Una vez el Baal Shem Tov llegó a una ciudad y pidió entrar a la sinagoga allí. Cuando estuvo en el umbral, se arrepintió y no entró. Luego les dijo a sus allegados:
Cuando miré en la sinagoga, vi que su espacio estaba lleno de Torá, y tuve miedo de que mis pies pisaran nombres que tienen un lugar en la guenizá (donde se entierran los libros y objetos sagrados en desuso).
Y continuó…
Donde quiera que uno estudie la Torá por ella misma, las letras de la Torá alzan vuelo y ascienden al cielo. Sin embargo, en esta sinagoga estudiaron mucha Torá pero no en aras de sí misma, y por lo tanto, las letras de la Torá quedaron flotando en el espacio y no subieron al cielo. Y debido a que la casa estaba llena de Torá, no era posible entrar.
Sea Su voluntad que tengamos el mérito de estudiar mucha Torá en aras de sí misma.