Dios es simbolizado por el fuego en muchos lugares de la Torá. Este tercer nivel de antorcha es la Divinidad pura iluminando la noche, que simboliza los mundos. La Divinidad no requiere rectificación, sino más bien debe ser revelada, a través de la realidad, como una antorcha en la noche. A medida que la luminaria brilla más potentemente, la oscuridad de la noche desaparece y surge la experiencia pura, brillante y potente de Dios en el mundo. En esta batalla, Iacob sobreponiéndose a su naturaleza no militante, lucha y vence al arcángel de su hermano revelando la antorcha de la luz Divina. Este es el secreto de la elevación de los mundos, el abrazo de las almas y por fin la revelación de la antorcha Divina de la luz de Dios en la realidad.