RIVKÁ, ESAÚ Y LA CUARTA REVOLUCIÓN

Los niños lucharon en su matriz [Rivká] y ella dijo: “Si es así, ¿por qué vivo yo?”

Ella fue a consultar a Dios. Dios le respondió: “Dos naciones hay en tu vientre, dos pueblos separados saldrán de tu cuerpo; un pueblo será más poderoso que el otro, y el mayor sucumbirá ante el menor.” 

¿Qué estaba haciendo Rivká?

En su comentario sobre este versículo, Rashi, el clásico comentarista medieval de la Torá, cita a los sabios: “Cuando ella [Rivká] pasaba por las entradas a los lugares de estudio de la Torá de Shem y Ever, Iaacov se apresuraba a nacer, pero cuando pasaba junto a la puerta de un lugar de adoración de ídolos, Eisav luchaba por salir.”

Rabi Shmuel de Shinova (Sieniawa, Polonia), autor de Ramataim Tzofim, hace una pregunta aparentemente simple sobre esta afirmación de los sabios: “En primer lugar, ¿qué llevaría a Rivká a pasar por lugares de adoración de ídolos? Sin duda tenía cuidado de proteger la pureza de sus hijos por nacer y se esforzaba, mientras aún estaba embarazada, por estar presente regularmente (por el bien de ellos) en el Beit Midrash de su esposo Itzjak (casa de estudio de Torá). Además, ¿por qué se describió la situación como ¿una lucha o pelea entre los muchachos para tratar de determinar si finalmente entrarían en un Beit Midrash o en un lugar de adoración de ídolos? Claramente, no podían estar en dos lugares al mismo tiempo, entonces, ¿de qué se trataba la lucha? 

Y luego procede a ofrecer la siguiente respuesta:

Es sabido que nuestros patriarcas y matriarcas se acercaban a los extraños para convertirlos [a la creencia en el Dios Único, el Creador]. Esto requería usar la lógica y la filosofía para hablarles a los idólatras y demostrarles que sus creencias no tenían fundamento. Esto es a lo que se refiere “la puerta de entrada a la adoración de ídolos”. En ese momento Eisav estaba luchando por salir, porque era del lado impuro y quería conectarse con los idólatras. No podía escuchar las palabras positivas y sagradas que se pronunciaron en tal reunión con un idólatra.

Iaacov, por otro lado, no tenía nada que ver con estas discusiones. Solo después de que el idólatra se convertía y aprendía Torá en un Beit Midrash con el propósito de servir al Creador, Iaacov sentía la necesidad de conectarse con ellos.

En resumen, Rabi Shmuel agrega que la palabra que usan los sabios para describir la prisa de Iaacov por dejar el útero (מְפַרְכֵּס), una palabra que generalmente describe las convulsiones del alma cuando sale del cuerpo, insinúa el autosacrificio de Iaacov en su lucha para no ser contaminado por la naturaleza corrosiva de maldad e impureza de Eisav. Este autosacrificio ha sido llevado de generación en generación por hombres y mujeres judíos jóvenes que han enfrentado luchas similares. Para contrarrestar la influencia de la impureza que los rodeaba, muchos de ellos encontraron un puerto seguro aferrándose a los tzadikim.

La idea novedosa de Rabi Shmuel de Shinova es que, para acercar el mundo a la Torá, uno debe abandonar activamente el Beit Midrash y salir entre las naciones. Esta misión se aplica incluso a Rivká, una mujer modesta y cuidadosa para educar a sus hijos en santidad y pureza. Esta enseñanza de Torá inspiradora fue sin duda escuchada del maestro de Rabi Shmuel, el Rebe Simjá Bunim de Peshisja, de quien es sabido que tuvo mucho éxito en acercar a los que están lejos de Dios a través de discusiones filosóficas que tenían aplicaciones en el mundo real.

La Academia de Shem y Ever

Cada uno de los patriarcas, incluido Itzjak, tenía su propio Beit Midrash que estaba completamente dedicado a la búsqueda de lo sagrado; los conversos podían ingresar solo después de completar su conversión. Rivká, iba más allá, salía a un instituto de divulgación que acogía a aquéllos que buscaban a Dios y procuraban el camino de los patriarcas y matriarcas. Se podría decir que este fue el primer Beit Midrash de lo que denominamos La Cuarta Revolución en el estudio de la Torá, por lo que incluso después de la Entrega de la Torá en el Monte Sinaí, todas las personas del mundo están invitadas a estudiar Torá. En la época de los patriarcas, este se conocía como el Beit Midrash de Shem y Ever, quienes aún no eran judíos, pues fueron hombres sabios y justos que recibieron su tradición de Noaj, antes de Abraham. ¡El Beit Midrash de Shem y Ever todavía existe hasta el día de hoy y en nuestros tiempos ha resurgido con un sentido aún mayor!

