NACE UN TZADIK

Una meditación para aumentar la alegría

En su Sefer Hamidot, el Rebe Najman de Breslov escribe:

“Cuando de repente sientes que la alegría ha entrado en tu corazón, 

es porque ha nacido un tzadik, una persona justa.”

Cuando nace un tzadik la alegría desciende al mundo. Dios está feliz, los ángeles celestiales están felices, y todos, desde la raíz del alma de ese tzadik prueban el gran gozo generado por su nacimiento. De repente, estás feliz porque tu alma siente que ha nacido una nueva luz en el mundo: un tzadik que acelerará la redención con su servicio único a Dios. Cuando nació el tzadik rabi Levi Itzjak de Berditchev, el Ba’al Shem Tov celebró una alegre fiesta con sus discípulos. Cuando nació Rabi Shneur Zalman de Liadi, el Alter Rebe de Jabad, el Ba’al Shem Tov les dijo a sus discípulos que deben regocijarse porque “el orgullo de Iaakov” (Salmos 47:5) había nacido.

 La interpretación jasídica de la directiva divina de “ser fructífero y multiplicarse” es que cada judío debe hacer otro judío acercándolo a los caminos de Dios, la Torá y los mandamientos. Todos los judíos son justos, ¡así que todos pueden dar a luz a un tzadik! Todo judío que se acerca a Dios es un tzadik recién nacido y aumenta la alegría en el mundo. Alegría contagiosa Las últimas palabras que escuchamos del Rebe de Lubavitcher fueron: “…Con abundancia de música y canto”. Incluso cuando el Rebe estaba luchando con su salud, instruyó a sus seguidores a ser felices y alzar la voz en alegre canto. Les inculcó que, gracias a su alegría y felicidad, todos los juicios severos serían anulados y endulzados, y vendría el Mashíaj. Como regla, debemos nosotros “practicar lo que predicamos” antes de intentar influir en otros. En nuestro caso, esto significa ser felices nosotros mismos y así, entonces poder hacer felices a los demás. Es muy apropiado que las letras de “Mashíaj”, (מָשִׁיחַ) se permutan para formar “él será feliz” (יִשְׂמַח, ismaj) y también “hace felices a [otros]” (יְשָׂמַח, isamaj). 

Sin embargo, a veces puede ser difícil sentirse feliz. Si ese es el caso, podemos comenzar por hacer felices a los demás, hasta que nosotros mismos nos contagiemos de su alegría. Los sabios enseñan que alguien que inspira a otro a hacer una buena acción es más digno de elogio que la persona que la hace (Bava Batra 9a). 

En el mismo sentido, alguien que hace felices a los demás es más admirable que quien se hace feliz sí mismo. Y la alegría de la persona feliz vuelve a la persona que la hizo feliz y se convierte en un conducto para aún más alegría. Hacer felices a los demás es un acto descrito como iluminar “luz directa” (אוֹר יָשָׁר, or iashar), mientras que la alegría que se refleja en la persona que hizo felices a los demás se denomina “luz que regresa” o “luz reflejada” (אוֹר חוֹזֵר, or jozer). La luz reflejada penetra en el origen de la alegría y, por tanto, tiene una ventaja sobre la luz directa. El gozo regresa a la persona que lo inspiró, permitiéndole llevar alegría a los demás, formando un ciclo interminable de regocijo y alegría. 

Rabino Itzjak Ginsburgh

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