Una mujer rica, con muchas propiedades, vivía en el tiempo del Baal Shem Tov y solía traer comida al Baal Shem Tov y sus estudiantes cada Shabat. En el camino desde su casa a la casa del Baal Shem Tov tenía que atravesar un río. Cierta vez, durante época del deshielo el río se desbordó. La mujer, que se dirigía a llevar comida a Baal Shem Tov y su grupo, no se dio cuenta de que el agua había subido y el río era profundo. Ella y la comida con ella se ahogaron en el río.
Cuando Baal Shem Tov se enteró, decretó que el río fuera desplazado de su lugar. El ángel ministro del río vino a quejarse:
- Yo decreté sobre el lugar por donde tenía que pasar el río, y ¿por qué decretó el Baal Shem Tov que fuera desplazado de mi lugar?
El tribunal Celestial interviniente dictaminó que se cumplirá el decreto del Baal Shem Tov. Pero cuando pase la simiente del Baal Shem Tov por este lugar, el río volverá a su lugar y se ahogará en él. Para evitar desgracias, el Baal Shem Tov ordenó a su hijo, Rabi Zvi Hirsch, no pasar por el camino donde estaba el río.
Una vez, Rabi Zvi Hirsch iba viajando por esta ruta y estaba sumergido en profundos pensamientos. El cochero no sabía acerca del decreto y pasó por el lugar. Y he aquí, un río apareció delante de ellos. El cochero y Rabi Zvi Hirsch cayeron al río. Y Rabi Zvi Hirsch comenzó a ahogarse. De repente, Rabi Zvi Hirsch vio una vela frente a él, y nadó tras ella, hasta que salió del río.
Después, el Baal Shem Tov vino a su hijo en un sueño, y le dijo:
- Esa vela, era yo. Escuché arriba que te estabas ahogando en el río y bajé para salvarte. Sabe que después de eso, cuando quise volver a mi lugar en el Gal Eden, tuve que pasar por muchas purificaciones en la tevilá hasta que ascendí de nuevo. No sabía que desde que me fui el mundo se había hecho tan materialista.Si lo hubiera sabido, no habría bajado a salvarte.
(Reshimot Devarim 1, página 8)