En efecto, la Academia universal se dividió en dos “tiendas”. La palabra hebrea para “tienda”. ohel (אֹהֶל) se conoce como un acrónimo de dos tipos de luz, o revelación: “luz que ilumina el yo” (אוֹר הַמֵּאִיר לְעַצְמוֹ) o “luz que ilumina a otros” (אוֹר הַמֵּאִיר לְזוּלָתוֹ). Entonces, una parte de la Academia universal de Torá se llamó “la Tienda de Shem” (אֹהֶל שֵׁם) y la otra se llamó “la Tienda de Ever” (אֹהֶל עֵבֶר). ¿Por qué el Beit Midrash – la Academia universal dedicada a enseñar los caminos de Dios a todas las personas del mundo, recibió el nombre de Shem (quien era el hijo mayor de Noaj) y su bisnieto, Ever

En la Tienda de Shem se estudiaban las enseñanzas de la dimensión interior de la Torá. “Shem” significa literalmente “nombre”. En el Zohar, por ejemplo, encontramos la frase “el secreto del Nombre” (רָזָא דִּשְׁמָא) refiriéndose a la esencia secreta e interior del Nombre de Dios. Así, en la Tienda de Shem estudiaban la esencia interior de la Torá y los Nombres de Dios. Esta revelación es luz que ilumina por dentro, y penetra en la psique y en la realidad, transformándola desde dentro.

En contraste, las partes prácticas y reveladas de la Torá que son relevantes para todas las personas fueron enseñadas y estudiadas en la Tienda de Ever. El nombre de Ever se presta al conocido término legal, “prioridad para que se cumplieran las mitzvot [mandamientos]” (עוֹבֵר לַעֲשִׂיָּתָן), conectándolo así con la luz que ilumina hacia el exterior y rectifica a los demás y a la realidad a través del cumplimiento de los mandamientos de Dios.

El Rebe de Lubavitch explica que cuando un judío distante se acerca a la Torá, debe comenzar por sumergirse en el estudio de la dimensión interna de la Torá. Dijo que, para los no judíos, esta instrucción es aún más importante, porque, aunque todavía no están obligados a guardar todos los mandamientos, están en principio obligados a guardar los “deberes del corazón”, mandamientos como el temor de Dios y el amor a Dios, que se explican completamente utilizando la dimensión interna de la Torá. Así, el inicio de sus estudios sería en la Tienda de Shem y una vez que hubieran decidido convertirse, pasaban a los estudios prácticos impartidos en la Tienda de Ever.

De hecho, Ever representa un nuevo comienzo en relación con Shem, tal como el converso potencial comenzó su vida de nuevo cuando entró en la Tienda de Ever. Los sabios afirman que “el sentimiento misericordioso de un padre por su hijo se extiende también a los nietos”, pero Ever era el bisnieto de Shem, lo que sugiere el comienzo de un nuevo período en el linaje de Noaj. Ever significa literalmente “un pasaje”, en este caso, el pasaje a través del cual un converso potencial pasaría en su camino hacia la conversión completa. Reforzando la identificación de la Tienda de Ever con la dimensión revelada de la Torá y los mandamientos prácticos está el hecho de que el propio Iaacov pasó muchos años en la academia de Ever antes de ir a encontrarse con Labán en Harán. Como Iaacov señaló más tarde, tuvo cuidado de guardar todos los mandamientos a partir de ese momento, aparentemente después de haberlos estudiado en la tienda de Ever.

El regreso de Eisav

En una ocasión, Rivka es descrita como “Rivká, la madre de Iaacob y Eisav” (רִבְקָה אֵם יַעֲקֹב וְעֵשָׂו). En su comentario sobre estas palabras, Rashi escribió: “No sé lo que deben enseñarnos”. Parecería que, aunque Itzjak amaba a Eisav, Rivká todavía tiene que reconciliarse con él. La habilidad de Itzjak para ver lo bueno en Eisav es el resultado de su habilidad para (permanecer ciego al estado presente de Eisav y) ver el estado futuro de Eisav. Después de todo lo dicho y hecho, Eisav, a pesar de la persecución de su hermano Iaacov, está destinado a convertirse en un arrepentido y ser purificado (así como su símbolo, el cerdo, eventualmente será purificado).El eventual regreso de Eisav depende de su madre Rivká. Sará, la esposa de Abraham, es descrita por los sabios como la fuerza que rechaza a los no judíos considerados indignos de unirse al pueblo judío. Pero Rivká, que ya en vida se abrió camino en la Academia universal de Shem y Ever, no renuncia a ellos. Ella se enfoca en rectificarlos junto con su hijo Eisav a través del poder del sabio de la Torá que debate con la mentalidad no judía y demuestra la pura luz intelectual y espiritual de la Torá. En mérito del esfuerzo de Rivká (y del sufrimiento, cuando los llevó en el vientre), la profecía que recibió, de que “el mayor sucumbirá al menor”, se cumplirá cuando el legado espiritual de Eisav abrace la Torá. Es entonces cuando Rivká estará orgullosa de llevar el título, “Rivká, la madre de Iaacov y Eisav”.

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