es un tipo de realidad virtual, tiene una gran importancia en nuestra realidad tangible. El arco iris es un símbolo y un recordatorio del pacto que Dios hizo con Noaj y la humanidad después del diluvio, una promesa de que Dios nunca más destruirá el mundo. Es importante tener en cuenta que, según algunas opiniones, este pacto fue hecho en la Luna Nueva de Kislev, sólo unos días después del final del diluvio el 27 de Jeshvan.
¿Qué puede enseñarnos el arco iris sobre la conexión entre el mundo virtual de los sueños y la realidad concreta?
Consciente y subconsciente
Además de referirse a un arco iris, la palabra hebrea para arco, keshet, también puede referirse al arco del arquero que dispara flechas.
En el sagrado Zohar, el libro fundamental de la Cabalá, el arquero que dispara su arco es una de las metáforas que se usan para describir la plegaria. En general, en el Zohar la oración se compara con la guerra, porque mientras oramos se está librando en el alma una batalla entre lo bueno y lo malo. Es cierto que esta batalla entre las inclinaciones buenas y malas se libra todo el día, pero durante el resto del día, la batalla se libra contra nuestra voluntad. En cambio, durante la oración se iniciada en forma deliberada, y por lo tanto, es el tiempo durante el cual fortalecemos lo bueno dentro de nosotros para que domine nuestro lado malo y lo debilite. Cuando triunfamos durante la oración, esa batalla ganada deja su huella en el resto del día. Si superamos nuestra inclinación al mal durante la oración, será más fácil para nosotros hacer las cosas correctas y vencer las tentaciones durante todo el día.
El Zohar amplía la metáfora de la oración como guerra y señala que hay una serie de armas con las que se libra la guerra: arco y flecha, espada, lanza, etc. Jasidut explica que el uso de cada una de estas armas corresponde a diferentes estrategias utilizada. para vencer la inclinación al mal durante la oración en nuestra guerra virtual con ella. Las dos más importantes son luchar con una espada, que se utiliza para el combate cara a cara contra un enemigo, y luchar con un arco y flechas, que se utiliza para disparar a un enemigo distante, que a veces está tan lejos que no se le puede ver. Las flechas se disparan en la dirección general del enemigo, con la esperanza de dar en el blanco.
Asimismo, en la ‘guerra del alma’ que se libra mientras rezamos, la lucha a espada se libra contra el mal que es evidente y claramente presente en el alma. Estas son las inclinaciones negativas de las que somos conscientes. La lucha con un arco se libra contra el mal oculto en el alma. Se utiliza para tratar de deshacernos de los rasgos negativos que están ocultos en nuestro subconsciente, ejerciendo su influencia maligna e impidiendo nuestro progreso, aunque al mismo tiempo, somos incapaces de identificarlos. Disparamos nuestras flechas, las palabras de nuestra oración, en la dirección general de este mal inconsciente, con la esperanza de que den en el blanco y lo neutralicen.
El arco, entonces, media entre el consciente y el inconsciente del alma. La fuente de nuestros sueños es el inconsciente, que en relación con el consciente es la realidad virtual. Si bien la realidad es tangible y definible en el ámbito de la conciencia, lo que aparece en nuestro inconsciente se disipa cuando intentamos atraparlo. No es más que un símbolo de algo que la conciencia no puede captar. La descripción del arco que media entre el consciente y el inconsciente es muy apropiada para los sueños, en los que las imágenes del reino del inconsciente flotan y golpean la puerta de la conciencia, solo para hundirse una vez más en el inconsciente.
Se arquea hacia el inconsciente, se arquea hacia el consciente
Describimos la oración como el proceso de disparar flechas al mal inconsciente del alma. Disparar flechas a la fuente inconsciente de los sueños es una especie de psicoanálisis que intenta identificar, desde dentro de los destellos del sueño, los puntos en la inconsciencia del alma que necesitan ser rectificados. A diferencia del psicoanálisis y la variedad de métodos psicológicos que ha generado, la psicología judía no busca ahondar en el inconsciente. En cambio, intenta evaluarlo e identificar el mal dentro de él. Podemos comparar esto con una persona de pie con dos piernas firmemente plantadas en el reino de la conciencia, disparando flechas al inconsciente. Tenemos que mantener los pies fuera de nuestro inconsciente y no fusionarnos con él. Tenemos que rectificar sus puntos negativos para que podamos convertirnos en mejores personas.
Por lo tanto, el arco no es solo una imagen de disparar flechas desde la conciencia hacia el inconsciente, también al revés, podemos cambiar la dirección de la flecha e imaginar que se dispara desde lo oculto e inaccesible a la conciencia tangible.
Originalmente, el judaísmo no ve los sueños solo como una herramienta para realizar un análisis profundo del alma. La búsqueda para interpretar el significado del sueño tiene como principal objetivo identificar la declaración profética hecha por el sueño con respecto a la realidad tangible. Los sabios enseñan que “todas las (interpretaciones) del sueño siguen a la boca”. En otras palabras, el efecto del sueño sobre la realidad depende de la interpretación que le demos. La realidad virtual es fluida y evasiva, pero nuestra interpretación la estabiliza y abre la puerta a transformarla en realidad.
Podemos representar el arco como la herramienta que nos permite lanzar flechas desde la realidad virtual a la realidad tangible, desde el sueño a la vida real. El sueño que es el sentido del mes de Kislev no es un escape de la realidad a un mundo de sueños. En cambio, nos brinda la oportunidad de soñar de una manera que nos permitirá realizar el sueño y, por medio del sueño, influir en la realidad.
Este, por ejemplo, fue el poder de los Jashmonaim, cuya guerra exitosa junto con sus milagros celebramos en Janucá, al final del mes de Kislev. Su capacidad para enfrentarse a la superpotencia mundial de su tiempo surgió del poder de su sueño-visión. Si bien un sueño no es más que una realidad virtual, hace posible que una persona actúe en la realidad a la luz de su sueño: disparar flechas desde su visión a la realidad para rectificarla y cambiarla.
Kislev es el momento de soñar, ¡y ver cómo los sueños se hacen realidad!
Rabino Itzjak Ginsburgh