Una vez le preguntaron al Santo Baal Shem Tov:
¿Cómo es qué estudiamos Torá y rezamos, y cumplimos las mitzvot y hacemos buenas acciones, y nuestras peticiones quedan arriba (no respondidas), y a usted honorable Baal Shem Tov sus palabras se escuchan en el cielo y su oración da fruto ante nuestros ojos.
Y el santo Baal Shem Tov les respondió con una parábola sobre hijo de un rey que se extravió, y se le presentó un pastor de ovejas, y el hijo del rey tenía hambre y sed y estaba cansado.
El pastor vio al hijo del rey y lo refugió en su casa, y pensó, ¿cómo puede un pobre pastor honrar al hijo del rey?
El pobre pastor tomó una tela limpia y bella que estaba en su mochila y la extendió sobre la mesa, y luego extendió una manta blanca y limpia en el suelo y colocó al hijo del rey sobre ella.
No estaba en poder del pastor honrar al hijo del rey con nada más que eso, ni siquiera tenía pan para poner en la mesa,
Tampoco poner almohadas y fundas sobre la manta.
Y el pastor honró al hijo del rey en todo lo que tenía en su poder hacer, y lo hizo, con honra y con mucho respeto.
Después que el hijo del rey regresó a su casa, ordenó llamar al pastor ante su presencia, y fue elevado por encima de todos los ministros.
Los ministros preguntaron al hijo del rey:
¿Por qué elevas así a este pastor por encima de nosotros, no hacemos siempre tu voluntad en toda obra que nos ordenas?
El hijo del rey les respondió:
Todo el honor y el cariño con que lo honro, Es solo para que me dio un mantel blanco y limpio, y una manta blanca sobre la tierra.