Estudiamos este domingo en la charla de Torá, la enseñanza del rav Itzjak que estamos en los 21 días de duelo por la destrucción del Templo, y en especial mas estricto los 9 días del mes de Av que fue destruido por el odio gratuito. La rectificación y reconstrucción proviene del amor incondicional como de David y Ionatan. El Arizal trae que esto es el apego de los compañeros con amor se hermanos en carne y espíritu de kedushá. “Mi amor por ti es mayor que el amor de mujeres” (con todas las explicaciones que dimos). Trae el Rebe Maharash que es como el amor de Moshe y Ieoshua, de Rebe y Jasid, que están a una distancia de altura espiritual enorme, pero están completamente unidos con unión perfecta. David ben Ishai y Ionatan ben Shaul guematria 1296; 36 al cuadrado, igual que Moshe ben Amram y Iehoshua ben Nun. (Así lo trae el Rebe segundo de Jabad.)
Ionatan de la tribu de Biniamin y Iehoshua de Iosef, ambos hijos de Rajel, a nivel se Mashiaj ben Iosef.
Esta escrito que “el alma de David se enamoró del alma de Ionatan”. No del cuerpo. Nefesh David נפש דוד, guematria Mikdash, מקדש. Ese es el amor de Dios por su creación y a través del Templo Sagrado observa, supervisa y provee a todos.
Durante los nueve días acrecentamos el amor al pueblo de Israel y al prójimo en general, para acercar la redención.
Gracias al amor gratuito se construirá el Templo, y este es el momento de fortalecer la conexión en el pueblo de Israel.
Todas las religiones vienen a poner la fe y lo espiritual por encima de la razón y lo material.
El judaismo en cambio es la unión de la fe y lo espiritual con la razón y lo material.
El Baal Shem Tov reveló la grandeza del judío simple no instruido en la Tora, que trabaja duro y no tiene mucho tiempo para estudiar, pero que siente en su corazón el amor y el apego a Hashem, y le habla con los versos del dulce poeta de Israel, los tehilim de David Hamelej.
El Rebe en nuestra generación nos enseñó a estar orgullosos de haber salido de la oscuridad de la ignorancia incluso de que existe Hashem, de no saber siquiera el alef bet, y poder volver a revelar ese amor y apego a Hashem inherente en el alma judía, como un nuevo nacimiento, algo que surge de la Nada.