PARTE 8   LOS DIEZ DEDOS, LA LENGUA Y EL ORGANO REPRODUCTOR

Los diez dedos de las manos y los pies son la más clara alusión a las diez sefirot. Esta correspondencia aparece en el comienzo del Sefer Ietzirá, el más antiguo texto cabalístico, cuyas tres primeras mishnaiot (estudios) dicen:

  1. Con treinta y dos maravillosos caminos de sabiduría, Di-s … creó Su mundo con tres libros: “escribe”, “libro” y “cuento”.
  2. [Existen] diez sefirot inefables y veintidos letras fundamentales: tres madres, siete dobles y doce simples.
  3. [Existen] diez sefirot inefables correspondientes a los diez dedos, cinco opuestos a cinco, y el pacto está ubicado en el medio, en la palabra de la lengua y en la circuncisión del órgano reproductivo.

En esta tercer mishná del primer capítulo, encontramos el primer modelo o reón explícita de las diez sefirot en cabalá.

La primer mishná presenta los treinta y dos caminos de sabiduría en general, la segunda los divide en dos grupos generales de las 10 sefirot y las 22 letras (que a su vez se subdivide en tres grupos de 3, 7 y 12 letras). En la tercer mishná el texto comienza a tratar explícitamente las diez sefirot y continúa así hasta el final del capítulo).

Estas tres primeras mishnaiot siguen el orden de las tres sefirot intelectuales: jojmá (sabiduría), biná (entendimiento) y daat (comprensión). La primer mishná comienza con los 32 caminos de jojmá (el hemisferio cerebral derecho); la segunda las analiza y las divide en grupos, proceso depende de la facultad intelectual de biná (el lado izquierdo del cerebro); la tercera presenta un modelo físico y concreto para las diez sefirot empleando la facultad de daat (la parte media, posterior del cerebro) que sirve para concretar el conocimiento intelectual abstracto de jojmá y biná.

Además, esta mishná presenta el principio fundamental en cabalá: el tikún (rectificación) -balance y equilibrio. El balance entre los ejes derecho e izquierdo de las sefirot depende de su eje central, en general, y de la facultad de daat, en particular. Cuando daat no es contada como una de las 10 sefirot (es decir, cuando se cuenta desde keter), sirve como el punto medio de balance entre los dos grupos simétricos de cinco (derecho e izquierdo). Daat tiene la capacidad de balancear y regular estos dos grupos porque ella misma se subdivide en dos categorías internas de cinco cada una: cinco jasadim (poderes “positivos” de atracción) y cinco guevurot (poderes “negativos” de repulsión). Estos dos sets de cinco inherentes a daat prevalecen a través de la creación. Deben estar regulados y balanceados apropiadamente para servir a su propósito en el proceso de rectificación de la realidad.

En la Torá, el principio de “cinco opuesto a cinco” encuentra su primera expresión en las dos tablas del pacto dadas a Moisés en el Sinaí, sobre las que fueron inscriptos los Diez Mandamientos –“cinco opuestos a cinco”.

En general, las cinco fuerzas “positivas” de kedushá (santidad) lleva al cumplimiento de las 248 mitzvot positivas de la Torá, mientras que las cinco fuerzas “negativas” de kedushá fortifican el alma para refrenarse y así observar las 365 mitzvot negativas. De aquí la enseñanza general de nuestros sabios: “la mano izquierda siempre rechaza y la derecha acerca”.

El secreto del “pacto” (o el “pacto del Unico”) que aparece a dos niveles –en la lengua (para balancear los diez dedos de las manos) y en el órgano reproductivo (para balancear los diez dedos de los pies)– es así la manifestación del poder de daat “arriba” y “abajo”.

Daat de “arriba” —daat elión en cabalá– es la perspectiva rectificada y concreta de la realidad “desde arriba”: el Creador en Si es la verdadera esencia de todo ser, mientras que la “realidad virtual” de la creación, vista como existiendo independientemente, es de hecho “nada”. Daat de “abajo” —daat tajtón“– es la perspectiva que tiene la creación de su Creador como un “dador” absoluto, y al mismo tiempo totalmente “desconocido”.

Moisés, el más grande de todos los hombres, es llamado “el hombre de Di-s”, que es interpretado por nuestros sabios como: “desde su ‘punto medio’ hacia arriba [era] Di-s, desde su ‘punto medio’ hacia abajo [era] hombre”. Moisés une e integra completamente los dos niveles de daat (como será explicado), la capacidad de percibir la realidad a través de los “ojos de Di-s” (siendo este el significado de “desde su ‘punto medio’ hacia arriba [era] Di-s”), como así también la capacidad de conocer “humildemente” a Di-s, nuestro Creador, con los ojos del hombre (el significado de “desde su ‘punto medio’ hacia abajo [era] hombre”).

La expresión externa del daat inferior es a través de la unión de marido y mujer (para procrear), como se referido en la unión original del hombre y la mujer: “y Adam conoció a Javá, su esposa”. (Las relaciones maritales son llamadas “conocer” sólo cuando el órgano reproductivo está circuncidado, y por cierto, se nos enseñó que Adam fue creado ya circuncidado).

La modestia presente en la sagrada unión de marido y mujer refleja la “incognosibilidad” de la esencia del Creador por parte de Su creación, especialmente en el principal momento en que la creación emula a su Creador –el momento de la procreación– apegándose a Su existencia cierta. Este es el momento que el “hombre” alcanza su epítome (cumpliendo el primero y único mandamiento que le fue dado por Di-s en el momento de su creación: “fructificad y multiplicaos…”).

De lo anterior aprendemos que la “lengua” y el órgano reproductor” (las dos manifestaciones del “pacto”, la unión de Di-s y el hombre) están interrelacionados en esencia, por lo que podemos inferir que también su “rectificación” lo está. La “corrección” de nuestra facultad del habla (hablar sólo palabras buenas y “dulces”) y el “cuidado” del pacto de nuestro órgano procreativo (expresar nuestro verdadero amor por nuestra esposa en las relaciones maritales en santidad) depende e influencia uno al otro. Por esta razón, la palabra hebrea milá significa tanto “la palabra de la lengua” y “la circuncisión del órgano procreativo”.

El modelo básico por excelencia de servicio Divino, como fue enseñado por el Baal Shem Tov, es el proceso de tres etapas jash, mal, mal –“silencio, circuncisión y habla” (equivalente a “sumisión, separación y dulcificación”). Las dos últimas etapas corresponden a los dos niveles mencionados en nuestra mishná: “la circuncisión del órgano reproductivo” y “la palabra de la boca”.

La primera etapa del servicio Divino —jash o silencio– también aparece en la frase de apertura de la mishná: “diez inefables sefirot“. La palabra “inefable” —blimá— aparece subsecuentemente en el texto como “cierra tu boca de hablar”, refiriéndose al servicio de jash (que precede a los de malmal). Así, hallamos que el orden del servicio Divino debe ser que primero debemos meditar, en silencio, sobre los misterios de las “diez inefables sefirot” y luego realizar el potencial de su daat inferior (humano) y su daat superior (Divino).

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