“NO HACER SUFRIR AL PADRE”
En la parashat Vaigash, Iosef el justo se confiesa a sus hermanos. Está escrito así: “Bereshit 45:3”.
ויאמר יוסף אל אחיו, אני יוסף, העוד אבי חי? ולא יכלו אחיו לענות אותו כי נבהלו מפניו”.
“Vaiomer Iosef el ejav: ‘Ani Iosef, hod abí jai?’ Velo iajlú ejav laanot otó kinivalú mipanaiv”
“Y dijo Iosef a sus hermanos: ‘Yo soy Iosef, ¿mi padre vive aun?’ Y no pudieron sus hermanos contestarle, porque se asustaron frente a él”.
Sobre este verso dijeron los sabios: “’Y no pudieron…’. Rabí Eleazar cuando llegaba a este verso lloraba”. Estallaba en llanto al leer este verso. “Dijo: ‘Y si por el reproche de un hombre de carne y hueso, como está escrito “Y no pudieron sus hermanos contestarle, porque se asustaron frente a él”, ¡por el reproche de El Santo Bendito Es, cuánto más!
Si aquí, frente a un hombre de carne y hueso, cuando Iosef reprende a sus hermanos, no pudieron permanecer frente suyo porque se asustaron, ¿qué será el día del Gran Juicio, cuando El Santo bendito Es nos amoneste por lo que hicimos en este mundo?! ¿Cuánto más? Justamente por eso al llegar a este verso lloraba.
Hay un Midrash igual pero con otro estilo, con un lenguaje diferente. Está escrito así: “Pobre de nosotros el Día del Juicio, pobre de nosotros el día de la amonestación. Iosef era el más pequeño de entre las tribus, y no pudieron soportar su reprimenda, como está escrito: ‘Y no pudieron sus hermanos contestarle, porque se asustaron frente suyo’. Y cuando venga El Santo bendito Es, y amoneste a cada uno, cuánto más todavía.”
Preguntan los comentaristas ¿Exactamente dónde hay aquí una amonestación? Sólo veo que Iosef se revela y pregunta si “mi padre vive aun”. ¿Dónde los está amonestando? Porque está claro que los sabios ven aquí una amonestación, como la amonestación del Santo bendito Es, que nos amonestará al final de los días, en el mundo por venir. ¿Dónde está escrito que los amonestó?
Explican los comentaristas que las tres palabras od abí jai, “mi padre aun vive”, aparentemente son completamente innecesarias, porque le acaban de decir, como estudiamos la semana anterior, que “Paz a tu siervo nuestro padre, todavía vive”. Que todavía vive. Entonces ¿Qué es esta pregunta simple? ¿Acaso no sabe que vive?! Por eso los comentaristas dicen que esta pregunta es retórica: con todo el pesar que le ocasionaron a nuestro padre con la venta, es sorprendente que todavía viva. ¿Cómo es posible que papá todavía viva, después de todo el sufrimiento que se infringió aquí?! Entonces, verdaderamente no hay un reproche más grande que este.
Y entonces, frente a la reprimenda de Iosef, el más pequeño entre todas las tribus, no pudieron enfrentarlo porque por el susto que les produjo, cuánto más cuando El Todopoderoso nos reprocha.
Ahora, ante todo, lo primero que se puede aprender inmediatamente de esta analogía, entre el reproche de Iosef y el de El Santo Bendito Sea, es que parece como que Hashem también nos pregunta algo parecido “¿mi padre todavía vive?”. ¿Cómo puede ser que el Todopoderoso nos diga “mi padre todavía vive”? El Todopoderoso tiene varios apelativos, como es sabido entre nosotros. Dios es nuestro rey, es también nuestro amado, como en El Cantar de los Cantares, y también nuestro padre, אבינו מלכנו , Avinu Malkeinu, “Nuestro Padre, nuestro Rey”.
Entonces aparentemente surge de esto que lo principal del reproche, es que El Santo bendito Es nos está diciendo: “¿cómo ocasionaron semejante pesar a nuestro padre?” A tu Padre en el Cielo.
Entonces aquí todo tiene conexión, toda esta historia entre Iosef y sus hermanos, regresa al tema del honor del padre. Como también lo que estudiamos hace varias semanas, y lo veremos también la próxima semana, el pecado de Reubén, que en realidad no es un pecado, “quien dice que pecó se equivoca”, pero, de todas maneras, hay algo allí que mancilla el honor del padre. He aquí, Iaacov es el “elegido entre los patriarcas”, padre de 12 tribus, todos son queridos; todos son puros, valientes, sagrados, “su lecho es completo”. Y sin embargo vemos que Reubén hiere el honor del padre, y además todos lo hacen, porque vendieron a Iosef. ¿Qué es esto? ¿Hay alguna herida más grande que esta? “Acaso mi padre vive aun”. ¡Qué sufrimiento le dieron a papá!
Entonces hay que tomar conciencia de esto, que el reproche, y hasta el llanto, como Rabí Eleazar, que llora cuando llega a este verso, es el reproche de “Acaso mi padre todavía vive”. ¿Cómo vemos que hay una conexión, en forma de alusión, entre “Yo soy Iosef” y “Acaso mi padre vive aun”?
En אני יוסף , “ani Iosef”, “Yo soy Iosef”, hay 7 letras, de guematria 217, número que es divisible por 7. Entonces, el promedio de cada letra de Yo soy Iosef es 217/7 = 31,אבי חי , “abi jai”, “mi padre vive”!
Es decir, que en verdad Iosef dice que “mi padre vive”. Como así también, vimos en la parashá anterior que de manera sutil hiere el honor de su padre, que no rechaza que le digan “nuestro padre es tu siervo”. Y ellos hirieron, y en especial Reubén. Todos mancillan al padre. Pero de todas maneras, “mi padre vive” es “yo soy Iosef”, no es ni más ni menos que “mi padre vive”. Si “mi padre vive”, 7 veces, entonces “Yo soy Iosef, y si por desgracia no, entonces parece que yo no soy Iosef.
Así se confiesa a sus hermanos, “Yo soy Iosef, ¿acaso mi padre vive aun?”.
Entonces, nuevamente, hay que tomar de esto la enseñanza moral, que el padre, nuestro Padre en el Cielo, es todo. Y lo principal es que en relación al Pueblo de Israel, y por su lado también los pueblos del mundo, Hashem es el Rey, el Rey de toda la Tierra, pero lo principal del punto del judío es que el Todopoderoso es nuestro padre, como Iaakov nuestro patriarca. Y hay que saber que todos nosotros dañamos el honor del Padre. Pero cuanto más lo sintamos en nuestro corazón, y mientras lloremos un poco cuando lleguemos a este verso de Iosef, “yo soy Iosef, mi padre vive aun”, entonces parece que haremos cierta rectificación.
Es sabido que “yo Iosef” es como “Anoji Havaiá Elokeja”, “Yo soy Havaiá tu Dios”. Y la confesión de Iosef a sus hermanos es como la revelación de la Entrega de la Torá, que “Yo Soy El que Soy”. Y es también, precisamente nuestro Padre en el Cielo. Él dice “Yo soy Havaiá tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos.”
Esta es la parábola del padre, que con todo su honor, él mismo desciende para sacar a su hijo del barro, de la suciedad, de los excrementos, lo lava, para llevarlo adentro, cuarto tras cuarto. Esta es la relación del padre a su hijo, y después se verá lo que el hijo le da en retribución a su padre.
Entonces, de todas maneras, hay que finalizar con algo alegre. Parece que cuando venga Mashíaj ben Iosef y después Mashíaj ben David, se va a rectificar este tema de “acaso mi padre vive aun”, y será como dijimos, “sólo “mi Padre vive”. El Creador recibirá gran satisfacción de nosotros. Este es el sentimiento jasídico, darle satisfacción al Rebe, darle satisfacción al Padre. Y entonces ya no habrá ningún pesar para el Padre, sólo satisfacción y bien.